Los centros en el hombre
(3ª Parte)
Vamos a analizar la parte
negativa del Centro Emocional y la emociones negativas. La parte negativa del Centro Emocional es la sede de las emociones negativas. En su origen (no entraremos aquí hablar sobre
ese origen), el Centro Emocional carecía
de parte negativa, esta parte es
adquirida y fue apareciendo, colectiva e individualmente, en el proceso de la
evolución. Por ello, cuando esta parte negativa
adquirida se activa, ello significa
un trabajo erróneo del Centro. Considerando esto, podemos decir que el Centro Emocional rara vez trabaja en
una forma correcta. La causa es esa parte negativa adquirida, infectada por nuestro contacto con la Vida, ya que las emociones negativas son las que gobiernan
la Vida y a
ellas se aferran las gentes como si de ellas dependiera su propia existencia.
A partir de nuestro
nacimiento. Gradualmente se van introduciendo en el niño a medida que este
crece. El bebé que nace se encuentra despierto
respecto a su Esencia. Pero como
nace en medio de gentes dormidas, a las que imita en sus pensamientos y
emociones negativas, imitación que incluye expresiones faciales, entonación de
la voz al pronunciar las palabras y frases que dan expresión a esos
pensamientos y emociones, pronto queda infectado
y el niño comienza a sentir lo que estas representan. Así, la negatividad de ideas y emociones de los
padres pasan a los hijos, negatividad que se incrementa cuando el niño comienza
a relacionarse socialmente. Es fácil observar cuando un niño comienza a mostrar
emociones negativas, a enfurruñarse, a amargarse, a quejarse, a sentir compasión
de sí y así sucesivamente. Después de todo, ¿qué otra cosa habría podido hacer?
Y…, ¿qué otra cosa podemos
hacer los que como adultos ya estamos infectados
con emociones negativas, que además podemos ignorar que son negativas, porque nadie
nos lo mencionó nunca y, aunque lo hayamos escuchado, estamos seguros de que no
somos negativos? ¡Faltaría más!
Así que ya ven donde se
encuentra la dificultad para cambiar esta siempre repetida y recurrente cadena de causa y efecto, esta continua
e inevitable infección y reinfección.
¿Podemos romper esta
recurrencia, esta interminable cadena de causa-efecto? ¿Qué podría romperla?
Solo hay una cosa que
puede hacerlo. La posibilidad de que seamos capaces de oír, ver, comprender y darnos cuenta de cuáles
son nuestras emociones negativas y
comenzar a trabajar con ellas para limpiarlas o transformarlas. Esto es algo
que debe hacerse desde nuestra más profunda individualidad. El problema es que
la percepción de esta negatividad en nosotros, produce un tremendo horror y un
desmesurado dolor. Solamente a partir de esta visión interior sobre la inutilidad
de estas emociones es posible comenzar a trabajar sobre ellas.
Es necesario que
comprendan que podemos hacer este Trabajo
por razones superficiales o por razones más profundas. Generalmente, solemos
hacerlo a la espera de una recompensa, o algún elogio; también para alcanzar
cierta posición en el grupo o en la
Logia, o por que creemos que ese es nuestro deber, incluso
por engreimiento, orgullo o, simplemente, porque nos lo merecemos; o por alguna
idea que nos hemos forjado de nosotros mismos, o por honor, o por tratar de caer
bien, o por imitación, o por temor y miedo de perder nuestra reputación, por miedo
a la crítica, miedo de perder una amistad, etc. Todos estos motivos y cien mil
mas, son exteriores al Hombre. No nos pertenecen. Esos motivos son sustitutos de
nuestro "Yo Real", pequeños
"yoes" de los cuales
algunos son mejores y otros peores, algunos son útiles y otros son un impedimento,
algunos son internos y se encuentran más cerca de la Esencia
y otros son externos y se encuentran más cerca de nuestra falsa personalidad o de la persona que imaginamos ser y por la que gastamos
inútilmente nuestra energía, nuestro tiempo y nuestro dinero, con la finalidad de
seguir caminando obnubilados por tanta emoción negativa.
