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Parsifal a la busqueda de Montsalvat. Pintura de Andre Kosslick. |
EL
MITO DEL GRIAL
(Visión
psicológica)
[Desde Noviembre de 1997 hasta Junio de 1998, llevé un programa de
radio llamado “La Voz del planeta”, en una emisora local de
Santa Cruz de Tenerife, hoy desaparecida, llamada “Onda Interior”. Muchos de dichos programas fueron entrevistas a
personas más o menos comprometidas con los diversos aspectos del trabajo
humano. Otros, trataron de otros aspectos en los que a lo largo de la hora que
duraba el programa, intenté profundizar en el conocimiento de nuestro planeta y
en el conocimiento psicológico, mítico y cultural del hombre que lo habita.
Algunos temas fueron tratados a través de una óptica un tanto crítica y mordaz,
aunque siempre procuré que el objetivo y contenido del programa fuera nuestro
planeta y los seres humanos que en él habitan. Durante tres programas presenté
el tema del Grial, que en ocasiones anteriores y en otros contextos había
analizado desde puntos de vista diferentes: esotérico e histórico. Ahora lo
hacía desde un punto de vista psicológico, sobre todo de la psicología
masculina. Para ello me basé en las obra de tres autores: C. G. Jung, Joseph
Cambell y Robert A. Jonson, tomando como base “La Novela del Grial” de Chretien de Troyes y
todas las otras que le siguieron.
En aquello programas yo iba relatando la historia de forma pausada e
interrumpida a cada párrafo por un breve momento musical. Por ello el estilo es
un tanto oral, más bien radiofónico, aunque para traerlos a blog los he retocado un poco.. Algunos temas eran largos, como éste del
Grial, y abarcaban varios programas. Al final de cada programa, quedaba un
espacio para que los oyentes pudieran llamar y preguntar u opinar.]
1ª Parte
Sir Galahad y la busqueda del Santo Grial de Arthur Hughes |
Para Joseph Cambell, uno de los grandes especialistas en mitología de
nuestro tiempo, el mito es un mapa
interior de la experiencia humana, un mapa que ha sido dibujado por gentes
que han recorrido ese itinerario. Los mitos son algo así como pistas del
potencial espiritual del ser humano. Ellos nos enseñan que uno puede volverse
hacia dentro y comenzar a recibir el mensaje que los símbolos, contenidos en el
mito, transmiten. Un mito nos ayuda a poner nuestra mente en contacto con la
experiencia de estar vivo.
Ningún otro mito de Occidente ha sabido conmover la fantasía y la
imaginación del hombre europeo como lo ha hecho el mito del Grial, y ello a pesar
de que son muy pocos los que han leído algún título de la docena de novelas
originales que existen sobre el tema. Aunque, lo más extraño es que la
seducción que sobre nosotros ha ejercido ese mito, o tal vez por la estructura
psicológica que se esconde en él, parece desproporcionada en relación a su
desconcertante mensaje. La
Leyenda del Grial aparece a finales del S. XII y surge
completa a partir de una novela: "El
Cuento del Grial" de Chretien de Troyes del que, por cierto, nada
sabemos de su vida.
Una
oleada de leyendas recorren Europa en los albores del siglo XI; una compulsión
que abarcaba desde las catastróficas profecías milenaristas, hasta el éxtasis
de la redención de Cristo. Aunque la Europa de aquel entonces,
lo era todo menos un paraíso. Allí donde posemos la mirada, solo vemos un
páramo, un paisaje desolador. Las novelas del Grial surgen para saciar la sed
de mitos que padecía el hombre europeo. Ellas aportaron el necesario substrato
psicológico para construir una nueva civilización: La civilización medieval. A
su llamada, se levantan catedrales, crecen las ciudades donde antes sólo había
aldeas, se crean universidades. Todo florece. También el Espíritu.
Los
primeros relatos presentan al caballero Perzival como conquistador del Grial y
embarcan a nuestro héroe a una empresa, lo bastante importante, como para
comunicarse con el propio Espíritu a través de los oficios del Grial. Además, había
que curar al Rey Pescador que era su custodio, el cual padecía una misteriosa
herida; también había que restaurar un reino que había quedado convertido en un
páramo.
El
problema de esta historia es que el caballero Perzival, cuando esta a la vista
del Grial, no formula la pregunta debida, por lo que no puede curar al herido
Rey Pescador y tampoco consigue devolver al páramo su paradisíaco estado
primitivo. Será sólo después de largas y arduas aventuras que Perzival consiga
triunfar en su propósito.
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El Rey Pescador |
Perzival
es el caballero que simboliza al hombre de nuestra cultura. Al principio de la
historia solo sabemos que tuvo una infancia solitaria, sin compañeros ni
hermanos y bajo el exclusivo cuidado de su madre; en otras versiones de la
historia, estuvo al cuidado de mujeres guerreras dotadas de atributos mágicos. Carece
de mundología y posee una inocencia natural que le hace recibir el sobrenombre
de Gran Necio, que es precisamente lo
que significa su nombre.
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Gran Sala del Palacio de Winchester donde se expone la Mesa del Rey Arturo y sus Caballeros. |
Cuando
abandona el dominio de lo maternal y femenino, su primer deseo es el de convertirse
en el más famoso caballero de la época. Ello implica una obligada fase de
iniciación en la Corte
del Rey Arturo -que simboliza nuestra personalidad externa-, así como ingresar
en la Hermandad
de la Tabla Redonda. Luego, la fama conseguida por prodigiosas aventuras, le llevaran a
ocupar el asiento peligroso de la Tabla Redonda, lo que le señala como elegido para
ir en busca del Grial.
