Viaje a Bolivia y Perú
-Del 17 de Agosto al 1 de Septiembre-
(Una visión personal)
-Del 17 de Agosto al 1 de Septiembre-
(Una visión personal)
(Continuación)
Santa Cruz de la Sierra: una visita guiada
(3).
Cuando salimos del Museo de Historia Regional, Fraulein Rottenmeier me informa que me va a llevar a ver una cosa que me interesará (antes
ya me había llevado a ver, de paso, un viejo colegio religioso del que no he
hablado aquí). Está cerca. Desde fuera es imposible ver la construcción que hay
detrás de la fachada de un solo piso, aunque al entrar me encuentro en la parte
alta de un inmenso anfiteatro escalonado lleno de bancos de madera. Al fondo, y abajo, un
escenario entarimado en el que parecer haber algún tipo de altar.
(...)
(...)
Al entrar todo me parece oscuro, he de
esperar un poco a mis ojos se acostumbren al nivel de luz que hay dentro, una
mezcla de claro-oscuro. Entra luz por los laterales que dan la impresión de
estar abiertos al exterior, aunque están cubierto por una serie de ventanas
acristaladas que se abren girando en su centro. En la parte central, a la
altura -mejor sería decir “bajura”-
por donde hemos entrado, hay un altar cubierto con un mantel blanco y detrás un
gran lienzo en cuyo centro se ha representado a la Virgen sosteniendo sobre
sus rodillas a un Cristo muerto. Está flanqueada por dos grandes ángeles. Junto
a ellos, lo que desde la distancia que me encuentro parecen personas de nuestro
tiempo.
- Le he traído a que vea esto porque antes
me pareció que mostraba gran interés en la arquitectura de las misiones
jesuíticas.
- Es cierto -le respondo- En la época en que
yo estudie, lo que ahora son tres licenciaturas separadas, Historia, Geografía
y Arte, se estudiaba en una sola. Así que como estudié Historia del Arte, me
gusta la arquitectura.
Me explica que el lugar es un templo
evangelista y que, como este, y de otros grupos, hay más en la ciudad. Están
dirigidos por misioneros norteamericanos. Como se puede apreciar en las
fotografías, el aforo forma una especie de semicírculo en cuyo centro se
encuentra el altar. En él pueden caber muy bien varios cientos de personas.
Aunque en este momento, además de nosotros, solo hay tres o cuatro personas,
todos hombres, apoyados los codos en el respaldo del banco que tiene delante y
la cabeza sujeta por las manos; se supone que rezando. Largo bancos hechos de
madera -no me parecen muy cómodos- cubren casi toda la superficie del aforo.
Los que más atrae mi atención en la
techumbre. También es de madera, y las grandes vigas parecen estar recubiertas
de lo que parecen “palitos”, al igual
que los grandes paños que hay entre las vigas. El tono rojizo de la madera crea
una cálida sensación. Grande lámparas, parecidas a faroles chinos, cuelgan de
las vigas.
- Aquí en Santa Cruz de la Sierra se construye mucho
en madera. -Me dice mientras hago unas fotografías.- Ya lo ha visto en el lobby
del hotel donde se hospeda. Es una herencia de las construcciones de los jesuitas.
Es hora de que vayamos a ver el centro de la ciudad, alrededor de la cual
creció esta.
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Arriba: Plano de la
ciudad en 1825. Centro: en 1906. Abajo.: en 1960.
|
Como estamos cerca,
vamos caminando. Al llegar a la plaza 24 de Septiembre, que así se llama el
Centro Histórico, la invito a tomar un refresco y me lleva a una especie de “venta” en la de una nevera coge una Coca
Cola y yo un refresco de limón. Pago y con los botellines en la mano nos
dirigimos al centro de la plaza. No hay excesiva gente, pero si se nota que hay
un buen ambiente. La primera impresión me parece agradable. Aparte del ruido de
los coches que circulan por dos de sus lados, el murmullo humano y el revoloteo
de las palomas se mezclan en una extraña cacofonía.
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Dibujo de Carlos Cirbián de lo que fue el Cabildo de Septiembre de 1810. |
- Si. -Me responde con énfasis.- El 24 de Septiembre de
1810 fue el día en que aquí en Santa Cruz de la Sierra se dio el Grito
libertario en contra del Imperio español.
- Como
en México el “Grito de Dolores” por
el cura Hidalgo. -Le respondo.- Muchos gritos, ¿No cree? Pareciera que para
conseguir algo uno tiene que gritar…, y luego empuñar las armas. Me pregunto
que pasaría si cuando somos jóvenes y gritamos
nuestra independencia ante nuestras madres o padres, o ambos, cogiéramos luego
las armas, cosa que por cierto, algunos hacen.
- Pienso
que así es la ley de la vida.
