miércoles, 22 de noviembre de 2017

La verdad de mis experiencias OVNI.


<PUBLICADO EN LA GACETA DE CANARIAS EL 03/04/1994>
<TÍTULO>: La verdad de mis experiencias OVNI.
<AUTOR>: Alfiar
<SUMARIO>:
<ILUSTRACIÓN>:
<CUERPO DEL TEXTO>:


No recuerdo quién me lo dijo, o si lo leí.
"Los encuentros que transgreden las leyes del tiempo y del espacio son emisarios divinos. Están vivos, porque son los frutos de nuestras almas. Sin ellos, languidecemos y morimos.
Mis encuentros con lo que ha venido en llamarse Ovnis y mis experiencias con lo relacionado a seres de otros mundos forman parte de estos encuentros.
(...)

Conozco a personas que en nombre de la Ciencia y con una postura que dice ser científica dicen rechazar las imposturas, denunciar los mitos y aplastar las creencias... Es una formidable tarea esa de barrer la basura. Aunque no renuncio a la Ciencia, comprendí que había cosas mejores que hacer y me construí mi propio sueño: soñé con abrir el Cielo.
Aunque nuestra conciencia tenga la forma de una nave que viaja bajo mil aspectos y a través de mil vidas, muchas de las naves que vemos en el cielo tienen igualmente la forma de nuestra conciencia. Una forma que es la danza del mundo y el canto del cielo.
Lo recuerdo muy bien. Yo era un niño tímido e imaginativo. Me gustaba mirar el gran peñón rojizo que, sobre un monte, coronaba el pueblo donde nací: Peñarroya (Peña Roja). No podía imaginar entonces que, muchos años después, aquí en Tenerife, junto a otra Montaña Roja, comenzaría parte de lo que es una amplia experiencia en relación al tema que nos ocupa.
*  *  *
Experiencia: Playa de la Tejita, junto a Montaña Roja.
Finales de agosto 89. Un grupo de amigos fuimos a la Tejita para hacer una meditación al pie de la Montaña Roja. No importa el motivo, está en relación con el sueño. Al regreso, sobre la media noche, antes de llegar al cruce con la autopista, detuvimos los coches para ver una blanca y hermosa nube, redondita y aborregadita, que flotaba a unos doscientos metros por encima de nosotros.
El cielo limpio de nubes. Una ligera brisa en dirección sur, pero ella permanecía quieta en el mismo lugar. La contemplamos en silencio. Una voz dentro de mi cabeza que dice: "Somos nosotros, no preocuparos, os vamos a acompañar de regreso". Reanudamos la marcha. Sincronizada con nuestra velocidad, la pequeña nube se mantiene visible por el parabrisas, siempre a la misma altura. La brisa lleva dirección sur, nosotros, en sentido contrario, volvemos a Santa Cruz. La blanca y aborregadita nube nos acompañó, siempre en el mismo punto de visión del parabrisas, hasta Santa María del Mar. A esta altura, giró en un ángulo de 45º y se perdió hacia el mar a gran velocidad.
*  *  *
Experiencia en la Punta de Hidalgo.
Fecha: el 7 de Noviembre de 1990. Inicio de la experiencia, las tres y media de la tarde. Daba una clase de lenguaje y explicaba frente a una pizarra las estructuras sintácticas. Siento la voz dentro de mi cabeza: "Esta noche a las 11, en la Punta". Sin prestarle atención, sigo dando clase. La voz repite la cita por tres veces a lo largo de la tarde. Al regresar a casa, se lo cuento a mi mujer y decidimos acudir a la cita. A las once menos cuarto llegamos allí. El cielo estaba cubierto, hacía frío y humedad. La noche era muy oscura.
Permanecimos en el interior del coche resguardados del frío. Cerca de nosotros, dos coches. A las once en punto se marcharon. Éste es un fenómeno que se repite. No importa quién haya en el lugar, llegado el momento la gente siente la necesidad de marchase.
A las once pasadas, una luz blanco rojiza, a unos 100 o 150 m., dentro del mar. Salimos del coche. El resplandor del interior del mar asciende a la superficie. El núcleo de luz, más intenso ahora, emite fuertes destellos, sale del agua y queda suspendido a unos cinco o diez metros sobre ella. Inicia una aproximación hacia nosotros que estamos en la misma orilla del mar.
El tamaño aparente del núcleo de luz es más pequeño que la luna llena en el cenit. Se acerca a unos 15 m. de nosotros. Retrocede de nuevo hasta su posición original. Vuelve a acercarse. Repite la misma maniobra tres veces. Luego se eleva hasta que desaparecer entre las nubes. Su resplandor las tiñó de luz blanca rosada y su reflejo rielaba en el mar. Toda la experiencia duró como quince minutos.