Todo la
historia es como un viaje onírico por lo desconocido de la interioridad del hombre
occidental a la búsqueda del misterioso Grial. Una búsqueda que ha de hacerse
de forma individual y que presenta unas pruebas que el héroe ha de enfrentar en
solitario: vencer el vacío que le de
derecho a una comunicación directa con el Misterio.
Tres
ramas de sabiduría influyen en el mito: la celta,
que proclama la vital relación que existe entre la Legítima Realeza y la Soberanía de la Tierra.
Para que exista un
reino fecundo, debe existir también una relación vital y fructífera entre el Rey
y la Tierra Soberana. Las
otras dos ramas son las del esoterismo
cristiano y la salvación y la de la alquimia
del renacimiento y la transformación.
Las "Elucidaciones",
que así se llama el prólogo de la "Novela
del Grial", comienzan diciendo que el Reino de Logres era un paraíso,
pues en los pozos, fuentes y grutas de sus bosques habitaban hermosas
doncellas; esos lugares sagrados eran puertas que comunicaban dos mundos: el mundo material y el mundo espiritual. Con sus escudillas y copas de oro, las “doncellas de los pozos sagrados”
alimentaban a caminantes y viajeros, pues el Reino de Logres disfrutaba de paz
y prosperidad. Ahora, todo se ha convertido en un páramo.
¿Cómo
ocurrió eso?
La
leyenda cuenta como, cierto día, el malvado Amangón raptó a una de las doncellas y robó su cuenco sagrado. Sus
secuaces masculinos imitaron su ejemplo. Las consecuencias fueron desastrosas. A
partir de ese momento ya no hubo “doncellas
de los pozos” y los manantiales sagrados y los pozos se secaron, los
animales se volvieron estériles, los árboles dejaron de dar frutos, la floresta
se marchitó y las gentes abandonaron el Reino
cuando este se convirtió en un páramo. Desde entonces, nunca más volvió a encontrarse
el Castillo del Rey Pescador, el consorte de la Soberanía de la Tierra.
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Anna Kratochvilova |
Perdida
la Voz de los
Pozos, la aparición del páramo
nos habla de la pérdida de un contacto con el otro mundo. El héroe del Grial, el que ha de liberar las aguas,
debe descubrir el punto de encuentro de ambos mundos, ese punto en el que se
han de restaurar los vínculos sagrados que unen la Soberanía de la Tierra y la Monarquía.
Las
"Elucidaciones" aclaran
cual era la principal preocupación de los antiguos: no perder la comunicación
entre la Diosa de la Tierra y el legítimo
Rey del mundo exterior. El Rey gobierna la tierra por el derecho que le otorga
su unión con la representante de la
Diosa y la defensa que hace de la libertad de ésta.
A un
nivel superficial, se diría que las leyendas del Grial se preocupan mucho por
las búsquedas masculinas, por caballeros cuyo única preocupación era combatir.
Pero cuando uno se adentra en las profundidades del mito, percibe que los personajes
importantes de la historia son las mujeres, lo “femenino” de la tierra, y que todas ellas son diferentes imágenes
de una sola y única imagen: la antigua Diosa de la Tierra.
Antes
de que Amangón y sus secuaces raptasen a las doncellas de los pozos y robaran sus vasos sagrados, la comunión con la diosa, o con lo femenino, siempre había sido posible. Al
beber de las copas que les ofrecían las doncellas, los caballeros consagrados a
la Demanda podían encontrar el camino a un más allá extraterreno, a un mundo
espiritual. Un paraíso en cuya interioridad se encontraba el Castillo del Rey
Pescador y donde este custodiaba los sagrados objetos de la Diosa Soberana.
Pero el rapto de las doncellas servidoras interrumpió la armónica comunicación
entre ambos mundos.
El mito
del Grial habla de psicología profunda. Trata sobre la psicología masculina y, sobre todo, trata de la
búsqueda de lo femenino en el hombre.
Perzival, el hombre, cabalga toda una jornada para llegar a un río sin vado. En
el río hay dos pescadores en una barca y les pregunta si por allí hay alguna
posada. Uno de ellos le indica que siga derecho,
que tuerza luego a la izquierda y que
encontrará un castillo. Cuando llega
a él, unos criados le dan la bienvenida y le llevan ante su anfitrión que es el
mismo pescador que le indicó el camino para llegar al castillo y que, ahora, se
encuentra recostado en un lecho junto al fuego. Perzival siente curiosidad,
pero no se atreve a preguntar nada. Aquí tenemos a nuestro héroe ante el Rey
Pescador sin atreverse a preguntarle que le aflige. Sus heridas son tan graves
que no puede vivir a causa del sufrimiento y, sin embargo, tampoco puede morir.
¿En qué consiste la herida del Rey Pescador?
Desde
la más remota antigüedad, la noción de bienestar de un reino dependía de la virilidad
o el poder de su Rey. Esta idea aún la encontramos en el Antiguo Egipto. La prosperidad de Egipto no dependia solo de las crecidas del Nilo, sino de la "integridad espiritual" del faraón. Las historias nos cuenta que, años atrás, durante su
adolescencia, cuando deambulaba por los bosques cumpliendo con su vida errante
de caballero, el Rey Pescador, llegó a un campamento. No había nadie, pero
sobre el fuego, asándose, había quedado un trozo de salmón. Intentó cogerlo y
se lo llevó a la boca, pero se quemó los dedos y tuvo que soltarlo. Aunque algo
del sabor del salmón quedó en sus labios. Esta historia simboliza la esencia
del mal que padece el Rey Pescador. El sufriente hombre actual es heredero de
éste hecho mítico y psicológico.
