<PUBLICADO EN LA GACETA DE CANARIAS EL 14/02/1993>
<PÁGINA>: LA OTRA PALABRA
<TÍTULO>: El Libro del Hombre y el Libro de la Naturaleza
<SUBTÍTULO>: El matrimonio entre el Alma y el Espíritu
<AUTOR>: Alfiar
<ILUSTRACION>: Árbol de la Vida. En él, los seres humanos son imagen y semejanza de lo divino.
<SUMARIO>: La Luz que el Alma pone a disposición del Espíritu son los "Ojos" que permiten al Ser Espiritual llamado Hombre "Ver" espiritualmente.
<CUERPO DEL TEXTO>:
<PÁGINA>: LA OTRA PALABRA
<TÍTULO>: El Libro del Hombre y el Libro de la Naturaleza
<SUBTÍTULO>: El matrimonio entre el Alma y el Espíritu
<AUTOR>: Alfiar
<ILUSTRACION>: Árbol de la Vida. En él, los seres humanos son imagen y semejanza de lo divino.
<SUMARIO>: La Luz que el Alma pone a disposición del Espíritu son los "Ojos" que permiten al Ser Espiritual llamado Hombre "Ver" espiritualmente.
<CUERPO DEL TEXTO>:
El hombre no puede completar su vuelta a la Unidad, mientras no haya
leído, comprendido y experimentado los dos libros que constituyen el Universo
Creado: el "Libro de la Naturaleza"
que tiene siete páginas y el "Libro
del Hombre" que tiene diez páginas, siete de las cuales son las mismas
que las del Libro de la Naturaleza.
(...)
El Libro de la Naturaleza,
inalterable al sarcasmo humano, mantiene la constancia de sus leyes más allá
del tiempo, la cultura, la ciencia y la moral. Sus siete hojas se corresponden
a los siete centros de energía situados debajo de la cabeza del Gran Hombre
Arquetípico; son las siete sephiroth inferiores del Árbol de la Vida.
Conocer estos libros, es comprender lo que une el Hombre a la Naturaleza y, también,
lo que lo diferencia, pues siete partes de él son esa misma Naturaleza. El Libro del Hombre posee tres hojas, tres
centros más de energía que no están en la Naturaleza y que hacen del Hombre algo diferente
de ella. Muchas visiones románticas y sentimentales sobre las relaciones del
Hombre y la Naturaleza
serían correctamente encauzadas si esto fuera comprendido.
Las siete hojas del Libro de la Naturaleza son el
matraz, la matriz, la copa, que nos ofrecen un conocimiento sobre el que la
mayor de nuestras dudas no altera ni un ápice la realidad de sus leyes. ¡Tal es
su inteligencia!
Cuando la Biblia
dice que Eva nació de Adán, no se refiere a lo corporal, sino al Alma. En el
Árbol de la Vida,
ese centro de energía llamado Binah
o Inteligencia, por el que se expresa la polaridad femenina de la Divinidad, nace o se
separa de Hochmah o Sabiduría, el
polo energético masculino, por una reducción y condensación de esa misma
energía. Ambos se unifican en un tercer centro energético cuya unidad coronada
se llama Kether.
Estos tres centros de energía, que a la vez son Uno, son las tres
hojas superiores del Libro del Hombre
y constituyen el polo positivo de la realidad energética de la Unidad, mientras que los
siete centros del Libro de la Naturaleza
conforman su polo femenino.
El hombre, al poseer en su naturaleza los dos polos de la energía
divina, es semejante a Dios. Hombre
y Mujer -el Hombre-, alternan y
experimentan en sus sucesivas vidas cada uno de los dos polos. Si uno se
exterioriza físicamente, el complementario y opuesto polar queda interiorizado
como expresión anímica.
Podemos decir que existe una triple unidad creadora llamada Dios (sea
lo que fuere que signifique esta palabra), que crea una séptuple unidad llamada
Naturaleza. Ambas son el Hombre. A esto añade la Tradición que todo
cuanto existe es Dios, Hombre y Naturaleza, siendo el Hombre el Ser Espiritual
mediador que integra en si los dos polos de todo cuanto existe: Dios y la Naturaleza.
Dentro de este lenguaje simbólico y a la vez real, podemos imaginar lo
femenino, la mujer, la Naturaleza, como una
copa, siendo ella la copa misma y su contenido el Alma, protegida por una
cubierta o sello para impedir que lo que caiga en el interior de la copa la
mancille. Esta copa o Grial está protegida a su vez por un campo de energía que
la envuelve.
Las energías e influencias que llegan al útero donde reposa el Alma,
influyen en la mujer y en lo femenino. Y aunque no modifiquen el contenido
primordial del Alma, la hacen portadora de vibraciones fastas y nefastas.
