lunes, 19 de enero de 2015

La Fuente Iluminada 09

La Fuente Iluminada
(Continuación)

El misterio de la Luz Crística

Nos preguntáis sobre el auténtico sentido de la Navidad, y esa pregunta nos resulta muy grata, porque es en el simbolismo de lo que verdaderamente significa esa palabra que todo nuestro trabajo adquiere sentido.
Escuchar: el misterio de la luz crística hecha hombre y encarnada en el más bajo plano material, es la piedra clave de todo el Plan del Padre para el universo en creación. Desde el punto originario todo se predispone, actitudes y circunstancias, leyes y coordinaciones, ideas y principios, para que la idea divina en su primera esencia al crear sea trasladada en su caída ascendente a través de las esferas, para que sea realizada en el instante mismo en que se consigue la materialidad.
(...)
Ese espíritu crístico, esa luz de vida divina, es la meta a alcanzar por todas las criaturas creadas. Nosotros, al igual que vosotros, centramos nuestras energías en el trabajo que nos va a llevar a conseguirlo. No somos diferentes a los propósitos de vuestra realización, nosotros somos también parte de la Humanidad, una parte más antigua y por lo tanto en un nivel más cerca de esta meta a conseguir. Y también formamos el coro de peregrinos que asciende por la luz hasta conseguir alcanzar su punto primero. Esta realidad crística es la eterna verdad repetida a través de los mundos habitados por el hombre, y hacia ella nos dirigimos cogidos de la mano, cada uno en su nivel, en una fraternal cadena que nos une a todos con los eslabones del amor.
Ahí, en vuestro mundo, el Maestro Jesús pudo alcanzar esta realidad y hacerla viva en él. Fue así porque, una vez demostrada su capacidad de sacrificio y su alto estado de conciencia, pasaría a ser el maestro dirigente de toda la avalancha humana que tendría que avanzar por el camino que él trazó.
Es ahí donde encaja nuestro trabajo. Ese trabajo que, ineludiblemente, nos mantiene unidos a todos, a los de arriba y a los de abajo, en una labor de creación de ayuda mutua para poder seguir avanzando hacia El conjuntamente. Depende tanto de lo que ahí hagáis como de lo que nosotros hacemos aquí, y es la labor conseguida en plenitud de conocimiento la que nos permite a todos ahondar en la conciencia, siendo el servicio por amor lo que hace que nuestros esfuerzos se unan y sean adaptables en su resonancia.
Os decimos más: es imposible avanzar en éste trabajo sin crear una trama laboriosa, un tejido construido por los esfuerzos sólidamente ensamblados de ambas partes, trama que construirá la consistencia de la realidad creada, y ésa consistencia sólo será válida si su enfoque es dirigido hacia el mismo Cristo, el señor del hombre.
La luz que encarnó en vuestro mundo a través de los seres que tuvieron la capacidad de saber ser recipientes de ella, espera el momento de aparecer de nuevo brillando con más intensidad aún. Ahora no sólo será vivida por esos seres especiales, sino que su destino es ser alumbrada por los corazones de todos aquellos hombres cuya pureza en la mente y en la conciencia le sirvan de cuna en este nuevo nacimiento. Y será un diciembre de horas mágicas cuando la luz del Cristo brille de nuevo en la Tierra, y el paso alcanzado por vuestra humanidad nos permitirá también a nosotros ser más pronto Luz en El.
Sobre la Nueva Era