En otra
versión, se cuenta que el joven Rey Pescador había salido un día en busca de
una aventura amorosa para saciar su pasión y se encontró con un caballero
musulmán (pagano) que también había tenido una visión del Grial y había
iniciado su búsqueda. Ambos, como caballeros que eran, se enfrentan en singular
combate. Bajan las viseras de sus cascos, empuñan las lanzas y arremeten el uno
contra el otro. El choque fue terrible: el caballero musulmán resultó muerto,
pero el Rey Pescador recibió una herida en la entrepierna.
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William Blake: José de Arimatea, como Rey del Grial, sobre la roca de Albión. |
¡Se
imaginan la escena! De pronto, el instinto
natural y el que ha sido tocado por el espíritu
se enfrentan. Es este un tipo de combate donde puede tener lugar la máxima evolución
de la conciencia o de nuestra evolución psicológica. A causa de este combate,
la visión de la naturaleza del Espíritu ha muerto, y nuestra naturaleza sensual e instintiva ha
salido malherida. Ningún hombre de nuestra cultura cristiana está libre de éste
combate. Nuestra visión cristiana de la realidad, enterrada en nuestro inconsciente, ha sufrido una profunda
herida.
San Jorge, el Dragón y la princesa. Donatello |
Las
historias de San Jorge y el dragón, narran el mismo hecho psicológico. Ambos quedan
mortalmente heridos tras el enfrentamiento. Deberían haber muerto a causa de
sus profundas heridas, pero acontece un hecho milagroso: un pájaro picotea una
lima del árbol bajo el que agoniza S. Jorge y una gota de ese jugo vital cae
en su boca y le cura. Luego le da el resto del jugo al caballo que también
revive, pero no compartió el elixir con el dragón, que murió.
Tenemos
mucho que aprender de estos mitos. El salmón
es un símbolo de lo sagrado, del Espíritu, de la esencial
vital. El joven Rey Pescador, como cualquier joven en su temprana adolescencia,
ha captado algo de esa esencia vital
y ese sabor sublime queda en su boca. No lo olvidará jamás. Este primer
encuentro de la Esencia de la Vida con el joven rey, se presenta en el mito
como herida y sufrimiento. Un sufrimiento que permanecerá con él hasta su
curación, muchos años más tarde, si es que llegara a producirse.
La
mayoría de los hombres de Occidente somos Reyes Pescadores. Cada joven se traba
ingenuamente con algo que es demasiado grande o "caliente" para él, generalmente con algo que tiene que ver con lo femenino. En algún momento de su
incipiente juventud, algo nos quema. Luego, nace en nosotros una cierta amargura
porque, como el Rey Pescador, no pudimos vivir con esa nueva conciencia que hemos
percibido, pero tampoco podemos olvidarnos de ella.
Todo
adolescente revive esta herida en algún momento de su juventud. Nunca avanzará
hacia la consecución de su conciencia masculina si no fuera así. Resulta
doloroso ver al joven darse cuenta de que el mundo no es puro gozo y felicidad,
u observar como su inocencia infantil se desintegra. Es algo trágico, pero
necesario. Si no fuésemos expulsados del Paraíso nunca podríamos acceder a la Jerusalén Celestial.
La
herida del Rey Pescador que hay en cada uno de nosotros, puede coincidir con
cualquier suceso, aparentemente trivial, del final de nuestra infancia o del
comienzo de nuestra juventud. Un ejemplo claro de esto nos lo relata Herman
Hesse en "Demian" cuando en
el primer capítulo nos habla de los dos
mundos. También Jung nos relata su herida. Ocurrió un día en que un
profesor del colegio leyó todos los escritos de sus compañeros de aula según el
orden de sus calificaciones, pero no leyó el suyo. Al final, el profesor dijo:
"Hay un trabajo que con mucho es el
mejor, pero evidentemente se trata de una copia. Si el encuentro el libro de
donde lo ha copiado, le expulsaré". Jung cuenta que había trabajado
muy duro para redactarlo y que era creación suya. Después de eso, jamás confió
en ese hombre ni en todo el proceso educativo. Esa fue su herida de Rey Pescador.
Existen tres etapas en el desarrollo psicológico del hombre. El esquema va desde la percepción inconsciente de la niñez, pasando por la imperfección consciente de la mediana edad, hasta la perfección algo más consciente de la madurez, pero esta última es una etapa que pocos alcanzan.
Existen tres etapas en el desarrollo psicológico del hombre. El esquema va desde la percepción inconsciente de la niñez, pasando por la imperfección consciente de la mediana edad, hasta la perfección algo más consciente de la madurez, pero esta última es una etapa que pocos alcanzan.
La
primera etapa es un camino desde la integridad inocente -donde el mundo
interior y exterior aún permanecen unidos-, hacia el encuentro con aquello que
nos quema; a partir de ahí se inicia
la separación y la diferencia entre los dos mundos; una separación a la que
acompaña el doloroso sentimiento de la dualidad de la vida. Una herida abierta
entre dos distancias. Al final, pero no siempre ni para todos, llega la
reconciliación consciente entre ambos mundos en una armonía de totalidad.
Uno no
puede hablar de la Unidad
del Universo hasta haberse hecho consciente de su dualidad y separatividad.
Podemos realizar todas las acrobacias mentales o espirituales que queramos,
podemos charlas sobre la unidad del mundo y de los seres cuanto deseemos, pero
no tendremos la capacidad psicológica para saberlo y, por ello, careceremos de
la posibilidad de actuar genuinamente como un ser uno hasta que no hayamos podido diferenciar la realidad de nuestro
mundo interior de nuestro entorno.
