Viaje a Bolivia y Perú
-Del 17 de Agosto al 1 de Septiembre-
-Del 17 de Agosto al 1 de Septiembre-
(Una visión personal)
(Continuación)
Visita a “El Fuerte” de Samaipata
Paso los nueve
kilómetros que nos separan del yacimiento arqueológico admirando el paisaje.
Apenas me doy cuenta he hemos llegado a una construcción de piedra con cubierta
de paja. Delante, apoyado en una especie de chimenea, una gran losa con el
anagrama de la UNESCO
señala que el lugar el Patrimonio Arqueológico de la Humanidad.
(...)
(...)
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Centro de rebimiento a "El Fuerte". |
Bajamos del coche y el que debe ser nuestro guía del lugar
se acerca a nosotros presentándose y saludándonos. Se llama Cecilio Choque
Márquez. Edwin nos dice que esperemos mientras él se acerca a sacar las
entradas para acceder al lugar. Debe estar por aquí cerca. Me equivoco, hay una
larga caminata por una empinada cuesta hasta llegar a las inmediaciones de la
gran roca y al circuito y andadores elevados que se han construido para poder
observarla desde una posición elevada.
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Uno de los tramos de subida hasta El Fuerte. |
Como el suelo parece arena, y está mojado, pues ha llovido
esta madrugada, saco de la mochila un bastón que he comprado en Tenerife para
casos como este. Los años pesan y uno ya no está para muchos de estos trotes,
sobre todo me cuesta trabajo subir cuestas, ya que mi vida es un tanto
sedentaria. Menos mal que en algunos tramos han construido una especie de
escalones con troncos que permiten asentar los pies y no resbalar cuesta abajo.
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Carretera a "El Fuerte", Valle donde se ubuca Samaipata |
Mientras ascendemos, contemplo una hermosa vista del valle
donde se ubica el pueblo de Samaipata, veo la carretera o camino por el que
hemos venido y todo el entorno en el que se ubica “El Fuerte”, llamado así
porque en su día hubo aquí una especie de fortaleza española construida por los
conquistadores.
Ya casi llegamos arriba de la loma y Edwin y Cecilio, que
me ven fatigado y con la respiración entrecortada, me permiten uno minutos de
descanso, lo que aprovecho para que me hagan una foto y yo también hacer alguna
de los alrededores.
Recuperada la respiración, seguimos ascendiendo. Los lados
peligrosos de la ascensión están protegidos por barreras de troncos, que dicho
sea de paso, al menos en mi caso, también sirven para apoyarse. Me doy cuenta
que tengo un problema en mis viajes. En casi todos los lugares donde he estado,
México, Egipto, Francia…, y ahora aquí en Bolivia y me imagino que no será
diferente en Perú, no he dejado de subir y bajar montes, pirámides, templos,
escaleras hasta los alto de las torres de los castillos… Seguramente tiene un
significado, aunque tal vez tenga que ver con el que fue mi primer artículo en
un periódico, yo tenía 17 años y estudiaba PREU, fue en un periódico de Ciudad
Real llamado “Lanza” (lo del nombre se explica porque estábamos en plena dictadura
franquista). No resisto la tentación de incluirlo aquí, ya que trata de eso, de
subir y bajar montañas.
EL MUNDO A
MIS PIES
Hacía una bonita tarde. Había acabado de
comer y, al ver aquel sol de Otoño, bello y deslumbrador, decidí dar un paseo.
Caminaba despacio, saboreando las delicias que la naturaleza me ofrecía. El
cielo azul claro recortaba una cima montañosa. Aquella bonita visión me animó a
escalarla. Iba alegre y risueño, esquivando las piedras y matorrales. Por
algunos sitios el monte se hacía muy espeso; en otros, ninguna mota verde manchaba
el suelo. Ya estaba muy cerca de la cumbre. Una suave brisa azotaba mi rostro e
inundaba mis pulmones de un aire saludable que daba vida y bienestar. Reanimado
por la serenidad de la tarde, rematé la ascensión.
Desde la cumbre, el espectáculo era magnífico. Desde allí arriba, todo
cuanto me rodeaba estaba a mis pies. Con mi figura recortada en el azul del
cielo, parecía un dios en su trono del Olimpo. La idea me llenó de orgullo. Yo
un dios, y allí a mis pies, se arrastraba una ciudad a la que yo, desde mi
altura, miraba con desprecio. Desde mi trono, todo parecía alabarme,
obedecerme. Sin darme cuenta, absorto en mis pensamientos, me había cubierto de
grandeza.
Cuando regresé a mi casa, volví a mirar a lo alto de la montaña, a mi
trono de unos momentos, y lo vi tan lejos que me anonadé. Los rojos rayos del
sol poniente le daban un aspecto fantástico y parecía algo sobrenatural. De
pronto, me vi allí tan pequeño, rodeado de todo aquello que poco antes había
estado a mis pies, que me dio lástima de mi mismo.
