<PUBLICADO EN LA GACETA DE CANARIAS EL
03/05/1992>
<PÁGINA>: LA OTRA PALABRA
<TÍTULO>: La enseñanza
esotérica
<AUTOR>: Alfiar
<SUMARIO>: Podemos
pasarnos la mayor parte de nuestra vida sin darnos cuenta de que hemos dado por
sentado que somos algo llamado hombre.
<CUERPO DEL TEXTO>:
"Aunque soy el que aún no ha nacido, el Alma que no muere; aunque
soy el Señor de los Seres; no obstante, como Señor de mi naturaleza, me manifiesto
por medio del poder mágico del Alma." (Bhagavad Gita. IV,6)
Una vez pedí a los asistentes de una charla que respondieran a la
pregunta: ¿QUÉ SOY YO?, aplicándola a
ellos mismos. La mayoría quedó perpleja; y aparte de una serie de tópicos, no supieron
decir lo que eran; aunque si dijeron
quienes eran.
(...)
(...)
La experiencia puso en evidencia un hecho: podemos pasar la mayor
parte de nuestra vida, sin darnos cuenta de que hemos dado por sentado que
somos algo llamado hombre. No se nos
ha ocurrido poner en duda eso que creemos ser, y que al mismo tiempo no sabemos
explicar.
¿No será que no podemos responder en forma consciente a la pregunta:
¿qué somos?, porque ese supuesto, aún no existe como realidad objetiva en
nuestra conciencia? ¿No tendrá que ver con esto la máxima del templo de Apolo
en Delfos que decía: "Hombre,
conócete a ti mismo"?
Al hacer la pregunta, preguntaba si lo que cada uno pensaba de sí
mismo se correspondía con lo que en realidad era: Un ser humano. Pero el caso es que unos eran médicos, otras
amas de casa, otros estudiantes, otros artistas... ¿Habrá que considerar
entonces que somos idénticos a nuestras profesiones o actividades?
Simbolicemos al hombre que llega al mundo, como una hoja de papel en
blanco. Así nos considera, más o menos, la Ciencia. Luego, las gentes, las circunstancias y las necesidades de la propia hoja,
ensucian su blancura. Es la educación, la formación de la moralidad, la
información llamada conocimiento, sentimientos de deber, honor y conciencia.
Después, se pretende que estos borrones en el papel -los vamos a llamar personalidad del hombre-, sean inmutables.
Mientras más emborronada está la hoja, más se la valora. La propia hoja, al ver
que los demás consideran tal suciedad como un mérito, llega a creer que es algo
valiosa en si misma.
Este es un ejemplo de lo que llamamos hombre. Y lo adjetivamos con lo que más satisfaga nuestra vanidad: de talento, de ingenio, de honor...
Este es un ejemplo de lo que llamamos hombre. Y lo adjetivamos con lo que más satisfaga nuestra vanidad: de talento, de ingenio, de honor...
No es que la personalidad
no tenga valor; al contrario, es algo de inmenso valor; pero desde otra idea,
desde otro punto de vista.
Lo que el aforismo Conócete a
ti mismo dice es otra cosa. Pide al hombre que conozca lo más íntimo de su
ser: sus carencias, sus facultades, su vocación humana, sus disposiciones, su
interioridad, aquello que en el Cuento Chino el Anciano Sabio le decía al
Emperador que era interior, y que
tenía como cualidad esotérica el Conocimiento, la Sabiduría y el Amor.
Hoy en día vemos a mucha gente afanada en los más diversos ejercicios
para alcanzar algo llamado Iluminación. También a la busca de un Maestro.
En el Cuento Chino, el Anciano Sabio le dijo al Emperador que podía
resolver los problemas de su pueblo asolado por un terremoto: educándolo para
que cada uno desarrollara en beneficio de todos lo que interiormente eran.
¿Querría decir el Anciano Sabio que la Iluminación es un
problema de educación y de aprendizaje? ¡Tal vez!
EDUCAR viene del latín educo; significa sacar hacia fuera. Aplicado al hombre, hace referencia a que éste
exteriorice su realidad interna: la chispa de energía luminosa que es el núcleo
de su ser.
ENSEÑAR significa mostrar, dar a conocer ideas y técnicas que capaciten para poder llegar al
conocimiento.
APRENDER, del latín aprehendere, significa tomar, coger por uno mismo para conocer
experimental y analíticamente.
En el significado de estos tres verbos, tres acciones, está el quid de la cuestión. Alguien muestra algo (enseña). Alguien toma (a-pre-hende)
lo mostrado para conocerlo a través de experiencia y análisis (trabajo). La
finalidad de la relación de enseñar (dar)
y aprender (tomar), es la educación: permitir que lo que es
interior al hombre, su núcleo esencial, se exteriorice y se manifieste.
La finalidad de la educación es que el hombre haga aflorar por si
mismo su Esencia; por ello es una Enseñanza
Esotérica. Y nada tiene que ver con lo que hemos supuesto que debe ser la
enseñanza y la educación en la vida. En la Enseñanza Esotérica
nadie nos explica y requeteexplica las cosas.
