<PUBLICADO EN LA GACETA DE CANARIAS EL 05/12/93>
<PAGINA>: LA OTRA PALABRA
<TÍTULO>: La Tierra. Un planeta vivo e inteligente.
<SUBTITULO>: Visión para un Festival de Cine Ecológico.
<AUTOR>: Alfiar
<SUMARIO 1>: "Cada hombre vuelve con el sentimiento de no ser ya un ciudadano americano, sino un ciudadano del planeta." (Edgar Mitchell. Astronauta.)
<SUMARIO 2>: La Humanidad parece acercarse al nacimiento de un nuevo nivel evolutivo: la conciencia global.
<ILUSTRACION 1>: La Tierra, un punto azul y blanco perdido en el espacio.
<CUERPO DEL TEXTO>:
"Ecología. ¿Por qué
si?"
Con este título, darán comienzo, los días 9, 10 y 11 de Diciembre, en
el Salón de Actos del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, unas Jornadas,
presentadas y organizadas por ALOE
(Aula Libre de Orientalismo y Ecología), como inicio del XII Festival Internacional
de Cine Ecológico y de la
Naturaleza de Canarias, que organiza el Ayuntamiento del Puerto
de la Cruz y el
Ministerio de Cultura.
Estas Jornadas abrirán el Festival de Cine Ecológico el día 9, a las 11 de la mañana, con
un debate sobre "Ecología y Pensamiento" a cargo del Lama Djimpa y
Tomás Azcárate (Presidente del proyecto de la UNESCO "Hombre
y Biosfera"). Por la tarde, a las 19 horas, Jordi Bigas (Director de
la revista "Integral") y
Alfonso O´Shanahan (periodista y Director de Radio Canarias) lo harán sobre
"Ecología y Medios de Comunicación".
(...)
El día 10, de nuevo a las 11 de la mañana, Francisco Sánchez (Director
del Instituto Astrofísico de Canarias), Antonio García Gallo (Biólogo de la Universidad de la Laguna) y Francisco López
Seivane (Presidente de la
Fundación Yoga para la
Paz), hablaran sobre "Ecología,
una nueva vieja concepción". Por la tarde, a las 19 horas, Javier
Cacho (Científico y estudioso del ozono en la Antártida) y Antonio de
los Santos (Director del Departamento de Ecología, Parasitología y Genética de la Universidad de la Laguna) debatirán sobre el
tema "Ecología y Clima".
Las Jornadas se cierran el día 11, a las 11 de la mañana, con el debate "Ecología y Grupos" en el que
intervendrán Xavier Pastor Gracia (Presidente Greenpeace en España), Ángel F.
Rodríguez Banda (Presidente de "Amigos
de la Tierra")
y Wolfredo Wildpret (Catedrático de Biología y miembro de ATAN). Los debates
serán moderados por Mariano Vega, Alejandro Togores y Rafael C. Gómez.
Los Actos del Festival.
Además de estas Jornadas organizadas por ALOE, el Festival de Cine
Ecológico, se prolongara, a partir del sábado 11 por la noche y hasta el
viernes 17, con la proyección de unas 30 películas, de las que unas 10
pertenecen a la sección oficial del Festival. Entre ellas se encuentran El Sueño de Krizón de Emil Kusturica, La ardilla roja de Julio Meden. En otras
secciones se proyectarán películas como: Dispara
de Carlos Saura, El lado oscuro del
corazón de Eliseo Subiela, El pájaro
de la felicidad de Pilar Miró y Belle
Epoque de Fernando Trueba.
Entre los diversos actos del Festival, hay: un Curso Introductorio de Cine, Teatro y TV, organizado por TAI (Taller de Actividades Integrales);
la 4ª Edición del Premio de Pintura Luis de la Cruz y Ríos; dos concursos escolares con murales
colectivos e ideas sobre el medio ambiente; unas Jornadas de Debate sobre Cine, presentadas por el Director del
Instituto Cinematográfico de Artes Audiovisuales y un Encuentro Municipal sobre Medio Ambiente.
ALOE inicia en el Festival una Exposición
Itinerante con pintores y escultores de reconocida fama. Otro proyecto de
ALOE, que nace en el Festival, pero que se desarrollará durante todo 1994, es
el de un Aula Verde. Su finalidad es
informar sobre temas y actividades ecológicas. Por último, la presentación del
libro, Doce Años de la Nueva Conciencia,
editado por ALOE y publicado por la Organización del Festival. Incluye doce artículos
de personas relevantes sobre temas ecológicos. El cartel del Festival es de
Martín Chirino.
