domingo, 17 de noviembre de 2013

07 Viaje a Bolivia y Perú (Agosto 2013)


Viaje a Bolivia y Perú
-Del 17 de Agosto al 1 de Septiembre-
 

(Una visión personal)

(Continuación)
Santa Cruz de la Sierra: una visita guiada (3).

Cuando salimos del Museo de Historia Regional, Fraulein Rottenmeier me informa que me va a llevar a ver una cosa que me interesará (antes ya me había llevado a ver, de paso, un viejo colegio religioso del que no he hablado aquí). Está cerca. Desde fuera es imposible ver la construcción que hay detrás de la fachada de un solo piso, aunque al entrar me encuentro en la parte alta de un inmenso anfiteatro escalonado lleno de bancos de madera. Al fondo, y abajo, un escenario entarimado en el que parecer haber algún tipo de altar.

(...)


Al entrar todo me parece oscuro, he de esperar un poco a mis ojos se acostumbren al nivel de luz que hay dentro, una mezcla de claro-oscuro. Entra luz por los laterales que dan la impresión de estar abiertos al exterior, aunque están cubierto por una serie de ventanas acristaladas que se abren girando en su centro. En la parte central, a la altura -mejor sería decir “bajura”- por donde hemos entrado, hay un altar cubierto con un mantel blanco y detrás un gran lienzo en cuyo centro se ha representado a la Virgen sosteniendo sobre sus rodillas a un Cristo muerto. Está flanqueada por dos grandes ángeles. Junto a ellos, lo que desde la distancia que me encuentro parecen personas de nuestro tiempo.
- Le he traído a que vea esto porque antes me pareció que mostraba gran interés en la arquitectura de las misiones jesuíticas.
- Es cierto -le respondo- En la época en que yo estudie, lo que ahora son tres licenciaturas separadas, Historia, Geografía y Arte, se estudiaba en una sola. Así que como estudié Historia del Arte, me gusta la arquitectura.

Me explica que el lugar es un templo evangelista y que, como este, y de otros grupos, hay más en la ciudad. Están dirigidos por misioneros norteamericanos. Como se puede apreciar en las fotografías, el aforo forma una especie de semicírculo en cuyo centro se encuentra el altar. En él pueden caber muy bien varios cientos de personas. Aunque en este momento, además de nosotros, solo hay tres o cuatro personas, todos hombres, apoyados los codos en el respaldo del banco que tiene delante y la cabeza sujeta por las manos; se supone que rezando. Largo bancos hechos de madera -no me parecen muy cómodos- cubren casi toda la superficie del aforo.


Los que más atrae mi atención en la techumbre. También es de madera, y las grandes vigas parecen estar recubiertas de lo que parecen “palitos”, al igual que los grandes paños que hay entre las vigas. El tono rojizo de la madera crea una cálida sensación. Grande lámparas, parecidas a faroles chinos, cuelgan de las vigas.
- Aquí en Santa Cruz de la Sierra se construye mucho en madera. -Me dice mientras hago unas fotografías.- Ya lo ha visto en el lobby del hotel donde se hospeda. Es una herencia de las construcciones de los jesuitas. Es hora de que vayamos a ver el centro de la ciudad, alrededor de la cual creció esta.
 

Arriba: Plano de la ciudad en 1825. Centro: en 1906. Abajo.: en 1960.
Como estamos cerca, vamos caminando. Al llegar a la plaza 24 de Septiembre, que así se llama el Centro Histórico, la invito a tomar un refresco y me lleva a una especie de “venta” en la de una nevera coge una Coca Cola y yo un refresco de limón. Pago y con los botellines en la mano nos dirigimos al centro de la plaza. No hay excesiva gente, pero si se nota que hay un buen ambiente. La primera impresión me parece agradable. Aparte del ruido de los coches que circulan por dos de sus lados, el murmullo humano y el revoloteo de las palomas se mezclan en una extraña cacofonía.

En el pasado, (época Colonial) se llamaba Plaza de la Concordia y estaba rodeada de un zócalo como en México y por ello, allí, a ese Centro Histórico, se le llamó Zócalo. 
 - Lo de Plaza de 24 de Septiembre tiene que ver con la Independencia. ¿No?
Dibujo de Carlos Cirbián de lo que fue el Cabildo de Septiembre de 1810.