A Abul-Beka le preguntaron:
-
¿Qué es enseñar? - Y él les respondió:
-
Enseñar es hacer consciente en el discípulo aquello que lleva en sí mismo. El maestro enseña en el Silencio... No
esperes encontrar fuera de ti al maestro que aún no ha nacido en tu interior.
Puede pasar todos los días frente a ti y no reconocerlo.
Buscamos un método para asesinar nuestro ego. Le atribuimos la causa de todas nuestras desgracias. Pero si lo
matamos, terminaran nuestras posibilidades de llegar a ser nosotros mismos. Es
esa personalidad que dice yo, la que
tiene que realizar la Gran
Obra de Alquimia: unificar todos los niveles de su naturaleza
personal, transmutarla; permitirle ser el vehículo de expresión de la Vida Una que fluye en su
interior.
El fin de la educación ha sido el formar hombres instruidos
intelectualmente. Este fin es necesario, pero incompleto. Algo de vital
importancia no ha sido enseñado (mostrado): hemos de tomarlo, a-pre-henderlo, para experimentar por
uno mismo.
Nuestra cultura ha enseñado conocimientos (información). No ha
enseñado a pensar y a meditar sobre ese conocimiento. No ha
enseñado la manera de combinar el conocimiento para obtener nuevas ideas,
nuevas maneras de crear. Ha enseñado las reglas del pensamiento lógico y de la
exclusión de uno de sus principios; no ha enseñado las reglas de producción de
nuevos pensamientos, ni de la no-exclusión.
Si el objetivo es acceder a lo Esencial Interior, para que fluya en
forma creadora, es evidente que el hombre necesita desarrollar su órgano
generador de ideas y pensamientos para poder comprender, pensar y crear
realidades nuevas y, sobre todo, para crearse a sí mismo como un Ser Divino.
Hay en éste proceso una palabra clave: Inteligencia -inter-ligare-,
que significa ligar, unir entre sí,
relacionar.
¿Relacionar qué? No puede ser otra cosa que ideas, pensamientos, lo que es propio de la mente. La inteligencia es nuestra aptitud para relacionar. El fruto de esta relación son nuevas ideas y pensamientos que hagan posible creaciones nuevas.
¿Relacionar qué? No puede ser otra cosa que ideas, pensamientos, lo que es propio de la mente. La inteligencia es nuestra aptitud para relacionar. El fruto de esta relación son nuevas ideas y pensamientos que hagan posible creaciones nuevas.
Esta aptitud inteligente nos permite "Enterder" -Intendere-,
que significa dirigirse.
Nos permite dirigirnos (puesto que somos lo que entendemos), y dirigir
el fruto de nuestra capacidad de relacionar, a su realización. El entendimiento
dirige aquello que ha sido pensado y manifestado como idea.
La gente cree que los pensamientos que tienen son suyos, que han sido
pensados por ellos. Esto es falso. Son los borrones que han manchado nuestra
blanca hoja. No nos pertenecen, aunque los inscribamos en el registro de la
propiedad intelectual. Están en el mundo hace miles de años. Elaborar un pensamiento
nuevo, auténtico, es la hazaña más colosal que puede realizar un ser humanos.
Necesita poseer la capacidad para crear; y antes necesita poseer la capacidad
de relacionar, necesita inteligencia. Poder crear un pensamiento nuevo, es
poder crear todos los pensamientos. Sólo unos pocos seres humanos a lo largo de
la historia del hombre pudieron hacerlo. Nosotros aún no podemos. Pero si
podemos aprender a ejercitar y desarrollar nuestra capacidad de relacionar
(Inteligencia). Aunque ser inteligente de nada vale si no nos lleva a ser lo
que somos: Seres Creadores.
Ese pensamiento original debe ser entendido; es decir, dirigido,
impulsado hacia un vehículo de expresión que le configure en una forma. Este
vehículo, en el hombre, es la mano.
La energía de éste impulso sale del Corazón (el chakra cardíaco). Con
ella, la mano (lo que esta simboliza) le da forma y lo convierte en acto creado. El Ser Creador
establece un puente entre su mente generadora de ideas y sus manos formadoras,
por el impulso nacido en su Corazón. Para él, mano y cabeza, unidas por la
energía del Corazón, son una y la misma cosa.
En el Universo todo es relación, todo está relacionado. Observar lo
que el Universo nos ofrece es descubrir los Pensamientos del Hacedor de
Estrellas. Con el pincel parece que puede pintar cualquiera. Con la cabeza sólo
los pensadores. Solamente los Seres Creadores hacen que sea Una su mano y su cabeza.
Las Tradición dice que el hombre es la mano del Hacedor, que ella tiene que dar
forma a Su Plan de Creación. La Enseñanza Esotérica
es el manual que el Hacedor de Estrellas ha puesto en las manos del Hombre,
para que éste capte Su Idea a través de la mente y la haga realidad a través de
Su Energía Amor que fluye por el corazón.
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