La Singladura de Occidente
Capítulo 40
Capítulo 40
Lo que los Memes Naranja
y Verde no quieren mostrar (1)
Para Edgar Morin, que podríamos
enmarcarlo en el nivel de realidad del Meme Amarillo, necesitamos distinguir entre “educación” y
“enseñanza”. La educación sería “…una puesta en práctica de los medios propios
para asegurar la formación y el desarrollo de un ser humano…”; mientras que
la enseñanza es el “…arte o acción de transmitir a un alumno los
conocimientos de modo que él los comprenda y asimile…”(Morin).
(...)
El Meme Naranja e incluso el Azul,
han orientado todos los niveles de nuestra enseñanza hacia la especialización.
Las motivaciones son económicas e ideológicas. Ésta es unidimensional, es
decir, fracciona lo que considera realidad objetiva, pretendiendo que nos
olvidemos del contexto y de la complejidad del planeta en que vivimos. Dicho de
otra manera, nos ha puesto anteojeras para que no miremos más allá. Cuando por
ejemplo el Meme Verde habla de educar para la ciudadanía, se enfurecen
arremetiendo contra él porque ni en la creencia del Azul, ni en las necesidades económicas del Amarillo, el ciudadano (un ego emancipado) no tienen cabida.
Lo que para Morin es
realmente importante en una educación y en una enseñanza que ayuden a todo ser
humano a convertirse en tal -único modo de salir de la caverna del cíclope- es
la ausencia, en nuestras instituciones educativas y académicas, de lo que el
llama los 7 agujeros negros de todos
los sistemas educativos del mundo. Aunque sea brevemente los iremos pensando y
reflexionando.
Veamos el 1º/ ¿Han observado acaso, cuando han
pasado por la escuela, el instituto o la universidad, que en esos centros donde
se imparte el conocimiento, nunca se habla de lo que es el conocimiento? ¿Por qué, si la enseñanza consiste en impartir
conocimientos, nunca se nos ha dicho lo que significa esa palabra? Ya
estudiemos lengua, historia, filosofía, ciencias naturales, etc., nunca se nos
dijo lo que es el conocimiento de cada una de esas materias unidimensionales.
Cualquiera de esas materias se encuentran en manos de élites minoritarias.
¿Acaso esas cosas no interesan a todo el mundo? Cuando, en mi caso la Historia, uno obtiene su
certificado que le acredita que puede ingresar en ese reducido círculo y mira
hacia nuestro pasado histórico, puede entonces contemplar toda montañas de ilusiones y de
errores, hasta entonces consideradas como verdades, que se derrumbaron porque
una nueva “verdad” dijo que no eran
verdaderas. ¿Y que sucede con lo que hoy consideramos nuestra verdad?
La neurociencia nos
dice que un conocimiento, una percepción, no es una fotografía de lo que sucede
ante nosotros, sino el fruto de la transformación de los fotones o estímulos
luminosos al impactar con las células de la retina de nuestros ojos. Estímulos
que son codificados a través de un sistema binario y que después de travesar el
nervio óptico sufren diversas transformaciones en nuestro cerebro. (y esto no
es más que una explicación materialista).
Luego si el
conocimiento es una traducción seguida de una reconstrucción de lo que entra
por nuestros sentidos físicos, y si además solo podemos captar por estos
sentidos una gama de frecuencia luminosa, auditiva, etc., determinada, más bien
mínima, ¿a qué llamamos conocimiento cuando además sabemos que toda percepción
comporta una parte alucinatoria o imaginativa?
Cuando estaba en la
facultad estudié un método de lectura rápida, y a través de él comprendí que en
realidad cuando leemos un texto impreso, nuestro ojo no barre todas y cada una
de las letras que lo componen, sino que salta de un grupo de letras a otro, por
lo que en ocasiones nos equivocamos en lo que hemos leído. Lo que solemos hacer
es rellenar los espacios con imaginación.
Si la percepción es una traducción, las palabras son traducción de traducciones
y de reconstrucciones; lo mismo que las teorías y los discursos.
Morin considera, en
este primer agujero negro de la
enseñanza y la educación, que el problema del conocimiento tiene una gran
importancia, por lo que es necesario enseñar “…que todo conocimiento es traducción y reconstrucción... marcado por una
impronta cultural…” que experimentamos desde el nacimiento y que está llena
de advertencias y prohibiciones, de padres, profesores, amigos, etc.
Desde la
escuela se nos enseña también que cierto tipo de conocimientos son evidentes,
por lo que se recubren de una pátina de verdad. Otros, por infinidad de motivos
diversos -autoridad, creencias, etc.- son rechazados por considerarse necios,
estúpidos, irracionales o peligrosos. (Giordano Bruno, por tener ideas
contrarias, fue quemado por la
Inquisición en el Campo di Fiore en Roma). Luego… ¿El
conocimiento que se nos imparte es el que nos ofrece una visión real de las
cosas, o es sobre todo un conocimiento mediatizado por una impronta cultural?
Es casi un lugar común
escuchar hoy la palabra “paradigma”,
aunque suele ser usada en diversos sentidos.
El “…paradigma es el nivel en que se eligen las palabras y el nivel del sintagma es el nivel de la cadena hablada, del discurso. (…) Por ejemplo, si tomamos la idea de humano y de natural se puede decir que existe un paradigma que concibe la relación entre lo humano y lo natural por la reducción de lo humano a lo natural. (Morin)”.
De igual modo los biólogos dicen que los
genes lo determinan todo. Aquí el paradigma realiza una disyunción y, en lugar de reducir lo humano a lo natural, dice que
lo humano solo se comprende eliminando la biología (la visión que tiene la
actual antropología cultural). Pero si eliminamos al hombre biológico para
tener en cuenta solo al hombre cultural, ¿acaso no mutilamos la percepción de
lo que somos?
Por ejemplo:
“…en el pensamiento occidental se puede decir que existe una gran paradigma que ha operado la disyunción entre por una parte el mundo de la ciencia que se consagra a fenómenos materiales, deterministas, y el mundo de la mente que se consagra a lo que no obedece al determinismo sino a la libertad. De esta disyunción procede esta gran separación entre la cultura científica y el mundo de la cultura de las humanidades. Sería preciso pues mostrar todos los presupuestos que pesan sobre el conocimiento.”(Morin).
Lo que se nos debía
haber enseñado en que el conocimiento
no es una certeza, sino que comporta riesgos de errores e ilusiones y, sobre
todo, se nos debería haber enseñado a comprender las causas de estos riesgos y sus posible consecuencias.
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