Es a
causa de ello que hemos de abandonar nuestro íntimo Jardín del Edén para poder emprender el camino a la búsqueda de la Jerusalén Celeste, para poder seguir la Demanda del Grial, para responder a su llamada.
Lo irónico es que ambos mundos, como
los dos árboles del Paraíso, están en el mismo lugar e incluso se confunden con
un mismo árbol o un mismo mundo. Para descubrirlo es necesario realizar ese
viaje, esa búsqueda. No importa de qué: de la Atlántida, de los
extraterrestres, de uno mismo, del budismo Zen, de la felicidad... Por ello
también, el primer paso hacia el mundo de
la dualidad es una herida, la experiencia de una alienación, un sufrimiento
producido por el despertar de la conciencia. ¡Y cuán pocos quieren despertar realmente! Prefieren dedicarse a hacer cosas a las que llaman "espirituales".
La
herida del Rey Pescador está en la entrepierna o en el muslo. Jacob, cuando
luchó contra el ángel fue herido en un muslo. Un toque de algo transpersonal dejó una tremenda herida
que incesantemente sangra. La herida del Rey Pescador significa que el hombre
fue herido en su facultad generativa,
creadora, en su capacidad para relacionarse,
sobre todo para relacionarse con lo
femenino. Con lo femenino interno
(su Ánima) y con lo femenino externo
(las mujeres de este mundo). Es por ello que no puede vivir y por lo que
tampoco puede morir.
Mundo interno y mundo
externo, masculino y femenino, bien y mal, blanco y negro... Todos los aspectos de la dualidad hacen referencia a una
sola cosa, y han de ser comprendidos por la conciencia antes de que puedan
volverse a fusionar como una unidad consciente. Un elemento de la dualidad
ayuda a percibir el otro, por ello R. A Johnson, un psicólogo jungiano, dice
que no existe ninguna mujer que no haya asistido en silencio a la agonía de su
hombre en este aspecto de Rey Pescador. Incluso puede ser ella la que advierta,
antes que el hombre, su sufrimiento, su obsesivo malestar de estar incompleto.
El hombre que sufre esta herida es impulsado a menudo a hacer cosas idiotas con
la intención de curarla (arriesgar su vida, drogarse, emborracharse, enriquecerse o dar cursos de Reiky…), de
aliviar su desesperación.
Estas
semanas pasadas hemos hablado de algunos aspectos de las consecuencias de esa
escisión, de esa desgarradura esencial, en nuestra cultura. Nuestro mundo no es
un paraíso porque estamos heridos en la raíz de nuestra creatividad. El hombre-Rey Pescador busca, de manera
inconsciente, una solución, pero la busca fuera de si mismo, lo que le impulsa
a hacer cosas tontas, inconscientes y generalmente desastrosas; y, como el Rey
Pescador, se queja constantemente: se queja de su trabajo, de su matrimonio, de
su suerte, de su posición en el mundo... Esta queja le lleva a querer transformarlo.
El Castillo del Grial está lleno de objetos mágicos. Aún así el Rey del
Grial no encuentra en ellos ningún alivio para su herida. El alivio solo llegará cuando el herido sea capaz
de realizar una obra de creación interna que pueda ser aplicada a la evolución
de su conciencia. Todos los personajes del mito forman parte de nuestra
interioridad. En nuestro interior psicológico o en nuestra alma herida, también
existe un Castillo del Grial, una recinto que nadie puede ver con los ojos
externos hasta que sea restablecida la unidad al cerrase la herida. Mientras,
en el interior de ese castillo, nuestro Rey Pescador se lamenta y gime.
Allí se
encuentran también los objetos mágicos que acompañan al Grial: un plato hondo, una bandeja con la cabeza de Juan el Bautista, una lanza y una
espada., además del propio Grial. Se ocultaron allí después de que
el Reino fuese convertido en un páramo. Son los símbolos del Poder del Grial.
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Punta de lanza romana. Museo Hofburg en Viena |
![]() |
Excalibur |
![]() |
Caldero de Gundestrup, |
![]() |
Odilon Redon. "Cabeza de Juán el Bautista". |
Cuando
el caballero musulmán hirió al Rey Pescador en la entrepierna, al retirar la lanza
de la herida, se pudo ver que en su hoja había escrita una palabra: Grial.
¿Qué significa esto?
Es algo muy sencillo, algo que no debe extrañarnos si contemplamos lo que le sucede hoy día a la Tierra. El Grial, es decir, el Poder Generador de lo Femenino, de la Naturaleza toda, la Gran Madre, ha castrado al Rey Pescador porque había querido hacer uso de éste poder para su propio provecho. Con ello, un abismo se abrió entre su cuerpo y su Espíritu.
¿Qué significa esto?
Es algo muy sencillo, algo que no debe extrañarnos si contemplamos lo que le sucede hoy día a la Tierra. El Grial, es decir, el Poder Generador de lo Femenino, de la Naturaleza toda, la Gran Madre, ha castrado al Rey Pescador porque había querido hacer uso de éste poder para su propio provecho. Con ello, un abismo se abrió entre su cuerpo y su Espíritu.