Entonces comprendí que lo difícil no es conquistar una cumbre, sino
saberla mantener. ¡Cuántas veces el hombre se endiosa por fáciles victorias,
subiendo a la “montaña”, sin tener en cuenta que hay que bajar después.
Alfiar
(Puertollano, 1958)

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Aunque aún no se divida El Fuerte. El Guía me dice que esos restos son incas. |
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Aunque el paisaje es espectacular, me resultaría ahora difícil vivir aquí. Me he acostumbrado a ver el mar permanentemente. |
¡Por fín parece que
llegamos! El sendero termina en una especie de construcción, como un mirador
elevado al que se accede, ¡faltaría más!, subiendo más escalones. Decía Octavio
Paz en el “Laberinto de la Soledad” (Crítica de
la pirámide) que: “Las geografías también
son simbólicas: los espacios físicos se convierten en arquetipos geométricos
que son formas emisoras de símbolos. Llanuras, valles, montañas: los accidentes
del terreno se vuelven significativos apenas se insertan en la historia.” Y
es que, como bien señala, el paisaje adquiere dimensión humana y, por ello
mismo, también adquieren dimensión histórica, cuando es contemplado por la
mirada humana, ya que es entonces cuando se convierte en “escritura cifrada y texto jeroglífico”. Durante siglo, tal vez
durante milenios, por una razón u otra, multitud de pueblos han ascendido hasta
aquí y en forma cifrada nos han dejado, inscrita en el paisaje, su visión del
mundo, su sentir más profundo, su anhelo humano. Los símbolos nos dan una
visión distinta y distante de la geografía. Así: la India es un árbol invertido
cuyas raíces se hunden en el cielo; México, la meseta de Anahuac, se levanta al
cielo como una enorme pirámide trucada donde se asienta la mansión del Sol;
China es un gran disco sostenido por el caparazón de una tortuga; España es la
piel de un toro extendida, donde desde hace miles de años se lidia con la
muerte. Ya lo he dicho en otra parte. Cada geografía tiene su centro, que es a
la vez el centro del mundo, un centro orientado a los cuatro dimensiones del
cosmos. Y aunque en los Andes (prescindamos por un momento de los límites territoriales
de los Estados modernos), ese centro es una isla surgida en un lago, la Isla del Sol, en el Titicaca,
éste se prolonga hasta este lugar donde me encuentro, mal que les pese a los
pretendidos expertos.
Cuando por fin logro
ascender al mirador, ese centro, oculto hasta este momento, ofrece a mi mirada,
majestuoso, espléndido, su impenetrable misterio. Por fin puedo ver,
directamente, in situ, lo que me ha traído hasta aquí. En el centro de una
serie de valles, rodeado por altas sierras, la enorme roca tallada ofrece al
cielo -que ha permanecido nublado hasta este momento, y como si quisiera
ofrecerme la imagen llena de luz, ha comenzado a abrirse dejando que el Sol la
ilumine-, toda su desnudez incomprensible y recóndita.
Le pido a Edwin que me
haga una foto procurando que salga la enorme roca labrada detrás de mí, y
aunque la valla obstaculiza un poco la visión, vale para el recuerdo.
¿Por qué es famosa esta
roca? ¿Por qué ha sido venerada por tantos pueblos, la mayoría enemigos entre
sí, a lo largo del tiempo? ¿Por qué aún se sigue celebrando la salida heliaca
de Venus en el Solsticio de Invierno, algo que ha ocurrido hace pocos días?
¿Por qué se sigue danzando para este dios o diosa la noche que antecede a su
salida heliaca con la llegada del Invierno? Para lo investigadores, no deja de
ser un centro religioso y ceremonial más; para ellos, todo lo que no comprenden
sobre aquellos pueblos “atrasados” que fueron nuestros ancestros, se convierte
en un centro religioso y ceremonial. Algunos pretenden ser más originales y
dado que el la zona hay numerosos pozos y canales, y que la propia roca está
surcada por conducciones y piscinas,
podría tener una finalidad hidráulica como control y distribución del agua en
las tareas agrícolas. La vanidad carece de mesura. Dado que la agricultura es
la que parece regularlo todo en las culturas antiguas, y dado que la roca está
orientada Oeste a Este, podría tener
fines agrícolas. Siempre podría. No
se que sería de las interpretaciones científicas sin este podría.
Incluso están los que
pretenden convertir la roca en una plataforma de lanzamiento de naves
espaciales extraterrestre. Por cierto, ¿sabían que cerca de aquí se encontró
una roca en la que había grabado un platillo
volante?