- No
estoy seguro, al menos en la
Naturaleza las cosas no parecen funcionar de esa manera. Son
los padres o las madres las que impulsan pronto a las nuevas generaciones para
que sean independientes. Lo femenino en la Naturaleza no es
constrictor. -Me mira como si no terminara de comprender lo que le digo.
-
¿Constrictor?
- Si,
las madres humanas, individuales o colectivas, entiéndase una nación, parecen
no querer que sus criaturas se liberen y crezcan a su aire. A propósito, ¿sabe
que es lo que realmente ocurrió aquí?
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Grito libertario. Andres Ibaez |
- Aquí
todos hemos estudiado que ese día los cruceños depusieron al representante de la Corona española y formaron
una Junta de apoyo a la Junta
de Buenos Aires. En ese momento Santa Cruz de la Sierra estaba compuesta por
varios Partidos: el de los Moxos, el de los Chiquitos, Cordillera, Valle Grande
y la capital. La Junta
logró que esos Partidos les apoyaran y se mantuvo en el poder hasta mayo de
1811 cuando fue tomada por el Coronel Becerra que mandaba las tropas realistas y la
mantuvo hasta 1813. en que los “patriotas” volvieron a recuperar la ciudad.
Sin
proponérnoslo estamos volviendo a la Historia.
Mi gran amigo y hermano Alexis, psicólogo él, me decía a
propósito de este caer siempre en la misma trampa: “cuando me encuentro con el Capitán garfio, me engancho”. Pues eso.
- ¿Y
sabe que el 24 de Septiembre de 1810 también fue el día en que se constituyeron
las Cortes de Cádiz? -Le pregunto.- Ellas fueron las encargadas de redactar la Constitución de 1812,
también llamada la Pepa,
porque se juró el día de San José.
- No.
-Me dice.- De la Historia
de su país solo se cosas muy generales.
Me quedo
pensando sobre el hecho de la parcialidad y la provincionalidad de nuestros
conocimientos; de el daño que hace al desarrollo de las conciencias de los seres
humanos el seguir sobrevalorando las historias nacionales. ¿Cuándo se podrá
escribir y estudiar una historia de la Humanidad considerada como una unidad, como un
todo, que incida en lo que une a los seres humanos y no en lo que los separa?
Si, es cierto, conozco bastante bien la historia de mi país, que en el fondo no
es muy diferente a la historia de cualquier país, lo único que cambia son
nombres, detalles y anécdotas.
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Los Diputados juran la constitución de las Cortes de
Cádiz en 1810.
Pintura de José María Casado (1862). |
- En
1810 España se encontraba en plena invasión napoleónica y la Junta Central, acosada por el
ejercito invasor, se había refugiado en la isla de San Fernando (Cádiz),
llamada entonces Real Villa de la
Isla del León, su último reducto en tierra peninsular. Allí
se establecieron las Cortes Generales y allí permanecieron reunidas desde el 24
de de septiembre de 1810 al 20 de febrero de 1811.en que se trasladaron a
Cádiz. A esta Real Villa las Cortes le conceden el título de ciudad y le
cambian el nombre por el de San Fernando en honor a Fernando VII. Si hubieran
sabido lo que haría después, se lo hubieran pensado.
- ¿Qué
hizo?
- Volver
a instaurar la Monarquía Absoluta.
-Le contesto.- Como ve, siempre andamos luchando contra aquello que nos oprime.
Allí, en San Fernando, la Junta Suprema
Central Gubernativa de España e Indias, ese era su nombre oficial, decide constituir
un Consejo de Regencia que asumiría todos los poderes de la Junta Central. Los
miembros de la Junta
se habían alojado en el Convento de la Enseñanza de María que fue desalojado para acogerlos y, ese 24
de septiembre de 1811, los Diputados a las Cortes Generales y Extraordinarias,
se reunieron por primera vez con la finalidad de crear una Constitución
liberal, la Primera Constitución
española, y la tercera del mundo después de la Norteamericana y la Francesa.
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Constitución de las Cortes de Cádiz, por Salvador
Viniegra Museo Cortes de Cádiz
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Juramento, por Fernando VII, de la Constitución de 1812. |
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Diputados de las Cortes reunidos en el Teatro Cómico de la Isla del León , más tarde llamado Teatro de las Cortes |
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Edición ilustrada de la Constitución de 1812.
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Nos
encontramos, en la Plaza
24 de Septiembre, ante el monumento a un militar. Como no se quien es, se lo
pregunto a Fraulein
Rottenmeier.
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Monumento a Ignacio Warner. |
- Es el
monumento a Ignacio José Javier Warnes y Gaecía de Zúñiga (Buenos Aires 1770 –
Santa Cruz de la Sierra
1816). Fue un militar argentino que lucho en la guerra de la Independencia de
Hispanoamérica. Murió en la batalla de El Pari, una de las más sangrientas. Es
uno de los próceres de esta ciudad en la que lideró la llamada “Republiqueta de Santa Cruz” [se conoce
con ese nombre al territorio controlado por los independentistas cruceños],
adscrita a las Provincias Unidas del Río de la Plata.
