martes, 2 de enero de 2018

Cuando los sueños florecen


<PUBLICADO EN LA GACETA DE CANARIAS EL 17/04/1994>
<PÁGINA>: LA OTRA PALABRA
<TÍTULO>: Cuando los sueños florecen.
<SUBTÍTULO>: Denis Devaris. Arquitecto de sueños.
<AUTOR>: Alfiar
<SUMARIO 1>: "El destino de estos niños, la misión de estos seres necesitados, es hacernos llegar un mensaje de amor."
<SUMARIO 2>: "Los edificios poseen individualidad..., son felices en la situación en que se encuentran..."
<ILUSTRACIÓN 1>: Denis Devaris
<ILUSTRACIÓN 2>: Detalle. Rincón de acceso al estudio.

<CUERPO DEL TEXTO>:
"Manifestamos nuestra convicción de que ha llegado el momento de hacer más humana nuestra sociedad. No solo criticar, sino tener el coraje de empezar a hacer algo en nuestra actividad diaria, profesional y social; siempre hay posibilidad para el que desea actuar positivamente. Queremos compartir nuestro convencimiento con todas aquellas personas con inquietudes, sobre esta actitud diferente ante la vida y comunicarles que esta necesidad espiritual, junto con el deseo anímico de los necesitados de cuidados especiales para su realización, se ha materializado poniendo la piedra de fundación en Adeje de Tenerife, en Cristóforo."   Denis Devaris
 (...)

Conocí a Denis Devaris durante unas Jornadas sobre "Visiones, Proyectos y Utopías" celebradas el pasado Diciembre en el Puerto de la Cruz. Quedé impresionado ante su acogedora, dulce y enérgica personalidad que emanaba confianza. Pero lo que más me impresionó fue la lectura de un folleto que me entregó, en el que hablaba de la realización de un sueño: El Centro Cristóforo. De dicho folleto son las palabras que encabezan este artículo. Todo un manifiesto a la esperanza.
Allí mismo, quedamos para una posterior visita y que nos enseñará su obra, ese sueño hecho piedra y esperanza que había realizado en Adeje. No fue hasta el último domingo de Enero del presente año que un grupo de tres matrimonios, amigos de Denis y amigos entre si, acudimos a la cita.
La puerta del Centro Cristóforo está flanqueada por una torre con un campanario. Al sonido de la campana, el propio Denis nos abrió la puerta. Llevaba en la mano un apero de jardinería, un sombrero de paja cubría su enmarañada y ensortijada cabeza, el torso desnudo, pantalones cortos y chancletas. Era nuestro personaje. Desde la profundidad de sus ojos serenos, al otro lado del aro fino de sus gafas, nos ofreció una sonrisa de bienvenida.
Subimos por una leve pendiente hacia el sueño hecho realidad de Denis, bueno, parte del sueño, porque lo que daba sentido a todo aquello eran los niños necesitados de atención especial, para el que había sido construido aquel centro.
Alrededor de una huerta central, preparada biodinámicamente, se alzaban una serie de edificios construidos con piedra volcánica, bloques de plataneras y madera, parte de la cual eran restos de antiguas construcciones. ¡Qué armonía en las formas! ¡Qué belleza en el conjunto! ¡Qué profundo sentido de una estética integrada en el medio natural, en el terreno de donde surgían y hundían sus raíces aquellas construcciones que, individualizadas unas de otras, rodeaban aquella huerta central! Terapia a través del medio, lo llamó Denis.
- Edificios, patios, jardines... -nos explicó-, están construidos orgánicamente; los espacios, en si mismos, son libres, no están obsesionados por la geometría. Hay que guardar un respeto a la morfología y a la textura del medio natural. El cuerpo humano expresa claramente la diferencia que existe entre los elementos que lo componen y, al mismo tiempo, todo en él se relaciona maravillosamente.
Habíamos formado un círculo a su alrededor. Escuchábamos sus palabras a la vez que contemplábamos la profunda armonía y la apacible sensación que se desprendía de aquel lugar. Todo parecía irradiar de aquel centro biodinámico: talleres, clases, cobertizos para animales...