En cambio, para la
tradición popular, tan ignorante ella, así como para los mitos y las leyendas
de la zona, interpretaciones de realidades fabricadas por gente ignorante y sin
mentalidad científica al decir de los expertos, el lugar se convierte en un
centro de comunicación entre la
Tierra y el Cielo, entre el hombre y los dioses estelares, es
decir, las estrellas. ¿Se han dado cuenta que todos los dioses de las
mitologías representan a Planetas, estrellas u constelaciones? Bien es cierto
que la serpiente (Amaru en quechua) es uno de los elementos representado en la
roca que se encuentra asociada (no solo en toda América) con los dioses que
descendieron del Cielo: Quetzalcóatl, Viracocha, Ea Enki, Visnú…
El guía me informa que
desde 1992 se lleva a cabo un proyecto de investigación arqueológica, formado
por un equipo internacional y dirigido por el Doctor Álbert Meyers, de la Universidad de Bonn,
cuyas excavaciones han sacado a la luz más de cincuenta estructuras
(edificaciones) en una zona que abarca entre 30 y 40 hectáreas (unos
300.000 o 400.000 metros
cuadrados).
Según el folleto que me
entregó Edwin al salir de Santa Cruz de la Sierra, la estructura tiene una dimensiones de 260 metros dirección
este-oeste y entre 60-80 metros
dirección norte-sur. Para su análisis, el autor del folleto, Danilo Drakic
Ballivian, la ha dividido en cinco sectores.
En el primer sector se aprecian, grabados en
alto relieve, animales como la serpiente,
el jaguar y el avestruz o Piyo.
En el segundo sector, grabado en bajo
relieve, el llamado “Dorso de la serpiente”.
En el tercer sector, grabado en alto relieve,
el llamado “El Coro de los sacerdotes”.
Estas representaciones
debieron constituir la representación original de la roca. En la imagen, esta
secuencia se encuentra encerrada en una elipse. Para Danilo, es en la
cosmovisión de los pueblos amazónicos donde hay que buscar el significado de la
roca.
"Antes
de la llegada de los jesuitas, los Piñocas conocían al dios Ñandú de la
constelación austral. Creían que al momento de morir, el dios Ñandú les enviaba
un pájaro grande para elevarlos y guiarlos sobre todos los obstáculos, hasta
llegar a él. Así los acogería bajo sus alas, para que no sufrieran más y queden
a su amparo por toda la eternidad.
Para
los guaraníes, del firmamento bajó Ñandú-Tumpa (Dios Ñandú) y comenzó a
llevarse a los niños al cielo, justo en ese momento los padres corrieron a ver
lo que sucedía y solo pudieron alcanzar una uña de la pata del Ñandú; a partir
de la uña del Ñandú, nació el maíz. Nadie pudo agarrar a los niños y el Ñandú
los llevó al cielo para convertirlos en estrellas, es por eso que en las noches
se ven las estrellas pequeñas y grandes, porque son los niños que están juntos
y que siguen jugando hasta tarde. En la descripción de sus orígenes mencionan
sobre los Mellizos mitológicos que crecen rápidamente bajo el cuidado de la
abuela jaguar."
Habría que recordar que
en los mitos mexicanos, a las estrellas del sur que engloban las Pléyades, se
las llama “los 400 muchachos” y que
el equivalente de la abuela jaguar es Ixmucané, la abuela de los Mellizos Hunah
Hub e Ixbalanqué. Salvo variaciones en la estructura externa del relato mítico,
los mismos motivos y los mismos símbolos aparecen en todas las historia de los
pueblos a los que se consideran como pueblos autóctonos de América.
Danilo Drakis, en el
folleto anteriormente señalado, sigue contándonos como es la cosmovisión de los
Ayoréos:
"Un día el tigre (jaguar) se fue al cielo. En
forma de una estrella gigante se cayó de vuelta a la tierra. Allá donde se
había caído la estrella se escuchó ladrar a los perros, cantar a los gallos,
trinar a los pájaros, gruñir al león y todos los sonidos que hacen los
animales. Cuando se cayó esta estrella, todos lo animales aparecieron en la
tierra y se aparecieron a todos lados. Por eso ahora hay animales por todas
partes. Por esta razón el tigre es grande y brutal, los ayoréos lo llaman
también Guedobasugue, el Nacido estrella, porque como estrella se cayó del
cielo. Son tigres cuando las estrellas caen del cielo."
Aparte de la aparente
ingenuidad de los relatos míticos considerados en su literalidad, la clave
astronómica del relato dice que los dioses son planetas porque, como ellos, se
mueven por el cielo; en cambio, los animales son estrellas, porque, como ellas
que permanecen fijas en el cielo, ellos permanecen fijos a un lugar. De hecho,
en todo mito se encierra una configuración astronómica, la que había en el
cielo cuando el mito fue elaborado y que señala algo que ocurrió en la tierra.
Pero el mito que tiene
una mayor difusión en toda la
Amazonia (varían nombres y características según los lugares)
es el de Jichi, la enorme serpiente
que surca los cielos, la Vía Láctea.
