La Fuente
Iluminada
(continuación)
Cuarta Parte
(continuación)
Los mundos intermedios
Ya se os han dicho los
conocimientos básicos que hay que tener presentes cuando la mente empieza a
querer comprender aquella realidad trascendente que la rodea. Ahora vamos a
pasar al segundo punto.
Los elementos que han
constituido el primer movimiento de la idea divina, se van transformando según
su nota va descendiendo por los mundos intermedios. A veces alcanzan
dimensiones más amplias de las que fueron proyectadas, porque la fuerza en
ciertos lugares no es obstaculizada y el impulso de la energía se puede
desarrollar en ellos hasta el máximo de sus posibilidades.
Estos mundos de niveles
perfectos son habitados por seres que comparten con su naturaleza el principio
creador siendo canales de luz de la energía primera, y ésta perfección de sus
naturalezas purísimas sirven de acumulador para transmutar la energía, que es
ayudada a ser enviada a otros mundos menos perfectos.
Estos otros mundos, donde ya
empieza a encontrarse pequeños rincones en donde la energía es levemente
detenida al ser más lento su descenso, son los mundos de las ideas
arquetípicas. Allí, cualquier forma posible tiene la oportunidad de ser,
cualquier imagen tiene la capacidad de reflejarse y contemplarse a sí misma
usando su propia energía como espejo. Sólo las imágenes pensadas largamente son
las que van adquiriendo la densidad suficiente que les permite descender su
esencia a un círculo inmediatamente inferior. Los otros pensamientos en los que
la constancia no se manifiesta, quedan depositados nutriéndose de la energía
matriz, en espera de que las mentes se concentren en ellos para poder tener su
opción a ser reales.
En el mundo inferior siguiente,
aquellos principios mentales de forma que se han independizado, van
descubriendo cada posibilidad encerrada en ellos y van separando sus elementos.
Distribuyen esos elementos entre las dualidades generadoras de la fuerza polar
de la creación, y luego se diluyen en esa fragmentación pasando a ser una
multiplicidad elaborada ya por especialidades.
Cada pareja mental de la
dualidad va dirigiendo su energía hasta alcanzar los orígenes de la idea, y va
proporcionando la fuerza creadora que densifica el pensamiento y lo hace
adquirir forma dentro del molde material. Luego, ahí en los mundos primeros de
materialidad física, y entre todas las densidades dispuestas a encerrar la idea,
ésta se va desarrollando adquiriendo las dimensiones propias de cada mundo en
particular, dando comienzo a su nacimiento físico material.
Es entonces cuando el reflejo
divino es invertido y comienza el desarrollo de la conciencia a través de la
luz. Luz que tienen que ser encontrada después de arduos trabajos en diversas
vidas paralelas, que proporcionan a ésta conciencia las experiencias más
perfectas que se puedan desear en condiciones múltiples de elaboración, hasta
llegar al encuentro de su propia interioridad.
Más sobre el Alga y el Omega
Se os ha dicho que Alfa y Omega
son unánimemente proyectadas. En el misterio que se encierra en este símbolo
está la clave de toda la realización a conseguir. La energía que se emite al
comienzo de un acto de creación, se enlaza instantáneamente con la energía con
que ese mismo acto termina, y es justo en ese instante donde está toda la
posibilidad de aprovechar esa fuerza superior para ser usada en una
transmutación de los elementos.
Ahí es donde debe de contraerse
la energía para que, al replegarse, sea lanzada en un nivel más alto
conscientemente, dando realidad al proyecto deseado por la mente. Así crea el
Padre y así podéis crear vosotros, si sois capaces de comprender éste principio
y las leyes que lo rigen.
Todo es cuestión de saber que
la energía primera es igual que la energía última en cualquiera de sus
manifestaciones, y que el salto vibracional sólo puede ser dado si es entendido
el proceso interno de la trayectoria que sigue la energía.
Por ese medio crearéis en el
mundo material todo aquello que deba de ser modificado, bien por vuestra
voluntad o bien porque se quiera acelerar el proceso natural de cada ser vivo.
Pensar y meditar sobre esto que os decimos, porque de su comprensión depende el
alcance que puedan tener vuestros actos trascendentes.
Vuestro universo personal
Descubrir en medio de todas las
enseñanzas que os estamos diciendo aquellas que particularmente son dirigidas a
vuestro aprendizaje específico. Todo es dicho bajo fórmulas generales, pero
escondida entre la información se encuentran aquellos puntos personales en los
cuales tiene que apoyarse el trabajo especial de alguno de vosotros. Entenderlo
así y pensarlo profundamente para que vuestra luz personal se vaya
intensificando lo más rápido posible.
Cuando vuestros ojos lean las
palabras que os estamos diciendo, cada cual recibirá aquella fuerza específica
a la que corresponde su orden de vibración, y desde ese plano iréis recibiendo
la fuerza mental que proyectamos para que vayáis percibiendo vuestro punto de
trabajo y vuestra fuente de energía personal.
Los designios del Padre
funcionan de ésta manera, y es asombroso el poder comprender cómo dentro de un
mismo texto las realidades personales adquieren aquél alimento que las nutre en
el punto más débil de su proceso de regeneración.
