PARÁBOLA DE LOS TRES DOMINIOS
Esta parábola nos
muestra el destino del hombre y la realidad de su vida interior.
Tengamos presente tres
cosas:
- El trigo en los campos.
- El agua en el arroyo.
- La sal en una mina de sal.
Estas tres cosas – trigo,
agua y sal – nos muestras la condición del “hombre natural”,
el hombre que produce la vida, pero que sigue un patrón evidente para unos
pocos y oculto para la mayoría.
(...)
(...)
El hombre corriente
en un ser completo en algunos sentidos, pero incompleto en otros. De lo que se
trata es de que llegue a su completa transformación como Ser Humano. Puede que
esas sustancias permanezcan en él como están, “naturalmente”, o
que circunstancias aparentemente externas las transformen. Este es el estado llamado
en la parábola del Primer Dominio. Los tres elementos se encuentran en
nosotros en un estado de potencialidad. El trigo aún está en el campo,
el agua aún corre por el arroyo y la sal aún se encuentra en la
veta de la mina. Por otro lado, cada uno ha crecido, se ha desarrollado y a llegado
a estar donde está y ser lo que es a su manera.
En el Segundo Domino,
encontramos que esos elementos ya han sido “elaborados”. El trigo
ha sido convertido segado y descascarillado para guardarlo en el granero; el agua
ha sido extraída del arroyo, purificada y canalizada a una fuente; y la sal
ha sido extraída de la mina y refinada. Este es un Dominio de actividad,
de trabajo y de la aplicación de un cierto conocimiento, un conocimiento
específico para cada elemento, para la obtención de ciertos resultados. Es la
etapa de una maestría teórica, aplicada a una práctica, a fin de plasmar
esa teoría en algunos materiales -trigo, agua y sal- con la finalidad de facilitar
el nacimiento, a través de una transformación, de un nuevo estado.
El Tercer Dominio
comienza después de que el agua se
ha mezclado con la harina, una vez que
se ha cosechado y molido el trigo, y
a la que se adereza con una pizca de sal,
para preparar una masa a la que se le añade un poco de levadura (La levadura
es un hongo microscópico unicelular -el Ascomycota- que permite llevar a cabo una fermentación a través de la descomposición de
otros elementos orgánicos), es decir algo vivo. La masa se divide el hogazas
que se meten en el horno para que de él salga PAN. El que el Pan sea comestible y tenga un sabor determinado,
depende tanto de un conocimiento teórico como del “toque” que le da el panadero. En las Sociedades Iniciáticas de la Antigüedad a esta etapa
se la llamada una Escuela de Sabiduría.
En el Primer
Dominio, la materia prima se encuentra siempre disponible, pero está sin
elaborar, por lo que sus elementos solo pueden tener aquel efecto que es natural y consustancial en ello. Sus posibilidades
de “hacer” son escasas y están limitadas
por su propio Dominio.
El Segundo Dominio,
aparece cuando los materiales, una vez que los hemos descubiertos en nosotros, han
sido procesados, sistematizados y preservados. Aquí un conocimiento debe ser aprendido, elaborado y preservado para ser
aplicado a esos materiales ya procesados. Se trata tan solo de un conocimiento básico, pero necesario para
llevar a cabo este trabajo.
No es sino en el Tercer Dominio donde tienen lugar los
procesos finales y la verdadera trasformación. Para que esta se produzca se
exige de la presencia, en este caso, de un Panadero,
alguien especializado en hacer Pan
que “sabe” como hacerlo. Aunque este
Dominio no aparece hasta que todos los ingrediente, en las proporciones
correctas, han sido reunidos en un determinado lugar y en un determinado tiempo
La situación presente del ser humano es equivalente al Primer Dominio y, solo algunos, han ascendido
al Segundo Dominio. Ninguno de los
humanos situados en estos dominios puede “ver”
aún, ni comprender con una mayor exactitud y claridad la totalidad del proceso. Por lo
tanto, la mayoría de las preguntas que los humanos hacen desde esos Dominios
en los que se encuentran situados, son formuladas ignorando las posibilidades
potenciales que existen en el Tercer
Dominio.
Si estos tres elementos simbolizan la naturaleza del hombre, los hombre situados en ellos no se dan
cuenta ni perciben que el Pan está a
punto de ser cocido. Y mientras el hombre no comprenda este proceso del Gran Trabajo, una transformación alquímica, de una forma ordenada y
disciplinada, la confusión continuará existiendo y no les será posible comunicarlo a otra gente cuya incoherencia es debida, en parte, a la confusión que en ellos
existe sobre la realidad de estos tres dominios y, en parte, al deseo que
tienen de apegarse a algo, sin percatarse de cuales son las etapas reales del
Desarrollo Humano.
Nada se puede alcanzar simplemente por la experimentación del vivir ordinario basado en el ensayo y error; ni tampoco insistiendo repetitivamente en el trabajo de un solo
Dominio, ni siquiera en el trabajo del Tercer
Dominio, que no es de este tiempo, o de este lugar o de esta comunidad, ni
de esta dimensión, sin comprender cuales son las verdaderas necesidades del Ser
Humano.
Si el panadero puede elaborar Pan, se debe a que posee un conocimiento que ha adquirido en alguna
parte. Que ha llevado a cabo un estudio y un trabajo para poder hacer Pan. Qué ha realizado por si mismo ese trabajo y ha probado el Pan elaborado.
El éxito del Trabajo
en el Tercer Dominio siempre depende
de las correctas formulaciones, del tiempo correcto, del lugar correcto y de
las gentes y maestros adecuados.
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