- ¿No
le parece una coincidencia y a la vez un contrasentido que el mismo día que la Isla del León se convierte en
el último reducto de los liberales españoles que quieren sacudirse el yugo del
Emperador Napoleón y se preparan para redactar una Constitución Liberal, sus
colonias, es decir, sus hijas, se levantan en armas contra ella y gritan a su
vez que quieren su independencia?
Fraulein Rottenmeier me mira fijamente, como no sabiendo que decir, bien porque no
entiende mi pregunta o porque, a causa de su desconocimiento de la historia de
España, nuca se le había pasado por la cabeza plantearse esa cuestión. Aunque
para mi es algo conocido que los movimientos de independencia no comenzaron al
mismo tiempo en los distintos territorios de los tres Virreinatos, aunque el “Grito de Dolores” de los mexicanos se
produjo solo unos cuantos días antes que éste de aquí, desde el momento en que
ella me dice que la fecha del 24 de Septiembre de 1810 representaba para los
cruceños su “Grito de Independencia”,
me vino a la mente esta coincidencia.
El problema es que no creo en coincidencias. Entiendo que la misma idea, la
idea de “libertad” surgida de la Revolución Francesa,
está en la base de todos estos procesos, pero la sincronicidad de la fecha en
ambos, el de San Fernando y el de Santa Cruz de la Sierra, esconde algo más.
Me prometo que a mi vuelta pensaré en ello.
Aunque,
en este momento, mi mente está teniendo un pensamiento condensado en el que el
tiempo se ha contraído haciéndose imperceptible. Es como una burbuja que
contiene una idea -puede que provenga de ese mundo de las ideas del que habla
platón- que se desarrolla por si misma, sin que yo tenga nada que ver con ello,
aunque usa información que si está en mi memoria. Paree haber durado toda una
eternidad, mientras se desarrollaba, pero en el tiempo de fuera ha sido menos
que un instante. Luego, ha bastado una mínima atención a lo que me rodea, para que la
burbuja se disuelva en el aire. Esto es lo que había en el interior de esa burbuja:
[El pensamiento contenido en la burbuja:
Para la gente corriente estas coincidencias son fruto del azar, pero para Jung y
otros investigadores son “sincronías”.
Jung define este concepto como la simultaneidad
de dos estados psíquicos diferentes. Es decir, se produce una sincronía cuando dos o más eventos, sin
relación de causalidad entre ellos, pero que adquieren un mismos significado,
son simultáneos en el tiempo.
Wolfgang
Pauli, fue uno de los fundadores de la Física
Cuántica, con el que Jung llevó a cabo investigaciones
conjuntas sobre este tema. Ambos llamaron a sus investigaciones en
conjunto “Sincronicidad, un principio de conexión acausal”. Jung
creía que debía de existir una dinámica más profunda para la que, como dice el
“Kybalión”, el “azar”, solo es un nombre que se le da a una ley aún desconocida.
Don Juan, le dice a Carlos Castaneda que la “suerte” solo es un “poder”
que hay que saber manejar.
En su
libro “Sincronicidad”, Jung nos
cuenta el siguiente caso de sincronicidad. Una joven, paciente de Jung, sueña
que le regalan un escarabajo de oro. Señala que mientras la joven le cuenta el
sueño el está sentado de espaldas a la ventana que está cerrada. De repente
escucha detrás de él un golpe, como si algo hubiera golpeado el cristal de la
ventana. Se da la vuelta y ve que ha sido un escarabajo el que ha chocado
contra la parte exterior del cristal. Jung abre la ventana y captura al
escarabajo que aún permanece en alféizar medio “mareado”.
El
escarabajo, una Cetonia Aurata, era
la analogía más cercana que existía en aquel lugar respecto al escarabajo del
sueño. Jung interpreta los dos acontecimientos simultáneos como algo simbólico
de gran importancia respecto a su paciente. Desde Egipto, el escarabajo es el
símbolo del “renacimiento” del Sol,
de la Luz. El
problema que aquejaba a su paciente era psíquico, el sueño intenta hacer llegar
a la conciencia, desde el inconsciente, que se está produciendo un proceso de “sanación”, de renacimiento. Un aspecto
del pasado de la joven había muerto, pero el sueño con el escarabajo indicaba
que ahora renacía como algo nuevo. Sabemos que los símbolos son el lenguaje de
los sueños, lo que la sincronicidad
pone de manifiesto es que puede existir una comunicación, una sincronicidad,
entre el mundo de los sueños y el mundo objetivo.
Para lo
aborígenes australianos, el “Tiempo del
Sueño”, la “Alcheringa”, es el espacio
en el que se disuelven las fronteras entre lo que soñamos y lo que vivimos.
