domingo, 20 de diciembre de 2015

El Rey Mago



<PUBLICADO EN LA GACETA DE CANARIAS EL 10/01/93>

<PÁGINA>: LA OTRA PALABRA

<TÍTULO>: El Rey Mago

<SUBTÍTULO>: El hombre que es armonía con el Universo.

<AUTOR>: Alfiar

<ILUSTRACION>: Adoración de los Magos. Pintura románica. S. X-XI.

<SUMARIO>: No podemos no ser magos. No podemos vivir sin ordenar y redisponer la vida.

<CUERPO DEL TEXTO>:
Detalle. Adoración de los Reyes Magos. Códice de Roda, S. X-XI, (Real Academia de la Historia, Madrid)
Cuando Jesús vino al mundo, quienes tenían visión y estaban preparados porque vivían en armonía con el Universo, dijeron: "Su estrella hemos visto en Oriente y venimos a adorarle". La Tradición dice que fueron tres los que estaban preparados para hacer el viaje a Belén. Al ver brillar la estrella, se pusieron en camino para ofrecer al recién nacido oro, incienso y mirra.
(...)

¿Quiénes son esos magos y que representan sus regalos? ¿Por qué tres?

El hombre es un cuerpo físico vivo, un agregado de reacciones emocionales desequilibradas y algo misterioso llamado mente. Si queremos dar nacimiento en nosotros a la esencia o conciencia crística que somos, hemos de recorrer el largo camino de Galilea (la rueda de la vida), vivir las distintas etapas de nuestro desarrollo que son la del huérfano, la del peregrino, la del santo y el guerrero que se hace rey..., y la del mago.

Vivenciando estos arquetípicos que en Occidente están prefigurados en el Mito del Héroe, el Rey Mago somos cada uno de nosotros. Después de luchar contra nosotros mismos en las batallas del mundo, nos convertimos, como dice la Alquimia, en nuestro propio Rey, para aprender a vivir con la mágica armonía del fluir de la vida y el universo.

Los tres Magos son en realidad uno sólo. Cada uno simboliza un aspecto de nuestra triple naturaleza (física, memocional y mental), que ha de ser ofrecida en sacrificio y adoración, como regalo voluntario, antes de que la Conciencia Crística pueda expresarse por nosotros.

El Oro simboliza la realidad física y material de nuestra naturaleza, llevada a su máximo valor. Sin este "precioso cuerpo humano" como decía el Buda, el Cristo en nosotros, nuestra conciencia crística, no puede venir al mundo.

El Incienso es el símbolo de nuestra naturaleza emocional, llena de deseos, aspiraciones y anhelos; todo lo cual debemos elevar para que pueda ser la expresión del Amor  de esa conciencia crística.

La Mirra, o la amargura (amargo es su sabor), está relacionada con nuestra mente. No hay mayor sufrimiento que el de aquel que conoce. A mayor comprensión de nuestra mente, más sufrimiento y, como contrapartida, más sabios nos hacemos.

Esa nuestra sabiduría alcanzada por el dolor, junto con nuestro corazón que ha aprendido a ser amoroso y servicial, expresados a través de nuestro precioso cuerpo humano, lleno de armonía y equilibrio, son el regalo que tres Reyes Magos, tres naturalezas que se han convertido en soberanas de si mismas y alcanzado el poder mágico de fluir con el Universo, hacen a la Conciencia Crística que nace en el Belén particular de cada uno de nosotros.

Cada uno de nosotros tiene que haberse convertido en su propio Rey y en un Mago antes de convertirse en un Cristo, porque ese es el destino que el Padre (solo es una expresión simbolica) le tiene reservado al hombre, Su Hijo.

Se nos dice que hemos de ser nosotros mismos, ser nuestro propio rey, y en esta página ya hemos hablado de ello. Pero, ¿qué significa ser mago?

Los magos son esos pocos seres humanos que siendo fieles así mismos, aspiran a serlo también a su sabiduría interior para permanecer en equilibrio con las energías del Universo. Para el mago, la Vida es un don. Nuestro trabajo como magos es ofrecer ese don para involucrarnos profundamente con la vida y los demás seres humanos.

Dicen los psicólogos junguianos que el arquetipo del Mago nos muestra la Creación, nos habla de nuestra capacidad para hacer que exista algo que antes no era, y nos sitúa, junto al Demiurgo, como co-creadores del Universo. Por ello, no podemos no ser Magos, no podemos vivir, sin manipular y transformar la vida. Aunque tenemos que aprender las leyes de la magia, las leyes del Universo manifestado en su realidad física y espiritual, para que esa craeción o manifestación se desarrolle en amor y armonía.