 - Si. -Me responde con énfasis.- El 24 de Septiembre de 1810 fue el día en que aquí en Santa Cruz de la Sierra se dio el Grito libertario en contra del Imperio español.
- Como en México el “Grito de Dolores” por el cura Hidalgo. -Le respondo.- Muchos gritos, ¿No cree? Pareciera que para conseguir algo uno tiene que gritar…, y luego empuñar las armas. Me pregunto que pasaría si cuando somos jóvenes y gritamos nuestra independencia ante nuestras madres o padres, o ambos, cogiéramos luego las armas, cosa que por cierto, algunos hacen.
- Pienso que así es la ley de la vida.
- No estoy seguro, al menos en la Naturaleza las cosas no parecen funcionar de esa manera. Son los padres o las madres las que impulsan pronto a las nuevas generaciones para que sean independientes. Lo femenino en la Naturaleza no es constrictor. -Me mira como si no terminara de comprender lo que le digo.
- ¿Constrictor?
- Si, las madres humanas, individuales o colectivas, entiéndase una nación, parecen no querer que sus criaturas se liberen y crezcan a su aire. A propósito, ¿sabe que es lo que realmente ocurrió aquí?
Grito libertario. Andres Ibaez

- Aquí todos hemos estudiado que ese día los cruceños depusieron al representante de la Corona española y formaron una Junta de apoyo a la Junta de Buenos Aires. En ese momento Santa Cruz de la Sierra estaba compuesta por varios Partidos: el de los Moxos, el de los Chiquitos, Cordillera, Valle Grande y la capital. La Junta logró que esos Partidos les apoyaran y se mantuvo en el poder hasta mayo de 1811 cuando fue tomada por el Coronel Becerra que mandaba las tropas realistas y la mantuvo hasta 1813. en que los “patriotas” volvieron a recuperar la ciudad.
Sin proponérnoslo estamos volviendo a la Historia. Mi gran amigo y hermano Alexis, psicólogo él, me decía a propósito de este caer siempre en la misma trampa: “cuando me encuentro con el Capitán garfio, me engancho”. Pues eso.
- ¿Y sabe que el 24 de Septiembre de 1810 también fue el día en que se constituyeron las Cortes de Cádiz? -Le pregunto.- Ellas fueron las encargadas de redactar la Constitución de 1812, también llamada la Pepa, porque se juró el día de San José.
- No. -Me dice.- De la Historia de su país solo se cosas muy generales.
Me quedo pensando sobre el hecho de la parcialidad y la provincionalidad de nuestros conocimientos; de el daño que hace al desarrollo de las conciencias de los seres humanos el seguir sobrevalorando las historias nacionales. ¿Cuándo se podrá escribir y estudiar una historia de la Humanidad considerada como una unidad, como un todo, que incida en lo que une a los seres humanos y no en lo que los separa? Si, es cierto, conozco bastante bien la historia de mi país, que en el fondo no es muy diferente a la historia de cualquier país, lo único que cambia son nombres, detalles y anécdotas.

Los Diputados juran la constitución de las Cortes de Cádiz en 1810.
Pintura de José María Casado (1862).
  - En 1810 España se encontraba en plena invasión napoleónica y la Junta Central, acosada por el ejercito invasor, se había refugiado en la isla de San Fernando (Cádiz), llamada entonces Real Villa de la Isla del León, su último reducto en tierra peninsular. Allí se establecieron las Cortes Generales y allí permanecieron reunidas desde el 24 de de septiembre de 1810 al 20 de febrero de 1811.en que se trasladaron a Cádiz. A esta Real Villa las Cortes le conceden el título de ciudad y le cambian el nombre por el de San Fernando en honor a Fernando VII. Si hubieran sabido lo que haría después, se lo hubieran pensado.
- ¿Qué hizo?
- Volver a instaurar la Monarquía Absoluta. -Le contesto.- Como ve, siempre andamos luchando contra aquello que nos oprime. Allí, en San Fernando, la Junta Suprema Central Gubernativa de España e Indias, ese era su nombre oficial, decide constituir un Consejo de Regencia que asumiría todos los poderes de la Junta Central. Los miembros de la Junta se habían alojado en el Convento de la Enseñanza de María que fue desalojado para acogerlos y, ese 24 de septiembre de 1811, los Diputados a las Cortes Generales y Extraordinarias, se reunieron por primera vez con la finalidad de crear una Constitución liberal, la Primera Constitución española, y la tercera del mundo después de la Norteamericana y la Francesa.

Constitución de las Cortes de Cádiz, por Salvador Viniegra Museo Cortes de Cádiz
Juramento, por Fernando VII, de la Constitución de 1812.
Diputados de las Cortes reunidos en el Teatro Cómico de la Isla del León , más tarde llamado Teatro de las Cortes

Edición ilustrada de la Constitución de 1812.

Nos encontramos, en la Plaza 24 de Septiembre, ante el monumento a un militar. Como no se quien es, se lo pregunto a Fraulein Rottenmeier.
Monumento a Ignacio Warner.