Jung decía que “La sincronicidad en
sentido estricto solo es un caso especial de un orden general acausal que da
lugar a actos de creación en el tiempo”. Aunque me gusta más la explicación
del poeta:
“Hay que dormir con los ojos abiertos,
hay que soñar con las manos,
soñemos sueños activos de río
buscando su cauce,
sueños de sol soñando sus mundos.”
Octavio paz.]
Quiero aclarar que no me he inventado lo del pensamiento
encerrado en el interior de una burbuja. Es algo que siempre he percibido, pero
es cuando mi atención se enfoca de una cierta manera.
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De donde creen que surge esta forma de representar,en las historias gráficas, nuestras palabras y pensamientos?
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Les contaré algo que me ocurría cuando daba clases. Sucedía
generalmente cuando les ponía una evaluación o un examen (en la época en que yo
era estudiante se llamaban exámenes, sin eufemismos). No me gustaba estar “vigilándolos” para que no copiaran, la
experiencia te dice cuando un alumno ha copiado su respuesta. Así que para no “molestar” me sentaba en mi mesa y me
ponía a hacer otra cosa, preparar otra clase, corregir alguna tarea… Algunos,
al verme absorto en lo que estaba haciendo, comenzaban a hablar (no del examen,
el cual apenas habían preparado, sino de “sus
cosas”). Entonces yo levantaba la mirada y veía, sobre la cabeza de los que
estaban hablando, “veía”, o “percibía”, como una especie de “burbujas” que no había en los que
estaban concentrados haciendo su examen.
Solo aparecían en aquellos que parloteaban. Entonces, en
el momento en que levantaba mi cabeza y los miraba les decía: “Pepito, por qué estar parloteando y no respondiendo
a tu examen.” Y Pepito me miraba sin comprender por qué había sabido yo
que, aunque bajito, estaba de cháchara. Eso me dio fama de “brujo”, entre mis alumnos, fama que fue
circulando en las sucesivas generaciones de alumnos, pues ellos no entendían
como yo había sabido que era precisamente Pepito el que estaba hablando y no
otro alumno, sobre todo si me encontraba mirando el trabajo que estaba
corrigiendo sobre mi mesa.
Instintivamente yo había relacionado las “burbujas” sobre sus cabezas con el “parloteo”, y sus reacciones me
reafirmaban que esa intuición era cierta. Siempre lo interpreté como un caso de
sincronía. Pero mi percepción aprendió también a saber que los pensamientos (la Ciencia nos dice que son
ondas electromagnéticas que generan las sinapsis de nuestra neuronas y que
pueden ser registrada por un encefalógrafo) tomas la forma de burbujas que
salen de nuestro cerebro.
Ya dije al principio de este relato que mi posición ante
lo que los demás llaman “realidad” no
se corresponde con lo que suele considerarse normal. Después de todo, ¿que es
la realidad y a qué llamamos normal?
Un buen día, alguien me enseñó algo sobre el tiempo y el
espacio; si queríamos tener una percepción más ajustada, deberíamos separar
nuestra mente, o no tenerla
constantemente enfocada en ellos, en esos aparentes obstáculos que son el tiempo y el espacio. Ellos le roban a nuestra mente su poder el cual deberíamos
usar para otros fines, por ejemplo pensar en el ser que en realidad somos. Muy
temprano en nuestra vida, la de la
Humanidad considerada como una unidad, y la de cada uno de
nosotros considerados individualmente, aprendimos, o nos enseñaron, que el
período que nuestra mente requiere para estar conscientes de lo que llamamos la
realidad material, constituye la
duración de nuestra consciencia.
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El tiempo no es una cosa objetiva que nos persigue.
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Por ejemplo, comenzamos a seguir al Sol desde su salida
hasta su puesta y, a ese período, le llamamos tiempo. Sin que nos diéramos cuentan de ello, comenzamos a relacionar
ese tiempo con cualquier otra manifestación objetiva y, así, el tiempo, paso a convertirse también en
una manifestación objetiva del Universo. Pero esto no es cierto. Si es cierto
que nuestra mente requiere de intervalos
para darse cuenta o comprender las
cosas, pero ello no significa que aquello que observamos haya consumido tiempo. Lo mismo pasó con el espacio. Hemos establecido medidas para
comprenderlo (metros, kilómetros, pies, pulgadas, etc.), pero estas medidas son
arbitrarias y las comenzamos a usar como ayuda para interpretar lo que nuestra
conciencia conocía de ese espacio.
Así el espacio terminó por ser algo
objetivo, una cosa, como la cometa o la piragua. Al convertirlos en objetos, tanto respecto al espacio como al tiempo, hemos concluido que ambas son realidades objetivas que también tienen un principio y un fin.