No un trabajo imaginado,
sino un verdadero Trabajo sobre nuestras emociones negativas es lo que nos permitirá cambiar de nivel; porque, de otro modo, éstas permanecerán, aunque de otra
forma. Son como ese personaje mitológico llamado Proteo (antiguo dios del mar
cuyo nombre sugiere algo Primordial. Se convirtió en hijo de Poseidón en la Teogonía de hesiodo quien
le encomendó la tarea de pastorear las manadas de focas.) Como “mitema” (elemento indestructible de un
mito) aparece en otras culturas. Una de sus características era su habilidad
para cambiar de forma y convertirse en otra cosa. De este personaje proviene el
sustantivo “proteo” y el adjetivo “proteico”. Generalmente hace alusión a
aquellas personas que cambian frecuentemente de opinión o son volubles en sus
afectos.
El Trabajo, inevitablemente, nos conduce a todos a los mismos lugares
interiores y a las mismas o muy parecidas experiencias. Ese lugar interior
donde reconocemos nuestra nadidad,
nuestro desamparo, nuestra mecanicidad. Y si conseguimos que esta
percepción no se convierta en una experiencia negativa, nos llevará al estado
de recuerdo de sí. Al ser concientes
de nuestra nadidad, atraemos ayuda. La
comprensión de esta realidad nos eleva al Tercer
Estado de Conciencia, donde la ayuda puede llegarnos.
El objeto del Trabajo es el de despertar nuestra conciencia
escondida. No se refiere a la conciencia adquirida que es diferente en
cada grupo étnico y que es resultado de la costumbre, del aprendizaje, de la
clase, la tribu y la nación. Esta conciencia es la misma en todos los seres
humanos. Lo de escondida es porque en
nuestra actual situación, se encuentra fuera de nuestro alcance. Pero, a menos
que la encontremos en nosotros, el Trabajo
será inútil. No será nada más que otra moda pasajera que usa una nueva jerga. Aunque
si logramos hacer contacto con ella, sabríamos-sentiríamos
sin necesidad de más explicaciones que cualquier estado negativo es un error
que nos envenena.
Este “sentir-saber” nos deja un agrio sabor
interior que hace que nos demos cuenta al momento cuando estamos siendo
negativos. En ese momento se inicia una lucha interior. Queremos decir algo,
pero no podemos. Y no podemos, porque el Trabajo está obrando en nosotros. Si
no fuera por estas leves señales de la verdadera conciencia que el Trabajo evoca, y la ayuda interior que
aporta, la lucha contra nuestras emociones
negativas sería imposible. Es decir, a menos que en alguna parte de nosotros,
tengamos una conciencia moral, las emociones negativas serán invencibles. El
poder de la Vida
es demasiado fuerte para nosotros.
Afortunadamente, como
dice el cuento hindú, el Ser Solar “escondió” dentro de nosotros las
posibilidades de crecimiento de la
Esencia y, por
otra parte, tenemos fuera de nosotros las diversas formas de Enseñanza que se relacionan con este despertar; formas que nos han ido siendo
transmitidas de edad en edad desde el Círculo
de la Humanidad Consciente,
que es exterior a la Vida.
La parte negativa del Centro Emocional se la puede
representar según el siguiente esquema.
Representa el Centro Emocional después de haber adquirido
una parte negativa por su contacto
con la Vida. Solo
cabría señalar que nuestro punto de partida radica en la idea de que todo, en
la parte negativa, trabaja de una forma equivocada. Consideremos algo que
parece que no tiene importancia como la sospecha.
Es esta un estado emocional que no tarda en implicar a toda la parte negativa del Centro Intelectual, llevándolo a pensamientos y conclusiones de
tipo negativo.
Recordemos que el Centro Intelectual tiene un lado positivo
y otro negativo y que si no trabajan
conjuntamente no se llegará a ninguna conclusión. Como la sospecha surge de la parte negativa del Centro Emocional, ya que la sospecha
es, ante todo, una emoción, hará que entre a funcionar el lado negativo del Centro Intelectual, lo que contribuirá
a probar y reafirmar que la sospecha
que tenemos es correcta.