- Es el monumento a Ignacio José Javier Warnes y Gaecía de Zúñiga (Buenos Aires 1770 – Santa Cruz de la Sierra 1816). Fue un militar argentino que lucho en la guerra de la Independencia de Hispanoamérica. Murió en la batalla de El Pari, una de las más sangrientas. Es uno de los próceres de esta ciudad en la que lideró la llamada “Republiqueta de Santa Cruz” [se conoce con ese nombre al territorio controlado por los independentistas cruceños], adscrita a las Provincias Unidas del Río de la Plata.
- ¿No le parece una coincidencia y a la vez un contrasentido que el mismo día que la Isla del León se convierte en el último reducto de los liberales españoles que quieren sacudirse el yugo del Emperador Napoleón y se preparan para redactar una Constitución Liberal, sus colonias, es decir, sus hijas, se levantan en armas contra ella y gritan a su vez que quieren su independencia?
Fraulein Rottenmeier me mira fijamente, como no sabiendo que decir, bien porque no entiende mi pregunta o porque, a causa de su desconocimiento de la historia de España, nuca se le había pasado por la cabeza plantearse esa cuestión. Aunque para mi es algo conocido que los movimientos de independencia no comenzaron al mismo tiempo en los distintos territorios de los tres Virreinatos, aunque el “Grito de Dolores” de los mexicanos se produjo solo unos cuantos días antes que éste de aquí, desde el momento en que ella me dice que la fecha del 24 de Septiembre de 1810 representaba para los cruceños su “Grito de Independencia”, me vino a la mente esta coincidencia. El problema es que no creo en coincidencias. Entiendo que la misma idea, la idea de “libertad” surgida de la Revolución Francesa, está en la base de todos estos procesos, pero la sincronicidad de la fecha en ambos, el de San Fernando y el de Santa Cruz de la Sierra, esconde algo más. Me prometo que a mi vuelta pensaré en ello.
Aunque, en este momento, mi mente está teniendo un pensamiento condensado en el que el tiempo se ha contraído haciéndose imperceptible. Es como una burbuja que contiene una idea -puede que provenga de ese mundo de las ideas del que habla platón- que se desarrolla por si misma, sin que yo tenga nada que ver con ello, aunque usa información que si está en mi memoria. Paree haber durado toda una eternidad, mientras se desarrollaba, pero en el tiempo de fuera ha sido menos que un instante. Luego, ha bastado una mínima atención a lo que me rodea, para que la burbuja se disuelva en el aire. Esto es lo que había en el interior de esa burbuja:

[El pensamiento contenido en la burbuja: Para la gente corriente estas coincidencias son fruto del azar, pero para Jung y otros investigadores son “sincronías”. Jung define este concepto como la simultaneidad de dos estados psíquicos diferentes. Es decir, se produce una sincronía cuando dos o más eventos, sin relación de causalidad entre ellos, pero que adquieren un mismos significado, son simultáneos en el tiempo.

Wolfgang Pauli, fue uno de los fundadores de la Física Cuántica, con el que Jung llevó a cabo investigaciones conjuntas sobre este tema. Ambos llamaron a sus investigaciones en conjunto “Sincronicidad, un  principio de conexión acausal”. Jung creía que debía de existir una dinámica más profunda para la que, como dice el “Kybalión”, el “azar”, solo es un nombre que se le da a una ley aún desconocida. Don Juan, le dice a Carlos Castaneda que la “suerte” solo es un “poder” que hay que saber manejar.
En su libro “Sincronicidad”, Jung nos cuenta el siguiente caso de sincronicidad. Una joven, paciente de Jung, sueña que le regalan un escarabajo de oro. Señala que mientras la joven le cuenta el sueño el está sentado de espaldas a la ventana que está cerrada. De repente escucha detrás de él un golpe, como si algo hubiera golpeado el cristal de la ventana. Se da la vuelta y ve que ha sido un escarabajo el que ha chocado contra la parte exterior del cristal. Jung abre la ventana y captura al escarabajo que aún permanece en alféizar medio “mareado”.

El escarabajo, una Cetonia Aurata, era la analogía más cercana que existía en aquel lugar respecto al escarabajo del sueño. Jung interpreta los dos acontecimientos simultáneos como algo simbólico de gran importancia respecto a su paciente. Desde Egipto, el escarabajo es el símbolo del “renacimiento” del Sol, de la Luz. El problema que aquejaba a su paciente era psíquico, el sueño intenta hacer llegar a la conciencia, desde el inconsciente, que se está produciendo un proceso de “sanación”, de renacimiento. Un aspecto del pasado de la joven había muerto, pero el sueño con el escarabajo indicaba que ahora renacía como algo nuevo. Sabemos que los símbolos son el lenguaje de los sueños, lo que la sincronicidad pone de manifiesto es que puede existir una comunicación, una sincronicidad, entre el mundo de los sueños y el mundo objetivo.