En 1948, el astrónomo británico Sir Fred Hoyle, decía que cuando fuera
posible tomar una fotografía de la
Tierra desde el espacio exterior, una nueva visión, tan
poderosa como ninguna otra lo había sido en la historia, alumbraría a la Humanidad.
Veinte años después, el hombre pudo contemplar por vez primera la Tierra tal como se ve desde
la Luna. Visión
que hizo que el astronauta Edgar Mitchell dijera:
"Era
un bello planeta azul, rodeado de blancas nubes, cuya visión proporcionaba un
profundo sentimiento de existencia, de identidad, de hogar. Algo que yo
calificaría de conciencia global
instantánea."
Y añadía:
"Cada
hombre vuelve con el sentimiento de no ser ya un ciudadano americano, sino un
ciudadano del planeta."
Fue impresionante la repercusión que tuvo esta visión. Su profundidad
se esconde tras las palabras de otro astronauta, Russell Schweikart:
"Te
das cuenta de que en este pequeño planeta azul y blanco se encuentra todo
aquello que tiene sentido para ti: la historia, la música y la poesía, el arte,
la vida y la muerte, el amor, las lágrimas, la felicidad, los juegos, todo en ese
pequeño punto lejano... Y cuando regresas, notas que algo ha cambiado, que se
ha producido un cambio en tu relación con el planeta y con las formas de vida
que en él habitan. Y todo por que has experimentado esa visión."
¡Una Visión! La comprensión e iluminación de lo que siempre estuvo
ahí, pero que necesitaba perspectiva, distancia, desprendimiento, para poder
ser percibido: la visión de que la
Tierra y todo lo que la habita son una misma cosa.
No fue casualidad el que aquella fotografía del planeta azul alcanzara tal difusión, ni que a partir de ese
momento, un gran número de personas comenzaran a interesarse por los problemas
de la Tierra y
por la relación que el propio hombre mantenía con ella. ¿Acaso fue necesaria la
visión proyectada por los astronautas al resto de los seres humanos, para
reconocer que Tierra y Hombre, Tierra y Vida, Tierra y Consciencia formaban una
globalidad inseparable?
Desde luego, sirvió producir una ampliación de consciencia en los
seres humanos. Y con ella, una nueva percepción: el planeta Tierra, además de
contener vida, era el mismo un ser vivo. Es esta una idea difícil de aceptar.
La dificultad está en la definición de lo que consideramos un ser vivo y en la
falta de perspectiva necesaria para ver la Tierra y la Vida como una realidad interdependiente.
Un Ilustrado inglés del S. XVIII, James Hutton, considerado padre de la Geología, habló ya de la Tierra como un
superorganismo, cuyo estudio adecuado debería correr a cargo de la Fisiología (entre otras
muchas cosas era médico). Esta visión orgánica y fisiológica de la Tierra, no es aceptada por
la mayoría de los científicos actuales, apresados por una visión estrecha y
reduccionista.
Fue otro químico británico, James Lovelock, en su obra "Gaia. Una nueva visión de la vida sobre la Tierra" quien
desarrolló la teoría de que el planeta se comporta como un organismo vivo.
Llegó a esta conclusión realizando un proyecto para la NASA al intentar comprobar si
había vida en Marte y Venus. Decía que bastaría con observar sus atmósferas.
Todos los seres vivos tiene en común el tomar, procesar y desechar materia y
energía; ello dejaría un rastro visible en su entorno. Un planeta sin vida
carecería de ese rastro y se apreciaría en su atmósfera.
En un planeta sin vida, los componentes químicos de su atmósfera,
océanos y tierras, estarían equilibrados como resultado de su interacción
durante millones de años. Esto no ocurriría en el caso de que el planeta
tuviera vida.
Lovelock aplicó su teoría a nuestro planeta y descubrió que sus
componentes químicos se encontraban muy lejos del punto de equilibrio previsto
por las leyes científicas. Este desequilibrio se debía a que la atmósfera era
manipulada cada día por la multitud de procesos vivos de la Tierra. Concluía
que todo: biomasa, aire, océanos y la superficie terrestre, parecen formar
parte de un gigantesco sistema capaz de autorregulación para asegurar el
mantenimiento de la vida.
A esta idea, Lovelock la llama HIPÓTESIS
GAIA, en honor de la diosa griega Gaia,
la Madre Tierra.
