<PUBLICADO
EN LA GACETA DE
CANARIAS EL 05/01/1992>
<PAGINA>: LA
OTRA PALABRA
<TITULO>: ALOE
Y Las "Conferencias del Viera"
<FIRMA>: Alfiar
<SUMARIO>:Procura firmemente no censurar a nadie, ni aún de pensamiento. ¿Qué
sabemos de las verdaderas causas de los actos ajenos?
<CUERPO DEL TEXTO>:
En el último trimestre de 1991, algo
importantes ha ocurrido en Santa Cruz de Tenerife. ALOE (Aula Libre de Orientalismo y Ecología) organizó un ciclo de
conferencias de carácter quincenal que nos ha permitido conectar, no sólo con
grandes personalidades del campo de la Ciencia y de la Cultura, sino con las
ideas que estas personalidades nos transmitieron referente a un viejo pleito humano: el tema Oriente y
Occidente. Dos maneras de ver el hombre y el mundo del hombre. La pretensión de
ALOE, al que prestó su colaboración el Patronato de Cultura del Excelentísimo
Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, era intentar un acercamiento entre las
posturas y visiones de ambos mundos; pero, realizado este intento desde puntos
de vista actuales, rigurosos y fundamentados.
(...)
Cuando Alejandro Togores y el grupo de
personas que con él colaboran me hablaron de ALOE, me pareció una idea lo
suficientemente original e interesante, como para funcionar allí donde tantos
intentos de este tipo habían fracasado.
ALOE es un proyecto cultural que se
circunscribe a una idea: la idea de que las soluciones de nuestro mundo no
están en el enfrentamiento que causa la diversidad; sino en la complementariedad
que esa misma diversidad aúna en sus orígenes creadores más profundos. Me llamó
la atención lo que la palabra encerraba en su significado. El áloe o aloe, de
las dos manera puede decirse, es una planta de la familia de las liliáceas,
cuyo jugo amargo se emplea en medicina y en la fabricación de esencias. Otro
nombre para este jugo es el de acíbar.
Y pensé que si lo que este grupo pretendía era extraer la esencia de lo humano
para ponerlo al alcance de los demás hombres, iba a ser esta una destilación,
por lo menos tan amarga y a la vez tan fructífera, como la del propio áloe.
Pero destilaciones así, trabajos e intentos de este tipo, son los que
necesitamos en estos momentos de crisis planetaria, en que los cambios sociales,
políticos y culturales se mueven en un oleaje ininterrumpido y a un ritmo
trepidante.
"Nuestras actividades -dice el folleto de presentación de ALOE- van encaminadas
fundamentalmente hacia aquellos aspectos menos conocidos de Oriente y Occidente
y cuyos fundamentos requieren mayor cantidad de información como es el caso del
sentido de lo ecológico o ciertos aspectos de culturas orientales a los que, en
los últimos decenios, nos hemos abierto y de los que, salvo en los sectores muy
interesados, no se tiene un conocimiento mínimo que permita realmente saber lo
que significa Budismo Zen, Artes Marciales, Ceremonia del Te, Vedanta o las
viejas enseñanzas de la
Medicina China o del Taoísmo pese a la extraordinaria
influencia que han tenido en el occidente del último medio siglo."
Hay aquí una gran verdad. Occidente en los
últimos cien años se ha ido llenando de Oriente. Y lo ha hecho de una manera
compulsiva; un poco de la misma manera que lo hizo el período de la decadencia
del Imperio Romano, cuando Roma y el Imperio se llenaron de cultos venidos de
Oriente. Algún día escribiremos sobre este paralelismo histórico. Pero ahora,
al igual que entonces, gran parte de esa afluencia lo ha hecho a causa del
desencanto, del rechazo, o del abandono de los valores de nuestra propia
cultura. Una ley pendular en la estructura psicológica funciona en estos casos;
ley que hace que se bascule hacia los aspectos contrarios y opuestos: así pues,
se abandonan las ideas occidentales y se adquieren las orientales sin ninguna
reflexión consciente del hecho, en la mayoría de los casos. Precisamente, unos
de los conferenciantes traídos por ALOE, Antonio Vázquez, catedrático de
Percepción e Inteligencia así como de psicología de la Religión, al hablar de
Jung, hacía referencia a este hecho señalando la unilateralidad en que se
expresaban ambas culturas y la necesidad de traducir las realidades culturales al pasar estas de un lado a
otro. Y esta traducción, este llevar más
allá, que es lo que significa etimológicamente la palabra traducir, es lo
que no se realiza. También hacía referencia a la necesidad de una complementariedad
entre ambos modos de ver la vida, el mundo y el hombre, si queríamos salir de
la crisis en que se debate nuestro planeta.