Para lo aborígenes australianos, el “Tiempo del Sueño”, la “Alcheringa”, es el espacio en el que se disuelven las fronteras entre lo que soñamos y lo que vivimos. Jung decía que “La sincronicidad en sentido estricto solo es un caso especial de un orden general acausal que da lugar a actos de creación en el tiempo”. Aunque me gusta más la explicación del poeta:
Hay que dormir con los ojos abiertos,
hay que soñar con las manos,
soñemos sueños activos de río
buscando su cauce,
sueños de sol soñando sus mundos.”
Octavio paz.]
Quiero aclarar que no me he inventado lo del pensamiento encerrado en el interior de una burbuja. Es algo que siempre he percibido, pero es cuando mi atención se enfoca de una cierta manera.

De donde creen que surge esta forma de representar,en las historias gráficas, nuestras palabras y pensamientos?

Les contaré algo que me ocurría cuando daba clases. Sucedía generalmente cuando les ponía una evaluación o un examen (en la época en que yo era estudiante se llamaban exámenes, sin eufemismos). No me gustaba estar “vigilándolos” para que no copiaran, la experiencia te dice cuando un alumno ha copiado su respuesta. Así que para no “molestar” me sentaba en mi mesa y me ponía a hacer otra cosa, preparar otra clase, corregir alguna tarea… Algunos, al verme absorto en lo que estaba haciendo, comenzaban a hablar (no del examen, el cual apenas habían preparado, sino de “sus cosas”). Entonces yo levantaba la mirada y veía, sobre la cabeza de los que estaban hablando, “veía”, o “percibía”, como una especie de “burbujas” que no había en los que estaban concentrados haciendo su examen.

Solo aparecían en aquellos que parloteaban. Entonces, en el momento en que levantaba mi cabeza y los miraba les decía: “Pepito, por qué estar parloteando y no respondiendo a tu examen.” Y Pepito me miraba sin comprender por qué había sabido yo que, aunque bajito, estaba de cháchara. Eso me dio fama de “brujo”, entre mis alumnos, fama que fue circulando en las sucesivas generaciones de alumnos, pues ellos no entendían como yo había sabido que era precisamente Pepito el que estaba hablando y no otro alumno, sobre todo si me encontraba mirando el trabajo que estaba corrigiendo sobre mi mesa.

Instintivamente yo había relacionado las “burbujas” sobre sus cabezas con el “parloteo”, y sus reacciones me reafirmaban que esa intuición era cierta. Siempre lo interpreté como un caso de sincronía. Pero mi percepción aprendió también a saber que los pensamientos (la Ciencia nos dice que son ondas electromagnéticas que generan las sinapsis de nuestra neuronas y que pueden ser registrada por un encefalógrafo) tomas la forma de burbujas que salen de nuestro cerebro.
Ya dije al principio de este relato que mi posición ante lo que los demás llaman “realidad” no se corresponde con lo que suele considerarse normal. Después de todo, ¿que es la realidad y a qué llamamos normal?

Un buen día, alguien me enseñó algo sobre el tiempo y el espacio; si queríamos tener una percepción más ajustada, deberíamos separar nuestra mente, o no tenerla constantemente enfocada en ellos, en esos aparentes obstáculos que son el tiempo y el espacio. Ellos le roban a nuestra mente su poder el cual deberíamos usar para otros fines, por ejemplo pensar en el ser que en realidad somos. Muy temprano en nuestra vida, la de la Humanidad considerada como una unidad, y la de cada uno de nosotros considerados individualmente, aprendimos, o nos enseñaron, que el período que nuestra mente requiere para estar conscientes de lo que llamamos la realidad material, constituye la duración de nuestra consciencia.
 

El tiempo no es una cosa objetiva que nos persigue.
Por ejemplo, comenzamos a seguir al Sol desde su salida hasta su puesta y, a ese período, le llamamos tiempo. Sin que nos diéramos cuentan de ello, comenzamos a relacionar ese tiempo con cualquier otra manifestación objetiva y, así, el tiempo, paso a convertirse también en una manifestación objetiva del Universo. Pero esto no es cierto. Si es cierto que nuestra mente requiere de intervalos para darse cuenta o comprender las cosas, pero ello no significa que aquello que observamos haya consumido tiempo. Lo mismo pasó con el espacio. Hemos establecido medidas para comprenderlo (metros, kilómetros, pies, pulgadas, etc.), pero estas medidas son arbitrarias y las comenzamos a usar como ayuda para interpretar lo que nuestra conciencia conocía de ese espacio. Así el espacio terminó por ser algo objetivo, una cosa, como la cometa o la piragua. Al convertirlos en objetos, tanto respecto al espacio como al tiempo, hemos concluido que ambas son realidades objetivas que también tienen un principio y un fin.
Ha sido de esta manera como se ha desarrollado nuestra conciencia objetiva del mundo tridimensional en el que imaginamos vivir, pensando que tiempo y espacio se encuentran relacionados el uno con el otro. Por ello es por lo que creemos que necesitamos tanto tiempo para recorres tanto espacio. Y que el tiempo empleado dependerá, se contraerá o se alargará, dependiendo de la velocidad con la que recorramos ese espacio.
El problema es que mientras la física cuántica establece que una partícula puede estar a la vez en un lugar y al mismo tiempo en otro distante, nosotros seguimos relacionando tiempo y espacio entre el comienzo de una acción y su finalización. Esto lo hacemos todos los día en cualquier acción que tomamos respecto a nuestros asuntos personales. Cualquier propósito que alberguemos llevar a cabo lo hacemos desde la consideración de que tiempo y espacio son realidades objetivas y materiales. Y toda nuestra cultura funciona así, desde esta falsa consideración, desde éste error.