La cubierta del Grial, el campo de energía que envuelve la copa, sólo
se abre cuando algo íntimo a lo
femenino se siente atraído por la fuerza o energía que busca penetrarla. Así
acepta o rechaza, dependiendo de su grado de evolución, equilibrio psicológico
y nivel de conciencia. Aquí se oculta el secreto de la virginidad y el por qué
María -la Naturaleza-,
el Alma, el Grial, era Virgen a pesar de haber concebido.
Cualitativamente, la mujer, lo femenino, es lo que su Alma trasunta.
En éste hecho se inscribe el misterio del Grial en el que tantos guerreros
fracasamos. Porque depende de lo que como guerreros depositemos en esa copa que
tenemos que beber, de la manera en que el Alma
femenina sea fecundada por el Espíritu
masculino, y de lo que Ella le
aporte para constituir un Ser Espiritual.
Es esta Conniutio Oppositorum entre
el Alma y el Espíritu, un símbolo en cuyo estudio muchos pierden la vida.
En el "Perceval"
de Chretien de Troyes se dice de Ginebra, la esposa de Arturo, y que Lancelot
llevaba en su corazón:
"Del
mismo modo que el sabio nutre y alecciona a los niños, mi Señora la reina
alecciona e instruye a todos los seres vivientes. De ella mana todo el bien del
mundo, ella es la fuente y el origen. Nadie podrá despedirse de ella y marchar
desalentado, pues ella sabe bien lo que quiere cada cual y la manera de
complacer a cada uno según sus deseos".
Los trovadores decían en sus canciones, allá por la mitad del siglo
XII, cuando el amor cortés fue
inventado, que el elemento divino que se expresa en la mujer, es el que sirve
de sustento e inspiración al elemento divino que se expresa en el hombre,
permitiéndoles elevarse a alturas que estaban fuera de su alcance en condiciones
normales.
El "Zohar" dice
que
"Cuando
la luz penetra la sombra, ambas son fecundadas. La luz, elemento masculino, y
las tinieblas, elemento femenino, se unen y forman la Unidad".
No deja de resultar curioso que para la cábala, la palabra hebrea que
significa acoplamiento sea ZIVUG,
que contiene las letras de la palabra ZUG,
pareja, y cuyo sonido se parece tanto a la raíz de cigüeña de la que ya hablamos en otro artículo. El acoplamiento de
la pareja permite que óvulo y espermatozoide entren en relación formando una
célula germen o cigoto.
La Creación es la Energía Divina
fluyendo de la Fuente,
llevando en su seno las cualidades de Esencia, Presencia, Amor, Ley, Vida y
Sentimiento Divino. Esta energía es la Naturaleza, lo femenino de la Divinidad y, ella, es el
Alma: un principio inteligente y no individualizado de la Creación. Lleva la
potencialidad de desarrollar este principio inteligente hasta convertirlo en el
acto de la propia Divinidad. Su cualidad fundamental es el Amor y el Alma lo
desarrolla a través de su facultad sensitiva, para convertirlo en el motor del
sentimiento.
Al ser creada, el Alma recibe una energía complementaria que la
envuelve y compenetra: es el Espíritu. Su función es la de penetrar el Alma y
producir la reacción energética que de nacimiento al Ser Espiritual. Sus
cualidades son Sabiduría, Orden, Equilibrio y Fuerza. Su labor es pensar y
razonar. Pensamiento y el razonamiento le hacen progresar y llevan al Ser
Espiritual que es el hombre a producir acciones libres.
En cada acción que realice el Ser Espiritual encarnado, el Alma, a
través del Amor, actúa de motor impulsor, y al sentir la responsabilidad de la
acción, emite una información indicadora del grado de acierto o desviación de la Ley Divina. Es su
grado de Inteligencia. Información que va dirigida al Espíritu para que la
acción de este, poseedor del libre albedrío, se vaya haciendo cada vez más
consciente, convirtiéndose en Sabiduría.
El Alma, como conciencia del Espíritu, es la brújula indicadora del
camino que el Ser Espiritual recorre. Ella debe aprender a incrementar su
capacidad sensitiva, la que expresa como vibraciones de amor.
La Luz que el Alma entrega y
pone a disposición del Espíritu para guiarle, son los Ojos del Alma, los
radares que permiten al Ser Espiritual ver
espiritualmente. A través de esa visión recibe y comprende los conocimientos
que seres espirituales superiores le suministran en una ayuda fraterna.
En su trabajo de investigar, razonar y adquirir nuevos conocimientos
-es el trabajo del Espíritu-, y, con la ayuda del Alma al discernir lo acertado
de lo erróneo, el Ser Espiritual llamado Hombre, va abriendo, tanto como le sea
posible, el Ojo del Alma: su guía y
su visión en las realidades que están más allá del plano físico.
Un cabalista decía:
"¡El Amor consiste en retirarse para que el ser amado sea!".
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