Ha sido de esta manera como se ha desarrollado nuestra conciencia objetiva del mundo
tridimensional en el que imaginamos vivir, pensando que tiempo y espacio se
encuentran relacionados el uno con el otro. Por ello es por lo que creemos que
necesitamos tanto tiempo para
recorres tanto espacio. Y que el tiempo empleado dependerá, se contraerá
o se alargará, dependiendo de la velocidad con la que recorramos ese espacio.
El problema es que mientras la física cuántica establece
que una partícula puede estar a la vez en un lugar y al mismo tiempo en otro
distante, nosotros seguimos relacionando tiempo
y espacio entre el comienzo de una
acción y su finalización. Esto lo hacemos todos los día en cualquier acción que
tomamos respecto a nuestros asuntos personales. Cualquier propósito que alberguemos
llevar a cabo lo hacemos desde la consideración de que tiempo y espacio son realidades objetivas y materiales. Y
toda nuestra cultura funciona así, desde esta falsa consideración, desde éste
error.
Lo mismo que nadie ha visto nunca, “físicamente” una “idea”
como realidad física objetiva, tampoco vemos el tiempo o el espacio, como
realidades físicas objetivas. Sin embargo pensamos, actuamos y funcionamos como
si lo fueran. Incluso creemos tener consciencia de ellos.
Para nuestra realidad de seres humanos, el tiempo y el espacio no son cosas importantes, aunque creamos que algo a lo que
llamamos así esté ahí; pero lo que si es importante es nuestra consciencia de
aquello que observamos. Cuando tenemos una captación o comprensión inmediata de algo, el tiempo desaparece. Lo mismo
ocurre cuando tenemos la percepción
de algo o alguien que parece ser una parte de nosotros, ya no hay distancia, es
como si el espacio hubiera
desaparecido. Lo que ocurre es que tiempo
y espacio dependen de la relación de
nuestra consciencia con lo que llamamos “cosas”
u “objetos” y ello modifica nuestro
estado de percepción.
Decimos que nuestros sentidos son facultades objetivas aunque también tenemos facultades no objetivas o “psíquicas”.
Nuestras facultades objetivas (que son limitadas en su campo frecuencias) nos
dicen como creemos que son las cosas, y a esta comprensión asociamos siempre
tiempo y espacio como elementos también objetivos. Y esa es nuestra
comprensión. A esta fase de nuestra consciencia la llamamos objetiva, porque se
ha originado a través de los estímulos externos que han entrado por nuestros
sentidos. Para nuestra cultura constituyen nuestra única realidad. Pero también
tenemos estímulos internos a los que nuestra conciencia reacciona de forma
subjetiva.
Los oftalmólogos nos dicen que cuando miramos un árbol,
por ejemplo, lo que entra a través de nuestra vista no es el objeto árbol, sino una frecuencia
energética que hace vibrar nuestra retina y que se proyecta hacia el fondo del
ojo creando una imagen invertida a la que por convención, porque a sí lo hemos convenido desde el más remoto
pasado, hemos llamado árbol (a este proceso los brujos mexicanos como el Don
Juan de castaneda, lo llaman “desnatar”,
porque se asemeja a ir separando las frecuencias más densas para objetivarlas y
tomarlas como la única realidad)) y, además, arbitrariamente, agregamos la
sensación de espacio o distancia, así como la sensación de
tiempo si decidimos acercarnos a ella.
Lo que me enseñaron, y desde entonces intento mantener en
mi consciencia (no siempre se consigue), es que el tiempo y el espacio son
una forma de “comprensión” que lleva a cabo nuestra mente (que no es un subproducto del cerebro) ante las impresiones
que reciben nuestro sentidos externos. ¿Pero qué ocurre cuando inhibimos nuestros
sentidos externos al ingerir alcohol, drogas u otras sustancias? La conciencia psíquica aparece. Para que
esto ocurra no hace falta drogarse y alcoholizarse. Basta que nuestra mente
enfoque su atención en ella.
Lo que emerge son impulsos cuyas frecuencias se encuentra más allá, o más abajo, de las frecuencias captadas por nuestros sentidos
físicos. Pueden ser más o menos subconscientes, o subliminales, pero al igual
que lo estímulos objetivos, también dejan su impronta en nosotros. Podría
decirse que lo objetivo, lo subjetivo y lo psíquico forman una sola conciencia. Es importante intentar estar,
siempre que se pueda, atento a lo que la pantalla de nuestra conciencia nos ofrece.
Si, ya lo se, sigo aquí en la Plaza 24 de Septiembre de
Santa Cruz de la Sierra
con Fraulein Rottenmeier mientras nos tomamos nuestros refrescos y charlamos del ambiente
agradable y la armonía que aquí se respira y que permite incluso jugar al ajedrez
y conversar apaciblemente. Antes de entrar en la catedral aprovecho que aún
queda alguna luz para sacar fotografía a los edificios oficiales que rodean la
plaza.
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Placa de la plaza y escudo de Santa Cruz de la Sierra. |
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Gobierno
Municipal.