Lo mismo que nadie ha visto nunca, “físicamente” una “idea” como realidad física objetiva, tampoco vemos el tiempo o el espacio, como realidades físicas objetivas. Sin embargo pensamos, actuamos y funcionamos como si lo fueran. Incluso creemos tener consciencia de ellos.
Para nuestra realidad de seres humanos, el tiempo y el espacio no son cosas importantes, aunque creamos que algo a lo que llamamos así esté ahí; pero lo que si es importante es nuestra consciencia de aquello que observamos. Cuando tenemos una captación o comprensión inmediata de algo, el tiempo desaparece. Lo mismo ocurre cuando tenemos la percepción de algo o alguien que parece ser una parte de nosotros, ya no hay distancia, es como si el espacio hubiera desaparecido. Lo que ocurre es que tiempo y espacio dependen de la relación de nuestra consciencia con lo que llamamos “cosas” u “objetos” y ello modifica nuestro estado de percepción.

 
Decimos que nuestros sentidos son facultades objetivas aunque también tenemos facultades no objetivas o “psíquicas”. Nuestras facultades objetivas (que son limitadas en su campo frecuencias) nos dicen como creemos que son las cosas, y a esta comprensión asociamos siempre tiempo y espacio como elementos también objetivos. Y esa es nuestra comprensión. A esta fase de nuestra consciencia la llamamos objetiva, porque se ha originado a través de los estímulos externos que han entrado por nuestros sentidos. Para nuestra cultura constituyen nuestra única realidad. Pero también tenemos estímulos internos a los que nuestra conciencia reacciona de forma subjetiva.

Los oftalmólogos nos dicen que cuando miramos un árbol, por ejemplo, lo que entra a través de nuestra vista no es el objeto árbol, sino una frecuencia energética que hace vibrar nuestra retina y que se proyecta hacia el fondo del ojo creando una imagen invertida a la que por convención, porque a sí lo hemos convenido desde el más remoto pasado, hemos llamado árbol (a este proceso los brujos mexicanos como el Don Juan de castaneda, lo llaman “desnatar”, porque se asemeja a ir separando las frecuencias más densas para objetivarlas y tomarlas como la única realidad)) y, además, arbitrariamente, agregamos la sensación de espacio o distancia, así como la sensación de tiempo si decidimos acercarnos a ella.

Lo que me enseñaron, y desde entonces intento mantener en mi consciencia (no siempre se consigue), es que el tiempo y el espacio son una forma de “comprensión”  que lleva a cabo nuestra mente (que no es un subproducto del cerebro) ante las impresiones que reciben nuestro sentidos externos. ¿Pero qué ocurre cuando inhibimos nuestros sentidos externos al ingerir alcohol, drogas u otras sustancias? La conciencia psíquica aparece. Para que esto ocurra no hace falta drogarse y alcoholizarse. Basta que nuestra mente enfoque su atención en ella.

Lo que emerge son impulsos cuyas frecuencias se encuentra más allá, o más abajo, de las frecuencias captadas por nuestros sentidos físicos. Pueden ser más o menos subconscientes, o subliminales, pero al igual que lo estímulos objetivos, también dejan su impronta en nosotros. Podría decirse que lo objetivo, lo subjetivo y lo psíquico forman una sola conciencia. Es importante intentar estar, siempre que se pueda, atento a lo que la pantalla de nuestra conciencia nos ofrece.
Si, ya lo se, sigo aquí en la Plaza 24 de Septiembre de Santa Cruz de la Sierra con Fraulein Rottenmeier mientras nos tomamos nuestros refrescos y charlamos del ambiente agradable y la armonía que aquí se respira y que permite incluso jugar al ajedrez y conversar apaciblemente. Antes de entrar en la catedral aprovecho que aún queda alguna luz para sacar fotografía a los edificios oficiales que rodean la plaza.
 
Placa de la plaza y escudo de Santa Cruz de la Sierra.

