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Vidriera de la iglesia de Saint Aignan, en Chartres. |
<PÁGINA>: LA OTRA PALABRA
<TÍTULO>: La escala de Jacob.
<SUBTÍTULO>: O los niveles de ser de Ser del Universo.
<AUTOR>:Alfiar
<SUMARIO>: Una historia sagrada, una leyenda, una cuento, una parábola es una piedra en cuyo interior se oculta un significado espiritual.
<CUERPO DEL TEXTO>:
El capítulo 28 del Génesis cuenta la historia de como Jacob, después
de ser bendecido por su padre Isaac, parte hacia Padán Aram en busca de esposa.
"Llegado
a cierto lugar se dispuso a pasar allí la noche, porque ya el sol se había
puesto. Tomó una de las piedras de aquel lugar, la puso por cabecera y se
acostó."
(...)
Mientras dormía tuvo el siguiente sueño:
"Veía
una escalera que, apoyándose en la tierra, tocaba con su cima en el cielo, y
por la que subían y bajaban los ángeles de Yhawe. Arriba estaba Yhawe, el cual
dijo: Yo soy Yhawe, el Dios de Abrahán, tu antepasado, y el dios de Isaac. Yo
te daré a ti y a tu descendencia la tierra en que descansas."
Al despertar de su sueño dijo:
"Ciertamente
Yhawe está en este lugar y yo no lo sabía".
Lleno de reverencia añadió:
"¡Cuán
venerado es este lugar! No es sino la casa de Dios y la puerta del Cielo." (Génesis,28,10-17)
Dijimos en otro artículo, que el Esoterismo es una Ciencia que tiene
que ver con lo que es interior a los seres. Esta Ciencia también posee una
Enseñanza Esotérica; es decir, que debe ser extraída del interior de la
materialidad en la que está encerrada. Este vehículo material suele ser una historia sagrada, una leyenda, un
cuento, una parábola. Los llamados Libros Sagrados lo son porque en el interior
de sus relatos se oculta un significado espiritual. Para acceder a este
significado es necesario desarrollar, por el Trabajo Esotérico, una nueva
manera de ver y de percibir ese significado, un significado psicológico.
Desde esta perspectiva, la historia de la escala en el sueño de Jacob,
sólo es un vehículo en el que está encerrado el significado de lo que el relato
cuenta.
¿De qué nos habla esta historia?
Entre otras cosas nos habla del Ser
y del lugar que ocupa en la
Escala de la Evolución Espiritual. También nos dice que el Ser del hombre puede cambiar, puede
ascender o descender por esa escala. Cada uno de nosotros está en un cierto nivel de ser, ocupa un escalón en la
escala que se extiende de la Tierra al Cielo.
Leído psico-espiritualmente, el relato nos dice que Jacob (el hombre)
había llegado a un cierto lugar y que allí se dispuso a pasar la noche porque
el sol se había ocultado. Ese lugar al que había llegado, no era externo a él;
era en él mismo, en su realidad interna, en su nivel de conciencia. Ese lugar
marcaba su nivel de ser. A el había llegado Jacob como resultado de toda la
experiencia vivida hasta ese momento.
A ese nivel había accedido después de un día, una jornada de caminar (trabajo) y en la que el sol, la
conciencia, se oculta, se interioriza. Por esa interiorización de la conciencia,
ya no enfocada hacia afuera, puede percibir y alumbrar lo que dentro de si se
oculta. Al ser aún inconsciente, se le manifiesta en un sueño cual es su propia
realidad espiritual.
"Tomó
una piedra del lugar, la puso como cabecera y se acostó".
En las tradiciones religiosas de todos los pueblos, el "espíritu
no-nacido" se representa oculto en una piedra negra, un Bethel;
como la que es objeto de la adoración del Islán, o como la que representaba al
Dios Solar de los Nabateos; incluso como Petrus,
sobre la que el Crixtos, el Espíritu
Nacido, levantará su Eclessia aún no nacida.
Si la piedra que tomó Jacob
estaba en aquel lugar, y ese lugar era su nivel de ser, la piedra es algo de su
realidad: un pensamiento, una idea cuyo significado y comprensión, cuyo
espíritu, yace aún oculto a su conciencia. En los niveles anteriores nunca se
había fijado en ella. Pero ahora, en el nivel de ser en que se encuentra,
percibe y toma para ver que contiene, antes de que el nuevo día de trabajo
apunte. ¿Cuántas ideas y pensamientos escuchamos o miramos todos los días, o
pasamos a su lado, sin tenerlos en cuenta, sin verlos, porque no nos dicen nada? Hasta que un día, después de que
hemos experimentado conscientemente los eventos de nuestra vida, de pronto...