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Casa de Gobierno. |
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Palacio Prefectural |
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Club 24 de Septiembre |
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Casa de la Cultura |
- El Centro Histórico -me explica Fraulein Rottenmeier- lo constituye la Plaza 24 de Septiembre y sus aledaños. Alrededor
de esta plaza se ubican los edificios institucionales. Algunos, como la
catedral, se conservan desde la época de la Colonia y otros son posteriores aunque se ha
procurado mantener el mismo estilo. Entre ellos está la Casa de la Cultura, la Casa de Gobierno (antiguo
Palacio Prefectural), la Alcaldía Municipal,
la Brigada Parlamentaria,
la Catedral
Metropolitana, el Club Social 24 de Septiembre y algún que
otro salón de exposiciones.
- ¿Y ese edificio tan
singular?- Le pregunto.
- Es la Pascana Center. -Me responde.-
Un Hotel y centro comercial con restaurante, boutique y demás.
Como suele ocurrir en
el trópico, y sin que nos demos cuenta, la oscuridad comienza a invadir de forma súbita la
plaza. Se encienden las farolas y los últimos rayos del sol que se pone por
oriente inciden en la catedral “incendiándola”.
Su aspecto cambia. Un instante antes, eso parece, su aspecto es de un marrón
oscuro, pero de pronto éste se enciende y el ladrillo se llena de fuego. Mientras
nos acercamos a ella, que se encuentra situada en el lado sur de la plaza, mi
erudita guía me informa:
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Basílica menor San Lorenzo Martir |
- La primitiva iglesia
que en ese lugar se construyó (1605) fue edificada por un fraile mercedario
llamado Fray Diego Porres, cuando era Virrey Francisco Álvarez de Toledo, era
una pequeña capilla hecha de adobes y techo de paja. Luego, en 1770, el obispo
Ramón Herbosa la reconstruyó. En 1840, en la época del Mariscal Andrés de santa
Cruz, la vieja iglesia fue demolida para construir una nueva que proyectó el
arquitecto francés Felipe Bertres e inició las obras el obispo cruceño
Francisco de Paula de Aguirre y Velasco. Luego en 1845 le tocó al obispo Ángel
del Prado alentar a los vecinos a continuar las obras con ladrillos rojos
traídos del río Pirai. Entre 1884 y 1886, Monseñor Juan José Valdivia eleva los
muros y levanta las torres hasta una altura menor que las que ve ahora. En
1904, Monseñor José Belisario Santiestevan encarga la continuación de la obra a
al constructor francés León Mousnier, sobre los planos elaborados por Felipe
Bertres. El templo fue consagrado 3l 18 de Agosto de 1815. El nombre del templo
es hoy Basílica Menor San Lorenzo Mártir, dignidad a la que fue elevado el
templo en 1981.
El reflejo de la luz
del sol del atardecer sobre el ladrillo rojo visto de la catedral es realmente
electrizante, sobre todo si se asocia con el hecho que la basílica está consagrada a San Lorenzo
que fue martirizado en una parrilla.
Nos dirigimos hacia la
entrada custodiada por un policía o un guardia de seguridad que se ha sentado
en el reborde de la basa de una columna y una mendiga que pide limosna, sentada
en una banqueta junto a parte interior de la puerta, con un niño de pecho sobre
las piernas.
El interior, dice mi
guía, que es de estilo “ecléctico”. No entiendo muy bien a que se refiere al
usar ese concepto en arquitectura, para mí “ecléctico” (del griego eklegein, “escoger”
es un enfoque conceptual que no se somete a ningún paradigma (concepción
filosófica, ideas, teorías o estilos). Tal vez quiera expresar con ello que su
creador no se sometió a ninguna norma arquitectónica. Pues me parece muy bien.
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Interior de la Basílica Catedral |
El interior es ciertamente original. Destacan sus
bóvedas de madera, un material de construcción muy común aquí en Santa Cruz de la Sierra. Mi guía me informa que
en el altar mayor aún se conserva una parte del recubrimiento original de plata
labrada del retablo de la misión de San pedro de Moxos y algunos relieves
escultóricos procedentes también de esa misión. Intento hacer unas fotografías
y me dice que no se puede, aunque me aviso tarde.
Pero no estamos aquí para ver la Basílica sino el Museo de Arte Sacro “Monseñor Calos Gericke Suárez”. Así que después de una mirada
rápida a la nave central y a la cubierta, los metemos por un lateral y nos
dirigimos hacia una estrecha puerta que da entrada al Museo.
Entramos a una especie de antesala que
sirve de despacho y obras de arte. Sobre una mesa escritorio se encuentra una
señora, ya muy mayor, muy acicalada y sonriente. Fraulein Rottenmeier se acerca a ella y la saluda cordialmente, como a alguien que ve
frecuentemente. Pienso si será la secretaria, pero mi guía me la presenta como
la directora del Museo, Doña Anita Suárez Terceros, especificándole que soy un
profesor de Historia que viene de España. Más tarde me informa que tiene 86
años y que lleva 29 al frente del Museo como Directora Voluntaria. Me hace
gracia lo de “voluntaria”, que es
como decir “por amor al arte”.