En la experiencia, aparte de la luz, una increíble sensación de bienestar y un fuerte incremento de energía en la atmósfera a nuestro alrededor. La sensación de bienestar, de euforia, con un profundo sentimiento de alegría, permaneció en nosotros los días siguientes.
*  *  *
Desde hace diez años he tenido experiencias como ésta y de otro tipo. No todas has sido ver físicamente. La Voz interna estaba en muchas de ellas. Otras fueron puramente subjetivas, ocurrieron en meditación o en lugares que yo considero especiales y a consecuencia de mis propios procesos mentales y espirituales. Sé que lo que a mi me ocurre, le sucede igualmente a mucha gente, gente que es acusada por los cientifistas de toda índole de cosas. Es sobre este aspecto del problema que quiero hablar ahora.
Un intento de metodología.
Cinco sentidos, una mente y una visión espiritual son los medios de que disponemos para conocer y extraer información. Los órganos sensoriales y sus prolongaciones nos permiten conocer, pesar y medir la realidad física. Es un conocimiento empírico y experiencial. Con la mente participamos en el mundo de las ideas, de las imágenes conceptuales y simbólicas, de la lógica... La percepción mental nos permite ver en forma no física un mundo más sutil. Es un conocimiento que no podemos pesar ni medir. Corresponde a los físicos verificar si este conocimiento se corresponde o no a realidades físicas. El que no se correspondan, no quiere decir que no sean verdad. Que yo sepa nadie ha visto físicamente la raíz cuadrada de un número negativo.
La visión de la mente es distinta a la de los sentidos. También es distinta a la visión espiritual.
Todos poseemos estos tres niveles de visión y de conocimiento. El problema es que cada nivel y el conocimiento extraído de él por el órgano perceptor correspondiente, no puede explicar el del otro. Se incurre en un error categorial. La Ciencia es empírico-analista, sensorial. La Ciencia de Galileo, Kepler y Newton no era racional, sino empírica. Ellos combatieron el racionalismo teológico. Galileo se preguntó como sucedían las cosas y, en vez de pensar sobre ello, salió a la calle y lo comprobó. Y esa prueba es todo lo que hay. Luego razonó sobre ello para extraer leyes y teorías.
El problema es cuando, desde este nivel de realidad física, se quiere explicar la verdad de las realidades mentales y espirituales, cuando un nivel pretende sustituir y usurpar las atribuciones de otro. Para un empirista puro como Locke, todo hecho es experiencial porque ha de ser obtenido por los sentidos. Para un racionalista puro como Descartes:
"Sólo debemos dejarnos persuadir por la evidencia de nuestra razón; de nuestra razón y no de nuestros sentidos."
Sensación, razón y contemplación revelan sus propias verdades en sus propios niveles, y cuando la visión de un nivel intenta ver a través de otro nivel el resultado es una visión borrosa.
La Ciencia podrá verificar la realidad física de un ovni, su huella en el suelo, la señal que deja en la pantalla de radar y todo lo que la fenomenología Ovni presenta a nivel físico. Pero no puede verificar lo que ve el ojo de mi mente (como la nave encerrada en aquella nube que nos acompañó desde la Tejita, o la visión de una base extraterrestre sumergida a unos cuantos km. de la Punta de Hidalgo).
La Ciencia en lugar de decir que lo que no ve, no puede verificarse con sus métodos, afirma que lo que no se ve, no existe. Cuando dio este paso, se convirtió en cientifismo, mejos dicho, en dogma, y lo no físico fue perseguido.
*  *  *
El "Ego" científico.
El problema no radica en la estructura de la Ciencia, sino en el estrato inconsciente del ego científico, en la estructura caracterial del científico. Está, como Narciso, enamorado de si mismos y del poder que le da su método. Pero, ¿qué se puede esperar de un ser que renuncia al ojo de su mente y al ojo de la contemplación en sus propios niveles? Lo más que ha hecho es usar el poder deductivo de la propia mente para extraer leyes y consecuencias de sus verdades físicas, para él las únicas científicas. ¿Qué se puede decir de alguien que cuando mira a su alrededor solo observa diferencias de tamaño? Evidentemente es un ser humano disminuido de una parte de su totalidad.
