La Fuente
Iluminada
(continuación)
Cuarta Parte
(continuación)
Sobre la Luz
Los rayos de la luz son
enviados de forma permanente a través de todas las esferas que componen los
universos. La luz es la misma en todos los planos de todas las dimensiones,
pero su manifestación puede variar según sea la densidad de la materia que la
refleja.
(...)
La energía emanada que se encierra en ella, sólo permite salir al exterior aquella manifestación que se adecua a la vibración de la materia que la recibe, y que tiene que resultar armónica en su reflejo. Por lo tanto, las potencias no reflejadas por ese tipo de materia quedan encerradas dentro de la misma energía, sin sufrir variantes en su naturaleza, en espera de que esa misma materia sea transmutada y pueda alcanzar una nota más alta que le permita recibir las otras cualidades de la luz a las que antes no tuvo acceso.
(...)
La energía emanada que se encierra en ella, sólo permite salir al exterior aquella manifestación que se adecua a la vibración de la materia que la recibe, y que tiene que resultar armónica en su reflejo. Por lo tanto, las potencias no reflejadas por ese tipo de materia quedan encerradas dentro de la misma energía, sin sufrir variantes en su naturaleza, en espera de que esa misma materia sea transmutada y pueda alcanzar una nota más alta que le permita recibir las otras cualidades de la luz a las que antes no tuvo acceso.
Esta funcionamiento de la
energía permite que los átomos de cada ser reciban sólo aquellas condiciones
vibratorias de las que es merecedor, y de esta forma se respetan los niveles
particulares de cada ser, sin causar trastornos a aquellas otras naturalezas
que no tienen capacidad de poder recibir más. La Ley es así cumplida y cada ser recibe aquello a
lo que es acreedor por su capacidad de recepción espiritual de la luz.
Cada ser llena sus necesidades
de la misma energía, pero ésta puede ser diferente en el desarrollo de sus
manifestaciones dentro de cada uno en particular. Por eso, aquellos que van
adquiriendo la sublimación de sus formas van adentrándose en niveles superiores
de vibración de luz, donde al principio de ir sintiendo la fuerza de estos
niveles, sus naturalezas son permutadas con pequeñas variantes que les pueden
hacer sufrir alguna alteración de sus funciones normales, pero a las que se
habitúan hasta llegar a integrarlas en ellos mismos en total perfección.
Ésta nueva luz adquirida en un
nivel superior permite que las conciencias de estos seres vayan profundizando
en el nuevo reflejo con que la luz es emitida, y se enriquezcan con nuevas
experiencias tanto físicas como espirituales, en las que las funciones internas
se van definiendo con mayor claridad y nitidez. La superación se estos seres se
hace evidente a los ojos de aquellos que saben conocer el resplandor de la luz,
y entre todos ellos se genera entonces la nota armónica que refleja la
ascensión de un peldaño más superado en el camino hacia el Padre.
Todas las obras humanas
corresponden a la imagen externa del reflejo de esa luz dentro de cada ser. Por
eso se dijo: "por sus obras los conoceréis". Los actos de todos los
seres son la exteriorización de esa potencia de luz que en ellos se encierra, y
esa manifestación no puede ser ocultada
ni desvirtuada, pues su reflejo es siempre proyectado en la verdadera
naturaleza del orden interno.
Cuidar que la luz que estáis
recibiendo dentro de vuestras almas sea reflejada en vuestros actos con toda la
intensidad con que la recibís, y no permitáis que la ignorancia detenga temporalmente
en los oscuros recodos de una voluntad mal dirigida, la manifestación correcta
en total luminosidad en esa esfera en donde proyectáis vuestros sueños.
A cada ser, su luz. A cada
hombre, su esencia. A cada luz, su ser y su esencia. Ésta es la Ley. Cumplirla con
fe.
Si pudierais ver…
Si pudierais captar las
maravillas que se encierran al otro lado de la mente, si pudierais penetrar en
el misterio que nace del punto primero de la energía creadora, todo vuestro ser
saltaría en mil fragmentos convertido en polvo de estrellas nacientes, expandiendo
su esencia en un canto prolongado, del cual nacerían las constelaciones y los
mundos. Si el ser real que hay dentro de vosotros alcanzara a ver tal magnitud,
todo quedaría desvelado ante vuestra mirada absorta, y seríais llevados al
máximo gozo al poder contemplar la inmensidad encerrada en la Obra.
La tela se teje, se repliega,
se extiende, se adorna de miríadas de luces brillantes, de tornasolados colores
en donde la luz vuela de un punto a otro adquiriendo nuevas tonalidades que
hacen resaltar matices todavía inéditos. Es tanto el esplendor, que al alma se
turba ante tal despliegue de fuerza manifestada, y sólo el canto que sale del
corazón que ama es capaz de poder contemplar esta catarata de energía sin
desfallecer.
El amor hecho luz se dispara a
velocidades inimaginables y recorre en espirales perfectas todas las
dimensiones en el mismo instante, como un relámpago enriquecedor. La luz se
convierte en sonido, y su voz tiembla entre acordes no soñados, acelerando sus
cadencias y entonando ritmos nuevos por donde la armonía alcanza el conjunto de
mil voces resonando al unísono en un acorde perfecto.
Todo es un estallido de fuerza,
todo es el misterio proyectado, todo queda encerrado en sí mismo. Y ésta esfera
perfecta compuesta por la totalidad de los universos, se desliza entre las
manos del Padre, que sonríe y se regocija ante su visión. Tal es la Obra. Tal es el Creador.
Tal es el amor hecho luz. Y en ello estamos nosotros como un proyecto de otras
manos que ayudarán a deslizar la esfera.
