La Singladura de Occidente
Capítulo 19
Nuestro miedo a la Vida
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Obra de Mihay Criste |
El Dios Progreso aún no se ha apercibido de un
hecho que se vislumbra bajo la mente alienada: comenzamos a sentirnos
horrorizados por tanta matanza, por tanta muerte inútil, por tanta perversión…
De vez en cuando, el atisbo de una nueva conciencia parece brotar en el hombre
(ya no solo de Occidente, pues casi todo el planeta se ha convertido en
Occidente) que le lleva, en esos momentos de lucidez, a levantar su voz contra gobiernos,
demócratas o no, terroristas, fundamentalistas y totalitarios. Aunque aún nos
falta alcanzar la conciencia que nos lleve a comprender que esos
comportamientos llenos de violencia son el resultado de la hipertrofia de
nuestra razón escindida; una patología que conlleva, con un incremento del
coeficiente intelectual, un aumento de la intolerancia.
(...)
¿Cómo no
ver que lo que se esconde detrás de esas patologías es el miedo y el odio que
le tiene el hombre de nuestra cultura a la Vida, a los espontáneo y diverso, a los que
"no es de mi raza", a lo
que no es "de mi credo",
"de mi color"..., a lo que
no es “lo nuestro”, a lo que es
"extranjero"? ¿Quién no ha
visto, aunque sea en el cine, algo tan alejado de la Vida como las paradas
militares del III Reich? En aquel prodigio de uniformización militar, no se
aprecian personas, solo engranajes de un mecanismo anónimo, de una razón objetiva
capaz de allanar el universo, una sociedad donde todo está bajo control, donde
nada se aparta de la norma, donde a fuerza de no ser nadie uno evita la
arriesgada aventura de vivir.
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Obra deTomasz Alen Kopera |
Tenemos
miedo a la libertad, como señalaba Erich Fromm, por ello, impregnamos nuestra
vida de rigidez: rigidez en el caminar, en el hablar, en el cuerpo, en el alma,
en la percepción, en la acción, en el carácter y en las ideas. A través de esa
rigidez, de esa “coraza caracteriológica”,
como la llamaba Wilhem Reich, podemos renunciar a nuestra condición de seres
humanos y, sobre todo, a la condición de Hijos
de la Naturaleza,
una naturaleza diversa, flexible, versátil, impredecible, carente de rigidez,
armoniosa y abierta. Pero siempre en equilibrio. Una naturaleza donde la Vida y la Muerte se complementan y se
retroalimentan permanentemente. Todo lo contrario que la metáfora del
Totalitarismo -como se nos enseñaba en clase cuando yo era niño, y luego joven,
y después adulto-, que pretende ser UNA, es decir, uniforme y fija; GRANDE,
es decir, con Voluntad de Poder; y LIBRE,
libre de todo lo que es natural y de todo lo que está vivo. El frío y fino
metal de la razón escindida hace prodigios a la hora de tejer alambradas, de
encender piras y de construir hornos y cámaras de gas. ¿Cuándo vamos a darnos
cuenta que la barbarie y la violencia, el sojuzgar y esclavizar a otros seres
humanos, no está en nuestro cuerpo, sino en el miedo que nuestra mente
escindida le tiene a la Vida?
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Obra deTomasz Alen Kopera |
Aunque, sea
cual fuere la opción que tomemos, algo es ya evidente: la singladura de la
rebelión del hombre occidental contra la Vida está llegado a su fin. Y como toda la Naturaleza es Dual, o
al menos así se manifiesta a la comprensión de la conciencia actual del hombre,
solo hay dos caminos posibles: o triunfa la rebelión, aunque el dios Progreso ya no nos lleve a ninguna
parte y se acaba lo que creemos llamarse vida, o triunfa la Vida y se disuelve la
rebelión. Las profecías dicen que Satanás, el engañador y controlador de la Vida, será apresado y
encarcelado por mil años, aunque luego regresará para un combate final.
Esperemos
que aún quede, en algún lugar de nuestra naturaleza, un átomo de cordura, y que
la profecía tenga razón porque, en caso contrario, la cibernética hechicera
Circe terminara convirtiéndonos, como a los compañeros de Ulises, en cerdos, en
híbridos o clones de nosotros mismos y nos despojará de nuestra condición humana
con sus extravagantes hechizos. Ante semejante panorama, ¿tendremos, como decía
Nieztsche, que "lanzarnos a lo
prohibido"? Nadie como él criticó las verdades fijas y el espíritu de
la pesadez. Pero, ¿dónde podemos encontrar lo
prohibido? ¿Y qué es lo prohibido?
Aunque, dado que el Sistema aplaude el competir y progresar a costa del prójimo,
el ver al otro como rival y el pasar por encima de él, ¿no será lo prohibido el aprender a cooperar y el ver al
"otro" como hermano? Puesto que el miedo nos obliga a levantar altas murallas para protegernos y a separar la razón
del corazón, ¿no será lo prohibido el
abrirnos para escuchar nuestros sentimientos, para escuchar nuestro cuerpo y escuchar
el clamor y el amor de la Tierra?
Como Teresa de Ávila,
como Juan de la Cruz, y tantos otros que por ella pasaron,
Occidente vive hoy su "noche oscura
del alma”, que también es la noche
oscura del planeta, del mar, del aíre... Para aislarse de esa noche, el
hombre escindido construye edificios inteligentes, cerrados a cal y canto con
cristal oscuro, para encerrarse en ellos. ¿Podremos volver a ver, desde ellos, la Tierra con nuestra mirada
original? “Creo que los hombres blancos están tan asustados del mundo que no quieren
verlo, sentirlo, olerlo...”,
decía un chamán Lakota. Nuestra civilización es un barco que se hunde. Pero
nadie quiere saltar al agua, nadie parece querer nadar, libremente, para
regresar a Ítaca.
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Obra deTomasz Alen Kopera |
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