El ciclo de las Conferencias del Viera comenzó el 20 de Septiembre con la disertación
del Lama Djimpa que nos habló del Budismo como una terapia trascendental para
Occidente. Expuso una idea básica: la solución estaba en la aceptación en
Occidente del hecho de que la muerte es solo un proceso de evolución y de que
lo que persiste en toda la realidad es algo llamado Vida. Citó las palabras de
su maestro Kalu Rimpoche expresando que:
"uno no debe
luchar por cambiar su entorno, sino que tiene que transformarse primero así
mismo, por medio del Amor y la
Compasión hacia todos los seres y desarrollar la comprensión
de la verdadera naturaleza de su mente. Pues es sólo de esta manera como podrá
verdaderamente contribuir a la paz y armonía en el mundo."
El Lama Djimpa me regaló un folleto escrito
por su maestro titulado "Como
contribuir a lograr la Paz
Mundial" en el que encontré estos mandamiento de
conducta. Si fueran practicados por un mayor número de personas, ellos mismos
serían la terapia que, no ya Occidente, sino el planeta entero necesita. Son
diez los preceptos:
- Busca en ti mismo la fuerza del propósito, la fe en la propia regeneración. Tu divinidad te espera. Esfuérzate en hallarla y actualizarla.
- Practica en todo momento la religión universal del Bien sin distinción de creencias, de clases, de partidos, de intereses, de nacionalidades, de razas, de reinos de la naturaleza.
- Relega al olvido tus faltas y limitaciones pasadas, para renacer con renovados estímulos a una vida mejor. Entonces, tácitamente, serás merecedor de la invisible ayuda.
- Practica la simpatía y adquiere el hábito del contento a través de todas las circunstancias. Decídete a realizar el leve esfuerzo de prescindir de los pequeños defectos. lucha con todas tus fuerzas contra la dispersión, contra la tristeza, contra el tedio, contra el mal humor. Combate los métodos dominantes de actitud y grosería e impone la condición de ser siempre y con todo el mundo amable.
- Procura dar todas las facilidades posibles a los demás. Ayúdalos a descubrir su camino más noble y a seguirlo. Haz, de la generosidad de pensamiento y acción, tu ley silenciosa.
- Procura firmemente no censurar a nadie, ni aún de pensamiento. ¿Qué sabemos de las verdaderas causas de los actos ajenos? Esfuérzate, por el contrario, en comprender.
- Adopta una divisa solar, de alegría, a todas horas. Entonces, la luz oculta que guía al mundo te la incrementará y te sorprenderán a ti mismo los resultados.
- Procura no auto-exaltarte ni auto-compadecerte. O sea, no pensar demasiado en ti mismo, si no es con el fin de perfeccionarte.
- Invoca la armonía como fórmula de salud integral, de equilibrio del cuerpo y del espíritu. Porque la armonía es la ley suprema del Universo.
- Irradia con humildad tu mensaje viviente de belleza, de espiritualidad y de paz, en un mundo atormentado, materializado, desorientado. El necesita de tu eficaz contribución. Ofrécesela. Ofrécele tu mente positivizada, tu cuerpo puro, tu aura armoniosa, tu contentamiento irradiante, tu fe sin límites en la bondad de la vida y en las leyes que conducen a un alto fin, la evolución humana."