Al parecer, esta mito fue difundido a lo largo y ancho del continente
sudamericano por los arawak.
<<Los
antiguos contaban que en la desembocadura del río Amazonas había un lago de
leche. Allí nace nuestra historia, allí empieza la vida de nosotros que éramos
peces… De ese lago de leche partió la madre del agua –el guió o anaconda-, que
empezó a subir por el río Amazonas y nos llevó con ella, en sus espaldas,
subiendo contra la corriente. Buscando la tierra alta, que es la que sirve para
los hombres, para formar cultura, para que se formen de carne y hueso y puedan
vivir. En la anaconda se traía tabaco, se fumaba y se rezaba para elegir el
camino. En todos esos lugares pararon y, así, haciendo historia porque la gente
rezaba, curaba, cantaba y se transmitía la historia del viaje a través de la
palabra. Es muy importante para nosotros ese lugar porque hasta allí nos trajo
la anaconda, que ahí se convirtió en piedra y se quedó. Ese fue nuestro origen.
De allí ya salieron las personas formadas de carne y hueso. Ellas dejaron sus
huellas en una piedra. Una laja grande, muy grande que guarda las pisadas de
los primeros hombres, mujeres y niños.>>
Es evidente que esta
leyenda, que proviene de la Cultura Tucano
que pertenece a la familia lingüística de los “Je”, parte del grupo arawak que
se asentó en Bolivia, Ecuador, Perú, Brasil y Colombia, se refiere, por una
lado, a una migración desde una lago de leche (muy probablemente el Titicaca,
donde Viracocha creó a los hombres ya formados y les dijo lo que tenían que
hacer y a donde tenían que ir), hasta llegar a ese lugar donde la gran
serpiente descansó (Samaipata) y sobre ella dejaron grabado su mensaje. Dado
que la migración se llevó a cabo a lomos de la Jichi, es decir, a lo largo del río Amazonas,
imagen terrestre y reflejo de su original celeste, la
Vía Láctea, la historia mítica nos cuenta
un hecho histórico cuyo acontecer se encuentra inscrito en la configuración
celeste que, no solo esta historia sino todas las historia que configuran el
mito, nos señalaría el tiempo en que esos hechos ocurrieron. Próximamente
explicaré esto para que se comprenda mejor. Pero el mito nos dice también que
no fueron los arawak, o los chané, o cualquiera de los pueblos que a lo largo
de tiempos más o menos recientes, llegaron a Bolivia y, en concreto, a este
lugar de Samaipata los que esculpieron el dorso de esta gran serpiente dormida
y convertida en piedra, que eso parece, sino de sus muy remotos ancestros,
poseedores de una conocimiento astronómico y de un saber que sus descendientes
fueron perdiendo a lo largo del tiempo. Estos pueblos solo conservan un lejano
y fragmentado recuerdo de lo que ocurrió, el recuerdo de cómo en esa piedra
esculpida de Samaipata dejaron inscrito su ciencia y su conocimiento, algo que
para sus descendientes es sagrado,
objeto de culto y veneración, algo donde aún se celebran rituales en días y
acontecimientos astronómicos determinados, pero en los que ya no existe ni el
significado si la finalidad original.
Danilo Drakic ha tenido
la audacia y la valentía de dirigir su mirada al cielo, a un origen del mito,
pues la Ciencia
no quiere saber nada de orígenes y finalidades, y ha logrado ver algo del
conocimiento astronómico que se encierra el la roca de Samaipata. Aparte de los
animales que en la parte baja de su dorso se encuentra esculpidos indicando una
configuración estelar, se ha fijado en el dorso de la serpiente y ha estudiado
el mensaje matemático que su geometría nos ofrece.
Los dos canales de la
figura esquematizada del dorso de la serpiente están delimitados por rombos
grabados en sus extremos y en el centro. El grabado mide 27.10 m de largo por 3 m de alto en su extremo este,
lo que nos da un ángulo de 6º30´en su extremo oeste, al inicio de los grabados.
Lo que tenemos aquí es un triángulo rectángulo de cuya estudio ya se ocupó
Pitágoras. ¿Qué quiere decir esto? Que nos encontramos ante un marcador para la
observación del cielo, un marcador que marca el paso de algunas estrellas
determinadas por los canales y rombos. “Con
6º30´ de diferencia con el horizonte natural de observación -dice Danilo- lo
que les brindaba un campo limpio de medición astronómica sin tener montañas o
serranías en el horizonte, que les perjudicara llevar un control preciso del paso
de los astros a través del marcador.”
En la imagen
precedente, vemos que debajo de los canales hay construido un muro. Este muro
no existía en la estructura original, lo construyeron los incas después de que
llegaran a este lugar en 1450 aproximadamente, con otra finalidad; la de
observar por donde salía el Sol en los solsticios y los equinoccios (ver la
imagen siguiente que como la anterior pertenecen al folleto escrito por
Danilo).
