El Rayo de Creación y Pitágoras
Cuando
en una clase anterior hablamos del Rayo
de Creación, pensaba de que manera podría conectarlo con los pensamientos
de ustedes. A los que creen en una religión, nada le cuesta admitir que el
Universo es algo creado, aunque hay otros muchos que no creen que sea así. Aquí
no se trata de creer o no creer, se trata de conocer lo que nos transmite un viejo
símbolo. Los que son cristianos seguro que han escuchado hablar de la Trinidad y, tal vez, hayan dedicado algún
tiempo a pensar, no lo que nos dice la Iglesia, sino lo que verdaderamente significa ese
símbolo. Sea cual sea el caso la idea de un mundo creado se encuentra en todas
las tradiciones míticas que existen en este planeta.
Creyentes
o no creyente, la mayoría son incapaces de ver entre ambas nociones -Dios
creador y Trinidad- ninguna relación que no sea la que señala el dogma de la Iglesia. Incluso,
si de alguna manera han conseguido llegar a la idea de que la Creación
se encuentra íntimamente ligada a la idea de Trinidad, no alcanzan a ver la inevitable consecuencia de Tres Voluntades obran en la Creación. Simplemente piensan que algo llamado
Dios, Alá, Brahma, etc., creó y situó todo a su alrededor como un niño hace con
un montón de juguetes, sin que ninguna ley obrare en dicha creación.
(...)
(...)
Es
cierto que en el mito de la
Creación del Génesis
se nos dice que el Universo fue creado en días sucesivos, pero esto no nos
lleva a pensar que ello puede estar refiriéndose a una escala y que la Creación no se encuentra toda a un mismo nivel,
sino que desciende en orden de grados cada vez más hacia abajo. En
consecuencia, el creyente se inclinan a creer que es la Voluntad de Dios la que está en contacto directo
y permanente con todo lo creado y, también, a cargo de todo lo creado. Prescinden
pensar en el significado de la
Trinidad como una Ley en el sentido que se piensa en la Enseñanza Esotérica,
es decir: Tres Fuerzas primordiales
o Tres Voluntades llevan a cabo la
creación. Simplemente creen que una única Voluntad, la Voluntad de Dios es la
que mantiene la existencia de la su creación.
Mientras
algunas religiones, como la islámica, sólo enseñan la Unidad de Dios, otras, como
la cristiana, nos hablan de un Dios Uno
constituido como una Trinidad. Aunque
no lo crean, esto tiene profundas consecuencias psicológicas. Cuando la gente sólo
cree en un Dios Uno, suele pensar que
su Voluntad Una se cumple por todas partes, con lo cual la estructura
psicológica de esa persona tiende al fanatismo y a la necesidad de querer
convertir a todos a esa creencia. Con el judaísmo y el cristianismo no es diferente,
pero el cristianismo contiene la idea de la Trinidad,
que la debió heredar del Egipto Antiguo, una idea que señala que entre Dios y
el mundo se encuentra algo llamado Trinidad,
lo mismo que entre Ra y el Mundo se encuentra Osiris, Isis y Horus.
Esta
conexión entre Dios o el Absoluto y, no ya con su Creación, sino con el proceso de esa Creación
tan como se deduce del Rayo de Creación,
sólo puede ser entendida a través de considerar la Trinidad
o Tríada Primordial como Tres Fuerzas y tres Leyes que operan a
lo largo de todo el proceso y su división en tríadas subsiguientes. Como lo explica un antiguo adagio: "Dios es difícil de comprender porque primero
Él es Uno, luego Tres, y luego Siete."