Mientras
para la Naturaleza,
el Alma, la Mente
y el Cuerpo eran y son una unidad indivisible,
Europa y el hombre occidental entraron en un estado esquizoide en el que
se creía que la bondad solo podía emerger de la supernaturaleza del Espíritu, mientras que la maldad procedía de la
vileza material del cuerpo y la tierra. Lo que el mito del Grial nos cuenta, es
el último intento de Occidente por recuperar el equilibrio, lo que solo es
percibido por la psicología profunda que se encierra en el mito, el cual trata
de mostrar que el Espíritu es inherente
a la Naturaleza, y que cuando las leyes humanas se
usan para controlarla o reprimirla, también se rechaza, por principio, al Espíritu. El resultado de este rechazo,
de esta herida, es el Páramo.
La luz
es ausencia de oscuridad y la oscuridad es ausencia de luz, pero no pueden separarse
una de la otra, porque desde el momento en que brilla una luz, ésta proyecta
una sombra. De modo que el Páramo solo podrá volver a florecer si somos capaces
de realizar un gesto luminoso, un gesto espontáneo, un gesto de misericordia
instintivo y natural.
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"La Naturaleza herida". González Serrano. Museo Mural Diego Rivera. |
El
Páramo surge a causa de nuestra creencia en unas leyes pretendidamente sobrenaturales
que tratamos de imponer al orden natural. Y la herida del Rey Pescador sólo
podrá cerrarse cuando vuelvan a ser restablecidas las Leyes de la
Naturaleza. Para el mito bastaría con una pregunta caritativa. Pero
Perzival -el hombre occidental- no pudo hacerla; le quedaba aún un largo camino
que recorrer antes de poder llegar a formularla.
Cada
noche, en el interior del Castillo del Grial, se celebra una ceremonia solemne.
Mientras el Rey Pescador yace en su litera y soporta resignado el sufrimiento
que le causa su herida, pasa ante él una procesión de radiante belleza: una
hermosa doncella porta la lanza que
hirió el costado de Cristo; otra sostiene el plato que contuvo el pan de la última cena, una tercera la bandeja que sostuvo la cabeza de Juan el Bautista y, una
cuarta, lleva el mismísimo Grial que
resplandece con una luz que brota de su profundidad. Los presentes beben vino
del Grial y con ello realizan sus deseos más profundos antes de que puedan
incluso expresarlos. Todos, menos el Rey Pescador.
No
beber del Grial es la peor de las privaciones, es ser privado de la Esencia del Misterio cuando éste aparece ante
nosotros; es el más insoportable de los sufrimientos y el más cruel. Todos los
presentes a la cena y que son servidos por el Grial son conscientes de que su
propio “centro” está excluido,
porque su Rey Pescador no puede compartir con ellos el Grial.
Esta
primera visita de Perzival al Castillo del Grial tiene mucho de onírico, de ahí
que pueda relacionarse como un “descenso”
al inconsciente colectivo. El Rey del Grial le invita a sentarse a su lado y al
rato aparece un paje con una espada diciéndole “Señor, la rubia doncella, vuestra hermosa sobrina, os envía este
presente; dadla a quien os plazca”. Le explica también que solamente
existen tres espadas de ese tipo y que el que las forjó ya no forjaría ninguna
más. En la propia espada estaba escrito que solo se rompería por un hecho que
solo conocía quién la había forjado. El Rey del Grial coge la espada y se la
entrega a Perzival diciéndole que esta destinada para él. Pero mientras el
Grial les sirve, Perzival no se atreve a hacer la pregunta ¿A quién sirve el Grial?
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Visita de Perzival al Castillo del Grial |
Todos
hemos pasado también por alguna etapa en nuestras vidas en que la Belleza nos ha sido
negada. No hay para nosotros peor sufrimiento ni mayor dolor que el advertir
que nuestra capacidad para el amor, la belleza o la felicidad ha sido limitada.
Esta herida, nos separa de la Fuente de la Vida.
¡Cuántas
veces nos han dicho, ¿de qué te quejas?! ¡Mira el lado bueno de las cosas, todo
lo que posees! ¿Por qué no eres feliz? Somos incapaces de articular una
respuesta. Incapaces de gritar que somos el Rey Pescador, que estamos heridos y
que no podemos coger con nuestras manos una felicidad que se nos escapa.
La solemne procesión que ha contemplado Perzival se parece demasiado a
las descripciones de los relatos sobre las antiguas celebraciones mistéricas, en
las que los objetos sagrados eran transportados por vírgenes vestales.
Apuleyo, en su “Metamorfosis” nos
cuenta como disfrazado de “susurrador”
(misté) con una túnica adornada de grifos y dragones, fue elevado hasta Osiris
como final de su consagración al servicio de Isis. Perzival, que no se había
enterado que su madre había muerto cuando el se marchó, ha pretendido, después
de estar con Blancaflor, el ir a buscarla y, sin saber como, se ha encontrado
con el castillo donde reside el Rey Pescador y donde se guarda el Grial. Perzival
ha descendido a su inconsciente, lo que quiere decir que ha descendido al “Reino de la Gran Madre”.
El inconsciente siempre es contradictorio. Lo que nuestro héroe
encuentra allí no es un universo materno, sino paterno, aunque pertenece a la
línea materna. En Chretien, el Rey Pescador es su primo, en otras versiones es
su tío, un hermano de su madre. Son sus “antepasados”
masculinos los que Perzival encuentra allí. En los ritos de iniciación de las
culturas llamadas primitivas son los antepasados los que instruyen al novicio
y le inician en los misterios de la tribu, presentándole los objetos sagrados que confieren identidad
a los hombres de pleno derecho. Son los objetos
sagrados de un linaje. Y si Perzival pertenece a ese linaje es que de lo
que el relato trata no es de un Perzival mundano, sino de un Perzival
espiritual. Dicho de otra manera, del ser humano más elevado que hay en él.