Supongamos ahora que nuestra
sospecha, por que nos ha llegado
otra información contraria que ignorábamos, se transforma de repente en una
emoción más menos agresiva. ¿Qué ha ocurrido para que se produzca este cambio? Lo
que ha ocurrido es que esa otra información ha puesto a trabajar el lado
positivo o afirmativo del Centro
Intelectual llegando a conclusiones diferentes.
Como dice el dicho: "el deseo es el padre del pensamiento”’.
Todos nuestros estados emocionales tienden a gobernar nuestro pensamiento. Por
ello son tan peligrosas las emociones
negativas, porque tenemos un Centro
que es sugestionado por el otro y produce un trabajo erróneo en los demás centros.
De lo que se trata entonces es de liberar nuestros pensamientos de nuestras emociones,
cuando éstas son negativas. Esta liberación es una cuestión de observación.
Hemos de tener siempre
presenta que las emociones negativas
son muy poderosas. Nos pueden infectar
en cualquier momento. Esta infección
provoca que podamos herir más fácilmente a nuestros semejantes. Una expresión
de gran dureza en este Trabajo es: “uno siempre es culpable de ser negativo”.
Esto no siempre es fácil de comprender ya que, generalmente, tendemos a
adjudicarle las culpas a los demás.
Otra cosa a recordar
sobre las emociones negativas es que
se desarrollan y crecen a partir de ellas mismas, dando lugar a nuevas
emociones negativas, incluso cuando la causa que las originó ya haya
desaparecido.
Pero el mayor problema que
nos causan las emociones negativas es la ingente cantidad de energía que nos
roban, haciendo que la derrochemos, en apariencia, inútilmente Digo en apariencia porque estas energías
degradadas son el alimento de la terminación del Rayo de Creación, simbolizado por la Luna.
En lo que respecta a nosotros, ese derroche de energía es la
causa de que caigamos enfermos frecuentemente y de nuestros débiles estados
físicos y anímicos. Repito son muy peligrosas y, sin embargo, todo el mundo
parece que no puede prescindir de ellas. En realidad, también son aditivas.
Limpiar nuestro Centro Emocional no es algo que podamos llevar a cabo con nuestros propios recursos. Necesitamos de una nueva energía proporcionada por nuevas ideas, una nueva manera de pensar y una nueva manera de vernos a nosotros mismos.
Señala el Dr. Maurice
Nicoll que Gurdjieff afirmaba que entre las muchas ilusiones que nos mantienen
en nuestro cotidiano estado de conciencia dormida, la que damos siempre por
supuesto es la ilusión de tener una sola mente. Incluso llegamos a llamar
conscientes a las funciones de esa mente. Y que por ello, entendemos mal y nos
entendemos mal los unos con los otros. Hacia referencia a que lo que en Trabajo se denomina “máquina humana” se encuentra controlada
por varias “mentes” que son independientes
unas de otras, así como también lo son sus funciones y sus ámbitos de ejecución.
Una de las funciones de
estas mentes es la de conocer. Conocer con lo que comúnmente llamamos
la mente y conocer con lo que comúnmente llamamos emociones. Ambos conocimientos
son diferentes, aunque creamos que solo podemos conocer con la mente. Creer que
solo tenemos una sola mente es una ilusión. Gurdjieff, en esa fascinante
narración, llena de satírico humor y sabiduría, que es “Relatos de Belcebú a su Nieto”, llama a los hombres seres “tri-cerebrales”, por los tres cerebros
que poseen. En realidad, y aunque en los esquemas solo se representan tres
grandes Centros, es que tenemos
siete Grandes Centros.
Examinemos ahora el
diagrama de diferentes Centros y,
por consiguiente, de sus diferentes mentes.
En este Trabajo, al hombre se le simboliza como una casa de tres pisos, y en
cada piso hay diferentes Centros.
Cada Centro, al ser una mente diferente,
percibe un mismo problema, un mismo evento, de una manera completamente diferente.
