(Capítulo III)
El "Loco" tiene la palabra.
<PUBLICADO
EN LA GACETA DE
CANARIAS EL 23/02/1992>
<PÁGINA>: LA
OTRA PALABRA
<TÍTULO>: El
sentido mágico del carnaval.
<CAPÍTULO-3>: El "Loco" tiene la palabra.
<AUTOR> : Alfiar
<SUMARIO>: La
Fiesta de los
Locos pone al descubierto el elemento de arbitrariedad que existe en nuestras
jerarquías sociales.
<ILUSTRACIÓN>: En la Europa
medieval, hasta los más piadosos sacerdotes y gentes serias se colocaban
máscaras obscenas, cantaban canciones desvergonzadas y se lanzaban al
desenfreno y a la vorágine.
<CUERPO DEL TEXTO>:
En muchos lugares de la Europa medieval, al final
del año, se celebraba una fiesta conocida como Fiesta de los Locos. En ella, todos, desde los más piadosos
sacerdotes (habría que preguntarle al Arcipreste que entendía por esa
expresión) y gentes serias, se colocaban máscaras obscenas, cantaban canciones
desvergonzadas y se lanzaban al desenfreno y a la vorágine.
(...)
Los clérigos de órdenes menores, con los
rostros pintarrajeados, se contoneaban vistiendo los trajes de sus superiores,
y se burlaban de los pomposos rituales eclesiásticos y cortesanos. Se elegía a
un Rey de Burlas, o a un Señor del Desgobierno, o a un Niño Obispo, o a un Asno Oficiante para que celebrara una
parodia de la Misa. En
esta festividad no había costumbre o convención, institución o personaje, real
o eclesiástico, que no fuera ridiculizado y objeto de coplas.
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Pieter Brueghel el Viejo Combate entre Don Carnal y Doña Cuaresma (1559) |
Se hace evidente que la fiesta nunca fuera
muy popular en las altas esferas, y que surgieran constantes condenas contra
ella. Pero a pesar de la inquietud de los eclesiásticos y de su condena en el
Concilio de Basilea de 1431, tal festividad sobrevivió hasta casi el siglo XVI.
La Reforma y la Contrarreforma la
hicieron desaparecer poco a poco; seguramente nuestra costumbre de despedir el
Año Viejo venga de ahí. Las crónicas, raramente lamentan su desaparición y
tienen buena razón para ello, ya que como era habitual degeneraban en
libertinaje y chocarrería.
¿Qué indica su desaparición?
En principio, que nuestra cultura no podía
permitirse el lujo de ridiculizar periódicamente sus más sagradas convicciones
religiosas y políticas. Por otro lado, es la prueba de que se empezaba a
contemplar los papeles sociales y las convenciones sagradas con ojos que no
podían tolerar semejante sátira o mordaz parodia en la que los tontos eran
Reyes, los monaguillos Obispos y el más elevado era el más bajo. Además,
desenmascarar las intenciones de los poderosos, siempre hace que su poder
parezca menos irresistible.
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La fiesta de los locos de Brueghel |
La
Fiesta de los Locos pone al descubierto el
elemento de arbitrariedad existente en nuestras jerarquías sociales y nos
capacita para ver que las cosas no tienen por que ser necesariamente como de
hecho creemos que son. Y no deja de ser curioso que el derecho divino de los
reyes como teoría política del Poder Real, la infalibilidad del Papa y el nacimiento
de los entonces modernos Estados totalitarios del Renacimiento, son especies
que comienzan a florecer en el momento en que la Fiesta de los Locos inicia
su desaparición. Es el signo de los tiempos.
Desde entonces, el Saber ha excluido al Loco
de la sociedad. A esta exclusión se le añadió una reclusión, y a partir del S. XIX
se le enajena aún más con el saber del psiquiatra. Así, el Loco, desde después del S. XVII carece de lenguaje, de discurso,
resulta ininteligible. Por más de dos siglos, su palabra dejó de intranquilizar
a ese nuestro-mundo normal y
racional. Pero he aquí que en el S. XVIII y XIX, en que la Razón se eleva a la
categoría de Diosa Razón, en ese
punto en que su exclusión era más extrema, ese ser excluido y llevado a la
reclusión, ese mero objeto de
psiquiatra, comienza a hablar -con Goya en su obra tenebrosa, con Sade, con
Nietzsche-, comienza de nuevo a expresarse y a inquietarnos con su mensaje
insólito. Y lo que resulta más peligroso: ese mensaje comienza a ser escuchado,
entendido.
¿Por qué el Loco vuelve de nuevo a la escena del Gran Teatro del Mundo?
Porque cuando un polo de la energía, el Saber como Razón, llega a su máxima
expresión y potencial, automáticamente, bascula a su contrario, el No-Saber o Sin-Razón, aquello que suena
a locura y que es el lenguaje del Loco.
Esto había sido ya descubierto por el pensamiento chino y configurado en ese
símbolo del TAO que se expresa por
sus dos polos alternantes, el YIN y
el YANG, en el que uno bascula
eternamente sobre el otro dentro de la unidad configurada por TAO, dentro del ciclo. Pero ese
descubrimiento no es exclusivo de Oriente, expresado de otra manera, está en la
figura simbólica y arquetípica de Saturno,
y de sus fiestas Las Saturnalias,
consideradas como el origen de nuestros Carnavales.
¿Qué eran éstas fiestas?