Seguimos. Ya están los
principios expuestos de forma sencilla y clara. Las líneas del plan de trabajo
ya están trazadas de una forma básica que os permiten comprender el diseño sin
perderse en los detalles del mismo que, ahora, no necesitáis saber todavía. La
energía por sí misma va construyendo esos detalles todavía imprecisos para
vuestras mentes, y decide el acceso a ellos de aquellos seres cuya capacidad de
percepción los acerca a las maravillosas dependencias o estancias establecidas
por el Padre, donde la energía se transmuta a estados sublimes y donde la
esencia de los mundos es depositada.
Allí todo resplandece como un
ascua de luz negra. Allí el canto angélico del sonido silencioso resuena
marcando los límites a una creación todavía no manifestada. Allí las
potencialidades encerradas en el repliegue de la mente de la esfera única, de
la fuente viva, se contemplan en un alborozo de gozosa alegría, admirando todo
el proceso que se encierra dentro de ellas. Allí resplandece la sabiduría con
que el propósito divino va a desarrollar ésta inconmensurable fuerza que es la
realidad primera y última.
El velo cubre estas esferas,
sólo el principio creador tiene allí su morada. El resto de los seres que
construimos el Universo seguimos las órdenes allí emanadas, pero no tenemos
acceso, todavía, a la fuente de luz viva. Es tan alta la vibración que allí se
encierra, que cualquier intrusión de otra mente que no sea la divina alteraría
el orden de la emanación y el Cosmos no podría empezar a ser reflejado en su
profunda realidad. Caos y Cosmos siguen el orden establecido, nadie puede
interferir, porque es el principio más sagrado dentro de lo divino.
Pensar esto que os decimos,
meditarlo bien. Luego, decidir cómo organizar dentro de vosotros vuestro
universo personal, pues éste funciona exactamente igual que el de arriba. El
espacio reservado a la fuente de energía que se encierra en vuestro espíritu,
es el lugar de vuestra propia luz donde nadie puede intervenir, donde todo es
sagrado. Allí vosotros tenéis que decidir a qué acto le dais creación en
vuestras vidas, a qué pensamiento debe de seguir la energía, a qué orden se
ajustan vuestras obras en el plano material. De todo ello dependerá vuestro
avance evolutivo, pues así se marcan vuestros pasos por el camino.
La fuerza de la gravedad
Hijos míos, quisiera hablaros
hoy sobre esa fuerza de la creación que conexiona a toda la materia, a esa
fuerza a la que llamáis gravedad, y que es el sostén físico de todos los
cuerpos densos y no densos con los que el Padre ha poblado su sueño, dentro de
las esferas correspondientes a la onda de creación.
La gravedad, tal y como la
conocéis, es el antepenúltimo escalón de la escala universal dentro del plano
material. Según va subiendo de nota en los niveles superiores, la gravedad va
perdiendo su grado de materialidad y se va transformando sutilmente en la
fuerza que une y sostiene universos con características parecidas, pero a la
vez diferentes, de las funciones con que se manifiesta ahí en ese plano. Es la
misma fuerza, pero distribuida en una gama de posibilidades infinitas donde el
gradiente de sus emanaciones va influyendo en los mundos según la densidad de
éstos lo necesiten. Es una sola fuerza, pero su manifestación es múltiple.
Al final, en la más pura de sus
expresiones, esta fuerza llamada gravedad transforma su tejido de hilos de
energía en luz condensada, que permite sostener dentro de ella a los cuerpos
etéreos luminosos que no necesitan densidad alguna para su manifestación. Estos
cuerpos que habitan en los diferentes niveles de los diferentes universos, son
energías sutiles de muy alta vibración que sólo necesitan para su desarrollo la
mínima conexión que les proporciona esa fuerza llamada gravedad, en su
manifestación más sublime de unión de luz.
Esa misma fuerza a la que
llamáis gravedad, cuando llega a los altos niveles en donde la palabra es
pronunciada, se convierte en amor puro que penetra y sostiene la primera idea
emanada en el primer pensamiento, convirtiendo a este amor en el más perfecto
vehículo de la conexión total que existe dentro del centro de vida.
El amor es la mayor fuerza de
cohesión que hace completarse, sostenerse y equilibrarse a cualquier cuerpo que
habite dentro de él. Del amor hacia abajo, cualquier posibilidad real de
cohesión puede ser construida. Del amor hacia abajo, todo lo emanado es
sumergido en una misma fuerza, que conserva el equilibrio impregnando con sus
hilos las proporciones exactas de la Obra. Del amor hacia arriba, sólo la luz es la
trayectoria siguiente.
Empezar a conocer esta fuerza
primordial, múltiple en su manifestación y única en su origen, que os mantiene
unidos a vuestra forma física permitiendo que la cohesión de vuestros átomos y
la de vuestras esferas se desarrollen dentro de sus límites, marcando las
diferencias y respetando las particularidades de cada cuerpo.
La imagen reflejada es
mantenida y perpetuada por esta fuerza, el camino de la transformación de la
materia se hace a través de esta fuerza, y el orden de perfecto equilibrio sólo
se logra conociendo su manifestación, tanto en los cuerpos externos como en los
internos, pues todo está unido y conservado a través de esta Ley de luz y
equilibrio a la que llamáis fuerza de gravedad.