Esperáis que la vida discurra en un placentero devenir y no os dais cuenta de que ya no puede haber lentitud en ese discurrir, pues el tiempo está siendo usado para la rápida sucesión de los acontecimientos, y en ello mismo estáis incluidos vosotros y vuestras vidas.
Esperar la mañana en la que el sol brille por encima de todas las cabezas y alumbre la Nueva Aurora que va a traer al hombre la paz de los tiempos soñados. Nubes de tristeza os envuelven ahora y os llevan a un estado en el que perdéis la idea de lo que os une al poder creador. Vientos helados surgirán de esas nubes y os arrastrarán gimiendo a través del mundo sin poder escapar a ellos. Las aguas revolverán la Tierra y todo se desmoronará para ser construido de nuevo.
Los Hermanos están decidiendo lo que va a ser el destino del hombre. Rápidos vienen los sucesos y las decisiones tienen que ser rápidas también, para que los acontecimientos que tienen que remover las conciencias sean ajustados a la Ley y todo se vea cumplido. Mirar que el hombre anda a ciegas sin saber el alcance de sus obras, pero los que desde arriba ven y oyen alcanzan a comprender que los despropósitos pueden afectar de forma grave a toda la cadena, y esto no puede ser permitido.
Las manos que determinan están ya elaborando un plan que, de resultar ser llevado a la práctica, va a ser la única solución que se pueda desear y permitir. Aquello que se decide está siendo autorizado por los Hermanos Mayores que rigen los destinos universales, y todo concuerda en las altas esferas como debe ser. Cada cual coordina y ejecuta desde su puesto, y las funciones se complementan en el orden emanado.
Las naves están preparadas y como caballos de libertad están  a punto de correr hacia la luz. Esa gran luz que os cubrirá y que anulará la otra luz de destrucción que os tiene que llegar antes, la luz que el hombre no puede controlar y que va a ser la causa de su destrucción. Allí estaremos nosotros con los ojos alertas para que aquellos que nos pertenecen sean preservados del desastre final, y puedan ser llevados al espacio reservado desde siempre para ellos y en donde serán de nuevo armonizados. Procurar que el pánico no sea profundo para que esta misión se pueda realizar, y procurar también que en los corazones de los que nos vean sean más fuertes el amor y la confianza, que el temor ante lo desconocido.
Las huestes celestiales están siendo apresuradamente movidas por la mano que teje el devenir del Universo. Las fuerzas son grandes en la preparación de lo que se avecina, y nosotros os decimos ahora, hermanos, que toda gloria que se deba lograr debe de ser sufridamente alcanzada para que su realización esté compensada. El Padre ha decidido acortar las fechas en que la mano que cubre al planeta sea retirada. Por el aire cabalgan los vientos de la renovación de las estructuras, y todo lo que ha de venir depende de la construcción que se determine ahora.
La consecuencia de los hechos futuros son dependientes de las formaciones programadas que la función de la Ley  ejecuta en su creación diaria. Comprender este movimiento de la energía y acoger este ritmo en el diseño de vuestra vida personal, porque tendréis que actuar con el conocimiento justo del momento, dentro del acorde que establece el equilibrio armónico entre el deseo y la acción.
Se acerca el momento de la acción rápida y nada debe de sorprenderos cuando llegue a vosotros de forma intespectiva, porque vuestros cuerpos internos ya estarán acordes para recibir los acontecimientos y podrán saber cómo reaccionar y lo que es necesario hacer. Estar preparados a los grandes cambios que se avecinan. Sólo el amor y el servicio deberán de ser vuestro guías en las decisiones que tendréis que tomar, y sólo la ayuda al más débil será lo que debe de prevalecer.
La mente se proyecta por encima del tiempo y del espacio y allá donde os encontréis, allá nuestra luz os encontrará. Sólo el amor hacia nosotros y la fe en el contacto es lo que debe de guiaros, dejar que nosotros decidamos qué es lo oportuno a hacer. Saber que aquél que espera ver la imagen de la luz reflejada dentro de su corazón, tendrá el sol encerrado en su pecho. Y la energía que se desprende de la mano del Padre acariciará aquél calor divino interno. Ser capaces de comprender.
La información que debéis saber
Nada de lo que se le ha dicho al hombre desde nuestro plano ha sido entendido con la claridad y la pureza prístina con que fue emitido desde nuestra fuente. La información que necesitáis saber en cada paso del trabajo personal y colectivo, os va siendo enviada por los hermanos al cargo de este trabajo de ayuda en el amor. Pero vuestras mentes están condicionadas por los innumerables filtros de cada personalidad establecida, y es por ello que sólo una imagen vaga e indeterminada de lo que se os quiere transmitir, es el resultado que se alcanza, a pesar de partir de una nota vibratoria alta y enviada en plenitud de potencia.