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Representación de la saturnalia. Pintura romana. |
Está comprobado que muchos pueblos
observaban un período anual de libertinaje en el que la ley y la moral, que de
ordinario refrenaban las costumbres, eran dejadas de lado. Las gentes se
entregaban al desenfreno más extravagante, donde las pasiones más tenebrosas
encontraban esa satisfacción que no se permitía en el curso de la vida
ordinaria, más tranquila y juiciosa. Tales explosiones de las fuerzas
reprimidas de la naturaleza humana, solían degenerar en las más salvajes
orgías, en las que se llegaba al crimen. Estaban asociadas con períodos
agrícolas.
La Saturnalia
se celebraba en Diciembre, el último mes del calendario romano. El pueblo
suponía que su objeto era conmemorar el feliz reinado de Saturno, dios de la
siembra y la agricultura, que dio a los ascendientes de los romanos el
conocimiento de la agricultura y las leyes para que vivieran en paz. Su
influencia creó esa fabulosa Edad de Oro en que la tierra producía
abundantemente y nada perturbaba la felicidad. Pero esta brillante tradición
estaba oscurecida por una sombra tenebrosa. Se decía que sus altares habían
estado teñidos con la sangre de víctimas humanas. De este oscuro aspecto de la
religión del dios hay poca o ninguna huella en las descripciones de la Saturnalia que nos han
dejado los escritores antiguos. Comilonas, borracheras y toda loca búsqueda de
placer son los rasgos que, en nuestra creencia, adornaron el Carnaval de la Antigüedad, que durante
siete días se celebraba en casas, calles y plazas públicas de la antigua Roma,
desde el 17 al 23 de Diciembre.
El rasgo más notable era la licencia
concedida en esos días a los esclavos, aboliéndose temporalmente la distinción
entre las clases libres y serviles. El esclavo podía injuriar a su amo,
emborracharse como ellos, sentarse a la mesa con ellos y ninguna palabra de
reproche podías hacérsele por una conducta que en cualquier otra época del año
hubiera sido severamente castigada. A tan lejos llegaba esta inversión de
rangos, que cada familia con su servidumbre se convertía en esos días en una
república burlesca, en la que los altos puestos del Estado eran desempeñados
por los esclavos, que daban órdenes, derrocaban la ley como si verdaderamente
estuvieran investidos de todas las dignidades del Consulado, del Pretorio y de la Magistratura. Otro
aspecto de la Saturnalia, era la
elección de un Rey de Burlas, en
cuyo reinado expedía mandatos de carácter irónico y burlesco a cumplir por sus
súbditos temporales.
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Saturno.Caravaggio. |
Esta libertad permitida a los esclavos, se
suponía que era una imitación del estado social que existía en el tiempo en que
Saturno reinó entre los hombres. La Saturnalia
pasaba por ser una resurrección de esa época feliz, y el Rey de Burlas no era
otro que el mismísimo Saturno, el Loco.
Esta identificación puede ser comprobada por
un relato en el que se nos cuenta como celebraban la Saturnalia los soldados
romanos estacionados en el Danubio en tiempos de Maximiliano y Diocleciano.
El relato se conserva en una narración del
martirio de San Dasio, que apareció en un manuscrito griego de la Biblioteca de París.
Según esta narración, los soldados romanos de Durostorum, en Baja Moesia,
celebraban la Saturnalia
todos los años de la siguiente manera: treinta días antes del festival, elegían
por sorteo de entre ellos mismos a un hombre joven y guapo, al que vestían con
atavíos reales recordando a Saturno. Así ataviado y acompañado por una multitud
de soldados, se presentaba a las gentes con plena licencia para entregarse a
sus pasiones y gustar de todos los placeres, por viles y repugnantes que
fueran. Pero si su reinado era alegre, también era corto y terminaba
trágicamente, pues cuando se acababan los treinta días y era llegado el
festival de Saturno, se le degollaba ante el altar del dios que había
personificado.
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El soldado romano Dasio. |
En el año 303 de nuestra Era, la suerte recayó en un soldado
cristiano, Dasio, que se negó a hacer el papel del dios pagano y ensuciar sus
últimos días con semejante libertinaje. Las amenazas y razones de su oficial
Basso no conmovieron su fe, y por ello fue degollado en Durostorun por el
soldado Juan, el viernes 20 de Noviembre, siendo el 24 el día de la luna, a la
hora cuarta, según recuerda con meticulosa exactitud el relato. Y por si
quedara duda del hecho, en la cripta de la catedral de Ancona se conserva un
sarcófago de mármol con una inscripción en griego que dice: "Aquí yace el santo mártir Dasio, traído de
Durostorum". Sus restos reposan desde 1848 en una cripta de la
catedral de San Pelegrin.
Esta narración ilumina con nueva y
espeluznante claridad el puesto del Rey de Burlas de la Saturnalia, el antiguo
Señor del Desorden, que presidía las francachelas invernales en la Roma de Tácito.
La semejanza entre la Saturnalia
y el relevante personaje representado por el Rey del Bosque, que después de un
breve reinado de disipación y gloria es públicamente muerto y quemado, pone de
manifiesto que Su Señoría el Carnaval
no es otro que el antiguo rey de la Saturnalia,
el rey de las francachelas, la palpitante personificación de Saturno. El Rey de la Habichuela (cuento
de hadas de la noche de Reyes), el medieval Obispo de los Locos, el Abad
de la Sinrazón,
tienen por sosias al dios Saturno.
Y de nuevo, ¿quién es Saturno?
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