lunes, 16 de enero de 2017

La Singladura de Occidente 53

La Singladura de Occidente
Capítulo 53

La alternancia del proceso creador

Todo racionalista afirma que un ser vivo, o la Vida, está sometida a la entropía, pues la vida no es sino una aproximación a la muerte. Pero en forma de embrión, de germen o de feto, el ser vivo es igualmente algo que se organiza y tiende a la neguentropía. Y precisamente la flecha del tiempo pasado-futuro parece entonces invertirse: el feto no evoluciona desde un pasado inexistente hacia un porvenir desconocido. El ser en que ha de convertirse necesita una llamada, un atractor, la atracción de una sobrecausa, y esta atracción ordena todos sus actos presentes, ya que el los preexiste.

(...)
En esto, el biólogo no encuentra más que una evidencia ya conocida por nuestros antepasados: el embrión no se nutre de la hembra que lo lleva en su seno, por tal o tal causa exterior, sino porque debe vivir. Y esta finalidad que lo condiciona es una realidad presente, estructural o no. Esto es verdad en toda la existencia.
El físico, cuando abandona su universo científico, se encuentra inmerso en un mundo viviente, donde los acontecimientos parecen producto del azar, imprevisibles y extraños: la relación con su mujer, el nacimiento de un hijo, una teja que cae desde el tejado… Para admitir tales hechos y someterse a ellos, el físico necesariamente rechazará u olvidará la disciplina científica y, aunque crea tener una explicación racional sobre ello, juzgará el momento presente en función de un futuro que emerge; imaginará a su hijo como una potencia de hombre; la impaciencia de su mujer como la consecuencia de su deseo de compañía o de sentirse amada. Cuando llena un vaso de agua o se toma una cerveza será para aplacar su sed; cuando se calza las zapatillas será para descansar. Evidentemente, son justificaciones racionales, pero también son actitudes anticientíficas que le colocan en una posición en la que sus acciones están gobernadas por una finalidad imprecisa: la armonía en su matrimonio, la vida futura de su hijo, la obtención del reposo. Sin percibirlo, ha buscado un orden en torno a ciertos mitos en los que no cree, los mitos ancestrales de la Justicia, el Amor o la Virtud.
Así, al nivel de la vida orgánica, como al nivel de la más elevada espiritualidad o de la más inmediata observación mundana, hallamos la misma relación paradójica entre una estructura inicial, un Origen, necesariamente irracional, y la pretendida construcción de formas racionales; entre una sumisión pasiva del sujeto a su racionalidad y su poder de crear desde la Belleza, la Coherencia o el Amor, desde la neguentropía.
Nos encontramos viviendo en un universo distinto del racional, en el que la información mítica no tiene el mismo valor que la información racional. Cuando observamos manifestaciones que se oponen a lo que consideramos información estadística o racional, decimos que no son elementos de conocimiento; no son informaciones representativas, sino mitos, religiones, magia… No son un saber racional.
¿Pero se trata de dos universos distintos o del mismo universo captado de manera diferente, como el camino que unos retoman con pena y otros descienden sin fatiga, como la roca que Sísifo sube a la cima de la montaña, y luego la deja rodar pendiente abajo para luego volverla a subir?
Mientras el punto de vista mítico tiene su origen en una cierta concepción de la finalidad del hombre, de la cual deduce su comportamiento, la idea racionalista procede de la causa al efecto, del pasado al futuro y de este a una causa aún por venir. Pero nunca es capaz de contemplar los efectos de sus causas a la vez, en su origen, antes de que estos se produzcan.
También en los Mitos hay una visión de lo que ha de venir: “lo que sucedió, volverá a suceder, pero no de la misma manera, según el pensamiento mítico maya. La pregunta sería: Esto que "está por venir", ¿es nuevo? ¿O es algo ya conocido con anterioridad pero que se manifiesta de forma distinta? ¿O es otra cosa?
A lo largo de la propia historia humana podemos encontrar los ciclos a los que ésta se ha visto sometida. Por ejemplo, y siguiendo las investigaciones de Jean-Charles Pichon: la racionalidad dice que la escritura ha seguido un proceso secuencial e integrador desde su origen hasta el presente. Sin embargo, el estudios de las lenguas nos presenta la imagen de una alternancia entre periodos metafóricos y periodos pragmáticos, que oscilan en un ciclo de unos 2.000 años, manifestando que solo en los periodos metafóricos hubo creatividad.
Entre el 3.600 y el 3.000 a.d.C., aparece el sistema jeroglífico en Egipto. El nacimiento de la escritura cuneiforme en Mesopotamia se sitúa sobre las mismas fechas. Después, ambos sistemas se vuelven fonéticos y se esquematizan.
En Mesopotamia hay que esperar dos mil años para que nazcan nuevas lenguas entre el 1500 y el 900 a.d.C. El hebreo y el arameo suceden a los antiguos lenguajes. En el S. VII, la difusión del arameo marcará el deslizamiento de esta progresión creadora. Es en ese momento cuando la escritura fenicia y el alfabeto, inventados en el S. XIII a.d.C. ya habrán transformado los viejos lenguajes, etrusco o aqueo, creando el latín y el griego.
En la India, la evolución de las lenguas sigue una curva semejante. Después de la escritura de Mohenj Daro (aún sin descifrar), la forma más antigua de la escritura india conocida aparece hacia el 3.000 a.d.C. Es silábica y reproduce el lenguaje hablado. A la par que la escritura fenicia, aparecen en la India el bramín, el nagri y el prakrit. Sobre el 1.100 a.d.C. aparece la escritura en China. Habrá que esperar otros dos mil años, entre los siglos VIII al XIII d.d.C. para ver nacer en la India el sánscrito, el malayalam, el talmul, el bengalí… En occidente: las lenguas romanas, anglosajonas y germánicas.
En los periodos intermedios, las lenguas evolucionan, se hacen populares, se codifican y los poetas las enriquecen, pero no nacerá ninguna lengua nueva y las tentativas de crearlas (el esperanto) marcan la diferencia entre lo que es creación y fabricación.
De la misma manera que la germinación de una planta o la gestación de una obra como el “Enuma Elish, o el “Ramayana nos parece inexplicable, todo proceso creador nos asombra porque su principio aún está por revelarse.


 

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