Cada Centro es una mente que ve la misma cosa de un modo
diferente. También señala el Trabajo que ese hombre dormido que solo sirve a la Naturaleza, ese hombre
mecánico, puede ser de tres tipos: El 1º
se encuentra centrado en el Centro
Instintivo-Motor, y es llamado el Hombre
Nº 1; el segundo se encuentra
centrado en el Centro Emocional y se
le llama Hombre Nº 2: y el tercero se encuentra centrado en el Centro Mental y es llamado Hombre Nº 3. De estos tres tipos de
hombres se puede decir que son todos parciales, que todo lo ven subjetivamente,
por lo que siempre estarán discutiendo los unos con los otros. Toda una
tragedia. Auque los que tienen “buenas
intenciones” lo intentan, nunca llegaran a un acuerdo, nunca se entenderán
entre ellos, aunque hablen un mismo lenguaje, el de su mente una. En realidad hablan tres lenguajes diferentes. Recuerden,
el Cochero no habla el mismo
lenguaje que el Caballo, y viceversa.
La única salida a este
problema es convertirse en un Hombre Nº 4,
el hombre que ha conseguido equilibrar sus Centros
para que estos funcionen lo más correctamente posible, para que cooperen y no
interfieran entre ellos. Por ello este Trabajo
se inicia con la observación de tres Centros, aunque el primer paso es la observación de nuestros pensamientos y de nuestras emociones para poder distinguir y
separar unos de otros.
Cuando observamos que
cada Centro hace de nosotros una
persona distinta, nos damos cuenta que no somos la sola y única persona que
creíamos ser. Sentir es una cosa, pensar es otra. Sentir emocionalmente todo, cuando lo que se necesita es pensar, es un proceder equivocado. Pensar solamente cuando lo que se
debería hacer es sentir, también es
un actitud equivocada. Pensar y sentir simplemente, sin la correspondiente
acción del Centro Motor, también es una actitud equivocada. Actuar sin pensar y sin el sentimiento
que nos proporciona nuestra realidad emocional es, igualmente, una actitud
equivocada.
Si lo que buscamos es vivir de una forma más
conciente, el único camino es el Camino
del Conocimiento, es lo que le decía Don Juan a Carlos castaneda. Conocer como pensamos y sentimos y,
para ello, hemos de observar que ocurre en nuestro interior. Necesitamos ser
más concientes de nosotros mismos a fin de discernir la dirección que toman
cada una de nuestras mentes. Este es comienzo del “despertar“.
En otras charlas ya se
dijo que para despertar del sueño, tenemos primero que darnos cuenta que
estamos dormidos y que no nos recordamos a nosotros mismos; luego debemos
aceptar que el estado de nuestro Caballo
o Centro Emocional es pésimo, pues
solo conoce emociones negativas. La
purificación de este Centro Emocional
comienza con la separación de estos estados negativos de todas aquellas cosas
que llevan asociadas.
Hace un momento se ha
hecho referencia a que tenemos 7 mentes.
(7 enanitos que rodean a Blancanieves, nuestra Alma). Una Mente Intelectual, que actúa a través del Centro Mental, una Mente
Emocional, que actúa a través del Centro
Emocional, una Mente Sexual, que
actúa a través del Centro Sexual,
una Mente Motora, que actúa a través
del Centro Motor, una Mente Instintiva, que actúa a través
del Centro Instintivo. En los
esquemas el Centro Motor y el Centro Instintivo aparecen siempre
unidos. Y aún poseemos dos mentes más, de las cuales nuestra personalidad
dormida no tiene repajolera idea de su existencia. Solo en algunas circunstancias
especiales, cuando la personalidad de vuelva “pasiva”, algo perteneciente a estas mentes se manifiesta. Son: la Mente Emocional Superior, que actúa a través del Centro Emocional Superior y la Mente
Mental Superior,
que lo hace a través del Centro Mental
Superior.
Estos dos últimos centros
se comunican a través de un lenguaje diferentes que no es comprendido por los
centros inferiores. Esta es la razón por la que encontramos en las llamada Escrituras
Sagradas, el los Mitos, Cuentos de Hadas y otras fuentes, temas que nos
resultan extraños cuando los tomamos literalmente ya que solo se hacen comprensibles
si se les traduce psicológicamente. Por ejemplo, en el Génesis, el relato de la Creación del Hombre, está dicho en ese lenguaje
que habla el Centro Emocional Superior.
