lunes, 12 de junio de 2017

El estanque de Rokyu


<PUBLICADO EN LA GACETA DE CANARIAS EL 21/11/1993>
<PAGINA>: LA OTRA PALABRA
<TITULO>: El estanque de Rikyu
<SUBTITULO>: Experiencia de un estado ecológico
<AUTOR>: Alfiar
<SUMARIO>: La buena vibración de las cosas elevadas, eleva al observador a su mismo orden. Y viceversa. Así se realiza la empatía.
<ILUSTRACION>: Estanque de Rikiu en el Rincón de la Tranquilidad.
<CUERPO DEL TEXTO>: 

 
Estanque Hara Rikyu. Tokio

Hay un lugar mágico que se oculta dentro de otro lugar mágico. El primero es el Estanque de Rikyu: un espejo en la superficie de las cosas. Un espejo en el que el cielo, al pasar, viene a reflejarse en un intento vano de mostrarnos lo Eterno. El segundo es el Rincón de la Tranquilidad: un lugar escondido entre las montañas de Tegueste. Allí, mi hermano en el Dharma, Alejandro Togores, se ha traído con sus manos un rincón de ese Japón eterno que de alguna vida pasada aún guarda en su corazón.
(...)

Habíamos estado meditando a la sombra del Buda y, ahora, paseábamos en silencio. Mi ser, un lago cálido de aguas tranquilas, me lleva a orillas del estanque. En el silencio, un espejo se mira en otro espejo.
Entendí:
El espejo reposa.
Un pez rojo.
El estanque se agita.
Dicen los taoistas que hombres animales, cosas y muebles tienen una forma constante, y que montañas, rocas, bambúes, árboles, ondas, la niebla y la nube no tienen una forma constante; aunque todos poseen una misma naturaleza interna constante a la que llaman LI, la Ley interna del Ser. Por ello, cuando se comete una equivocación con la forma, ese error queda limitado a la forma; pero si el error recae sobre LI, todo se estropea.
No quisiera yo cometer un error tal en este trabajo de escribir otras palabras, esos sonidos surgidos del Profundo Silencio y que se graban en una hoja de papel en la que por su naturaleza interna está contenido el Infinito. En el sonido las palabras se expanden llenas de la evocación de un pensamiento luminoso.
A causa de ese pensamiento supe por qué los minutos, las horas, los días, son viajeros de la Eternidad; y por qué los seres son Luz.
Entre el trébol
una luz amarilla.
La flor.
Las palabras pueden agotarse con el tiempo, pero no hasta el punto que su esencia -LI- quede sepultada con ellas. Un pensamiento elevado alcanza su objetivo solo en el espacio de la infinitud. Del mismo modo, un poema, un escrito, o una pintura es la encarnación de muchos actos vivos. Alcanzar significado depende de la aprehensión de lo sutil, ya que ningún lenguaje puede expresar lo que sucede más allá de sus límites.
Allí estaba
sobre la piedra.
¡Y, sin embargo!
La inspiración es un momento, un instante en que la mente y la materia se ponen en contacto y mantienen una comunión perfecta. A través de esa comunión, una fisura se abre en el tejido de la superficie de las cosas, y la vista descubre regiones de la realidad hasta entonces cerradas a la comprensión.
Al sol
una rana.
Entre la tierra y el agua.
Cuando la emoción surge y la palabra puede darle forma, cuando por intermedio de la razón esa forma se plasma en la escritura, en la poesía o en el arte, entonces se camina de lo oculto a lo visible, del origen interno de las cosas a su correspondencia interior.
Pasó fugaz
una estela blanca.
Era la mariposa.
En el tejido del lenguaje lleno de significado vivo, la emoción es la urdimbre y la expresión la trama de la razón. Pero solamente si la urdimbre está recta, si la emoción es pura, se podrá tejer una trama llena de significado. Una trama que necesita de una razón sólida para que la expresión sea fluida. Este es el fundamento básico de la escritura.
Confucio dijo una vez que "si las palabras no tienen Wen (esencia) no irán muy lejos", y también dijo que "las palabras comunican, eso es todo". Esa comunicación de la palabra que contiene Wen, necesita de alguien que vea con claridad en su mente la esencia de las cosas, que sea capaz de trasladar esa esencia a la boca y a la mano, para hablar o escribir palabras que comunican.
Una mano entra en el agua.
Se extendió en silencio
el sonido.
Emersón decía que "tal como somos, así vemos", a lo que habría que añadir, en forma recíproca, que lo que vemos nos lleva a hacer de nosotros lo que somos. Y es que la relación de comunicación entre el hombre y el mundo es una relación dinámica -ecológica-, en la que mutuamente se elevan o degradan el uno al otro. Un proceso que algunos, como Maslow, han dado en llamar isomorfismo recíproco, queriendo significar que el mundo sólo puede comunicar a una persona lo que esta es capaz de captar de él, y que esta capacidad depende de su nivel de Ser.
Por ello, el significado de un mensaje, ya proceda de la naturaleza o del hombre, depende no solo de su contenido, sino también del grado en que la persona es capaz de resonar ante él. El significado elevado solo es perceptible a la persona elevada, elevada espiritualmente.
De ahí también que personas de alto nivel, personas con CHI, puedan entender un conocimiento de un nivel más alto; pero, igualmente, un nivel más alto en la naturaleza y en el entorno tienden a elevar el nivel de las personas, de la misma manera que un nivel bajo en el ambiente, tiende a rebajarlo. Uno y otro se hacen así mismos.
Esa energía de comunicación es CHI. La buena vibración de una comunicación bella, sea esta pintura, poesía, palabra, música..., sube al observador a su mismo orden. Es así como se realiza la empatía.
Se cuenta que el maestro paisajista Wo-Tao Tzu salió un día al río a pintar bambúes por encargo del emperador. Permaneció allí todo el día y regresó al atardecer sin haber dado ni una sola pincelada. Cuando el emperador le preguntó por su obra, Wo-Tao Tzú le contestó:
- Lo tengo todo aquí -, dijo señalando su corazón.
Esta historia muestra cual es la actitud taoísta de la relación que existe entre el hombre y la naturaleza: una actitud ecológica. Hombre y Naturaleza no son cosas separadas. Por ello los contenidos de las obras de arte o de las acciones humanas, deben ser estados de ánimo elevados respecto a las cosas; por ello, también, el objeto de todo lenguaje es transmitir esos estados.
Si existe una posibilidad para transmitirlos, es porque en la Naturaleza existen esos fenómenos de resonancia entre los seres y entre los diversos sistemas que la integran. La posibilidad de que se de esa resonancia se apoya en la similitud de formas-esencias (isomorfismos) entre los seres.
La campana nos llama de nuevo a la meditación. La sombra de Buda vuelve a cobijarnos. En mi espejo ha quedado la imagen de otro espejo.
Me contempla.
La contemplo.
La flor.
Hemos meditado. Hemos practicado el silencio. Hemos cantado y compartido el alimento. Hemos hablado en el templo del por qué y del cómo, de la forma. Intentando ser una sola mente se ha ido la tarde.
Cantó el pájaro.
El lagarto corrió por el muro.
Nada era distinto.
Nos dijimos adiós.
Hay un duende en el laurel.
Mira...
Hace rato.
Me miro en el espejo del estaque por última vez. Los peces rojo toman el sol del atardecer. Quietos. Gracias, hermano, por un día eterno.




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