- De la misma manera que en el ser humano -siguió diciendo Denis-, los elementos de un edificio tienen también su propia personalidad, expresan sus aspectos individuales, aunque se someten a la idea general y contribuyen a la expresión total del edificio. En el siguiente nivel, igualmente, cada edificio tiene su identidad, pero se relaciona con los edificios de su alrededor en forma artística. Como podéis ver, los edificios poseen individualidad, cada uno con unas características propias bien pronunciadas, son felices en la situación en que se encuentran, se nos muestran como si hubieran estado ya ahí desde hace siglos, y nos dicen que quieren seguir ahí unos cuantos siglos más... Si el Teide no se enfada ante tanta construcción turística -apostilla en broma- y nos tira todo por el suelo un buen día.
Sería necesario decir que Denis es arquitecto por la universidad de Laussana (Suiza), nacido en Atenas (Grecia) y que estudió Filosofía en la Universidad de Atenas, Psicología en el Goldsmith College de Londres y que fue profesor de Arquitectura y Bellas Artes en las Universidades de Nairobi, Kenia y Singapur. Ha dirigido construcciones en esos continentes además de Europa.
Denis llegó a Tenerife hace veintidós años para construir hoteles en las Américas. Fue la influencia de su esposa Michaela Halla, de origen austriaco, que en el momento de nuestra visita se encontraba en Gran Bretaña, y que es una antropósofa de la tercera generación, el alma del centro según él, por lo que Denis, que es un gran conocedor de la filosofía de Rudolf Steiner, hace doce años decidió y concibió el proyecto de crear un centro, una Asociación Libre de Arte, Agricultura y Educación -el Centro Cristóforo-, para niños necesitados de cuidados especiales.
Hace ahora ocho años y después de las autorizaciones oficiales pertinentes, el Centro Cristóforo abrió sus puertas. Guillermo, uno de los amigos que rodeábamos a Denis, preguntó sobre las ayudas que recibía para su mantenimiento. Nos explicó que, a parte de una módica subvención del Gobierno de Canarias, del apoyo de los Ayuntamientos de la zona y de los padres de los niños, no había más ayuda. Pudimos entrever que gran parte de estos apoyos, eran más bien buenas intenciones que ayuda real. Sospeché, ahora que lo conozco un poco más, que él había sufragado personalmente gran parte de los gastos.
Mientras contemplábamos un bello claustro o galería de madera y piedra volcánica que cerraba la huerta biodinámica por una de sus ángulos ya que los otros están abiertos a espacios libres, Denis pidió permiso para ausentarse unos momentos. Regresó vestido con un pantalón claro de algodón, un camisa griega de amplia manga que le caía suelta y un largo chaleco artesanal. Se había quitado el sombrero y su larga barba y cabellos gris plata reflejaban los destellos del sol de la mañana.
Visitamos el taller, las clases, la cocina, mientras nos explicaba las motivaciones de su sueño.
- Tenemos la convicción y la experiencia de que existe, dentro de cada ser humano, una entidad espiritual sana, una individualidad indestructible que toma forma en la imagen espiritual de una persona, incluida la que necesita cuidados especiales. Nuestro trabajo consiste en la práctica de una intervención anímica, diaria, en la vida práctica, bien sea en la escolarización especial, en la asistencia médico terapéutica o en los talleres terapéuticos. Nuestra experiencia directa ha transformado y convertido este ideal en una convicción.
- Es difícil mantener una atención especial a esos niños deficientes -señala Pepi, la mujer de Guillermo-, ¿cómo habéis solucionado el problema?
- Cuando comenzamos -nos cuenta Denis apoyado en el borde de la cocina-, no teníamos una conciencia clara sobre la extensión de este problema social. Es algo que ocurre frecuentemente. Una labor importante, que requiere esfuerzos continuos, empieza sin un conocimiento completo de los rasgos y las dificultades que hay que afrontar. Este grado de ignorancia es el que nos permite comenzar; las dificultades que luego van apareciendo, fortalecieron nuestro coraje y pusieron a prueba nuestra determinación. Los sufrimientos en el camino se convirtieron en veladas oportunidades una vez que la dificultad fue vencida.
