La Singladura de Occidente
Capítulo 23
Otros estadios de conciencia
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Composición fotográfica surrealista de Sarolta Ban |
En 1970, el lama Kalu
Rimpoché, ya fallecido (1989), vino por primera vez a Occidente, luego realizó
cinco viajes más. En uno de ellos dio una conferencia titulada “Como contribuir a la paz mundial”.
Finalizó su conferencia con la siguiente oración:
(...)
(...)
"Si quieres contribuir a la paz y la felicidad del mundo…
Busca en ti mismo la fuerza del propósito, la fe en la propia regeneración. Tu divinidad te espera. Esfuérzate en hallarla y actualizarla.
Practica en todo momento la religión universal del bien sin condición de creencias, de clases, de partidos, de intereses, de nacionalidades, de razas, de reinos de la naturaleza.
Relega al olvido tus faltas y limitaciones pasadas, para renacer con renovados estímulos a una vida mejor. Entonces, tácitamente, serás merecedor de la invisible ayuda.
Practica la simpatía y adquiere el hábito del contento a través de todas las circunstancias. Decídete a realizar el leve esfuerzo de prescindir de los pequeños defectos. Lucha con todas tus fuerzas contra la depresión, contra la tristeza, contra el tedio, contra el mal humor. Combate los métodos dominantes de acritud y grosería e imponte la condición de ser siempre y con todo el mundo amable.
Procura dar todas las facilidades posibles a los demás. Ayúdalos a descubrir su camino más noble y a seguirlo. Haz de la generosidad de pensamiento y acción, tu ley silenciosa.
Proponte firmemente no censurar a nadir, ni aún de pensamiento. ¿Qué sabemos de las verdaderas causas de los actos ajenos? Esfuérzate, por el contrario, en comprender.
Adopta una divisa solar, de alegría, a todas las horas. Entonces, la luz oculta que guía al mundo te la incrementará y te sorprenderán a ti mismo los resultados.
Procura no auto-exaltarte ni auto-compadecerte. O sea, no pensar demasiado en ti mismo, si no es con el fin de perfeccionarte.
Invoca la armonía como fórmula de salud integral, de equilibrio del cuerpo y del espíritu. Porque la armonía es la ley suprema del Universo.
Irradia con humildad tu mensaje viviente de belleza, de espiritualidad y de paz, en un mundo atormentado, materializado, desorientado. Se necesita de tu eficaz contribución. Ofrécesela. Ofrécele tu mente positivizada, tu cuerpo puro, tu aura armoniosa, tu contentamiento irradiante, tu fe sin límites en la bondad de la vida y en las leyes que conducen a un alto fin, la evolución humana."
Estas palabras han
surgido también de otro estadio o nivel de conciencia, aunque bien diferente.
Son más mundicéntricas. En ellas se incluye más mundo, de hecho a todo el Universo
y a todos lo seres que lo pueblan. Por desgracia aún no existen muchas de estas
conciencias. Para conseguirla no hace falta marcharse al Tíbet y hacerse lama,
aunque Kalu Rimpoché llegara a ella desde esa enseñanza que es el Budismo
tibetano. De hecho, basta con seguir y practicar los párrafos de su oración.
Veamos aún un ejemplo
más:
“Musas de la Pieria, que con vuestros cantos prodigáis la gloria, venid aquí, invocad a Zeus y celebrad con himnos a vuestro padre. A el se debe que los portales sean oscuros y célebres; y por voluntad del poderos Zeus son famosos y desconocidos. Pues Zeus altitonante, que habita en encumbradas mansiones, fácilmente confiere el poder, fácilmente hunde al poderoso, fácilmente rebaja al ilustre y engrandece al ignorado y fácilmente endereza al torcido y humilla al orgulloso.
Préstame oídos tú, que todo lo ves y escuchas; restablece las leyes divinas mediante tu justicia que no trataré de poner a Perses en aviso de la verdad:” Hesiodo: “Los trabajos y los días”.
Este texto pertenece al
estadio de conciencia de aquellos griegos que, según nos dicen los académicos, fueron nuestro ancestros
culturales y que escribieron sobre su pasado mítico. Para ellos, el respeto de
las Leyes de Zeus era importante, sin ellas, sin la Ley, el caos aparecía. ¿Qué
pasó para que en el proceso de nuestra civilización, seguramente allá en su
infancia, este respeto a la Ley,
haya desaparecido en los hombres del presente que decimos ser los herederos de
aquel estadio de conciencia y que, incluso, hayamos llevado esta conciencia a
niveles superiores, aunque aún en escaso número?
Ahora les pido que
observen el comportamiento de cualquier niño de uno o dos años. También tiene
un estadio de conciencia. Es equivalente al que pudieron haber tenido nuestros
antepasados homínidos. Podríamos remontarnos aún más atrás.
Desde aquel pasado
remoto hasta aquí, la conciencia del hombre ha ido creciendo, mejor dicho, ha
ido emergiendo de su substrato
inconsciente, y ha ido conformando sucesivos estratos de conciencia. Tal
emergencia aún no ha terminado, pues nuestra evolución nos impulsa a ello. Lo
curioso, lo fascinante, y también lo terrible, es que esos diferentes estados de
conciencia se encuentra presentes y estratificados, no ya en la Humanidad, sino en cada
uno de los seres humanos que la componen, pues cada individuo repite, a lo
largo de su desarrollo, todo el proceso que ha seguido la evolución de la
especie. Las causas por las que no hemos progresado todos a la par, hasta el
más alto nivel de conciencia posible hoy en día. son muchas y variadas: históricas
unas, de civilización otras, también culturales, sociales, de creencia y, sobre
todo, psicológicas.
Todo ello lo iremos
analizando a su debido tiempo.
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