LA SIMGLADURA DE OCCIDENTE
Capítulo 6
Las dos formas de pensamiento
que nos legaron los griegos
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"La Escuela de Atenas". Rafael de Urbino. |
Las dos formas de pensamiento
que nos legaron los griegos
El gran
pintor del Renacimiento italiano Rafael de Urbino, pintó un fresco en la Estancias del Vaticano
llamado "La Escuela de Atenas". En él aparecen Platón
y Aristóteles. Ambos representan las dos forma del pensamiento abstracto que
nos legó la
Antigüedad Clásica. Mientras Platón señala con su dedo hacia
lo alto, indicando cual es el mundo de las "Ideas puras", como algo ajeno a mundo; Aristóteles, con la palma de la mano abierta, señala
hacia abajo, hacia las cosas terrenas, aunque no para abrirse a ellas a través
de su cuerpo y sus sentidos, sino para clasificarlas con la razón. Pero ninguno
de los dos supo como abrazar esa realidad que fluye como el agua de un río. Eso es algo
que planteará Heráclito.
(...)
Platón
quería ir de la abstracción hacia la Naturaleza y Aristóteles de la Naturaleza a la abstracción;
aunque ambos se encuentran en ese punto en el que lo abstracto parece tener más
realidad que lo concreto. El problema que ambos filósofos nos dejaron en
herencia estriba en el siguiente hecho: ambos contribuyeron a la fragmentación del mundo, sin que sus
herederos se dieran cuenta de que ambos sistemas no eran opuestos, sino complementarios. Platón, porque convirtió la realidad en un mundo de sombras proyectadas por el luminoso mundo de las Ideas. Aristóteles, porque contempló a
las sustancias que conforman el mundo
separadas unas de otras. También, ambos, lo despojaron de su sacralidad. Platón
al arrebatarle su valor intrínseco; Aristóteles porque, al concentrarse en la lógica, lo
desgajó del mito y la metáfora. Luego, la Filosofía, llamó al idealismo de Platón, “Realismo
Platónico”, al querer referirse a las “ideas
universales”; y llamó "Empirismo"
(experiencia) al sistema de Aristóteles.
Dos mil
años más tarde, el empirista Bacon y el racionalista Descartes, uno al insistir
en la experimentación y el otro en las verdades matemáticas, unieron ambas corrientes
dando nacimiento a la
Ciencia Moderna. Por ello, Ciencia y Técnica, sólo aceptan
como realidad aquello que puede ser clasificado, cuantificado y procesado; pero,
sobre todo, repetido en condiciones semejantes. Y a pesar de que la Ciencia y la Técnica insisten en ser
las más masculinas y materialistas de las cosas, por tener el origen que
tienen, nos alejan cada vez más del mundo, de un mundo que, a su pesar, aún
permanece vivo y por el que fluye la
Vida.
Ciencia y
Técnica podrían ser algo distinto si nuestra mente no viviera separada de nuestro
cuerpo y de la
Naturaleza. Pero mientras eso siga siendo una realidad, el
progreso tecnológico no será otra cosa que el enfrentamiento entre la
metafísica de Platón y la de Aristóteles. Una metafísica que dice "NO" a la Tierra, que dice "NO" a la naturaleza humana, una
metafísica que en sus sueños sólo nos muestra su conflicto con el mundo y su
deseo de escapar de él evadiéndonos, o conquistándolo y dominándolo.
El mundo
griego era una sociedad premoderna; las injusticias que padecía eran distintas
a las nuestras; ignoraban las depresiones, las adicciones y las apatías; nadie
se suicidaba en el metro. Aún
concebían el Cosmos como un organismo vivo, y la Vida aún no era algo absurdo. Aunque Platón
formula que las Ideas pertenecen a otro mundo, su universo está lleno de
vínculos y vida; y aunque Aristóteles aísle las sustancias, su Física establece que todo ser tiene un lugar natural
que le corresponde.
Durante la Edad Media, la Divinidad también dejó
de estar entre los hombres y se retiró al Cielo, ya que en la Tierra estaban los cuerpos
del hombre y de la Naturaleza,
algo sucio y corrupto; aunque la
Naturaleza seguía estando viva, y lo que de ella brotaba y lo
que recogían los campesinos eran aún vestigios de cosas sagradas; aunque la
Naturaleza y Dios coparticipaban aún y el ser humano interactuaba
con ellos, si bien no por mucho tiempo, los teólogos defenestraron a Dios y lo
arrojaron, como habían hecho con los antiguos dioses, a una morada celeste para
que allí durmiera el sueño de los justos. De las vilezas del cuerpo y del mundo
ya se encargarían ellos.
Hagámonos la siguiente
pregunta: ¿con qué o con quién participamos nosotros, los hombres modernos, por
más carnéts o títulos que acumulemos? Alejados de la Naturaleza, errantes en
un mundo que consideramos inerte, incapaces de detenernos por no saber hacia
donde vamos, rodeados de riquezas y pobrezas, vivimos una vida miserable que
carece de sentido. Buscamos la felicidad en la acumulación de bienes materiales
y, por ello, al no encontrarla ahí tampoco, aumentamos el consumo de esos
bienes materiales, como el adicto a la droga necesita aumentar su dosis de droga. El
gran organismo que era Gaia, se ha cubierto de hielo y dormita en una caverna,
hibernado junto con nuestra alma, mientras avanza la glaciación. Apresada por
la belleza fría del glaciar, la vida ha terminado por detenerse. De nada
sirvieron los intentos de algunas almas despiertas.
“Este es el verdadero problema: ¿cómo puede ajustarse esta parte de la realidad que comienza por la conciencia a aquella otra parte que es descrita por la física y la química?” Niels Bohr.
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