 En una pared de la cocina había colgado un menú. Me quedé mirándolo porque había algo extraño en él.
- Se intenta acoplar a los aspectos individuales de cada uno, las características de cada día de la semana -me aclara Denis ante mi gesto de asombro. Los lunes están regidos por la Luna, los martes por Marte... Los alimentos están en consonancia con esos aspectos. La dieta trata también de suplir las deficiencias alimentarias de algunos niños.
Hablamos de la realidad social de esos niños con discapacidad física y psíquica, de su marginación y de su ocultamiento social.
- Después de estos años de actividad en este tipo de trabajo, hemos llegado, progresivamente, a la convicción que el problema de los niños necesitados de cuidados especiales, no es un problema aislado que se puede resolver en centros especiales o en gabinetes terapéuticas. Lo que se llama subnormalidad (es la primera vez que usa esa palabra, siempre se refiere a ellos como niños necesitados de atención especial) es un problema de la estructura social que es la que establece la norma. Hay deficiencia mental cuando la sociedad establece un programa educativo basado exclusivamente en la intelectualidad, denegando con ello el acceso a la cultura y al propio desarrollo a personas como éstas.
Denis parece muy interesado en que comprendamos este aspecto del problema. Por ello insiste en el tema.
- Lo que se llaman deficiencias físicas o psíquicas es el problema que tiene una sociedad que se desarrolla al margen de consideraciones éticas y morales. No puede haber integración, allí donde no hay cambios fundamentales en la actitud de la sociedad normal, para atender las necesidades de cualquier ser humano. Ante la actitud materialista que ve al ser humano como si fuera una máquina, no se puede entender el sentimiento de las personas necesitadas de cuidados especiales, porque el problema está a otro nivel.


Salimos de nuevo a los paseos y jardines que rodean la huerta central y hacemos unas fotografías. Siete flamboyanes rodean un lado de la huerta. Denis nos llama la atención sobre el hecho que unos han perdido las hojas en invierno y otros no. Nos comenta que los que han estado más cerca de la influencia del preparado biodinámico de la huerta han conservado las hojas. Mientras los contemplamos, pregunto a Denis:
- ¿Antes te referías a un nivel espiritual?
- Siempre estamos llamando a ese ser interno que busca manifestarse. Todos nosotros, profesores y terapéutas de orientación antroposófica, somos conscientes de nuestra inmensa responsabilidad y de nuestra obligación moral de ayudar, dentro de los límites de nuestras posibilidades. Ayudamos a las personas que necesitan cuidados especiales a llegar a la realización de su propio yo. Esta es la tarea esencial. No está por un lado la aceptación pasiva de esas limitaciones y por otro la esperanza no realista de una curación milagrosa. Esta claro que sus condiciones de vida son más difíciles que las de sus compañeros sin deficiencias, pero exactamente por esta razón de que afrontan condiciones de vida más duras en sus intentos de autorrealización, es que debemos considerarlos como seres humanos que traen tareas especiales para realizar en este mundo en relación con sus destinos.
Denis nos invita a un refresco. Nos sentamos en una terraza que hay ante dos construcciones en las que están su estudio y su vivienda. Servidos los refrescos, Denis continúa hablándonos sobre este tema tan interesante que acaba de abordar: los niños minusválidos son seres que han elegido ese aspecto para desarrollarse espiritualmente desde una posición difícil y para ayudarnos a nosotros a que nos desarrollemos también al ayudarlos.
- La integración -dice-, no es sólo la de preparar a las personas que necesitan cuidados especiales hacia la independencia individual, sino la de preparar también a la sociedad para recibir a estas personas. Es una tarea enorme la de transformar una mentalidad materialista, profundamente enraizada, que ve al hombre exclusivamente como un ser físico, pero que ignora la necesidad de un desarrollo espiritual. Quizás el destino de estos niños, desde su posición, sea también el de ayudarnos a desarrollar este mundo, tan lleno de conflictos, así como nuestra capacidad de amor. También permitirnos crear las condiciones adecuadas para recibir este mensaje humano.