Gaia representa la biosfera, más la atmósfera, los océanos y la tierra. Gaia,
al mantener las condiciones óptimas para la existencia de la vida, pone de
relieve algo común a todos los sistemas vivos: la homeostasis (mantener igual).
Un ejemplo lo tenemos en el mantenimiento de la temperatura del cuerpo en torno
a los 37º C a pesar de que varíen las condiciones externas. Gaia parece
mantener la homeostasis planetaria modificando cierto núemro de elementos
claves de la atmósfera, océanos y la tierra.
Este equilibrio parece estar siendo alterado por el hombre. Pero el
problema más grave que padece Gaia es el de la superpoblación humana. Aunque
parece que la población se aproxima a un índice de crecimiento cero. Los
analistas predicen que la población se estabilizará entre 8 y 11 mil millones.
hacia mediados del S. XXI.
El que la población se estabilice en 1010 es muy interesante. La
cifra representa el número aproximado de elementos que deben unirse previamente
para saltar a otro nivel evolutivo. Aparece en el número de átomos que hay en
una célula simple y en el número de neuronas de la corteza cerebral. Si este
patrón se repite en niveles superiores de integración, la Humanidad se estaría
aproximando al punto en el que habrá un número suficiente de consciencias
autorreflexivas, como para que se produzca el salto a otro nivel evolutivo.
Por si solos, los números, no provocan este salto evolutivo. Diez mil
millones de átomos reunidos en un punto no hacen una célula viva; ni la misma
cantidad de neuronas forman una mente consciente. Los diferentes elementos
tienen que estar integrados en una estructura coherente y sus relaciones
requieren de algún tipo de organización.
Energía, átomo, célula, organismos, hombre, ha sido el proceso. Con el
hombre emerge la consciencia autorreflexiva y la capacidad de reflexionar sobre
si mismo y su planeta. En el hombre, la tendencia hacia la integración la
encontramos desde su origen. El primer paso se dio al aparecer el lenguaje.
Llevó a un intercambio más directo entre los individuos y facilitó su agrupación
en comunidades.
El segundo paso fue la invención de la escritura hace unos 10.000
años. Hizo posible la transmisión de la información en el tiempo y el espacio;
impulsó el crecimiento a comunidades más grandes y el registro de la historia,
la cultura y las tradiciones.
El tercer paso fue la aparición de la imprenta en el siglo XV. Aumentó
la capacidad de extender la información escrita. El cuarto paso se dio a
mediados del S.XIX con la comunicación eléctrica a través del telégrafo y el
teléfono. Cincuenta años después, se dio otro salto gracias al uso de las ondas
de radio. Hicieron posible la transmisión de mensajes a gran número de personas
simultáneamente.
Desde entonces, la radio y la televisión, se han expandido y han
posibilitado a los individuos el ser testigos de lo que ocurre en ese momento
en cualquier parte del mundo. Simultáneamente, otro proceso de gran importancia
se produce en la tecnología de la información: los ordenadores. Han abierto la
posibilidad de una evolución a nivel mental y de una mayor organización.
Comenzamos a conectarnos a nivel de la consciencia con mayor complejidad.
Pareciera como si, externamente, se construyera una mente global.
Pero, ¿qué pasa en el interior del hombre individual?
El embrión del cerebro humano pasa por dos fases de desarrollo: una,
es la reproducción masiva de células nerviosas; comienza unas 8 semanas después
de la concepción. En esta fase el número de células aumenta en varios millones
cada día. A la sexta semana el proceso se ralentiza. En la segunda fase, los
millones de millones de neuronas aisladas empiezan a interconectarse por medio
de fibras nerviosas. La proliferación de conexiones continua después de nacido
el bebé.
Tendencias similares se observan en la sociedad humana. Parece estar saliendo
de la producción masiva de células nerviosas y entrando en la fase de
crecimiento e interconexión. A medida que aumenta la capacidad y complejidad
mundial en las intercomunicaciones, la sociedad se va pareciendo más a un
sistema nervioso planetario. ¿Se está activando una mente global?
La Humanidad parece estar
cumpliendo los requisitos necesarios para propiciar el nacimiento de un nuevo
nivel evolutivo. ¿Cuál sería este nivel? No puede ser otro que el de la
consciencia global. El paso a un superorganismo como resultado de una evolución
consciente. La Humanidad
crece grupalmente y se aproxima mentalmente.