Bienvenida al club, pienso, pues todas las conferencias y cursos que he
impartido y de los artículos que he escrito o de los programas de radio o
televisión que he hecho o en los que he intervenido, han sido siempre "voluntarias", nunca cobré un miserable
maravedí. Soy de los que piensan que el "conocimiento”
debe ser compartido y no vendido.
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Doña Anita Suárez Terceros. Directora del Museo. |
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El fundador del Museo |
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Santiago Matamoros |
Tres cosas llaman mi
atención de entrada: aparte de la sensible y “aporcelanada” sensibilidad de Doña Anita, que desde la presentación
se ha convertido en mi guía, pues Fraulein Rottenmeier ha desaparecido de la sala:
un retrato del fundador del museo y del que este lleva su nombre y un gran
retablo en relieve de Santiago Matamoros (para los indígenas representa a un
planeta, el planeta que nosotros llamamos Saturno, por ello lo aceptaron sin
más problemas como la personificación de Inti Viracocha) al que me acerco para
contemplarlo más de cerca y del que mi nueva guía me informa lo siguiente:
- Es una de las obras más importantes de
este Museo de Arte Sacro. Fue tallado por los indígenas de Chiquitos dirigidos
por el jesuita Alberto Marterer. Lo llevaron a Santiago de Compostela para
exponerlo en la exposición que allí hubo cuando se celebraban los 500 años del
Descubrimiento de América en 1995. También viajó en el 2006 en la muestra itinerante “Las artes de América Latina 1492-1820” que visitó las ciudades
de Filadelfia, México, los Ángeles y Londres..
- ¡Vaya! Que se ha dado
un buen paseo a Caballo. -Digo intentando introducir una nota de humor entre
tanta cosa “sacra” y que a Doña Anita
parece haberle hecho gracia.
Me explica que cuando
el tal Monseñor Gericke vio la riqueza artística con que contaba la basílica,
en gran parte neoclásica y barroca y en gran parte traído de las iglesias de
las misiones que habían fundado los jesuitas, decidió hacer un museo. Este
consta de cinco salas: en una están las tallas en madera; el otra, los
ornamentos litúrgicos; en una tercera, los objetos de plata (de las minas del
Potosí, claro); en la cuarta, una pinacoteca con los retratos de los obispos
que por allí han pasado y otros cuadros, así como una colección de joyas; y una
quinta sala que hace de archivo histórico de la basílica. El lugar elegido para
instalarlo fue la antigua Sala Capitular, la contra Sacristía y un depósito de
cosas viejas. El museo fue inaugurado el 22 de Septiembre de 1983. Dado que no
pude hacer fotografían las imágenes incluidas aquí las busqué en Internet t otras las saqué de unos folletos que ella me regaló.
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Púlpito de madera tallada |
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Inmaculada Concepción en madera policromada de estilo Mestizo. (S. XVIII) |
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Inmaculada Concepción en madera policromada de estilo Mestizo (S. XVIII). |
La sala de tallados en
madera muestra la habilidad y pericia de los artesanos indígenas. Destacan un
púlpito y otras figuras como una Inmaculada con ciertos aires de Lupita
mexicana y un Jorgito matando al dragón con profundas raíces alquimistas y
esotéricas ya que ese pretendido San Jorge es uno de esos santos imposibles que
se fabricó la Iglesia. También
hay trípticos medallones y otras tallas.
En la sala llamada
Galería de los Obispos, una minipinacoteca en la que se exponen los retratos de
los obispos que gobernaron la diócesis de Santa Cruz de la Sierra así como otros
cuadros de santos jesuitas y algunos de la escuela cuzqueña, entre ellos uno de
la Virgen de
Guadalupe mexicana. También se exponen aquí una amplia colección de joyas usadas
por los obispos como pectorales de oro con incrustaciones de piedras preciosas,
medallas, coronas, llaves de tabernáculos, anillos episcopales y un bello cáliz
de oro repujado.
Entre los objetos de
plata me llama la atención un Sagrario, de hecho hay varios, que tiene forma de
Pelícano, aunque no lo parece.
- La idea es la del
pelicano de las tradiciones alquimista y esotéricas que se picotea el pecho
para con su sangre alimentar a sus polluelos, pero no se parece a un pelícano. Le comento a Doña Anita.
- En realidad es una
Tapacaré, un ave de los pantanales bolivianos. Es una obra indígena y se
desconoce quien fue su autor. Se sabe que es del S. XVIII, que es de plata
repujada y que pertenece a la
Escuela cuzqueña. -Me responde.
