viernes, 8 de noviembre de 2013

Bárbara Ivanova. Un abrazo del Cosmos.

Bárbara Ivanova

<PUBLICADO EN LA GACETA DE CANARIAS EL 22/03/1992>
<PÁGINA>: LA OTRA PALABRA
<AUTOR>: Alfiar
<TÍTULO>: Bárbara Ivannova. El abrazo del Cosmos
<SUMARIO>: Desde la realidad humana invocó a la Energía Cósmica para que se uniera a la de su corazón.
<ILUSTRACION>: Foto. Bárbara Ivannova
<CUERPO DEL TEXTO>:
Las gentes formaban un semicírculo a su alrededor. Les hablaba de ponerse en paz y armonía con el Universo, de que esa armonía permitía a la Energía Cósmica penetrar en nosotros y curar nuestras enfermedades, nuestros bloqueos mentales, emocionales y psíquicos, muestras dolencias físicas, si así lo permitía nuestro estado evolutivo y nuestro karma. Extendió los brazos hacia arriba y al frente, y desde sus setenta y cinco años que vino a cumplir en Tenerife, cargados de experiencia, sufrimientos y, a pesar de ellos, o por ellos, aceptación de la vida, llena de sabiduría que fluía por ella de una manera natural; desde esa realidad humana, invocó a la Energía Cósmica para que se uniera a la de su corazón. Luego de una breve concentración, con ligeros movimientos de sus dedos, como si ellos mismos supieran lo que tenían que hacer, la proyectó hacia los que formaban el semicírculo.

(...)


Bárbara Ivanova nos hizo formar un gran círculo.
Debajo del gran árbol, un ficus cauchero, el tiempo se detuvo por un breve instante, y todos sintieron en una forma u otra que algo penetraba en ellos, como si el Cosmos entero los abrazara y los conmoviera por dentro.

Ella, en un español vivo y fluido, con un fuerte acento ruso, pero claro y lleno de luz, preguntó:

- ¿Quién tenía dolor? ¿Quién tenía problemas? Observen lo que les ha acontecido a cada uno. ¿Tú que has visto?- Le preguntó a un niño.

Y el niño que estaba un poco al margen de aquello y preocupado por un lagarto que había cazado, respondió que había visto como la luz dorada fluía de ella y del centro de su frente.

Muchos sintieron como las energía entraba en ellos y los recorría por dentro; algunos, que sentían algún dolor físico en alguna parte de su cuerpo, percibieron como el dolor había desaparecido; algunas personas que estaban bloqueadas internamente lloraban compulsivas porque el bloqueo emocional que las mantenía apresadas se había roto.

- Yo no sabía nada de lo que les pasaba -dijo-, la Energía Cósmica actúa por si misma.

Así fue mi encuentro con Bárbara Ivannova. Estábamos en una finca de aguacateros en el valle de Güimar, en casa de Anny Ghente, la persona cuyos trabajos y esfuerzos han permitido que Bárbara viniera a Tenerife. Pasó el sábado con nosotros, compartió la comida con nosotros, habló con nosotros y nos puso en contacto con la Energía Cósmica, comunicándonos su energía y su amor por la Humanidad.

Alejandro haciendo a Bárbara una entrevista para TVEC.
- Estoy aquí por dos motivos -dijo mientras Alejandro Togores le hacía una entrevista televisiva en las pirámides de Güimar, en el atardecer del domingo-, por ella -y señaló a Anny-, y por esto. -Y abrió sus brazos abarcando todo el conjunto. Yo he tenido siempre una gran veneración por las cosas antiguas... Ellas nos hablan de nuestro pasado. De este lugar se desprende dolor y sufrimiento. Y eso es algo que pertenece a los que aquí vivieron, a sus antepasados, y hay que tener reverencia por ellos. Es nuestra historia... No podemos, no tenemos el derecho de destruir esto.

Bárbara Ivanova y un servidor en las Pirámides de Güimar.
Mientras Alejandro la filmaba, recorrió el lugar con veneración, posando la mirada luminosa y clarividente de ojos azules por las, para ella, venerables piedras, a las que acariciaba con sus manos y su mirada, como si hablara con ellas, mientras recogía pequeñas piedrecitas del lugar.