Danilo reconoce que
cuando los incas llegaron al lugar “no
tenían conocimiento sobre la función de algunos grabados en el recinto sagrado
(la roca)”.
Pasemos ahora al tercer
sector de la roca, donde se encuentra el llamado “Coro de los sacerdotes”. No deja de asombrarme la simplicidad de
los arqueólogos una vez que han establecido que aquello es un recinto sagrado. Si hay un recinto sagrado, tiene
que haber sacerdotes y como la estructura que se encuentra tallada en este
tercer sector tiene forma circular, asemejando a un coro, pues para que pensar
más, “coro de los sacerdotes”. Pues
vale. Esta bien, para que vamos a discutir.
Según este arqueólogo
mexicano, la escultura trabajada en
alto relieve, está dividido en dos círculos con grabados en sus perímetros. El
círculo externo tiene 7 m
de diámetro y está compuesto por 18 grabados en su exterior, mientras que en
interno tiene 5 m
de diámetro y 9 grabados. Veamos:
Danilo establece que la
roca de Samaipata es un marcador para controlar “algo”. Qué es ese algo? Si nos situarnos sobre la roca
tenemos sobre nosotros 360º de entorno y 180º de cielo nocturno por donde pasa la
Vía Láctea, las estrellas y los planetas.
Los que construyeron Samaipata usaron una tecnología diferente para observar el
cielo, no necesitaron telescopios. El objeto de mayor luminosidad que durante
la noche pasaría sobre nuestras cabezas es la Luna, luego el planeta Venus y Mercurio. Desde
este lugar podríamos observar las distintas fases de sus apariciones en el
cielo nocturno, fases que se podrían contabilizar. La Luna, por ejemplo, tiene
distintas fases y movimientos a lo largo de su trayectoria (revoluciones) que
describen su relación con otros astros. En la imagen anterior tenemos las nueve
fases de la Luna. Estas
fases coinciden con la contabilización que tiene la rueda interna del “Coro de los sacerdotes”.
Los movimientos de la
trayectoria lunar con relación a otros astros, sus revoluciones, son cinco:
1ª/ Revolución sinódica: intervalo de tiempo necesario para que la Luna regrese a una posición
análoga con respecto al Sol y a la Tierra.
Tarda para ello 29 días 12 horas, 44 minutos y 2,78 segundos.
Se la conoce como Lunación o mes lunar.
2ª/ Revolución sideral: intervalo de tiempo que tarda la Luna en volver a tener una
posición análoga con respecto a las estrellas. Su tiempo es de 27 días, 7
horas, 43 minutos y 11,5 segundos.
3ª/ Revolución trópica: El lapso de tiempo para que la Luna vuelva a tener igual
longitud celeste. Tarda 27 días, 7 horas, 43 minutos y 4,7 segundos.
4ª/ Revolución draconítica: tiempo que tarda la Luna en pasar dos veces
consecutivas por el nodo ascendente: 27 días, 5 horas, 5 minutos y 36 segundos.
5ª/ Revolución anomalística:
intervalo que transcurre entre dos pasos consecutivos de la Luna por el perigeo: 27 días,
13 horas, 18 minutos y 33 segundos.
Como se apreciará, de
todas las revoluciones, menos la primera, las otras cuatro tardan 27 días en
volver al mismo punto de origen. Estos 27 días corresponden a la trayectoria
lunar respecto al universo y son la cantidad total de grabados en ambos círculos
del Coro de los sacerdotes. Ahora
bien. Todo calendarios cósmico necesita de un detonador de inicio y fin de la cuenta del tiempo. Todo el mundo
sabe que la Luna
regula el día/la semana/el mes del calendario. Pero, ¿cuál es el detonante?
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El planeta Venus en comparación con la Tierra y su tránsito ante el Sol. |
Sabemos que el segundo
objeto más brillante del cielo es Venus. Es conocido como Estrella de la mañana cuando aparece poco antes del amanecer
anunciando la salida del Sol o como Lucero
Vespertino, cuando aparece por la tarde siguiendo su ocaso. En México
estaban representados por los dioses gemelos Quetzalcóatl y Xolotl. En Astronomía
se llama “Tránsito de Venus” cuando
el planeta pasa directamente entre el Sol y la Tierra. Puede verse como un
pequeño punto negro que atraviesa la superficie del Sol durante un tiempo que
oscila entre 5 y 8 horas.
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Planetas del Sistema Solar. |
Venus es el planeta que
tiene el día más largo del Sistema Solar, un día equivalente a 243 días
terrestres. También poses otra peculiaridad: gira sobre si mismo en el sentido
de las manecillas del reloj, mientras los demás planetas lo hacen en sentido
contrario.