José Luis, Ángeles, Mari..., todos comentamos la dificultad que una idea así entraña para el común de los mortales. La sociedad soluciona el problema desde instituciones creadas al respecto.
- Estamos convencidos -la confianza de Denis en lo que dice es enorme-, que un medio ambiente institucionalizado y clínico, no se puede educar ni sanar, ni ofrecer asistencia especializada a las personas que necesitan de cuidados especiales. Es necesario crear centros vivos, integrados en la naturaleza, llenos de calor, cariño y sentimientos creativos. De esta manera podremos penetrar en el alma y en el espíritu de esos seres cuyo espíritu sano está encerrado en una mente o un cuerpo enfermo. El destino de esto niños -añade con una enigmática sonrisa-, la verdadera tarea de estas personas necesitadas de cuidados especiales, es hacernos llegar un mensaje de amor.
El cielo se ha cubierto y sentimos frío. Denis nos invita a entrar en su estudio. Es realmente bello. Acogedor y, en el, cada rincón, cada detalle, posee vida propia, a la vez que aporta belleza al conjunto. Nos sentamos en el suelo sobre una gruesa piel, frente a una chimenea. Se vuelve a plantear el tema de la arquitectura.
- Mientras nos movíamos entre estos espacios exteriores e interiores, hemos estado recibiendo experiencia rítmicas de concentración-expansión. En general recibimos impresiones anímicas que actúan en nosotros inconscientemente. No es cuestión de construir edificios estéticamente hermosos, ni suficiente con admirar una bella fachada. Es vital saber relacionar los espacios y establecer una armonía entre ellos. Tener en cuenta la relación que debe existir entre edificio y edificio. Han de darse las manos, respetarse mutuamente, quererse, desde sus terrazas, sus muros, sus jardines... Es el movimiento, el gesto entre ellos y sus relaciones armónicas las que contribuyen a la aparición de una relación humana y la creación de una comunidad armónica para el desarrollo de la vida espiritual libre. Y cuando, los edificios -concluye- llegan a crear este ambiente amoroso y lleno de paz, solo entonces, pueden ofrecer ese elemento de Verdad que hay en su belleza.
Hablamos de Teosofía, de Rudolf Steiner el creador de esta ciencia, del contenido de su visión básica de la vida, del método de educación Waldolf desarrollado por él... En el interior del estudio el ambiente se había hecho atemporal, cálido y unificado. El tiempo había volado. Propusimos ir a comer a algún lugar, Denis se ofreció mostrarnos uno en una playa de la zona, pero antes, a iniciativa de Pepi, fuimos a ver los establos, gallineros y demás animales.
En el restaurante se estaba bien. Seguimos charlando mientras comíamos. Denis no se cansaba de hablar de sus niños y del trabajo que hacía, y como los resultados les llenaban de alegría.
- Nuestro trabajo está profundamente relacionado con el entorno. Nuestra tarea es desarrollar un centro que permanezca conectado con la tierra y su pueblo. Nuestros niños no son tontos, no son subnormales, necesitan solamente una educación especial y un medio ambiente adecuado pata poder desarrollar su individualidad. Nuestros niños no son tristes, no son desgraciados. Pero si al encontrarlos decimos: ¡Oh, qué pena!, proyectamos nuestra actitud triste sobre ellos. Su característica común es la dificultad que tienen para entrar en contacto directo con el mundo que nos rodea, un mundo que ha perdido el contacto con la naturaleza. En nuestro centro creamos un medio ambiente armonioso con la naturaleza, así ayudamos a nuestros niños a estar en contacto con el mundo.
La sobremesa toca a su fin. Se hace tarde. Regresamos a casa de Denis. Ante la puerta, nos despedimos con un abrazo. Ha sido un día increíblemente grato. El camino de vuelta transcurre en silencio, cada uno parece querer estar a solas con la esencia de belleza y armonía que el Centro Cristóforo ha dejado impregnado en nosotros.
Antes de poner fin a este reportaje, y para aquellos que quieran prestar una ayuda como socios protectores de la Asociación Libre Cristóforo, les animo para que vayan a visitarlo, así podrán conocer lo que es una verdadera mansión de Amor.
 

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