Los parámetros en que nosotros nos movemos hacen que sea difícil, a veces,  el coordinar dentro de vuestros límites físicos la perfecta conexión. La luz es el vehículo de transmisión, y aunque esa luz esté desarrollada y brille armónicamente dentro de vuestro ser, las limitaciones de vuestra propia naturaleza sirven de barrera a la comprensión total de algo que os es enviado en perfección.
El destino del hombre es complicado en estos momentos. Las posibilidades que están encerradas en el concepto de Cambio de Era son tan infinitas como infinitos son los procesos mentales de los hombres que las crean. Sólo vosotros podéis determinar con vuestras mentes el destino que os espera, pero como esta determinación está tomada de forma inconsciente por la colectividad, no obedece a un proceso lógico y racional en el que se pueda prever el resultado final del trabajo.
Las conciencias que sí saben cómo ordenar sus pensamientos y enviar sus emisiones de rayos positivos que ayuden a tonificar al planeta en este momento tan importante, aún siendo muchos, no son suficientes para poder predecir un resultado seguro. Es por eso que el proceso sólo se va a poder contemplar siguiendo la línea de cada momento, y esperando que el esfuerzo de unos pocos incline la balanza hacia una toma de conciencia mayor, donde el hombre común sea capaz de comprender que sólo de él mismo saldrá el resultado de una creación positiva de cambio.
Pueden ocurrir todas esas desgracias y catástrofes que los alarmistas predicen, pero no es obligatoriamente necesario que sea así. El cambio también puede efectuarse por un proceso natural de selección rápida, donde las fuerzas armonizadoras se encarguen de dirigir las energías con un movimiento suave y paulatino, ayudadas por las energías humanas. Sólo la luz y el amor aplicados como energías en todos los elementos vivos, son los que darán un cambio aplicado con la garantía de un final feliz. Pero hasta que ésto sea comprendido, las posibilidades están abiertas y en el aire, a la espera de lo que el hombre quiera hacer.
Os decimos ahora: no penséis en desgracias, no penséis en cataclismos, no los atraigáis. Si la voluntad es firme, la decisión de ir a una transmutación a través de la subida vibracional que supone entrar en una dimensión superior, puede ser algo tan grato y completo, como es la caricia de la mano de un padre que ayuda a su hijo a aprender a subir un escalón más de la escalera. Pensar que el proceso en sí mismo es perfecto. El Plan del Universo es perfecto. El Padre es perfecto. Y la perfección no es dolor. Dolor es la ignorancia de no poder comprenderlo, la ignorancia de no querer hacerlo. Pero en el buen hacer, en la buena voluntad, está la resolución de todos los problemas por grandes que parezcan, una resolución que os llevará a todos hacia la sabiduría.
La libertad del alma
La comprensión de los nuevos valores espirituales ya están libres de los rígidos contenidos de las religiones, y va desplazando las ideas estancadas  haciendo florecer el canto de la libertad del alma humana.
Todo aquello que sirvió en su día para establecer las premisas con que la vida del hombre fue dirigida hacia su realización en el mundo espiritual, ha quedado empequeñecido ante la visión inmensa del orden nuevo que ya está tratando de manifestarse. Todo el amor y la luz que los seres elegidos trajeron a este mundo en tiempos pasados, como mensajes que sirvieran de foco de luz para el que quisiera encontrar al Padre, han quedado cortos ante la demanda de la espiritualidad que debe de dirigir ahora los caminos de la Humanidad.
La paz que Buda enseñó, el amor que Jesús derrochó a manos llenas, la luz que Krishna introdujo en el pensamiento humano, deben ahora conjuntarse uniendo sus frecuencias vibratorias, y trascender su propia naturaleza  proyectando esas energías unificadas hacia un nivel de un orden más alto, en donde esos focos de luz se puedan desarrollar en conceptos de máxima pureza mental. El Plan necesita de ésta sublimación, pues el orden nuevo demanda acción total en el esfuerzo de la potencia creadora del hombre, y esto sólo se puede conseguir entendiendo en su más profundo sentido aquello que los seres angélicos enseñaron con anterioridad.
    Jesús dijo: por sus obras los conoceréis. Y es que la Nueva Era se podrá conocer por los actos que realicen aquellos que trabajen en abrirle camino, y sólo por esas obras es que ese nuevo estado de conciencia llegará al mundo material. Asumir cuanto antes esta necesidad y reflejarla en la imagen que se proyecta en el aire, para que su impulso creador se transmita por la luz a todos aquellos que puedan ser receptores de la nueva obra.

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