Gobierno Municipal.
Casa de Gobierno.
Palacio Prefectural
Club 24 de Septiembre
Casa de la Cultura
       - El Centro Histórico -me explica Fraulein Rottenmeier- lo constituye la Plaza 24 de Septiembre y sus aledaños. Alrededor de esta plaza se ubican los edificios institucionales. Algunos, como la catedral, se conservan desde la época de la Colonia y otros son posteriores aunque se ha procurado mantener el mismo estilo. Entre ellos está la Casa de la Cultura, la Casa de Gobierno (antiguo Palacio Prefectural), la Alcaldía Municipal, la Brigada Parlamentaria, la Catedral Metropolitana, el Club Social 24 de Septiembre y algún que otro salón de exposiciones.



La Pascana Center.
- ¿Y ese edificio tan singular?- Le pregunto.
- Es la Pascana Center. -Me responde.- Un Hotel y centro comercial con restaurante, boutique y demás.
Como suele ocurrir en el trópico, y sin que nos demos cuenta, la oscuridad comienza a invadir de forma súbita la plaza. Se encienden las farolas y los últimos rayos del sol que se pone por oriente inciden en la catedral “incendiándola”. Su aspecto cambia. Un instante antes, eso parece, su aspecto es de un marrón oscuro, pero de pronto éste se enciende y el ladrillo se llena de fuego. Mientras nos acercamos a ella, que se encuentra situada en el lado sur de la plaza, mi erudita guía me informa:

Basílica menor San Lorenzo Martir

- La primitiva iglesia que en ese lugar se construyó (1605) fue edificada por un fraile mercedario llamado Fray Diego Porres, cuando era Virrey Francisco Álvarez de Toledo, era una pequeña capilla hecha de adobes y techo de paja. Luego, en 1770, el obispo Ramón Herbosa la reconstruyó. En 1840, en la época del Mariscal Andrés de santa Cruz, la vieja iglesia fue demolida para construir una nueva que proyectó el arquitecto francés Felipe Bertres e inició las obras el obispo cruceño Francisco de Paula de Aguirre y Velasco. Luego en 1845 le tocó al obispo Ángel del Prado alentar a los vecinos a continuar las obras con ladrillos rojos traídos del río Pirai. Entre 1884 y 1886, Monseñor Juan José Valdivia eleva los muros y levanta las torres hasta una altura menor que las que ve ahora. En 1904, Monseñor José Belisario Santiestevan encarga la continuación de la obra a al constructor francés León Mousnier, sobre los planos elaborados por Felipe Bertres. El templo fue consagrado 3l 18 de Agosto de 1815. El nombre del templo es hoy Basílica Menor San Lorenzo Mártir, dignidad a la que fue elevado el templo en 1981.
El reflejo de la luz del sol del atardecer sobre el ladrillo rojo visto de la catedral es realmente electrizante, sobre todo si se asocia con el hecho que la basílica está consagrada a San Lorenzo que fue martirizado en una parrilla.

Nos dirigimos hacia la entrada custodiada por un policía o un guardia de seguridad que se ha sentado en el reborde de la basa de una columna y una mendiga que pide limosna, sentada en una banqueta junto a parte interior de la puerta, con un niño de pecho sobre las piernas.
El interior, dice mi guía, que es de estilo “ecléctico”. No entiendo muy bien a que se refiere al usar ese concepto en arquitectura, para mí “ecléctico” (del griego eklegein, “escoger” es un enfoque conceptual que no se somete a ningún paradigma (concepción filosófica, ideas, teorías o estilos). Tal vez quiera expresar con ello que su creador no se sometió a ninguna norma arquitectónica. Pues me parece muy bien.
Interior de la Basílica Catedral
El interior es ciertamente original. Destacan sus bóvedas de madera, un material de construcción muy común aquí en Santa Cruz de la Sierra. Mi guía me informa que en el altar mayor aún se conserva una parte del recubrimiento original de plata labrada del retablo de la misión de San pedro de Moxos y algunos relieves escultóricos procedentes también de esa misión. Intento hacer unas fotografías y me dice que no se puede, aunque me aviso tarde.


