(Capítulo II)
El Espíritu del Bosque y el Carnaval
<PUBLICADO
EN LA GACETA DE
CANARIAS EL 16/02/1992>
<PÁGINA>: LA
OTRA PALABRA
<TÍTULO>: El
sentido mágico del Carnaval.
<CAPÍTULO-2>: El espíritu del bosque y el carnaval.
<AUTOR> : Alfiar
<SUMARIO>: El culto de la
Diana Taúrica tenía establecido que todo extranjero que
llegara a las costas del Quersoneso fuera sacrificado en su altar.
<ILUSTRACIÓN>: Diana fue esencialmente una diosa de los bosques, de la vida animal y
de la floresta.
<CUERPO DEL TEXTO>:
¿Qué es ese espíritu del hombre-árbol
con el que todas las tradiciones personifica al Carnaval? ¿Por qué después de un breve reinado es sacrificado,
muerto e incinerado?
"El Hombre Verde". Clave de bóveda de la catedral del Norwych (Gran Bretaña). |
En Aricia, Italia, cerca del cráter Albano,
en el bosque de Nemi, hay un pequeño lago volcánico que desde antiguo era
conocido como El Espejo de Diana. El
pintor Turner, a principios del siglo XIX, inmortalizó la escena en un cuadro
al que llamó "La Rama Dorada".
(...)
(...)
![]() |
La rama dorada, pintura de J. M. W. Turner. |
Este paisaje selvático fue escenario de una extraña y repetida tragedia. En la orilla norte del lago y debajo del precipicio sobre el que cuelga el pueblecito de Nemi, se encuentra un bosque sagrado dedicado al culto de la diosa Diana del Bosque (Diana Nemorensis). Cuenta la leyenda que en este bosque, y alrededor de cierto árbol que parecía ser un roble, rondaba una figura siniestra que blandía en su mano una espada. Tan extraño personaje parecía vigilar el lugar y, en concreto, el majestuoso roble.
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Lago de Nemi. Italia. |
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Ruinas del Templo de Diana en Nemi. (Italia). |
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Diana de Versalles en la Galeria de las Cariátides. M. Louvre. |
Esta ley de sucesión por la espada fue
mantenida hasta los tiempos del Imperio. Un viajero griego de la época de los
Antoninos, que visitó el santuario, confirma que en aún se seguía manteniendo
la costumbre. Así como los otros dos elementos que formaban parte del culto de
la diosa: las Ofrendas para que la
diosa favoreciera la generación de las cosechas y de las mujeres, y el Fuego: el día de más calor solar del
año.
Otras dos divinidades compartían con Diana
el rústico bosquecillo: Egeria, la ninfa de la laguna, y Virbio, casto y
hermoso, que había aprendido del centauro Quirón el arte de la caza y que
acompañaba siempre a Diana en sus cacerías. Orgulloso de ser el único amor de
la diosa, desdeñaba el amor de las mujeres, lo que ofendió a Afrodita, la cual
hizo que su propia madre, Fedra, se enamorara de él. Rechazada también, lo
acusó ante su padre Perseo quien, creyendo la calumnia, pidió justicia a
Poseidón. Este envió un toro que embistió a los caballos del carro que conducía
Virbio. Aterrorizados, los caballos se desbocaron y arrojaron al joven a
tierra, arrastrándolo y pisoteándolo hasta causarle la muerte. Diana, movida
por su amor y fidelidad, persuadió a Esculapio para que usara sus conocimientos
y resucitara a Virbio. Esta resurrección le cuesta a Esculapio el ser arrojado
por Júpiter al Hades; pero Diana salva a Virbio ocultándolo en su bosque
sagrado.
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Dinana y Virbio. Parte derecha del Diptico Queriniano. Museo de Brescia. |
El relato, contado así de prisa y a vuelo de
pluma, nos hace evidente que Virbio es el precursor mítico, arquetípico, de la
dinastía de reyes-sacerdotes del santuario de Diana, bajo el título de Rey del
Bosque. Y que el Roble Sagrado que custodiaba a riesgo de su vida, no era otra
cosa que el espíritu de la misma diosa. Llegado a este punto, se nos plantea un
interrogante: ¿por qué el sacerdote de Diana en Nemi, como Rey del Bosque,
tenía que dar muerte a su predecesor, o ser muerto por su sucesor? ¿Por qué antes
de matarle debía arrancar la
Rama Dorada del
árbol? ¿Qué era esta Rama Dorada?
En la Tradición europea, la adoración de árboles ha jugado un papel importante. Grimm en una investigación que realizó sobre los nombres teutónicos de templo, descubrió que entre los germanos, los mas viejos santuarios fueron los bosques naturales. Y está comprobado que el culto al árbol es común a todos las grandes familias del tronco ario.
En la Tradición europea, la adoración de árboles ha jugado un papel importante. Grimm en una investigación que realizó sobre los nombres teutónicos de templo, descubrió que entre los germanos, los mas viejos santuarios fueron los bosques naturales. Y está comprobado que el culto al árbol es común a todos las grandes familias del tronco ario.