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Isis. Arquetipo de la Gran Madre. |
Al despertar por la mañana, Perzival se encuentra solo en un castillo
vacío. Todos han desaparecido. Sale del castillo y se interna en el bosque,
donde se encuentra a una doncella que llora sobre el cadáver de un caballero
muerto. La doncella le pregunta a Perzival donde ha pasado la noche y este se
lo dice. La joven le interroga y al enterarse de que no ha formulado la
pregunta le profetiza que su desgracia será el resultado del daño que hizo a su
madre, que murió de dolor por culpa suya y le asegura que la espada le
traicionará cuando más la necesite.
Todos
los objetos relacionados con el Grial -espada
y lanza, bandeja, copa y mesa- están también relacionados con la
sangre. La sangre es el motivo
central de todas las leyendas del Grial. También el Rey Pescador sangra por su
herida. La espada y la lanza representan los dos lados del principio masculino; la bandeja y la copa los dos lados del principio
femenino. Una tradición cuenta que con esa espada había sido decapitado
Juan el Bautista. No importa si es verdad o no. Es el hecho mítico el que
interesa. Cortar la cabeza tiene un profundo significado simbólico. Los cabalistas hablan mucho de ello. También el
hombre occidental tiene separada su cabeza del resto de su cuerpo, lo que quiere decir que su mente y corazón se encuentran separados y viven en mundos distintos. Esa espada,
como Excalibur, es el símbolo del “poder
de Arturo” y representa a la
Soberanía de la Tierra, ella le da derecho a ser Rey, a
matrimoniarse con la Sabiduría, con lo Femenino, con la Diosa,
con Ginebra.
La espada denota fuerza y poder. Se
encuentra tan estrechamente unida al caballero que parece una prolongación de
su persona, incluso posee nombre y personalidad propia. Es paradójico que
Perzival haya encontrado al padre, lo masculino, el impulso para llegar a la
plenitud de la consciencia, dentro de un ámbito
materno como es el inconsciente del cual forma parte el Castillo del Grial o la Jerusalén Celestial.
Es este femenino interior el que le
entrega la espada, el instrumento que
necesita para vencer en el mundo y en la vida.
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Espada de Carlomagno. Museo del Louvre.París. |
Todo
tiene que ver con la formación del “yo”
consciente dentro de la conciencia y que Jung llamó “Proceso de Individuación”. Todo lo que ha ocurrido en el interior
del Castillo se encuentra vinculado al desarrollo de la conciencia de Perzival,
o de todos los hombres de Occidente. La espada
no es solo el símbolo de lo que Perzival ha conseguido en el desarrollo de su yo consciente,
sino que además tiene otras connotaciones. Por un lado sus filos cortan, separan,
diferencian, como lo hace el intelecto en su agudeza. En ese aspecto simboliza
a la Justicia
(Salomón); aunque por otro lado también es juicio, cólera, venganza. Diferenciar,
es decir, juzgar pensando, es precisamente a lo que ha renunciado Perzival hasta
ahora. Solo ha seguido, en forma instintiva y natural, también literal, los
consejos de su madre. Nunca se ha detenido a reflexionar sobre sus actos ni a
discernir lo correcto o incorrecto de sus acciones. El inconsciente ha puesto
remedio a esta carencia –Jung lo llama “función
compensatoria”- entregándole una espada. En alguna versione (Robert de
Boron) la espada ya está rota cuando
se la presentan a Perzival, pues se rompió cuando su antiguo poseedor hizo un
uso desleal de ella. El que consiga el Grial podrá recomponerla.
La lanza también es un símbolo masculino, pero sus características son distintas. Cuando Perzival parte en busca de los caballeros de Arturo lleva un venablo, una especie de lanza arrojadiza. Con ella matará al Caballero Rojo. A nivel psicológico se podría comparar con la intuición. Símbolos parecidos son el rayo de Zeus, el Vajra budista o la flecha de Apolo. Tanto la espada como la lanza, para los míticos habitantes semidivinos de Irlanda dirigidos por el dios Lug, junto con otros dos objetos, provenían de cuatro ciudades míticas. Cada una de ellas había aportado un objeto mágico: la espada invencible de Lug, la lanza mágica, el caldero de Dagda y la piedra Lia Fail o Piedra del destino. Sobre esta piedra se coronaba a los reyes irlandeses confirmando su legitimidad. En el siglo VI se llevó a Escocia, desde donde pasó a Inglaterra, donde se la conoce como “Coronotios Stone” y se encuentra en el sillón de la coronación y, aún hoy, los reyes ingleses son coronados sobre esta piedra.
Otra piedra paralela a la Lial Fail la encontramos en México. Al parecer se usaba para entronizar a los reyes en Teotihuacan. Cuando la gran ciudad de la meseta de Anahuac fue abandonada, fue llevada a Tula (sus ruinas se encuentra en el estado de Hidalgo), y de allí fue transportada por los Aztecas hasta México Tenochtitlan para entronizar en ella a los Tlatoani o emperadores aztecas. Hoy se encuentra soportando un ara en la cripta de la catedral de México.