Pero no estamos aquí para ver la Basílica sino el Museo de Arte Sacro “Monseñor Calos Gericke Suárez”. Así que después de una mirada rápida a la nave central y a la cubierta, los metemos por un lateral y nos dirigimos hacia una estrecha puerta que da entrada al Museo.
Entramos a una especie de antesala que sirve de despacho y obras de arte. Sobre una mesa escritorio se encuentra una señora, ya muy mayor, muy acicalada y sonriente. Fraulein Rottenmeier se acerca a ella y la saluda cordialmente, como a alguien que ve frecuentemente. Pienso si será la secretaria, pero mi guía me la presenta como la directora del Museo, Doña Anita Suárez Terceros, especificándole que soy un profesor de Historia que viene de España. Más tarde me informa que tiene 86 años y que lleva 29 al frente del Museo como Directora Voluntaria. Me hace gracia lo de “voluntaria”, que es como decir “por amor al arte”. Bienvenida al club, pienso, pues todas las conferencias y cursos que he impartido y de los artículos que he escrito o de los programas de radio o televisión que he hecho o en los que he intervenido, han sido siempre "voluntarias", nunca cobré un miserable maravedí. Soy de los que piensan que el "conocimiento” debe ser compartido y no vendido.
Doña Anita Suárez Terceros. Directora del Museo.
El fundador del Museo
Santiago Matamoros
Tres cosas llaman mi atención de entrada: aparte de la sensible y “aporcelanada” sensibilidad de Doña Anita, que desde la presentación se ha convertido en mi guía, pues Fraulein Rottenmeier ha desaparecido de la sala: un retrato del fundador del museo y del que este lleva su nombre y un gran retablo en relieve de Santiago Matamoros (para los indígenas representa a un planeta, el planeta que nosotros llamamos Saturno, por ello lo aceptaron sin más problemas como la personificación de Inti Viracocha) al que me acerco para contemplarlo más de cerca y del que mi nueva guía me informa lo siguiente:

- Es una de las obras más importantes de este Museo de Arte Sacro. Fue tallado por los indígenas de Chiquitos dirigidos por el jesuita Alberto Marterer. Lo llevaron a Santiago de Compostela para exponerlo en la exposición que allí hubo cuando se celebraban los 500 años del Descubrimiento de América en 1995. También viajó en el 2006  en la muestra itinerante “Las artes de América Latina 1492-1820” que visitó las ciudades de Filadelfia, México, los Ángeles y Londres..
- ¡Vaya! Que se ha dado un buen paseo a Caballo. -Digo intentando introducir una nota de humor entre tanta cosa “sacra” y que a Doña Anita parece haberle hecho gracia.
Me explica que cuando el tal Monseñor Gericke vio la riqueza artística con que contaba la basílica, en gran parte neoclásica y barroca y en gran parte traído de las iglesias de las misiones que habían fundado los jesuitas, decidió hacer un museo. Este consta de cinco salas: en una están las tallas en madera; el otra, los ornamentos litúrgicos; en una tercera, los objetos de plata (de las minas del Potosí, claro); en la cuarta, una pinacoteca con los retratos de los obispos que por allí han pasado y otros cuadros, así como una colección de joyas; y una quinta sala que hace de archivo histórico de la basílica. El lugar elegido para instalarlo fue la antigua Sala Capitular, la contra Sacristía y un depósito de cosas viejas. El museo fue inaugurado el 22 de Septiembre de 1983. Dado que no pude hacer fotografían las imágenes incluidas aquí las busqué en Internet t otras las saqué de unos folletos que ella me regaló.
Púlpito de madera tallada
Inmaculada Concepción en madera policromada de estilo Mestizo. (S. XVIII)
Inmaculada Concepción en madera policromada de estilo Mestizo (S. XVIII).
La sala de tallados en madera muestra la habilidad y pericia de los artesanos indígenas. Destacan un púlpito y otras figuras como una Inmaculada con ciertos aires de Lupita mexicana y un Jorgito matando al dragón con profundas raíces alquimistas y esotéricas ya que ese pretendido San Jorge es uno de esos santos imposibles que se fabricó la Iglesia. También hay trípticos medallones y otras tallas.

En la sala llamada Galería de los Obispos, una minipinacoteca en la que se exponen los retratos de los obispos que gobernaron la diócesis de Santa Cruz de la Sierra así como otros cuadros de santos jesuitas y algunos de la escuela cuzqueña, entre ellos uno de la Virgen de Guadalupe mexicana. También se exponen aquí una amplia colección de joyas usadas por los obispos como pectorales de oro con incrustaciones de piedras preciosas, medallas, coronas, llaves de tabernáculos, anillos episcopales y un bello cáliz de oro repujado.
 
 

Entre los objetos de plata me llama la atención un Sagrario, de hecho hay varios, que tiene forma de Pelícano, aunque no lo parece.
- La idea es la del pelicano de las tradiciones alquimista y esotéricas que se picotea el pecho para con su sangre alimentar a sus polluelos, pero no se parece a un pelícano.  Le comento a Doña Anita.
- En realidad es una Tapacaré, un ave de los pantanales bolivianos. Es una obra indígena y se desconoce quien fue su autor. Se sabe que es del S. XVIII, que es de plata repujada y que pertenece a la Escuela cuzqueña. -Me responde.
Tal vez la más interesante de las salas, al menos para mí, y así se lo comento a Doña Anita, es la de la platería y orfebrería. Hay diseños realmente originales y hermosos como relicarios en forma de pájaros, barrocas custodias y traspuestos Cristos, así como placas, platos y bandejas en los que se notaba la impronta de la imaginería indígena. Casi todos los objetos son de plata repujada, bien con cincel o bien a golpes de martillo. Muchos fueron trabajados en las misiones jesuíticas y otros por los plateros y orfebres de la ciudad que trabajaban para capillas y particulares.
Material de trabajo de orfebres y plateros.