Sobre esferas espaciales
Escuchar aquello que debéis de
saber: Las esferas espaciales que conforman un universo, no sólo no pueden
existir en solitario, sino que dependen en su proceso de evolución de la
relación cósmica que mantengan con las otras esferas de ese universo
circundante.
El tejido de la trama que
conforma un universo es un tejido laboriosamente labrado por los programadores
divinos, que cuidan de que cada segmento que interviene en la creación de esa
malla que sostiene la Vida,
sea transformado dentro de su movimiento cósmico. Dentro de ese movimiento
quedan comprendidos todos los seres que habitan ese universo, bien sean soles,
planetas o galaxias, en cualquier fase de su evolución personal. Esa trama,
decimos, está diseñada bajo estructuras perfectas y no se puede, por lo tanto,
interferir en ninguno de los puntos en donde la expresión de Vida es
manifestada.
Cada cuerpo debe de tener su
trayectoria personal y otra trayectoria conjunta, en donde intervienen los
factores que también alcanzan con sus efectos a los otros cuerpos que lo
rodean. Por ello, cuando hay interferencias extrañas al proceso personal de un
cuerpo determinado, se pone en movimiento un plan de defensa colectivo que
intenta cortar esa interferencia, para que así no pase a afectar también a la
otra línea evolutiva comunal.
Todo esto que os explicamos es
para que podáis entender lo que está sucediendo ahora en la Tierra. Si vuestro
planeta distorsiona su dirección evolutiva, no sólo destruye las posibilidades
correctas por las que él debe de alcanzar su realización, sino que destruye
también las posibilidades de aquellos otros planetas que le corresponden en el
símbolo numérico al cual pertenece. Esto no puede ser permitido. Esto es una
aberración que puede destruir millones y millones de líneas direccionales
correctas. Por lo tanto, nos interesa a todos que vuestros errores no pasen de
ser vuestros, y no sólo eso, sino que sean los menos posibles para que el equilibrio
pueda ser controlado todavía.
Los mundos del cosmos
Como os decíamos, las esferas
en las que se debe de desarrollar el Plan del Padre en lo referente a la
manifestación de la Vida,
se dividen en 7 grandes clases. La primera de ellas corresponde a la inversión
de la energía desde su punto primario, y es allí donde se invierte la imagen,
que queda replegada en sí misma a través de la nota FA. Esto sucede de forma
instantánea. La acción se precipita a sí misma, luego se contrae y alcanza su
punto máximo de intensidad dentro de su orden consecuente.
La segunda esfera corresponde
al proceso de expulsión de la energía. Llegado a un punto preciso la
concentración del repliegue anterior, surge la nota DO que proyecta la energía
hacia un círculo exterior, donde actúa conformando los límites de su fuerza
motriz. Allí queda en reposo por breves instantes, esperando que surja otra
nota nueva de esta reposo, otro DO en diferente escala, que hará que la energía
cobre nuevo impulso para ir descendiendo en suave espiral, formando así
sucesivamente las otras cinco esferas siguientes.
El movimiento impulsor del
primer estadio sólo lo proporcionan las notas FA y DO. Luego, a través del
segundo DO, surge la cadena de fuerza que va a llevar esta inercia hacia los
mundos de creación. Después, van sucediéndose las esferas de diferentes estadios
de conciencia, van creándose mundos mentales en diferentes niveles, mundos de
color y de belleza en donde la idea humana de lo divino no tiene cabida.
Luego, la onda primera va
cobrando densidad hasta alcanzar los llamados mundos astrales, en los que la
imagen reflejada empieza a adquirir la forma, y de ahí comienza el maravilloso
universo de todo lo soñado como posibilidad de apariencia de forma, contenida
dentro de unos límites físicos que la configuren como objeto o cuerpo material.
Después se pasa al mundo
material concreto. No todas las formas astrales alcanzan la posibilidad de
llegar a ser materializadas, pues tan sólo una pequeña parte de todo este
infinito mundo es capaz de ser dirigido a través de las mentes humanas a
alcanzar esta objetivo.
Depende de la voluntad del
hombre, de su deseo y de su ardor en concretizar una idea y un sentimiento, que
esas formas astrales vayan abriendo su realidad hasta verse encerradas dentro
de un hecho físico, bien sea cuerpo o bien un acto realizado.
Estos mundos que se compenetran
y que se interfieren los unos a los otros como una auténtica cadena viviente,
son la más simple de las ideas creadoras puestas en movimiento. Corresponden al
orden básico del primer elemento de la Creación, en cuanto a la posibilidad de conseguir
los estadios de la vida material.
Hay aparte grandes áreas de
creación no material, donde la energía, aún siguiendo las mismas fases en su
desarrollo, da a luz universos no concebibles en donde sólo la luz y la armonía
de sus esferas es todo el objetivo a conseguir.
Se abren puertas infinitas de
belleza donde el reflejo divino es largamente contemplado en un espejo interior
jamás concebido, y de esa Madre de toda armonía surgen los estados más sublimes
dentro de la realidad del SER, que ES sólo y únicamente en SÍ MISMO, en la
mayor de las interiorizaciones.
Así es, dicho con pocas
palabras, parte de la experiencia que tiene que recorrer la conciencia humana
en su camino de retorno. Este camino está dentro de un orden establecido y no
cabe alteración alguna en su recorrido. Más tarde o más temprano, y a través de
un abanico infinito de posibilidades, los hombres deberán recorrerlo hasta que
lleguen a encontrar al Padre, al sueño del cual surgieron y al que deben de
llevar su propio sueño, dirigido y proyectado en una creación perfecta. La Regla lo pide.
La Ley es la misma para todos los hombres y todos los planos. Sólo la
libertad de cada ser escoge el camino que desea seguir hasta llegar a la Fuente.
(Continua)
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