- En un pasado muy remoto, en la Prehistoria, hubo aquí sacrificios que llenaron de dolor el lugar. También hubo seres vestidos de túnicas blancas... Pero eso ocurrió hace mucho, mucho tiempo. Este lugar, no sólo las pirámides, todo el conjunto, es un lugar sagrado. Aquí hay oculto, como en las pirámides de Egipto, como en América... ¿no ves que es la misma energía y el mismo conocimiento el que las construyó? -me dijo en un momento entre la filmación-. Estas construcciones contienen un conocimiento que debemos conocer...

Y cuando alguien le preguntó señalando el mar, que se veía en el horizonte, que le parecía, le respondió:

- El mar no es importante. Las pirámides son importantes.

Durante todo el sábado unas treinta personas compartimos, bajo la sombra del gran ficus, la comida, las palabras, las experiencias. A Bárbara Ivannova le encanta comunicarse con las gentes, hablar de lo que acontece, aconteció y acontecerá, de lo que le pasa a cada uno, de lo que aprendió a lo largo y ancho de su vida.

-¡Pregúntenme! ¡Pregúntenme! -Decía siempre.
 

Y hablamos de su vida en la URSS bajo el sistema comunista, de las dificultades, de sus trabajos parapsicológicos en un Centro de Bioenergía, pues palabras como sanación, clarividencia, etc estaban prohibidas y tuvieron que inventarse otras más científicas; todo ello por diez años, hasta que cerraron el centro. Contó el caso de un alto funcionario del Partido que a causa de una enfermedad quedó ciego. Ella lo trato. Le dijo que su enfermedad había ocurrido porque su actividad política le había absorbido tanto, que ya no tenía tiempo para detenerse y pensar en si mismo, para ver cual era su situación como ser humano. Curó su enfermedad, aunque siguió ciego. "El tuvo entonces tiempo para reflexionar y pensar en su vida y darse cuenta de lo que era. Cambió. Aceptó su ceguera. Se hizo un ser espiritualmente despierto. Eso es lo importante".

Contó esta historia para decir que la enfermedad surge como una ayuda que Dios le envía al hombre para que este pueda seguir evolucionando espiritualmente. "Dios nos da la enfermedad para que nos demos cuenta de que nos hemos dormido".

Un descanso para reponer fuerzas.
La tarde pasó llena de armonía, con gran placidez. El sol se puso al otro lado de las montañas. La reunión fraterna comenzó a disolverse. Muchos iniciaron la marcha hacia Santa Cruz, querían despedirse del carnaval. Pasamos a un salón, antiguo granero, acondicionado y decorado para estar cómodo, en un ambiente cálido, resguardado del frío que comenzaba a levantarse en el exterior. Continuamos la conversación a un nivel más íntimo, haciendo tiempo hasta la hora de cenar.

Conocí su lado femenino, su cara frívola y coqueta.
 

- Hasta los cien años las mujeres tenemos que ser coquetas-, decía con una amplia sonrisa.

Salimos por un momento a contemplar el cielo estrellado que cubría el valle. Arriba Sirio y Orión. El resplandeciente Júpiter y el rojo Marte, nos contemplaron desde lo alto. Nos sentimos agradecidos por tanta Belleza.
 

Volvimos al tema de la sanación. Habló de los peligros de los que se dedican a ello sin estar preparados. "Hay un gran peligro en esas personas que manipulan las energías, las personas y los corazones con ignorancia. Antes de dar conocimiento de estas cosas hay que elevar el nivel de conciencia; antes de eso, no tenemos el derecho de intervenir ni de influir... Uno no debe permitir a cualquier curador acercarse; primero tiene que haber confianza, luego conciencia de lo que funciona, por ambas partes, luego dejar que las manos hagan por ellas mismas, ellas saben lo que hay que hacer". Dijo que esa no injerencia en la realidad de los demás se debía a que "la enfermedad, el dolor, es uno de los medios del despertar. Las experiencias negativas son también un medio de desarrollo espiritual".
 