Teilhard de Chardin acuñó el término noosfera (“noos” = mente) para referirse al efecto acumulativo de
las mentes humanas en todo el planeta. Definió esta etapa como la "planetización de la humanidad... en una
sola y superior unidad orgánica". A la realización de este proceso lo
llamó Punto Omega.
Sri Aurobindo decía que la evolución se encontraría ahora en el
tránsito de la Consciencia
a la Supermente. El nivel
se alcanzaría por el desarrollo espiritual de la consciencia individual para
alcanzar una integración global. ¿Se encamina a este nivel Gaia?
Según Peter Russell, este campo
planetario se originaría por la integración de los millones de seres conscientes
que componen la humanidad. A través de la compleja red que intercomunica el
planeta, y de la información producida
por mentes globales, se crearán
nuevos patrones en la mente global. Gaia,
entonces, despertará y junto a sus neuronas (la Humanidad), se
convertirá en un ser consciente.
Inmersos en la compleja crisis social, política, económica, ecológica
y moral que nos afecta, no nos damos cuenta de que toda crisis tiene dos caras.
El término chino para este concepto es WEI-CHI
(WEI es atención, peligro; CHI, oportunidad para el cambio).
En base a esta oportunidad para el cambio, se me ocurrió preguntar a
los seres espirituales que existen en otras dimensiones de conciencia y de
realidad, cuál era el problema ecológico en las relaciones entre el hombre y el
planeta. He aquí su respuesta.
Un mensaje de esperanza.
"La
piedra fundamental de todo vuestro planteamiento equivocado reside en la idea
de separatividad, en la que colocáis al hombre por un lado y al planeta por
otro. Esto es injusto, es una falacia, no hay separatividad. Hombre y Tierra
son una misma cosa, un sólo cuerpo material, una sola conciencia.
El
espejo del planeta, su imagen mental, se proyecta en el universo a través de
sus células mentales: el hombre. Ya te hemos dicho que sois las neuronas
cerebrales encargadas de desarrollar la función del pensamiento terrestre. Por
vosotros el planeta conoce, mira, aprende, y archiva conocimiento. Por vosotros
recibe la energía vital, espiritual que une su cerebro físico con los planos
superiores mentales. El acceso a estos planos sólo lo puede verificar a través
de vuestros cerebros y de vuestras personalidades, múltiples en apariencia,
pero únicas e iguales en cuanto a respuesta energética. Sois células vivas que
absorben el fluido vital que tiene que llevar a ese ser llamado Tierra al
encuentro de un nuevo punto en su evolución.
Sólo
si sus células trabajan unidas y con consciencia, es que este paso puede llegar
a ser dado. Si falla el sistema, queda abortada una realidad próxima a
obtenerse.
No
hay degradación de elementos, el proceso es así, tal cual se está desarrollando.
Los propios mecanismos internos del planeta regulan las sustancias corrosivas
que lo destruyen en apariencia. Estos mecanismos, que son sólo físicos, son
perfectamente corregidos, enderezados y puestos a funcionar en forma correcta,
a través de los elementos de una naturaleza capaz de acertar por sí misma en la
idea armónica del conjunto.
El
peligro para la nueva etapa evolutiva sólo se contiene en vosotros, en el
hombre, en la célula pensante cuyo libre albedrío puede entorpecer el camino a
seguir. Y aquí no hay mecanismos físicos que aseguren el triunfo. Aquí sólo hay
una comprensión de la necesidad espiritual del planeta en su proyecto
evolutivo. Se necesita una colaboración espontánea y generosa, no obligada ni
requerida, que incline el pensamiento humano a trabajar en una estrecha
colaboración de todos sus elementos celulares, en una entrega planetaria de
amor y desprendimiento.
Lo
que le deis a la Tierra
es lo que vais a recibir, esa será vuestra herencia. Cuanto más perfecto sea
vuestro trabajo, mayor nivel espiritual y energético obtendréis. Sólo la mano
del Padre os sostiene en los espacios siderales, y la comprensión de esta
maravilla, es la que os tiene que llevar a poner vuestro poder mental al
servicio de una transformación personal
que, alcanzado el número justo de elementos, dará la transformación simultánea
del planeta en su camino hacia la luz.
Es
así de simple, es así de cierto. Hombre y Tierra, elemento único en un proceso
de magnificencia. Hombre y planeta, avanzada transpersonal en su alianza con la Luz. Y por este medio, por
la luz, el trabajo será desarrollado en conjunto con todos nosotros, con todos
aquellos que estamos ayudando y que contemplamos vuestro proceso interno con un
canto de esperanza. Queda en paz."
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