domingo, 27 de julio de 2014

El sonido de un corazón humano


Francisco Padrón
<PUBLICADO EN LA GACETA DE CANARIAS EL 05/07/1992>
<PÁGINA>: LA OTRA PALABRA
<TÍTULO>: El sonido del un corazón humano.
<SUBTÍTULO>: Bajo el sol de medianoche
<AUTOR>: Alfiar
<ILUSTRACIÓN 1>: Dibujo recibido por comunicación telepática.
<SUMARIO>: "Este es nuestro mundo -de acuerdo, un desastre-, pero es el que tenemos y vamos a intentar arreglarlo." (Paco Padrón)
<CUERPO DEL TEXTO>:

Con el sonido del latido de un corazón humano, comienza el programa de radio que Paco Padrón emite de lunes a viernes, a partir de los primeros minutos del inicio de cada día, desde Onda Cero, en S/C de Tenerife. Para mí, ese sonido es el del propio corazón de Paco Padrón. Un corazón que dejó de ser niño en la Escuela del Gran Teatro del Mundo y que, por ello mismo, después de que nació de nuevo, volvió a ser niño. Es decir: humilde, soñador, desfacedor de entuertos en lo que al tema OVNI se refiere, cálido con los amigos que son todos los que se acercan a él con uno u otro propósito, con cierta sabiduría socarrona y comprensiva ante las demandas del personal... En definitiva, es el sonido de un gran corazón cuyo latido ayuda a que otros corazones latan hermanados ante la fascinación que, como un espejuelo, las gentes sienten por ese conjunto de temas, amplio y diverso, que él engloba bajo el título de "Otros Mundos y Otros Misterios".
  (...)



