<PUBLICADO EN LA GACETA DE CANARIAS EL 12/09/1993>
<PAGINA>: LA OTRA PALABRA
<TITULO>: ¡Ganar la Luz!
<SUBTITULO>: La conquista de la libertad.
<AUTOR>: Alfiar
<SUMARIO>: La materia nuclear, corteza electrónica que oculta la luz, es la "sombra" de los cabalistas.
<ILUSTRACION>: El símbolo del mundo material es el cubo, pero toda materia encierra en su interior un rayo de luz.
<CUERPO DEL TEXTO>:
Entre las obras de León Felipe, la más transfigurada es la que da
título a uno de sus libros: "Ganarás
la Luz".
¡Ganar la Luz!
¿Hemos pensado en ello? ¿Hemos tomado conciencia de que la Luz debe ser ganada? ¿De que
hay que pagar un precio por ella?
Señor,
¿cuánto quieres por un rayo de luz,
cuánto quieres, Señor?
Te doy mi carne antigua y triste
y mi sangre enferma.
Soy rico, ¿cuánto quieres, Señor?
(...)
El poeta sabe, y lo dice en otro verso, que "para ganar esta luz vine y estoy aquí". También reflexiona y
se pregunta: "¿Por qué están hechos
nuestros ojos para llorar y para ver?".
Hay en todo el conjunto de poemas de "Ganarás la Luz",
una relación de correspondencia entre las dos mitades de la realidad del
hombre: lo de dentro y lo de fuera, lo subjetivo y lo objetivo, entre las
lágrimas y la luz. Y ambas mitades son un mundo cerrado y sellado que hay que
descifrar. Un Universo visto como un misterio y un ser humano mostrado como un
enigma. Misterio y enigma apuntan a una plenitud: la Luz.
En el título del libro, el sujeto de la acción ‑Tú‑, está omitido. la
segunda persona se refiere a todos. Todos somos tú para el interlocutor, para el yo. Pero ese tú es a la
vez un yo y un enigma. Ese sujeto
omitido en segunda persona, designa dos realidades presentes: por un lado se
refiere al poeta mismo, quien se alude así mismo en segunda persona; pero a la
vez se refiere a otro, a un el, con
lo que crea un interlocutor, que puede ser Dios, el Hombre o su propia
interioridad.
Ese tú ausente que se
transmuta en un el, es también la
sustancia misma de la
Realidad. El lugar en la que esta se abre como conciencia en
un proceso expresado por la acción de ganar,
acción que llega a su consecución con aquello que se gana y que expresa el
complemento directo: La Luz.
Uno de los poemas más impresionantes de este libro es el llamado:
"LA ESPADA"
En el principio Dios creo la luz... y la sombra.
Dijo Dios: Haya luz y hubo luz.
Y vio que la luz era buena.
Pero la sombra estaba allí.
Entonces creó al hombre.
Y la dio la espada del llanto para matar a la sombra. La vida es una lucha entre la sombra y mi llanto.León Felipe
Fijémonos en los dos primeros versos del poema; nos encontramos con un
aspecto del principio de la
Creación: "En el
principio Dios creó la luz... y la sombra". Ese aspecto no aparece
siempre clarificado en las cosmogonías. Porque se suele confundir esta sombra con la oscuridad del Océano
Primordial, el Caos potencialmente informe y uniforme de los Orígenes, antes de que
hubiera nada y de donde surgió la luz.
Pero esta sombra creada de la que habla el poeta, es otra sombra:
surge después de la Luz,
o simultáneamente con ésta.
Interpretando los tres primeros Sephirot del Árbol de la Vida de los cabalistas, veremos
claramente lo que digo. Lo que existía antes de la creación era lo increado: una nadidad llamada por
los cabalistas AIN, AIN SOF Y AIN SOF AUR. Una informe masa de energía expresada en tres fases de
condensación.