¿De verdad no se sienten
controlados por lo que sus pensamientos,
emociones y acciones hacen de nosotros?
Cada Mente ve las cosas de una forma diferente. Los tres Centros
situados en el piso interior de esa casa de tres pisos que simbólicamente
somos, no tienen por qué estar siempre a la gresca entre ellos. Deben aprender
a cooperar, ya que forman una Triada,
es decir: una Fuerza Activa, una Fuerza Pasiva y una Fuerza Neutralizante. Este Trabajo se
refiere solamente a lo que sucede en nuestros Centros inferiores a fin de que
lleven a cabo su trabajo correctamente. Cada Centro posee su propia esfera de
actividad, por ello el trabajo que realiza el Centro Motor difiere mucho del que realiza el Centro Mental. Podríamos observar que cuando estamos en un centro
no estamos otro. Esto quiere decir que cuando un Centro toma una decisión, esa
decisión no tiene ningún poder sobre otro Centro. A veces nos puede parecer que
estamos en dos Centros a la vez, esto no es así, lo que ocurre es que al estar
la mayor parte de nuestro tiempo en ese estado obnubilado, en ese estado de
confusión e incertidumbre, de falta de enfoque, llenos de ese fluir que provoca
nuestra charla interior y nuestras fantasía mecánicas, no estamos en ningún
Centro, sino entre ellos.
Cuando nuestra atención está focalizada en un centro,
no se encuentra en otro. Es como los cuerpos de la Física clásica, que no
pueden ocupar el mismo espacio a la vez. Y es que sus mentes son diferentes,
por ello su hacer también es diferente. Solo un hombre que haya logrado
establecer alguna armonía entre sus Centros podrá conocer la diferencia que hay
entre ellos, por lo que también establece un equilibrio en su relación con
ellos, comunicándose con ellos sin mezclarlos. Pero, tal como somos, carecemos
de ese estado interior de Ser.
Cada mente es poseedora
de su propia verdad. En este Trabajo no existe una Verdad Absoluta. La verdad también es
relativa, pues es la verdad de cada Centro y de cada Mente. Por ello un hombre
armonizado, un hombre que conoce el lenguaje en que se expresa cada mente, sabe
qué Centro debe usar de forma adecuada a cada momento, a cada circunstancia,
para hacer frente a cada evento.
Cuenta Gurdjieff que ese
hombre mecanizado, dormido que cree que tiene una sola mente. Es como una
Compañía que tiene tres directores ejecutivos. Cada uno está en su despacho,
del que no sale nunca, y no se conocen entre ellos. Cada uno, se comunica con la Compañía a través de una
secretaria ignorante que permanece en su oficina con unos cuantos libros de
consulta. Los directores ejecutivos ni siquiera saben de que se ocupa la Compañía. Se limitan
a enviar mensaje, en la lengua particular de cada uno, a su antojo, sobre la
información (la impresiones que reciben) a cualquier departamento de la Compañía, mensajes de los
que nadie saca nada en claro, porque lo que debería haber ido a un Centro-Jefe, va a otro. Este
despropósito es uno de los muchos ejemplos con los que se compara el estado del
hombre dormido, preso de su mecanicidad.
Un aspecto importantes de
los diferentes Centros es que cada uno de ello tiene su “apetito”., y necesitan un alimento
específico para satisfacer ese apetito. El Centro
Mental siente hambre de conocimiento, El Centro Emocional tiene hambre de aprecio, de consideración
personal, de adulación…, El Centro Motor
tiene hambre de acción, de hacer ejercicios, los apetitos de los Centro Sexual e Instintivo, no son tan fáciles de percibir, y desde luego el
apetito del Centro Sexual no es el
que todos desean imaginar.
Un Hombre Equilibrado se caracteriza porque en él, ningún Centro predomina sobre otro, sino que
él se encuentra “entre” los “apetitos” de los diferentes Centros y,
cuando ha de satisfacer a uno, lo hace excluyendo a los demás.
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