Siempre estaba sonriendo.
Hablamos de la Humanidad. "Yo estoy viendo ahora mismo como en la Humanidad se eleva un absceso lleno de pus... Esa es la enfermedad. Este absceso está lleno de toda la energía negativa generada por el ser humano. ¿Cómo curarlo? Con la energía del Cosmos expresándose a través de ideas elevadas. No todos pueden, ¿quién tiene el derecho moral de tocar estos asuntos con las manos sucias?"
Le plantee la idea de que la Humanidad era algo así como un órgano de la propia Tierra y que tenía que cumplir una función en relación a ésta.
 

- Si. Si. -Afirmó.- La Humanidad es un conjunto de energías que deben fluir en forma armónica con la Tierra. Pero no estamos armonizados; aún no comprendemos ni sabemos muchas cosas. Todo es Uno.
 

Le pregunté por el futuro de la Humanidad.
 

- El futuro lo veo lleno aún de contradicciones. pero es a través de ellas, por las que el hombre tiene necesariamente que pasar como experiencia dolorosa, veo que hay una salida. Yo no pierdo la esperanza. La Humanidad no está perdida. Cada uno de nosotros, los que sabemos alguna cosa, tenemos la responsabilidad de equilibrar, tomándola como nuestra, esa energía desequilibrada y enferma. No hay que rechazar, hay que tomar.
 

Contó que durante la época de la máxima represión comunista, ella no se podía permitir sentir odio hacia los represores, "sentía pena y trataba de verlos cono personas". Añadió que a la vez que hay células del organismo de la Humanidad que están enfermas, hay otras que se están uniendo en forma cada vez más conscientes. "Están naciendo niños -dijo- por todo el mundo que serán nuestros maestros". Contó el caso de una amiga suya, rusa, cuyo hijo de tres o cuatro años le preguntó un día a su madre:
 

- Madre, ¿tu sabes lo que es Dios?- Y la madre que era comunista le respondió:
 

- No. Se que existe algo, pero no se lo que es.
 

- Yo si se lo que es Dios- respondió el niño ante el asombro de la madre.
 

- Explícamelo. - Dijo la madre.
 

- Estás viendo ese perro; Dios está en él; estás viendo ese árbol, Dios está en él...
"Esto fue muy fuerte para mí -dice Bárbara Ivannova-, porque en su familia comunista nunca se hablaba de Dios..."
 

Nuestra anfitriona Anny nos llamó para la cena. Mientras cenábamos pude observar el respeto con que contemplaba los alimentos de los que en su país carecía. Quise saber más sobre esos niños.
 

- Son almas que vienen al mundo para enseñarnos nuevos caminos; tenemos que obedecer, escuchar por lo menos lo que nos dicen. Lo mismo que tenemos el deber de escuchar lo que otras almas, otros seres de otras dimensiones y lugares del Cosmos nos transmiten. Esa información es importante para elevar nuestra comprensión... Debemos escucharlas...
 
A veces, se queda en silencio y pensativa.

Eran las once y media de la noche cuando nos retiramos a descansar. Se la veía cansada pero llena de ánimo. Nos despedimos hasta el día siguiente.
 

También este reportaje se acaba, a pesar de que quedan tantas cosas por decir. Me doy cuenta de que no he dicho nada de sus títulos, honores y méritos sobre sus investigaciones parapsicológicas, de las sociedades científicas a las que pertenece, de los seis idiomas que como profesora de lengua habla, de todo eso... Aunque pienso que todo ello, y estoy seguro que ella está de acuerdo conmigo, no es lo importante.
 

Lo importante es que un ser humano llamado Bárbara Ivannova, cargada con setenta y cinco años a la espalda, está aquí y podemos conocerla, podemos escuchar sus palabras llenas de lucidez, sabiduría y clarividencia, podemos comprender lo que estas palabras dicen, podemos poder llevar a la práctica estas ideas en nuestra vida diaria; lo importante es ese abrazo del Cosmos, del Padre Cielo, que ella ofrece a su hija la Humanidad, llena aún de miedo, sufrimiento e ignorancia, que se halla en trance de ser parida a un nuevo estado de conciencia por este bello planeta, su Madre Tierra.



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