La unión mente-corazón.
El poeta francés y uno de los más grandes representantes del surrealismo, Paul Eluard, seudónimo de Eugéne Grindel decía: "Hay otros mundos, pero están en éste". Esos otros mundos están en el corazón de cualquier ser humano que lata a la par que su pensamiento y su imaginación, en ese inconmensurable proyecto que es la construcción de uno mismo. Un proyecto en el que, a través de su trabajo y actividad, no importa cual fuere esta, todos, Paco, Enrique, Nardi, los tertulianos de los lunes, y los que cada día pasan por la luz del Sol de Medianoche, andamos metidos.
En Agosto de 1991, procedente de esos Otros Mundos, llegó a mis manos ese extraño dibujo que ilustra esta página en que se dice: Allí es el Sol de la medianoche. No había nada más en el mensaje, solo ese dibujo y esas pocas palabras, pienso que para aquellos que tengan ojos para ver.
Cuando Paco me llamó por teléfono, un lunes 18 de Mayo para participar en una tertulia en el programa "Sol de Medianoche" que ese mismo día se inauguraba, acepté encantado. Pensé que podría ser una grata experiencia el poder participar por una hora semanal en uno de sus mundos particulares y, de paso, aprender de su gran dominio, versatilidad y buen hacer en ese difícil arte de usar la palabra como instrumento de trabajo: no sólo para transmitir información, sino para transmitir su propia y particular manera de ver la vida. No me equivoqué. A lo largo de unos pocos lunes he podido comprobar como la camaradería, el buen humor con el que se enfrentan los problemas, la afluencia de gente a pesar de la hora, las improvisaciones, las llamadas de los oyentes deseosos de que se les escuche, constituyen una atmósfera grata y enriquecedora, pienso, mucho más que lo que a veces pueda decirse por los micrófonos.
Una experiencia grata e inolvidable fue la que vivimos la noche del pasado martes 23, víspera de San Juan, en la playa de Socorro, lugar mágico y de trascendencia espiritual para la historia de esta isla. Paco erigió allí una gran hoguera, alrededor de la cual reunió a una multitud de amigos, con los que compartió el ritual del misterio del fuego, purificador y creador a la vez. Juntos, arrojamos a la hoguera aquello que ya no nos servía a nuestro caminar y que por seguir aferrados a ello -idean, sueños, pensamientos, conductas, querencias...-, eran pesados fardos que oprimían nuestras espaldas, retardando nuestro paso.
Detrás de este Paco Padrón que todos conocemos, radiofónico, periodístico, televisivo a veces y, él también, congresista y tertuliano otras, hay un ser que paciente e incansablemente, aceptando las experiencias que su vida le trae, ese pan nuestro de cada día que no ha de faltarnos si queremos convertirnos en seres luminosos, aprende con amor y sin resentimiento el camino que conduce a su propio corazón. En una vieja revista que él creó llamada "Akhenatom" encontré estas palabras que tal vez no haya olvidado:
"He vivido experiencias alucinantes que sólo me han producido el rechazo al otear un mundo negro, angustioso, que por supuesto NO era el camino que yo buscaba (y sigo buscando) caracterizado por su BRILLANTE LUZ."
El sabe ahora, de ello no tengo duda, que antes de encontrar la Luz uno debe enfrentarse a la más terrible de las sombras, esa que en las tradiciones esotéricas, que él también conoce, se llama El Guardián del Umbral. No importa en que tipo de experiencia, no importa en relación a qué o a quién, pero que surgida de nuestra propia interioridad, construida por todas esas energías oscuras, conflictuadas y no asumidas de nuestra propia realidad, yacen ocultas, esperando su momento de entrada en escena, cuando nos acercamos al templo de la Luz en nuestro propio corazón y golpeamos la puerta para entrar. Y nosotros, por rechazarlas, por creer que no nos pertenecen, las proyectamos sobre amigos o enemigos, viviendo como realidad lo que sólo es ilusión de nuestra imaginación.
En ese pequeño y esférico lugar que es nuestro cerebro, la sede biológica de nuestra mente, y como decía el ritual del fuego, allí donde el agua de nuestras emociones y sentimientos, el aire de nuestro pensamientos y sueños, y la tierra de nuestra realidad física se juntan, se enciende el fuego de la mente. Luego, en la terrible agonía de la depresión y en la angustia de la duda, enfrentamos y quemamos toda esa energía oscura que hemos ido acumulando a lo largo de nuestras vidas.
Esta prueba de fuego nos proporciona una más amplia visión de la realidad y de nosotros mismos. Esta visión no es conocimiento, ni siquiera conocimiento científico, sino, simplemente, visión porque el velo a través del cual antes se veías la realidad, ha sido destruido por el fuego. Y vemos como creamos nuestro mundo externo con aquello que rechazamos de nosotros mismos.
Y cuando la última llama perece con la última sombra, la puerta se abre y un nuevo mundo claro y luminoso aparece, con más conciencia, con más sabiduría... Hasta el próximo umbral, hasta el próximo Guardián, hasta la próxima visión, cada vez más amplia... Así escalamos la escala del Ser que somos hasta completar nuestra Totalidad.
Como consecuencia de este combate con nuestro dragón personal, uno sabe, donde se encuentra escondido el secreto de nuestra propia evolución espiritual, y lo digo con palabras tuyas, Paco, escritas hace tiempo:
"Sé TU MISMO, y que tu vida se desarrolle en auténtica paz y armonía, haciendo a los demás lo que desearías para ti. Esa es la llave de la Evolución, de la constantes protección, del caminar por el Sendero."
Es cierto que la Verdad y la Vida Superior habitan en el corazón de cada ser humano y que, cada uno, por sí mismo, puede y debe encontrarla. Pero yacen en lo profundo, y sólo después de que las aguas han removido los obstáculos, es posible extraerlas de sus profundas simas. Esto lo sabe el que ha sido bautizado por fuego, pero ésta es una verdad que a nadie se obliga a aceptar.
Tal vez por todo esto, hay muchas cosas por las que me siento identificado con él, aunque en otras pueda diferir. Para mí, esta diferencia es una de las grandes maravillas de la Creación. Por eso también, siempre hay algo nuevo que aprender en este trabajo de dar forma a nuestra propia realidad humana, y aparte de su inmensa y gran capacidad y profesionalidad periodística, del que éste humilde aprendiz tiene mucho que aprender, es de su realidad humana de donde es posible extraer las mayores enseñanzas.
Desde esta página, desde esta Otra Palabra, deseo rendir mi homenaje personal a un corazón humano que late puntualmente con el sol de la medianoche.

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