Yo provengo de una ciudad, Córdoba, célebre por sus plateros y siempre que voy por allí me gusta darme un paseo por la Judería para ver sus obras expuestas en los escaparates y en las mesas de exposición de las tiendas para turistas. Hay verdaderas maravillas. Algunos tiene su taller abierto para que les vean trabajar y ver como lo hacen. En ninguno falta sus pequeños martillos y cinceles y su pequeño yunque. La forma tradicional de trabajar la plata era calentarla y cuando estaba maleable se golpeaba con la parte plata de un pequeño martillo sobre un pequeño yunque. El platero suele usar varios tipos de martillos en las distintas partes del proceso.

Esta reproducción de la Mezquita, en plata repujada y cincelada, fue elaborada por los alumnos y alumnas del Consorcio de la Escuela de Joyería de Córdoba y presentada en el Festival de la Diversidad Cultural de París en el stand de Córdoba.
También se usan gubias y cinceles para repujar y hacer pequeñas hendiduras que van siguiendo las líneas del dibujo. En la época colonial, estas gubias se construían de hierro y a veces de madera. A veces, el platero, usa ácidos para grabar en la plata distintos diseños.
En esta sala de la platería se encuentra el objeto más antiguo del museo: una custodia de plata repujada donada por el capitán Francisco de Vargas Machuca y Doña Leonor de Castro, en 1603.
 

En la llamada sala de los ornamentos litúrgicos, donde se exhiben capas pluviales, casullas, dalmáticas, estolas y manípulos, así como paños y cubre-cálices, con bordados de hilos de oro, plata y seda y encajes de hilo, son también una muestra del trabajo de los artesanos cruceños. También se puede ver, imagen superior, la capa pluvial, las casullas y las estolas que usó el Papa Juan Pablo II en su visita a Santa Cruz de la Sierra el 13 de mayo de 1988 y que fueron hechas para su uso en las ceremonias litúrgicas que allí celebró.
En el Museo se conserva también el archivo histórico con los documentos religiosos que relacionan a Santa Cruz de la Sierra con España desde 1602 hasta 1945.

Se me olvida decir que aquí también se encuentra el libro más pequeño del mundo. Contiene el “Padre Nuestro” en varios idiomas. Fue editado en Roma en 1963.
Cuando terminamos de ver el museo, regresamos a la sala le sirve a Doña Anita de despacho. Fraulein Rottenmeier ya ha regresado y nos espera allí charlando con chico joven que parece ser el ayudante de la directora del Museo. Doña Anita me lleva hacia su mesa y de un cajón casa un gran libro bellamente encuadernado. Me doy cuenta que es un Libro de Visitas. Me pide que deje en él constancia de mi visita al museo. Accedo y escribo en el una frase de agradecimiento hacia su persona por haberme mostrado el museo que ella dirige con tanta devoción y tan altruistamente.
 

Cuando me de despido de ella le hago entrega de una pequeño donativo para la conservación del Museo (su presupuesto debe ser prácticamente nulo). Ella me entrega como recuerdo dos folletos, uno que conmemora los 25 años de vida del Museo y el otro que conmemora los 27 años.
 

Terminada la visita, Fraulein Rottenmeier se hace de nuevo cargo de mí y salimos de la basílica catedral. Ya ha anochecido y la plaza ofrece ahora un nuevo aspecto, también la catedral, ahora iluminada artificialmente y, aunque todo parece bien cuidado y limpio en esta parte de la ciudad, la pobreza no deja de estar presente para recordarnos que Bolivia, por desgracia, es uno de los países más pobre de América.
 

Fraulein  saca un móvil y llama al chofer diciéndole que le esperamos en una esquina de la plaza. No tenemos que separar mucho, aparece pronto, entramos en coche y le dice que nos lleve al hotel dando por finalizada nuestra visitas de la tarde.

Aunque en ella estaba incluida una visita a un lugar de artesanía llamado “La Recova” (así se llama también el "Mercado Municipal” de Santa Cruz de Tenerife), no ha hecho mención a ella. Como yo también estoy cansado de tanta clase de historia no le digo nada y me callo el hecho. Cuando llegamos a la entrada del hotel, se baja para despedirme y dándole las gracias por su amabilidad y sus explicaciones, me han parecido muy interesantes y conocer cosas que desconocía, le doy una propina y me despido de ella. Me dice que mañana otra persona vendrá a recogerme a las ocho de la mañana para ir a visitar Samaipata.

(Continua)



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