domingo, 24 de agosto de 2014

La Fuente Iluminada 04






La Fuente Iluminada
(Continuación)

Segunda Parte
La Luz fragmentada

 Sobre el Trabajo Interior
Respetad las ideas ajenas para que nadie sea herido. Que vuestra palabra vaya penetrando lentamente, con suavidad, en las mentes de aquellos que necesitan despertar. Aprender del ignorante a no caer en los mismos puntos que él. Mirar como la sabiduría se esconde en el gesto más pequeño, y saber que aquello que dierais es lo que vais a recibir cuando la Obra sea concluida.
Ser la fuente de donde nace la expresión que ha de manifestarse. La fuente fluye y ES en su propia naturaleza, sin preguntar el por qué de sus aguas. Ser agua viva, ser fuente iluminada que corra como un manantial inagotable hacia arriba y hacia abajo, que vuestra energía corra a través de los mundos y de los planos, para que la idea divina sea comprendida, aprendida y manifestada, como está decretado desde el principio.
Luchar y vencer, mirar dentro de vosotros, ahí está la clave de todo, pues el mundo entero está encerrado en vuestro pecho. No rehuyáis del dolor, ya que el conocimiento trae unido a él el dolor, pues no se puede aprender sin experimentarlo, ya que toda experiencia real trae implícita en ella su parte de dolor. Apurar hasta el fin vuestra copa, vivir todas las sensaciones, aprender de todas las vivencias.
Sacar las comparaciones, las analogías, las síntesis de cada evento, y adjuntarlo todo a vuestro saber. Ello llenará de luz vuestras conciencias pues, al comprender, la libertad de vuestro pensamiento y de vuestra voluntad os llevará a los espacios abiertos donde los límites se rompen y sólo existe la grandeza del auténtico ser como unidad completa.
 
Loa pétalos de la flor

 
 La flor de la Vida se abre ante vosotros y cada uno de sus pétalos trae grabado un nombre y un símbolo. Las hojas se abren y caen sucediéndose en su momento, y el aroma que desprenden inunda cada instante de vuestras vidas. Las cosas que ocurren son impregnadas por este aroma, que envuelve todo el acontecer.
El sentido de ello mismo no lo llegáis a percibir, pero en realidad tiene su propósito y es necesario que sea así. Puede decirse que es ya tal la trascendencia de los hechos, que si vuestro sentido de comprensión de los mismos fuera claro, las analogías que se desprenderían se mostrarían ellas solas ante vuestros ojos, haciéndoos ver esa realidad mágica que os rodea.
Aprender de lo que se os está dando, porque la magia de lo sublime está siendo depositada en vuestras manos, y de vuestro buen hacer depende que crezca o que se disuelva en el éter de donde surgió.
Alcanzar toda la trascendencia de lo que ocurre en la vida,los moldes se están rompiendo de forma acelerada y la bienaventuranza irrumpe con fuerza de torrente para llenar cada rincón de vuestro ser. Subir por encima de todas las pequeñeces, de las tristezas, de las cosa inútiles que guardáis como si fueran importantes y aprender a soltaros de esas amarras que impiden que la fuerza de la luz os desprenda de ese lastre que os ata a lo inútil.
Hacer de vuestra vida la flor más bella que jamás haya existido. Abrir vuestros pétalos y resplandecer dentro de vuestro propio ser. Alcanzar la presencia de lo eterno trascendido y expresarlo dentro de los límites de lo mortal. Ser como la luz que rompe las tinieblas, disolviendo en vosotros todo  aquello que os rodea que no es justo ni equilibrado.
Dar armonía a todo lo que vuestra mano toque. Vibrar, alegrar, encender con vuestra sonrisa a todos los que se os acerquen y entender que, por vuestro medio, es la mano de lo alto la que toca la realidad y la que da a cada uno lo que necesita en ese momento justo.
Las hojas van cayendo una detrás de otra y cubren la tierra de un lecho de cosas vivas ya pasadas que hay que olvidar, porque ya cumplieron su misión. Brotes nuevos nacen y son atendidos para que de ellos surja la nueva semilla que tiene que desarrollarse, para que el fruto nacido alcance su máxima expresión y sirva para aquello que fue creado.
Alimentar en vosotros la nueva creación, abrir todos vuestros canales, la mente, el alma, el cuerpo, todos los sentidos, pues por ellos os llegarán las vibraciones que necesitáis para que se desarrolle dentro de vosotros aquellas potencias que han estado dormidas hasta ahora.