¡Se hace la Luz!
¡Comprendemos!
Jacob pone esta piedra-idea-semilla
bajo su cabeza. La cabeza corresponde al lugar que se dice es asiento de la
mente, desde donde el hombre piensa, reflexiona y medita. Poner la cabeza sobre algo, es poner la mente sobre ese
algo, sea idea, pensamiento, imagen o piedra. Y la pone sobre ella para pensarla, para reflexionarla, para meditarla; pues
el relato dice que se acostó, es
decir, que dejó pasiva cualquier otra actividad física.
En ese estado reflexivo o meditativo, Jacob tiene un sueño, es decir:
una imagen aflora a su conciencia (sol) interiorizada. Y ve internamente lo que hasta entonces había estado oculto para él:
su propia realidad espiritual. Jacob, el hombre, puede ver, por estar en ese
nivel de ser y en ese estado, que en él mismo estaba Dios, que en él mismo
estaba la puerta del Cielo. Conoció que la tierra en la que se apoyaba la
escala y en la que ocurrían aquellas cosas, era él; que el Cielo desde el que Yahwé
le hablaba y que la escala por la que ascendía la conciencia y por la que
descendían las influencias espirituales (ángeles), estaban en él. Y porque lo
comprendió, Yahwé le da esa tierra en propiedad a él y a su descendencia. Cuando
se alcanza un nivel de ser ya no se pierde. A partir de esa conquista alcanzada
por una individualidad, toda la familia humana, toda la descendencia, puede
beneficiarse de ello. Es éste un misterio inherente a la naturaleza del Alma,
que el hombre aún no ha descubierto.
En el cuento chino, el Anciano Sabio le decía al Emperador que la
compresión de las cosas y de las ideas depende del propio nivel de Ser. Por
ello, lo único que se puede hacer para subir otro escalón es trabajar desde la
comprensión que ya se tiene, una vez descubierta que esa realidad existe en
nosotros.
Cuando Jacob despierta y toma conciencia de cual es su verdadera
realidad como ser humano, exclama: "Ciertamente
Yahwé está en este lugar y yo no lo sabía." Un lugar que, en él mismo,
es templo del espíritu, "casa de
Dios y puerta del Cielo".
Los niveles de ser representados por la escala, no tienen nada que ver
con el Tiempo. El relato dice que un nivel de ser más alto, está inmediatamente
por encima de nosotros en este mismo instante, no mañana ni pasado, sino ¡AHORA!.
La llegada de Jacob a ese lugar indica que su vida anterior ha tenido
que ver con un cierto trabajo, con un "ponerse en camino", con realizar ciertas acciones, acciones
que tienen lugar en nosotros mismos ¡ahora!. De ahí que el Trabajo Esotérico se ocupe de una transformación de ese instante
que se nos escapa constantemente en el discurrir de la conciencia.
Este trabajo interior es un caminar consciente, una ascesis a un más
alto nivel de ser. No existe un nivel de ser exacto para cada ¡ahora!, sino un
promedio general en el oscilar de la conciencia.
La aplicación correcta de este trabajo nos descubre, gradualmente: que
lección tenemos que aprender de la vida, lo que tenemos que observar en
nosotros mismos, que menguar, que acrecentar, para ir subiendo los escalones de
la escala que en cada ¡ahora! está presente en nosotros.
El Trabajo nos habla de la necesidad de un esfuerzo. Un esfuerzo
consciente, porque la
Conciencia no puede ascender sobre sí-misma
inconscientemente. Es el Trabajo de la Voluntad, porque la voluntad no puede ascender
sobre si-misma involuntariamente. Es la ascensión de nuestro Poder de hacer, y, éste no puede ser el
resultado de lo que sucede.
La razón de éste Esfuerzo Consciente se debe a que la Escala, que une en nosotros
el Cielo y la Tierra,
es vertical al discurrir de lo que
llamamos la vida. Esta transcurre en la dimensión horizontal del tiempo. El
esfuerzo consciente radica en elevar al hombre a un nivel de ser más alto
dentro de sí-mismo. Y ese nivel está por encima de él en cada instante de su
vida.
Esta escala que aparece en el sueño de Jacob y que da significado a
los seres es también la Escala
del Ser.
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