Sus tránsitos
ocurren porque la órbita de Venus se
encuentra inclinada 3,5º respecto a la órbita de la Tierra, por ello la órbita
de Venus intersecta con la órbita de la Tierra en dos puntos que son opuestos, a modo de
los puntos equinocciales de la órbita terrestre en relación con su plano
ecuatorial. Venus pasa cada 584 días entre la Tierra y el Sol, aunque el tránsito ocurre cuando
ambos planetas coinciden en alinearse con esos puntos de intercesión, algo que
solo sucede dos veces a lo largo de 8 años terrestres. Y puesto que los
encuentros de Venus y la Tierra
al mismo lado del Sol tienen una precesión de dos días cada 8 años, el que
coincidan ambos en el punto de intercesión es algo que ocurre en poco más de
100 años terrestres. Todo esto tiene relación con lo representado en el “Coro de los Sacerdotes”.
Estos alineamientos de
Venus con la Tierra
cada 8 años siguen un ciclo pentagonal, Cada 8 años (8 órbitas de la Tierra), Venus da 13 y, en
ese recorrido ambos planetas se encuentran 5 veces en sus puntos más cercanos
al mismo lado del Sol. Como son puntos equidistantes, forman una estrella de 5
puntas, la Estrella
de Venus. Si nuestra observación es lo suficientemente larga podremos observar
como los tránsitos entre ambos planetas continúan trazando la estrella de cinco
puntas, aunque el comienzo ya no es el mismo punto que en la anterior. De
hecho, la nueva estrella comienza 2,43 días antes que la anterior (esto es 100
veces menos que 243 días, el periodo de Venus). La última estrella se inicio el
8 de Junio de 2.004 y finalizó el 6 de Junio de 2.012. Esta estrella figurada
también gira alrededor del Sol y tarda 1.200 años en completar un ciclo, es
decir, 150 periodos de 8 años o subciclos pentagonales; unas 1200 órbitas de la Tierra y 1950 de Venus.
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Detalle del tránsito de Venesu en el 2.012. |
5, 8 y 13 (5 encuentros
entre la Tierra
y Venus a lo largo de 8 órbitas de la
Tierra y 13 de Venus) aparecen como números consecutivos en
la serie Fibonacci en la que cada número dividido por el que le precede tiene
al valor del número Phi (1,6180399) que marca la Divina Proporción en el
desarrollo de lo que está vivo en la Naturaleza.
En la vigésima división de la serie Fibonacci, entre los
números 6.765 y 4.181, se obtiene el valor anteriormente señalado afinando
hasta el sexto decimal. Y no se asombren: esos números convertidos al Tzonkin
maya son 26 y 16 ciclos completos de éste, pues si el año terrestre (365días)
en 1,62 veces más largo que el de Venus (225 días), siendo 1,62 el redondeo de
Phi (1,618), en su ciclo sinódico Venus da 2,6 vueltas y la Tierra1,6 (fracciones de 26
y 16).
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Calendario cósmico en la roca de Samaipata. Del folleto de Danilo. |
Una vez visto las
implicaciones que tiene Venus como “disparador”
de calendario, volvamos al “Coro de los
Sacerdotes”. Hemos visto que la rueda interna tiene 9 aristas y que la
externa tiene 18, siendo el total 27 aristas. Si multiplicamos 27 días por las
9 aristas de la rueda interna, nos dan los 243 días del primer giro de Venus;
si 27 lo multiplicamos por 18, tenemos los 486 días que tarda Venus en dar un
segundo giro sobre si mismo.
Con estas características, según señala
Danilo, de cuyo folleto publicado por el Gobierno Autónomo Departamental de
Santa Cruz de la Sierra
proceden la anterior y siguientes imágenes, lo que tenemos en el “Coro de los Sacerdotes” es un calendario
sinódico de Venus de 18 meses (asociado a los movimientos de la Luna para contabilizar cada
mes y de Venus para cada año), con 27 días cada mes y dividido en tres semanas
de 9 días cada una, con una año calendárico de 486 días.
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Dibujo que demuestra el conocimiento que se necesitará para dividir un círculo en partes iguales (grados perfectos), como en el caso del calendario de samaipata. Folleto de Danilo. |
Las aristas se encuentra separadas por una distancia de
20º; luego, 2º x 18 aristas son los 360º de la vuelta completa. Si tenemos en
cuenta la orientación de la posición de las aristas, estaríamos frente a una
brújula que nos señalaría la posición de otros “lugares arqueológicos”
asociados a este. En la parte superior
de la roca hay talladas como piscinas de poca profundidad, cuya finalidad era
contener agua. Son los telescopios de esta tecnología en los que se reflejarían
las estrellas en el espejo de la superficie del agua, así se podían seguir el
paso de las constelaciones que pasaban por encima de la roca.