Tal vez la más
interesante de las salas, al menos para mí, y así se lo comento a Doña Anita,
es la de la platería y orfebrería. Hay diseños realmente originales y hermosos
como relicarios en forma de pájaros, barrocas custodias y traspuestos Cristos,
así como placas, platos y bandejas en los que se notaba la impronta de la
imaginería indígena. Casi todos los objetos son de plata repujada, bien con
cincel o bien a golpes de martillo. Muchos fueron trabajados en las misiones
jesuíticas y otros por los plateros y orfebres de la ciudad que trabajaban para
capillas y particulares.
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Material de trabajo de orfebres y plateros. |
Yo provengo de una
ciudad, Córdoba, célebre por sus plateros y siempre que voy por allí me gusta
darme un paseo por la Judería
para ver sus obras expuestas en los escaparates y en las mesas de exposición de
las tiendas para turistas. Hay verdaderas maravillas. Algunos tiene su taller
abierto para que les vean trabajar y ver como lo hacen. En ninguno falta sus
pequeños martillos y cinceles y su pequeño yunque. La forma tradicional de trabajar la
plata era calentarla y cuando estaba maleable se golpeaba con la parte plata de
un pequeño martillo sobre un pequeño yunque. El platero suele usar varios tipos
de martillos en las distintas partes del proceso.
También se usan gubias
y cinceles para repujar y hacer pequeñas hendiduras que van siguiendo las
líneas del dibujo. En la época colonial, estas gubias se construían de hierro y
a veces de madera. A veces, el platero, usa ácidos para grabar en la plata distintos
diseños.
En esta sala de la platería se encuentra el objeto más
antiguo del museo: una custodia de plata repujada donada por el capitán
Francisco de Vargas Machuca y Doña Leonor de Castro, en 1603.
En la llamada sala de
los ornamentos litúrgicos, donde se exhiben capas pluviales, casullas, dalmáticas,
estolas y manípulos, así como paños y cubre-cálices, con bordados de hilos de
oro, plata y seda y encajes de hilo, son también una muestra del trabajo de los
artesanos cruceños. También se puede ver, imagen superior, la capa
pluvial, las casullas y las estolas que usó el Papa Juan Pablo II en su visita
a Santa Cruz de la Sierra
el 13 de mayo de 1988 y que fueron hechas para su uso en las ceremonias litúrgicas
que allí celebró.
En el Museo se conserva
también el archivo histórico con los documentos religiosos que relacionan a
Santa Cruz de la Sierra
con España desde 1602 hasta 1945.
Se me olvida decir que
aquí también se encuentra el libro más pequeño del mundo. Contiene el “Padre
Nuestro” en varios idiomas. Fue editado en Roma en 1963.
Cuando terminamos de
ver el museo, regresamos a la sala le sirve a Doña Anita de despacho. Fraulein Rottenmeier ya ha regresado y nos espera allí charlando con chico joven que parece
ser el ayudante de la directora del Museo. Doña Anita me lleva hacia su mesa y
de un cajón casa un gran libro bellamente encuadernado. Me doy cuenta que es un
Libro de Visitas. Me pide que deje en él constancia de mi visita al museo.
Accedo y escribo en el una frase de agradecimiento hacia su persona por haberme
mostrado el museo que ella dirige con tanta devoción y tan altruistamente.
Cuando me de despido de
ella le hago entrega de una pequeño donativo para la conservación del Museo (su
presupuesto debe ser prácticamente nulo). Ella me entrega como recuerdo dos
folletos, uno que conmemora los 25 años de vida del Museo y el otro que
conmemora los 27 años.
Terminada la visita, Fraulein Rottenmeier se hace de nuevo cargo de mí y salimos de la basílica catedral. Ya ha
anochecido y la plaza ofrece ahora un nuevo aspecto, también la catedral, ahora
iluminada artificialmente y, aunque todo parece bien cuidado y limpio en esta
parte de la ciudad, la pobreza no deja de estar presente para recordarnos que
Bolivia, por desgracia, es uno de los países más pobre de América.
Fraulein saca un móvil y llama al chofer
diciéndole que le esperamos en una esquina de la plaza. No tenemos que separar
mucho, aparece pronto, entramos en coche y le dice que nos lleve al hotel dando
por finalizada nuestra visitas de la tarde.
Aunque en ella estaba incluida una visita a
un lugar de artesanía llamado “La
Recova” (así se llama también el "Mercado Municipal” de Santa
Cruz de Tenerife), no ha hecho mención a ella. Como yo también estoy cansado de
tanta clase de historia no le digo nada y me callo el hecho. Cuando llegamos a
la entrada del hotel, se baja para despedirme y dándole las gracias por su
amabilidad y sus explicaciones, me han parecido muy interesantes y conocer
cosas que desconocía, le doy una propina y me despido de ella. Me dice que
mañana otra persona vendrá a recogerme a las ocho de la mañana para ir a
visitar Samaipata.
(Continua)
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