Todo el resto del ciclo, hasta el final en
que se volvió al tema de la muerte o, mejor dicho, de la persistencia de la
vida después de la muerte del cuerpo físico, y en el que expuso sus
experiencias Raymond Moody, transcurrió en una visión de los problemas
planteados al mundo por el desarrollo de la Ciencia, y la visión de los nuevos paradigmas en
las mentes de nuestros pensadores más representativos. Isidro Palacios nos
habló de "La Ciencia ante el III Milenio"; Francisco
Oleza de la posición de "El hombre
entre el Cielo y la Tierra";
Enrique Miret Magdalena nos cautivó con su charla sobre un tema poco comprendido
en nuestros días, "El Silencio, una
coincidencia entre Oriente y occidente"; José M. R. Delgado que, desde
el campo de la neurobiología nos planteó, en "Impulso hacia la
Conquista de la
Libertad y Felicidad", la realidad de que "cada uno de nosotros somos los trazos de los
mensajes adquiridos en la vida e impresos en las neuronas"; señalando
que, la identidad personal depende de este sistema referencial grabado en
nuestro sistema nervioso a partir del nacimiento como ideas, creencias, hábitos
de conducta, y con ello, la posibilidad de ser o no feliz, pues, en esos trazos
se inscriben también algo que él llamo Virus
ideológicos, cuyos mensajes fuerzan a la naturaleza humana a sintetizar
realidades dañinas. Dejó un mensaje alentador diciendo que en la medida en que la Ciencia de la Neurobiología
empieza a comprender como somos por dentro, surge la posibilidad de modificar
estos pautas negativas que hacen la infelicidad del ser humano. El final del
ciclo estuvo presidido por Antonio Vázquez con su bella charla sobre "Jung y el encuentro Oriente y Occidente";
Francisco López-Seivane con el tema de "La
Reencarnación" y Raymond Moody con sus "Experiencias en el Límite de la Psicología experimental".
Para aquellos que tuvieron la oportunidad de asistir al ciclo completo, constituyó
un auténtico gozo el poder compartir la
experiencia y acceder a esas nuevas ideas que nos permitan pensar de un modo
diferente.
Quisiera terminar haciendo una reflexión
contra esa tendencia, tan humana por otra parte, de abandonar y despreciar
aquello que tenemos y que forma parte de nuestra identidad para, luego, adoptar
aquello que, por lejano y novedoso, atrae a nuestra emotividad. Y no se trata
aquí de que en las diversidades culturales que configuran la realidad de eso
que llamamos Oriente y Occidente no haya elementos e ideas valiosos y
necesarios a tener en cuenta para encontrar la solución de los problemas que
nos aquejan; de la misma manera, en ambos mundos, existen aspectos e ideas a
los que habría que renunciar, por ser motivadoras de sufrimiento e infelicidad.
Tal vez de lo que se trata es de tomar un punto de vista, no sólo más sintético,
sino sobre todo, más consciente, más elevado. Me explicaré: dice la Tradición que la Luz nace en Oriente y viene de
Oriente. Es evidente que Oriente para nosotros es Asia. Pero astronómicamente,
y a causa de los movimientos de rotación y de traslación del propio planeta,
cualquier punto de la superficie del globo terráqueo ve nacer la luz por su
oriente y ponerse por su occidente. Si tomamos esta realidad como símbolo de
una nueva visión, algo se hace evidente: la LUZ
que necesitamos, está en cualquier parte, en cualquier hombre, en cualquier
idea o filosofía, en cualquier cultura y civilización; porque en cualquier
punto de esa unidad multiúnica que es el planeta Tierra, nace la Luz. Esta visión más
amplia dice que ella, la Tierra
y lo que contiene -y la Tradición ratifica
que contiene a Dios, al Hombre y a la Naturaleza-,
es la Luz Una. Tal vez por ello, un viejo ritual
iniciático decía: Contemplemos y comprendamos como el Uno se convierte en los Muchos.
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