La lanza también es un símbolo masculino, pero sus características son distintas. Cuando Perzival parte en busca de los caballeros de Arturo lleva un venablo, una especie de lanza arrojadiza. Con ella matará al Caballero Rojo. A nivel psicológico se podría comparar con la intuición. Símbolos parecidos son el rayo de Zeus, el Vajra budista o la flecha de Apolo. Tanto la espada como la lanza, para los míticos habitantes semidivinos de Irlanda dirigidos por el dios Lug, junto con otros dos objetos, provenían de cuatro ciudades míticas. Cada una de ellas había aportado un objeto mágico: la espada invencible de Lug, la lanza mágica, el caldero de Dagda y la piedra Lia Fail o Piedra del destino. Sobre esta piedra se coronaba a los reyes irlandeses confirmando su legitimidad. En el siglo VI se llevó a Escocia, desde donde pasó a Inglaterra, donde se la conoce como “Coronotios Stone” y se encuentra en el sillón de la coronación y, aún hoy, los reyes ingleses son coronados sobre esta piedra.
Cripta de la Catedral de México. Debajo del altar la Lial Fai de Teotihuacan. |
Otra piedra paralela a la Lial Fail la encontramos en México. Al parecer se usaba para entronizar a los reyes en Teotihuacan. Cuando la gran ciudad de la meseta de Anahuac fue abandonada, fue llevada a Tula (sus ruinas se encuentra en el estado de Hidalgo), y de allí fue transportada por los Aztecas hasta México Tenochtitlan para entronizar en ella a los Tlatoani o emperadores aztecas. Hoy se encuentra soportando un ara en la cripta de la catedral de México.
Estos
cuatro objetos se parecen mucho a los que Perzival presenció en el Castillo del
Grial. Los cuatro constituyen una “tétrada”,
el símbolo de la cuaternidad. Representa a las cuatro funciones de la psique: pensar, sentir, intuir y percibir. Las cuatro están relacionadas
con el “Proceso de Individuación” y
el desarrollo de la consciencia. Constituyen cuatro tendencia psíquicas
opuestas dos a dos. Su armonización exige una toma de consciencia que va
acompañada de un conflicto entre el individuo y el mundo exterior por un lado, y entre el individuo y su mundo interno por otro. En realidad este
proceso comienza desde el mismo momento de nuestro nacimiento cuando se rompe
el cordón umbilical y el niño es separado de la madre. Luego viene el encuentro
gradual con el mundo exterior lo que
constituye la tarea de la primera mitad de nuestra vida. Cuando la segunda
mitad surge ante nosotros nos encontramos ante una perentoria necesidad. La
toma de consciencia de nuestra propia individualidad y su realización dentro de
la Unidad de
todo lo creado. Tal vez por ello, el Perzival joven que entra por vez primera
en el Castillo del Grial no sabe resolver lo que allí se le plantea. Solo se
limita a contemplar la tétrada de
objetos pero sin comprender el misterio que encierran.
En todos los mitos y leyendas aparecen lanzas, unas sangrantes y otras no, pero todas asociadas a lo sagrado, es decir, a lo inconsciente. La propia herida del Rey Pescador proviene de una lanza envenenada de un adversario pagano. En un manuscrito alquimista de 1588 llamado “Pandora” y del que nos habla Jung en su “Paracélsica” vemos a Melusina, ser que habita entre el mundo de las aguas y el reino humano, atravesando con una lanza el costado de Cristo. Entre ellos aparece Eva. Desde la simbología alquímica, Melusina es un equivalente del “aqua permanents”, el elixir de la “verdad”.
El
Cristo, que aparece en muchos tratados alquimistas, es un símbolo del “Si-mismo”. Jung lo define como la totalidad anímica del ser humano,
totalidad que va más allá de la consciencia. Esta totalidad abarca la parte
consciente e inconsciente de la personalidad, y se encuentra presente desde el
principio. La forma más común de representar esta totalidad es el mandala. Toda
la escena del castillo del Grial, incluidos el propio castillo y lo que le
rodea podría representarse como un mandala.
Como héroe, Perzival personifica a la vez, al
ser humano “natural” que se ha
situado ante el problema del mal, que para la Edad Media era la relación con lo femenino, y a través de ello
con la ingente tarea de una toma de consciencia. Su entrada en el castillo representa una vuelta a la matriz para poder reconcilias los
opuestos y alcanzar el Si-Mismo.
Opuestos que solo podrán quedar unificados, sin dejar de ser opuestos, cuando
el propio individuo los integre en si mismo. Para conseguirlo el mito del Grial
hace entrega a Perzival de esos objetos mágicos, siendo los dos primeros la lanza (intuición) y la espada (separación y discernimiento).
Uno de
esos objetos representa a lo femenino,
y simboliza también a la
Madre Primordial.
Es ese objeto en forma de “bandeja”
que porta una de las doncellas, cuyo significado simbólico es posible
encontrarlo en los mitos y leyendas más antiguos. Es un arquetipo de la
Gran Madre cuya versión más popular es el “Cuerno de la abundancia”. Según Jung cualquier
arquetipo representa un sistema de posición innato para nuestro comportamiento
en determinadas situaciones vitales, así como para nuestra comprensión
espiritual. En cualquier mitología en la que busquemos encontramos este
recipiente maravilloso que otorga la abundancia, la juventud, la sabiduría. Como
“vas Hermetis” también aparece en la Alquimia. Este plato o bandeja tiene muchos aspectos. También
se presenta como piedra, tablero de ajedrez, mesa redonda, patena, plato con
cabeza cortada. Es el símbolo del esfuerzo humano, el lugar donde el hombre pone
su cabeza, sus ideas, sus pensamientos, sus logros, su hacer.
Chretien
de Troyes describe el Grial como “un
plato grande y un poco hondo” donde
se sirven las viandas. Es, por esencia, el símbolo de la Naturaleza
y de lo Femenino. Aunque se le
considera como un vaso que cura y nutre, sus poderes de transformación alteran
por completo el orden establecido. De todos los objetos sagrados, el Grial es la Copa de la Transmutación;
de él surge la Vida,
él la da y la sostiene. Nutricio como el vientre materno, es el útero donde se
produce el renacimiento y la renovación espiritual de los seres humanos y de la
propia Tierra.