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Pozos trapezoidales que funcionaban como espejos de agua para observar estrellas. |
Desde mi visión, Danilo ha cometido un error. Dada la
difusión de los símbolos animales y otros en las culturas de los pueblos de la
zona y sobre todo en las culturas amazónicas, ha creído que los hombres que
tallaron la roca proceden de ahí, y que ahí se encuentra la afiliación cultural
de los grabados.
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Imágenes tomadas del folleto de Danilo. |
La imagen anterior nos muestra la aldea del pueblo Krahó (una rama de los arawak) que vive entre los estados de mato Groso y Pará en
Brasil. Este pueblo “utiliza la distribución
espacial demográfica en forma circular de sus viviendas y conectadas entre si
de forma radial por sus calles, similar distribución arquitectónica de diseño
al calendario de Samaipata” (Danilo Drakic. Folleto citado). La imagen de
la derecha es un geoglifo encontrado en el noroeste argentino, que pertenece a
la cultura de “El Palmar”. También
aquí vemos una estructura basada en 9 unidades internas y 9 aristas externas.
Del norte al sur del continente americano podemos
encontrar estructuras parecidas, con más o menos variaciones, adaptadas a ese
símbolo; pero ello no quiere decir que los pueblos donde se encuentran sean sus
creadores. Una de las características de los llamados “pueblos tradicionales” es la fijación por el respeto a los
antepasados: si algo fue realizado así una primera vez por ese ancestro,
seguirá haciéndose así a lo largo del tiempo, durante años, siglos o milenios,
aunque el motivo por que se hizo desapareciera hace ya mucho tiempo. También
nuestra cultura lleva, por ejemplo, flores a los muertos el día de los
difuntos. ¿Por qué lo hacemos? Podemos encontrar su rastro en el Imperio
Antiguo Egipcio, incluso en la
Prehistoria, y aunque nosotros justifiquemos este acto con
una racionalización, el significado original se perdió hace ya mucho tiempo.
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Símbolos que personifican la gran serpiente del Amazonas, similares a los encontrados en Samaipata. De folleto de Danilo. |
Danilo también encuentra el motivo de la serpiente en
dibujos de las culturas amazónicas. Pero, repito, lo que eso muestra es que una
misma tradición, tradición que esconde un conocimiento astronómico, se
encuentra detrás de todas esas representaciones de las diversas culturas
americanas.
Pero hay más misterios míticos y astronómicos ocultos en
la roca de Samaipata. Allá por el 2.003, un investigador no académico, creo que
ya fallecido, Gilbert de Jong, descubrió
cosas importantes en nazca (Perú), también descubrió que los dos agujeros que
hay a la terminación de los canales de la roca de Samaipata representaban a Régulus
y Venus y simbolizaban los ojos del dios de la Creación en el Titicaca,
Viracocha. Es decir, marcarían la salida heliaca de Régulus en Leo (el jaguar/
Puma-Punka) y Venus (la serpiente también es su símbolo), representantes ambos,
como señala el mito inca, de Mama Ocllo y Manco Capac.
Por lo que sabemos a través de distintas fuentes, hacia el
900 d.d.C. se inicia la decadencia de Tiahuanaco y Huari en la región central
de los Andes. Los expertos dicen que la causa de esta decadencia fue una
terrible sequía que duró desde el 900 hasta el 1.200 d.d.C. en los Andes
Centrales. Los arqueólogos dicen que existen evidencias de ello. Por otra
parte, este periodo también quedó plasmado en leyendas donde vemos a los
pueblos andinos llevando a cabo migraciones en busca de valles fértiles,
dirigidos por héroes míticos que les conducen a fundar nuevos centros. Son el
caso de Manco Capac, antecesor de los Incas y para ellos fundador del Cosco o
Cuzco y de Pariaccacca en el caso de Huarochiri.
Cuenta la leyenda que el Sol, viendo la penosa situación
por la que pasaban los hombres, creó una pareja: Manco Cápac y Mama Ocllo, su
esposa y hermana; les entregó un bastón de oro y les ordenó ir por el mundo
para civilizar a los hombres. Les encargó fundar una ciudad e instaurar en ésta
el culto al dios Sol.
Según la leyenda, Manco Cápac y Mama Ocllo salieron de las
espumas del lago Titicaca y avanzaron hacia el norte. El bastón de oro les
serviría para encontrar el lugar ideal para la fundación del imperio, pues en
él se hundiría el bastón hasta desaparecer. A fin de encontrar dicho lugar decidieron
separarse: Manco Cápac se dirigió al norte y Mama Ocllo al sur. Al final del recorrido,
el cetro se hundió en el cerro Huanacauri y Manco Cápac y Mama Ocllo establecieron
allí Cuzco, fundando una ciudad y un templo para el Sol, el Coricancha, hacia
el 1.200. Y aunque esto ha sido tomado literalmente para establecer los inicios
del Imperio Inca, no deja de ser un mito que, como todo mito, tiene niveles de
interpretación y de significado según la clave que le apliquemos.