Para nosotros, que miramos el árbol como
algo inerte y sin vida, o con una vida muy rudimentaria, nos resulta difícil
considerarlo como un ser consciente y plenamente vivo. Mucho más difícil nos
resulta ver en él el vehículo por el que se expresa un espíritu sobrenatural
que, según el pensamiento mágico de
esas culturas, se transforma de la forma de árbol a la forma humana, y se
personifica en la figura del Rey-Sacerdote. Igualmente nos cuenta comprender
que a través de ese espíritu se otorgue la lluvia, el buen tiempo, las buenas
cosechas, salud para el ganado y fertilidad a las mujeres. Pero, ¿por qué aún
permanece en nosotros como una manía inconsciente e instintiva la costumbre de
arrancar y llevarse una ramita de un árbol o de una planta cuando vamos al
campo? ¿No estará detrás de ese impulso inconsciente el arquetipo del rey-sacerdote-homicida
que tenía que cortar la
Rama Dorada antes de convertirse él mismo en guardián de la
energía creadora de la
Naturaleza, simbolizada por Diana?
Esta idea de considerar a los árboles como
seres animados, no está separada de la idea de considerarlos también sexuados,
lo que botánicamente es cierto; y que por lo tanto se podían matrimoniar unos
con otros. Estos matrimonios entre árboles son rituales que se hacen aún en la India Védica y en
muchos otros lugares. En la personificación se proyecta la idea de que el
espíritu del árbol macho puede ayudar a que las doncellas sean fecundadas. De
ahí la costumbre en tantos lugares de que las jóvenes casaderas se froten desnudas
contra el árbol considerado sagrado para que la naturaleza potencie su fecundidad.
Siguiendo esta idea mágica, es de suponer que cuanto más se acercan a dar
realidad física a lo efectuado en el nivel mágico, mayor eficacia de éxito
habrá. Esto explicaría el alto grado, para nosotros, de libertinaje que se daba
en estas ceremonias en épocas precristianas.
Diana fue esencialmente una diosa de los bosques, de la vida animal y de la floresta. Así se nos aparece en su bosque sagrado de Nemi, como diosa de la naturaleza en general y de la fertilidad. Dado el principio de que la diosa de la fertilidad debería ser ella misma fértil, exigía tener un compañero masculino: en el caso de la Diana de Nemi este compañero era Virbio, Rey-Sacerdote portador de las energías masculinas de la propia Naturaleza; mientras que el Árbol incluía las femeninas. El problema es que ambos, el sacerdote Rey del Bosque y el Árbol Sagrado, estaban sujetos a mancillarse y corromperse por la debilidad de sus frágiles naturalezas. Y si la Vida ha de salvarse de este creciente debilitamiento del que necesariamente debe participar en su encarnación humana, según avanzan en años, ésta deberá ser separada antes de que la persona muestre signos de decadencia, para ser transferida a un sucesor vigoroso. Este acto mágico, se practicaba en la mentalidad arcaica matando al representante viejo del dios y traspasando su espíritu a una nueva encarnación. La muerte del Rey-Dios-Sacerdote-Homicida, en su reencarnación humana, es un paso necesario para su vivificación o resurrección a una forma mejor. Así, lejos de ser una extinción del Espíritu Divino, es comienzo de una nueva manifestación más pura y vigorosa de la Vida.
Diana fue esencialmente una diosa de los bosques, de la vida animal y de la floresta. Así se nos aparece en su bosque sagrado de Nemi, como diosa de la naturaleza en general y de la fertilidad. Dado el principio de que la diosa de la fertilidad debería ser ella misma fértil, exigía tener un compañero masculino: en el caso de la Diana de Nemi este compañero era Virbio, Rey-Sacerdote portador de las energías masculinas de la propia Naturaleza; mientras que el Árbol incluía las femeninas. El problema es que ambos, el sacerdote Rey del Bosque y el Árbol Sagrado, estaban sujetos a mancillarse y corromperse por la debilidad de sus frágiles naturalezas. Y si la Vida ha de salvarse de este creciente debilitamiento del que necesariamente debe participar en su encarnación humana, según avanzan en años, ésta deberá ser separada antes de que la persona muestre signos de decadencia, para ser transferida a un sucesor vigoroso. Este acto mágico, se practicaba en la mentalidad arcaica matando al representante viejo del dios y traspasando su espíritu a una nueva encarnación. La muerte del Rey-Dios-Sacerdote-Homicida, en su reencarnación humana, es un paso necesario para su vivificación o resurrección a una forma mejor. Así, lejos de ser una extinción del Espíritu Divino, es comienzo de una nueva manifestación más pura y vigorosa de la Vida.
De la misma manera, es la misma idea
original, la muerte del Carnaval,
era considerada como un medio mágico
para promover y excitar el crecimiento y la resurrección, en forma más
vigorosa, de esta expresión de la vida que es la fertilidad. Su Graciosa
Majestad el Carnaval, al final de su reinado, es muerto violentamente,
consumido por el fuego y, como Ave Fénix,
renace cada Primavera de sus propias cenizas con mayor vigor y brío, porque esa
es la Ley del
Eterno Retorno de los procesos de la Naturaleza.
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