Como magos, avanzamos en nuestra relación con la vida bordeando los márgenes del miedo, aprendiendo que no somos las víctimas de la vida, sino que somos parte del despliegue de la Obra del Hacedor de Estrellas, por decirlo con las palabra de Olaf Stapledon. La comprensión de que cada uno de nosotros contribuye a este despliegue, nos permite ser quienes somos, amar aquello que amamos y realizar los trabajos que fluyen de la vida a través de nuestros corazones y mentes.

El Mago comprende su poder, la Gracia, no como algo extraordinario, sino como la expresión de las formas de energía de que dispone. Es un don que se le da, pero supuso un esfuerzo y sacrificio el alcanzarla. También tuvo que aprender a manejarla. En la "Guerra de las Galaxias" se la llama La Fuerza. Los Maestros de Sabiduría nos dicen que para usarla sin que nos destruya, el mago debe confiar y someterse a un Poder Superior, diciendo: "¡Que se cumpla Su Voluntad!".

Mientras que los auténticos Magos son humildes al comprender que no somos sino una pequeña parte de la Creación, y el afirmar su colaboración con esa Creación los consolida firmemente, nosotros, aprendices de magos, corremos el riesgo de que si nuestro deseo es otro del de ¡Cúmplase tu Voluntad!, podemos producir más dolor y sufrimiento para nosotros y para los demás. Hacerse parte responsable de la co-creación del universo implica hacerse también responsable de los resultados aparentemente indeseables.

Como muestra maravillosamente la tetralogía de Ursula Le Guin, "El Mago de Terramar", implica tener que enfrentar y abrazar las sombras que hemos liberado con nuestra magia, para restablecer el equilibrio. Un equilibrio siempre cambiante en el que sólo nuestra unidad con todo el Cosmos t los seres que lo pueblan es la que gana.

Escribe Ursula Le Guin:

"Ged no había ganado ni perdido, sino que al nombrar la sombra de su muerte con su propio nombre se había completado a sí mismo: un hombre que, conociendo por completo su verdadero ser, no podría ser usado ni poseído por ningún poder que no fuera el mismo, y cuya vida, en consecuencia, es vivida por amor a la vida misma y nunca jamás al servicio de la ruina, o el dolor, o el odio, o la oscuridad".

Después de la victoria del Mago de Terramar, un juglar canta una canción sagrada celebrando la paradoja:

"Sólo en el silencio, la palabra; sólo en la oscuridad, la luz; sólo en la muerte, la vida: brilla el halcón en vuelo como un cielo solitario".

La violencia es causada por la vuelta a nuestra autodeterminación. Como nunca nos enseñaron las habilidades necesarias para reconocer y afirmar nuestras necesidades, nuestra energía emocional se acumula como una bomba de tiempo retardada. El resultado es esa explosión de ira, de violencia, que infligimos a otros y a nosotros mismos. Paradójicamente, el antídoto para esta violencia no es el autocontrol y la represión, sino el conocimiento de uno mismo y la capacidad de auto-expresión y afirmación.

Los aprendices de magos intentan comprender el coraje y la audacia involucrados en el proceso de afirmación de si mismos y su voluntad sobre el Universo, cuando ellos mismos no están aún completos como individuos. Afirmarse en esas condiciones significa dejar sueltos los demonios por el mundo. En realidad, puesto que somos co-partícipes de la creación, lo deseemos o no, este es un riesgo que tenemos que correr. Los Magos asumen su responsabilidad por este proceso y básicamente confían en el. Esta fe los libera y los ilumina.

Les propongo que para este año nuevo de 1993 [tambien podría vales para este 2,016 que se asoma en el horizonte], que se presagia duro y difícil para este planeta y las criaturas que lo habitan, pidamos a nuestros Reyes Magos particulares el regalo de recibir todo aquello que necesitamos para crecer; ese Pan nuestro de cada día, sin olvidar que Belén, el lugar donde hemos de nacer a la nueva conciencia, significa Casa del Pan.

Porque nuestro crecimiento lo necesita, a veces, ese pan es ácimo y amargo. Pero no debemos olvidar que aquello que necesitamos en cada momento, siempre incluirá una gran dosis de alegría, abundancia y prosperidad, si como magos dejamos de luchar con la vida y, en lugar de esto, nos abrimos por completo a la totalidad de la experiencia humana.

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