En las
continuaciones de la novela de Chretien de Troyes se caracteriza el Grial como
aquel recipiente que Cristo utilizó en la última Cena y que, con posterioridad,
llegó a manos de José de Arimatea y que sirvió para recoger la sangre y el agua que manó del costado de cristo cuando Longinos le hirió con su
lanza. Su modelo más conocido es el cáliz
de la misa en el que se recoge la sustancia
anímica de Dios. Esto tiene resonancias muy antiguas. Nos remonta a Egipto
y al mito de Osiris. Igualmente en los ritos funerarios de algunos jefes tribales
africanos se guardaban las secreciones del cadáver en una bolsa de piel para
ser enterradas aparte al ser consideradas especialmente sagradas. Constituía la
continuación de la vida a partir de la “esencia”
del rey muerto. Igualmente determinadas vísceras de los faraones muertos
(representantes de Osiris) eran guardadas en 4 vasos canopes cada uno de los
cuales se tapaba con la cabeza de uno de los cuatro Hijos de Horus. Todo hace
alusión a la conservación de la “sustancia
mágica” del dios muerto y resucitado. No olvidemos que Osiris es por
antonomasia, no el Dios de los Muertos como nos lo presentan los egiptólogos,
sino el dios de la Resurrección.
En la versión cristiana del mito de Osiris la sangre-esencia del Hombre-Dios se recoge
en el cáliz de la última cena, que se
transforma en el Grial.
José de Arimatea llega a Ingleterra llevando la sangre de Cristo en el Grial. |
Plutarco,
iniciado en los misterios osiríacos, nos cuenta como el féretro de Osiris llegó
hasta las orillas de Biblos (Fenicia) donde quedó oculto en el interior de una
higuera. Por ello la tumba se convierte también en ese recipiente maternal en
que la Gran Madre recibe a sus
hijos. Esta doble vertiente de todos los símbolos asociados con el Grial son las dos vertientes de lo
materno: por un lado, lugar de nacimiento; por el otro, recogida de nuevo en su
seno cuando la forma ha cumplido su destino. Pero como útero mágico, de esta tumba surge de nuevo la resurrección. Es este igualmente un símbolo bastante común en la Alquimia. En las leyendas del
Grial, éste proporciona comida, “alimento
espiritual”, pero en él se guardan también las “esencias” que han quedado tras la muerte, esencias que transporta la sangre.
Los cuentos
y las leyendas parecen sentir predilección por lo tesoros ocultos. Siempre se
encuentras escondidos en el interior de la tierra, en profundas y oscuras
grutas. Lo corriente es que un diablo o genio maligno sea su custodio. El Grial
es un tesoro de estas características. Por otro lado, la representación de una tumba, vacía o no, guarda un tesoro oculto que puede permanecer
invisible. Esto encierra otros significados. La aparición de los rosacruces en el siglo XVI se relaciona
con la apertura de una tumba, la de un personaje llamado Cristian Rosacruz. La
tumba había permanecido oculta durante mucho tiempo, y en su interior había perdurado
encendida durante todo ese tiempo una misteriosa luz. En ella se ocultaban
inimaginables riquezas. Toda esta alegoría hace referencia a la apertura de una
nueva Escuela de Enseñanza Espiritual. En los multisignificados del Grial, se encierra
también este. Para Jung, psicológicamente, todo esto hace referencia al Si-Mismo.
Cuando
un mito es verdadero, es decir, cuando tiene raíces psicológicas, no solo nos
muestra una realidad, sino que también nos muestra cual es la cura del problema
que plantea. El Mito del Grial formula una profunda verdad sobre la naturaleza
del padecimiento de nuestro mundo, pero también prescribe su cura: ello
ocurrirá el día en que un necio inocente
llegue a la Corte
del Rey Pescador y pregunte: ¿A quién sirve el Grial?
Un Necio es alguien
ignorante, alguien que desconoce el origen y el significado de lo que sabe o podría llegar a saber, ello le
lleva a ser imprudente por su falta de razón. Por ello, nos puede resultar extraño que
un necio pueda tener la respuesta para nuestra herida más dolorosa. El mito
señala que es la parte interna del
hombre la que va a sanar a su Rey Pescador interno. Sugiere que si un hombre va
a curarse, debe encontrar algo en él de la misma edad y de la misma mentalidad
que tenía cuando fue herido. El mito también nos explica por qué el Rey
Pescador no puede curarse así mismo y por qué, cuando va a pescar, su dolor es
aliviado pero no curado.
![]() |
M. Wieghan. Perceval. |
Para
que un hombre sane verdaderamente, debe permitir que algo completamente distinto
de si mismo penetre en su conciencia y la transforme. No puede sanarse si
persiste en la mentalidad de Rey Pescador. Es por eso que la parte necia e
inocente de si mismo, aquella que es ignorante de las cosas del mundo externo, debe
hacer acto de presencia en su vida para que se cure. ¿Entienden ahora el
significado de ese "ser como niños"?
Cuanta gente dice: ¡Ese piensa que soy un idiota! No se dan cuenta que
ese necio puede sanarlo. Para poder sanar, un hombre debe estar dispuesto a
observar esa parte que el mito llama necia, inocente, adolescente, infantil, de
si mismo. El necio interno es el
único que puede tocar la herida del Rey Pescador.
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