La verificación del conocimiento.
Para que un conocimiento, de cualquier nivel, sea válido ha de tener tres aspectos esenciales: Un aspecto instrumental o preceptivo ("si quieres conocer esto debes hacer esto otro"). Un aspecto aprehensivo (realizado por el órgano de conocimiento de cada nivel) y un aspecto comunal (el poder compartir la visión con otros que hayan utilizado el mismo órgano de visión y el mismo proceso instrumental); si la visión de los demás coincide con la nuestra, tenemos una prueba consensual de la verdad de nuestra visión.
¿Qué me puede permitir refutar la validez de mi visión?
La aprehensión directa de la experiencia en cualquier nivel es un "dato". Una experiencia inmediata que se nos revela al penetrar en un dominio concreto. Esta captación es Intuición a cualquier nivel. Los empiristas denuncias a los racionalistas y a los místicos de que sus conocimientos no están basados en la experiencia. Pero la experiencia no es otra cosa que la percepción directa de lo inmediatamente dado, de la intuición física, mental o espiritual. No existe conocimiento, del nivel que sea, que no esté basado en la experiencia, aunque no necesariamente en la experiencia sensorial.
Para verificar un dato que se presenta a mi conciencia de forma inmediata, tendré que verificar el estado de visión de mi órgano perceptor, y luego el consenso de ese dato con los que participan en el conocimiento científico de ese nivel y solamente de ese. De lo contrario, la búsqueda del conocimiento mental y espiritual degenera en dogmatismo y en fe ciega.
La  verdad de un sueño.
No debe adueñarse de nosotros el pánico cuando se nos pide la demostración empírica de nuestra visión mental o trascendente. No hay por que sentirse disminuido ni avasallado por los que se dicen poseedores de la verdad. Basta con decirles cual ha sido el proceso instrumental utilizado para adquirir nuestro conocimiento, e invitarles a que lo verifiquen personalmente. Si así lo hacen y logran adquirir un adecuado manejo del aparato perceptivo requerido, entonces esa persona estará capacitada para formar parte de la comunidad de aquellos que han entrenado sus ojos para contemplar el ámbito de lo físico, lo psíquico, lo mental o lo trascendente.
No hay obligación de dar explicaciones sobre el Teorema de Pitágoras a quien se niega a aprender Geometría, y mucho menos al que osa emitir un juicio de verificación sobre ello. No puede permitirse que quienes se niegan a practicar meditación, oración u otra técnica instrumental adecuada para el nivel espiritual, decidan u opinen sobre la Naturaleza de Buda o del Espíritu. Si el aspecto instrumental y preceptivo del nivel mental es más difícil y complejo que el del nivel físico, lo es aún más el del nivel contemplativo.
Así pues, yo no estoy loco, ni soy un bicho raro por tener las experiencias que tengo. Tampoco me dejo avasallar, ni tengo porque dar explicaciones al cientifista que no quiere verificarlas por si mismo después de un largo entrenamiento y práctica.
No me lo creo todo, porque me eduque en un espíritu científico. Lo que digo, lo sé, porque para mi es un dato obtenido a través de una experiencia verificable en su propio nivel y consensuada. Mi verdad lo es para mí, y su verificación dependerá de mi propia cientificidad en el nivel que sea. Cuando compruebo que mi verdad es compartida por otros muchos, en el mismo nivel, como en la realidad física, pasa a ser para mí un dato verificable.
El hombre de la nueva era tiene que aprender a soñar su propio sueño, a no depender de los criterios de los que quieren imponer los suyos. Es tarea nuestra el crear y desarrollar una Ciencia de la Mente y una Ciencia del Espíritu. Pero sin cometer el mismo error que la Ciencia Empírica. Ésta podremos usarla para verificar aquellas realidades que se refieran al mundo físico, y no para usurpar ni explicar, desde un nivel inferior, las realidades de otros niveles. He aquí uno de mis sueños.

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