Como resultado del movimiento centrífugo y centrípeto a que estaba
sometida esta masa energética, surge de ella un punto de condensación
energética -punto que estaba en todas las partes de la masa-, KETHER. Aún todo estaba aún en la
oscuridad. El movimiento y la condensación continúan hasta un máximo de
tensión. Entonces estalla la Luz:
HOCHMAH. Más tarde, la Luz, introduce modificaciones en
ese plasma ígneo y luminoso, y algunos elementos comienzan a enfriarse, a
oscurecerse de nuevo, a cristalizarse, a materializarse: BINAH. ¡He aquí la
Sombra! "Soy
negra pero hermosa", dice el "Cantar de los Cantares". El poeta lo ha intuido. Entonces y sólo
entonces, fue creado el hombre, que fue puesto en el Paraíso: HESED.
Lo impresionante de todo esto es que la Física ha descubierto lo
que la Cábala
ya sabía, y lo que la intuición del poeta ha expresado.
"Los tres primeros
minutos del Universo" es un libro interesante. Su autor: Steven Weinherg, titular de la Cátedra Higging de
Física de la Universidad
de Harvar. Les ofrezco un resumen de lo que se describe en él.
En el comienzo hubo una explosión. No como las que conocemos en la Tierra, que parte de un
centro definido y se expande hasta abarcar un todo del espacio circundante,
sino una explosión que se produjo simultáneamente en todas partes, llenando
todo el espacio desde el comienzo y en la que toda partícula de materia se
alejó rápidamente de toda otra partícula.
Al cabo de un centésimo de segundo aproximadamente, la temperatura del
Universo era de cien mil millones de grados. Impedía mantenerse unidos a los
componentes de la materia ordinaria: moléculas, átomos o núcleos atómicos. La
materia separada en esta explosión consistía en diversos tipos de partículas
elementales, objeto del estudio de la física nuclear de altas energías.
Un tipo de partícula presente en gran cantidad era el electrón, con
carga negativa, que fluye por los cables de la corriente eléctrica y que
constituye la corteza exterior de todos los átomos y moléculas del Universo
actual. Otro tipo de partículas que abundaba en el tiempo original era el
positrón, de carga positiva y con la misma masa que el electrón. En el Universo
actual, sólo se encuentran positrones en los laboratorios de alta energía, en
algunas tipos de radioactividad y en los rayos cósmicos y las supernovas; en el
universo primitivo el número de positrones era igual al número de los
electrones. Además de positrones y electrones había diversas clases de
neutrinos, fantasmales partículas que carecen de masa y carga eléctrica.
Finalmente el universo estaba lleno de luz.
No debemos considerar esta luz separadamente de las partículas, pues
la teoría cuántica nos dice que la luz consiste en partículas de masa cero y
carga eléctrica cero llamadas fotones. Para describir la luz que llenó el
universo primitivo, podemos decir que el número y la energía media de los
fotones eran aproximadamente los mismos que los de electrones, positrones o
neutrinos.
Estas partículas -electrones, positrones, neutrinos y fotones-, eran
creadas continuamente a partir de la energía pura, y después de una corta vida
eran aniquiladas nuevamente.
A medida que la explosión continuó, la temperatura disminuyó, hasta
llegar a los treinta mil millones de grados después de un décimo de segundo y
tres mil millones de grados después de unos catorce segundos. Temperatura
suficientemente baja como para que electrones y positrones se aniquilasen más
rápidamente de lo que podían ser creados a partir de los fotones y neutrinos.
La energía liberada en ese aniquilamiento de materia hizo disminuir
temporalmente la velocidad a la que se enfriaba el universo, pero la
temperatura continuó cayendo, para llegar a los mil millones de grados al final
de los tres primeros minutos. Suficiente para que protones y neutrones pudieran
formar núcleos complejos, comenzando con el núcleo del hidrógeno pesado
(Deuterio).
"Al final de los tres primeros minutos, el universo contenía principalmente luz, neutrinos y antineutrinos y una pequeña cantidad de materia nuclear".
Esta materia nuclear es la sombra.
Primero fue la Luz,
luego la Sombra,
dice el poeta. ¡Fascinante en verdad!
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