 Los días marcados
 Esperáis que la vida discurra en un placentero devenir y no os dais cuenta de que ya no puede haber lentitud en ese discurrir, pues el tiempo está siendo usado para la rápida sucesión de lo que va a acontecer, y en ello mismo estáis incluidos vosotros y vuestras vidas.
Ya arriba están marcados los días que esperan al mundo. Llanto y dolor se avecinan, pues el hombre ha perdido el sentido de su ser y como lobo despiadado desgarra los cuerpos y las almas de aquellos que le rodean.
El mal y el dolor tienen morada dentro de muchos corazones, y las razones de ese sufrimiento están dentro de cada ser que no obedece a los impulsos de su propia naturaleza. Todo tiene que ser destruido para que resurja de nuevo en un nacimiento de luz, acorde con lo que tiene que vivir este planeta.

 Todo el inmenso tapiz


 ¡Qué grandes cosas vienen a vosotros¡ Si vuestras mentes pudieran mirar en el reflejo del éter y contemplar todo el inmenso tapiz de acontecimientos que se aproximan, os quedaríais maravillados de la complejidad y perfección de la obra divina.
Ahora, vuestras mentes, encerradas en esos cuerpos densos, no pueden alcanzar el brillo intenso de las energías que se agitan y rotan cuando el instante mágico surge y todo va tomando forma Después, ya podréis contemplar este maravilloso universo divino y vuestros espíritus, una vez recuperadas sus naturalezas superiores, podrán integrarse como lo hacemos nosotros en este baile de la luz eterna en el que nos sumergimos.


 Sobre el plano astral
 El astral es el campo en el que la energía construye por sus propios medios y SI, se puede nacer en ese plano. Los polos de donde la energía se desprende, aunque no sean conscientes, si están preparados para ello, la fuerza que emanan es usada para construir aquello que se necesita, alcanzando mayores logros.
No se debe de saber más. Lo demás corresponde a aquellos que vigilan y cuidan de que el orden y la idea vayan adquiriendo forma consecuente, sea en el plano que sea.
El Cuarenta
Las medidas en la observancia de la Regla se ajustan según sean los patrones que actúan en cada circunstancia, y debéis comprender que todo obedece a las leyes que se encargan de regir los motivos de la evolución en el plano físico.
Son cuarenta las veces que el hombre tiene que aprender a desenvolverse en su medio. Son cuarenta las iniciaciones que debe pasar para ir superando su propia evolución en el campo de experimentación personal. Son cuarenta las veces que obran, que rigen, que se dicen, que bajan y suben según se necesita y, sin embargo, no se acaba de entender el por qué de todo ello.
La sabiduría se encuentra encerrada en esta cifra. Los ciclos se repiten y cambian el mundo, pero el conocimiento es el mismo sea el mundo que sea, porque la Obra es total y de la misma naturaleza, esté en el espacio o en la idea realizada. Las órdenes son invariables, pero la medida justa se da según sean las circunstancias de cada ser, en el momento en que se encuentre de su camino personal.
Arriba ven y oyen y aplican la Regla en forma perfecta, aunque aquí abajo no podáis entenderlo, porque vuestra mente no está aún preparada para comprender la Totalidad.


 Ahora es tiempo de silencio




 Alcanzar a comprender los movimientos de vuestra conciencia, según se van afinando a la percepción de lo que ocurre a vuestro alrededor. Los mecanismos son cada vez más delicados y precisos, y es cuestión de sabiduría experimentar en la más pequeña diferencia que se pueda encontrar dentro de un mismo hecho.

Ahora es tiempo de silencio, de espera, de reflexión, de introspección de mente, puesto que os debéis de alcanzar a vosotros mismos en un esfuerzo máximo. Mirar vuestro presente con la serenidad que da la certeza de que vuestro pie está firmemente apoyado en el camino correcto, y que vuestros pasos son oídos por aquellos que escuchan vuestra voz, aún sin ser pronunciada.
 (Continua)



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