Gilbert de Jong descubrió que hacia el 1.100 d.d.C se
produce una salida heliaca de Venus y Régulus, algo que ocurre cada ocho años.
Este cruce podría haber estado señalando eventos importantes en la historia de
los pueblos americanos. En la imagen anterior vemos la figura olmeca (México)
de un hombre-jaguar (Balaam) que lleva un relieve en el lado derecho de su
vientre. El relieve representa a la constelación de Leo (que contiene a
Regulus-jaguar) elevándose en el horizonte; igualmente lo hace la serpiente con
cuernos (Venus) teniendo como fondo la constelación de Aries. Gilbert de Jong
sugiere que podría estar señalando un conjunción Regulos-Venus saliendo heliacalmente
en el 3114 a-d-C, fecha de inicio del Calendario Maya.
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La serpiente cornuda y Quetzalcóatl-Venus. |
¿Está queriendo señalar este investigador que, por esta
conjunción heliaca de ambos astros, la roca de Samaipata fue elaborada al
inicio del imperio Inca y lo los incas? Esta sería la explicación que les
gustaría a los arqueólogos y académicos que fuera cierta, ya que, no solo
ellos, también los guías turísticos en Perú, todo lo que allí se encuentra es
atribuido a los incas. Por lo menos se acepta que los relieves y las tallas más
antiguos de la Roca
son anteriores a los Incas, pero los que la tallaron si usaron ese conocimiento
astronómico en un tiempo muy anterior, dejándolo allí plasmado.


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Las
imágenes proceden de un artículo de Gilbert
de Jong en su página Web: World-Mysteries.com.
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Y esta es la danza de Venus en los cielos. |
Veamos, Venus es visible al amanecer como Estrella de la Mañana durante 263 días;
luego, deja de ser visible durante 50 días, tras los cuales vuelve a hacerse
visible al atardecer como Lucero del Atardecer durante otros 263 días,
desapareciendo de nuevo durante 8 días hasta que vuelve a convertirse en
Estrella de la Mañana,
completando así su periodo sinódico de unos 584 días. Pues bien, Gilbert de
Jong configuró lo que ocurre en la roca de Samaipata. Las cinco primeras
imágenes nos muestran un ciclo completo de Venus como Estrella de la Mañana. Hay una
periodicidad de cinco curvas únicas con diferentes formas antes de que se
repita el proceso. La sexta imagen vuelve a repetir la primera. Si nos fijamos
en el punto (azimut) de la primera salida heliaca de Venus en el horizonte,
comprobamos que estas salidas se inician en diferentes azimut. El intervalo
entre dos azimut es de 5 días. A veces ocurre hacia el norte y a veces hacia el
sur. Comprobamos tanbien que las curvas se mueven una hacia la otra y en un día
especial el azimut de Venus en dos curvas diferentes es el mismo. No se
volverán a cruzas así hasta 8 años después. Estos cruces se producen en pares
(la curva 1 se cruza con la 3, y la 2 con la 4).
Al parecer, en Tihuanaco las dobles cruces ocurren en un
azimut 70”27 y 93”34 en los años 634-647. La primera imagen muestra la salida
heliaca de Venus en el 600-608. Sugiero vean la página de este investigador
donde nos muestras la importancia de esta salida heliaca de Venus en otras
culturas.
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Movimientos retrógrados de Venus cada 8 años. |
Si nos situamos en un punto del meridiano del medio día de
la Tierra, y
suponemos que esta detiene su giro, aunque no su traslación y a la vez
aceleramos el movimiento del cielo para que en 20 segundos transcurran 8 años,
veremos a Venus realizar cinco movimientos retrógrados en ese espacio de 8
años: dos en forma de lazo; 1 en zig-zag (cruzando la eclíptica); y otros dos
de nuevo en forma de lazo y casi simétricos a los primeros. Los trazos en forma
de lazo los realiza por encima o por debajo de la eclíptica, según circule por
su nodo superior o inferior de su órbita (inclinada respecto a la órbita de la
tierra). Podríamos decir que constituyen una danza, la Danza de Venus.
Anteriormente vimos fotografías de esas curvas. Desde hace unos cien años, tal
danza ha tenido como telón de fondo la Constelación de Orión.
Y no dejo de pensar en la importancia que ese número 13
del ciclo pentagonal de Venus ha tenido para los mayas. Durante 13 ciclos
pentagonales orbitó 169 veces (13x13); o sea, 37.960 días durante los cuales
Venus llevó a cabo 65 alineamientos con la Tierra. Son 146 ciclos del
Tzolkin o 104 del Haab (65 y 104 son múltiplos de 13). A su vez, este ciclo de
37.960 días o 13 ciclos pentagonales es una unidad de otros ciclos mayores.
Continuaremos viendo todo esto en el próximo artículo.
(Continua)
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