LA ENSEÑANZA ESOTÉRICA
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Volvamos a la parábola del “cochero el caballo y el carruaje”. Imaginemos de nuevo que el “cochero-mente” despierta de su
embriaguez, sale de la “taberna-mundo”
y es capaz de ascender a esa “posición
más elevada” representada por el “pescante”,
desde donde podrá dirigir al “caballo-emociones”
para que este tire del “carruaje-cuerpo
físico”. Y he aquí que cuando se dispone a coger las “riendas” para dirigir al “caballo”
se las encuentra rotas, o han desparecido, bien porque se olvidó de ponerlas,
bien porque, ha pasado tanto tiempo en la taberna que se han podrido y pulverizado.
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