lunes, 15 de diciembre de 2014

La Singladura de Occidente 06

LA SIMGLADURA DE OCCIDENTE

Capítulo 6
 
"La Escuela de Atenas". Rafael de Urbino.

Las dos formas de pensamiento
que nos legaron los griegos


El gran pintor del Renacimiento italiano Rafael de Urbino, pintó un fresco en la Estancias del Vaticano llamado "La Escuela de Atenas". En él aparecen Platón y Aristóteles. Ambos representan las dos forma del pensamiento abstracto que nos legó la Antigüedad Clásica. Mientras Platón señala con su dedo hacia lo alto, indicando cual es el mundo de las "Ideas puras", como algo ajeno a mundo; Aristóteles, con la palma de la mano abierta, señala hacia abajo, hacia las cosas terrenas, aunque no para abrirse a ellas a través de su cuerpo y sus sentidos, sino para clasificarlas con la razón. Pero ninguno de los dos supo como abrazar esa realidad que fluye como el agua de un río. Eso es algo que planteará Heráclito.

(...)


Platón quería ir de la abstracción hacia la Naturaleza y Aristóteles de la Naturaleza a la abstracción; aunque ambos se encuentran en ese punto en el que lo abstracto parece tener más realidad que lo concreto. El problema que ambos filósofos nos dejaron en herencia estriba en el siguiente hecho: ambos contribuyeron a la fragmentación del mundo, sin que sus herederos se dieran cuenta de que ambos sistemas no eran opuestos, sino complementarios. Platón, porque convirtió la realidad en un mundo de sombras proyectadas por el luminoso mundo de las Ideas. Aristóteles, porque contempló a las sustancias que conforman el mundo separadas unas de otras. También, ambos, lo despojaron de su sacralidad. Platón al arrebatarle su valor intrínseco; Aristóteles porque, al concentrarse en la lógica, lo desgajó del mito y la metáfora. Luego, la Filosofía, llamó al idealismo de Platón, “Realismo Platónico”, al querer referirse a las “ideas universales”; y llamó "Empirismo" (experiencia) al sistema de Aristóteles.

Dos mil años más tarde, el empirista Bacon y el racionalista Descartes, uno al insistir en la experimentación y el otro en las verdades matemáticas, unieron ambas corrientes dando nacimiento a la Ciencia Moderna. Por ello, Ciencia y Técnica, sólo aceptan como realidad aquello que puede ser clasificado, cuantificado y procesado; pero, sobre todo, repetido en condiciones semejantes. Y a pesar de que la Ciencia y la Técnica insisten en ser las más masculinas y materialistas de las cosas, por tener el origen que tienen, nos alejan cada vez más del mundo, de un mundo que, a su pesar, aún permanece vivo y por el que fluye la Vida.
Ciencia y Técnica podrían ser algo distinto si nuestra mente no viviera separada de nuestro cuerpo y de la Naturaleza. Pero mientras eso siga siendo una realidad, el progreso tecnológico no será otra cosa que el enfrentamiento entre la metafísica de Platón y la de Aristóteles. Una metafísica que dice "NO" a la Tierra, que dice "NO" a la naturaleza humana, una metafísica que en sus sueños sólo nos muestra su conflicto con el mundo y su deseo de escapar de él evadiéndonos, o conquistándolo y dominándolo.


El mundo griego era una sociedad premoderna; las injusticias que padecía eran distintas a las nuestras; ignoraban las depresiones, las adicciones y las apatías; nadie se suicidaba en el metro. Aún concebían el Cosmos como un organismo vivo, y la Vida aún no era algo absurdo. Aunque Platón formula que las Ideas pertenecen a otro mundo, su universo está lleno de vínculos y vida; y aunque Aristóteles aísle las sustancias, su Física establece que todo ser tiene un lugar natural que le corresponde.

Durante la Edad Media, la Divinidad también dejó de estar entre los hombres y se retiró al Cielo, ya que en la Tierra estaban los cuerpos del hombre y de la Naturaleza, algo sucio y corrupto; aunque la Naturaleza seguía estando viva, y lo que de ella brotaba y lo que recogían los campesinos eran aún vestigios de cosas sagradas; aunque la Naturaleza y Dios coparticipaban aún y el ser humano interactuaba con ellos, si bien no por mucho tiempo, los teólogos defenestraron a Dios y lo arrojaron, como habían hecho con los antiguos dioses, a una morada celeste para que allí durmiera el sueño de los justos. De las vilezas del cuerpo y del mundo ya se encargarían ellos.
Hagámonos la siguiente pregunta: ¿con qué o con quién participamos nosotros, los hombres modernos, por más carnéts o títulos que acumulemos? Alejados de la Naturaleza, errantes en un mundo que consideramos inerte, incapaces de detenernos por no saber hacia donde vamos, rodeados de riquezas y pobrezas, vivimos una vida miserable que carece de sentido. Buscamos la felicidad en la acumulación de bienes materiales y, por ello, al no encontrarla ahí tampoco, aumentamos el consumo de esos bienes materiales, como el adicto a la droga necesita aumentar su dosis de droga. El gran organismo que era Gaia, se ha cubierto de hielo y dormita en una caverna, hibernado junto con nuestra alma, mientras avanza la glaciación. Apresada por la belleza fría del glaciar, la vida ha terminado por detenerse. De nada sirvieron los intentos de algunas almas despiertas.

Este es el verdadero problema: ¿cómo puede ajustarse esta parte de la realidad que comienza por la conciencia a aquella otra parte que es descrita por la física y la química?” Niels Bohr.

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