En el esquema anterior, que pertenece a la Teosofía, vemos el símbolo en su forma más esquemática y simple. En él aparecen la Trinidad o las Tres Fuerzas: El Padre, (un punto en el interior de un círculo), una fuerza de polaridad positiva (masculina), actuando a través de los siente planos del Universo y como su influencia solo desciende hasta el 4º plano en la forma de “mónadas” (Leibniz) humanas; el Hijo (una línea horizontal en el interior de un círculo), una fuerza de polaridad neutra, que no es ni una ni la otra, sino algo diferente, que desciende por todos los planos vivificándolos y asciende de nuevo por ellos hasta conectar con su “mónada”, “chispa divina”, o “Yo Superior”, como quieran llamarlo, A esto se refería Jesús al decir: “No se llega al Padre si no a través de mí”. La Tercera Fuerza, (una cruz en el interior de un círculo), y que en realidad actuó la primera en el proceso de Creación, es el Espíritu Santo, una Fuerza de polaridad negativa (femenina) que sostiene en ella, de manera potencial, todas las leyes que le servirán para “crear” los siete planos de la materialidad y donde las otras dos fuerzas ejercerán su influencia.
Pero
volvamos al Rayo de Creación. La 1ª tríada, compuesta de Tres Fuerzas proviene del Absoluto y ella crea el Primer Orden de Mundos, el cual se
encuentra bajo tres leyes, es decir,
las tres voluntades de la Tríada Primordial.
Este es el primer acto de creación representado gráficamente según el símbolo del Rayo de Creación. En el Árbol de la Vida de la Cábala estaría representado por la sephirah Binah. En realidad, todo es la manifestación de un inconcebible proceso viviente, considerado eterno a nuestra escala humana.
El
término Mundo 3 significa un primer nivel de creación. Se encuentra
sometido a tres leyes o voluntades. Este mundo crea a su vez
otro orden de mundos por debajo de él que tiene 6 fuerzas o Leyes, es llamado
Mundo 6, porque está bajo 3 voluntades o leyes que actúan sobre él desde el Mundo 3 y otras 3 Leyes que le son propias. Este proceso
de creación prosigue siguiendo la misma pauta hacia abajo. Por lo tanto, el
próximo orden de mundos es el Mundo 12,
que tiene 3 fuerzas propias y 6 Leyes derivadas del Mundo
6 y 3 Leyes que derivan directamente
del Mundo 3. De una manera similar,
otros tres mundos hacia abajo son creados, dando en total seis órdenes de
mundos o seis niveles descendientes de creación por debajo del Absoluto, que sería el 1º, todos ellos interrelacionados por
dichas leyes.
La Enseñanza del sistema de Gurdjieff dice que el proceso de creación se detiene en el Mundo 96. La razón de ello será explicada cuando hablemos de la Ley de Orden de Creación.
Ya
se ha señalado que el Mundo 96, al final
del Rayo de Creación, se encuentra
bajo 96 órdenes de leyes. Este mundo (o este orden de mundos, pues en él
habría que incluir todos los satélites que giran alrededor de planetas en el
Universo) es el que se encuentra más alejado del Absoluto, el que tiene
una mayor densidad y el que está sometido a una
mayor cantidad de leyes. Cuanto más se aleja el proceso de creación del Absoluto, tanto mayor es el número de leyes
que le afectan y tanto mayor es la densidad de su materialidad.
Lo
que es importante que comprendamos es
que la Creación, a lo largo de todos sus planos, niveles
o dimensiones, como queramos llamarlos, implica necesariamente leyes. Podemos deducirlo del hecho de
que las Tres Fuerzas son necesarias
para cualquier manifestación. No puede
haber creación sin leyes. y esto significa que cada cosa creada está
inevitablemente bajo leyes, es decir,
nada es creado libremente.
Consideremos
ahora la verticalidad del Rayo de
Creación; consideremos que
pudiéramos ascender por el como si fuera una escala, una Escala de Jacob. Podríamos ver que al ascender por ella, nos situaríamos cada vez bajo menos leyes, es
decir, ganaríamos cada vez más libertad.
Mientras que si descendiéramos, nos pondríamos cada vez bajo más leyes y más
restricciones y, de este modo, seriamos cada vez menos libres. Si una criatura,
un Ser, es creado en el nivel del Mundo 12, se encuentra bajo 12 órdenes
de leyes. Si desciende hasta el nivel del Mundo 48, la Tierra, estaría bajo 48 leyes.
Lo que necesitamos ver aquí es que el hombre tal como es en su realidad actual,
se encuentra en una cierta posición y nivel tal y como lo marca la escala del Rayo de Creación. Pero lo que dice la
enseñanza es que el hombre ha sido creado con una potencialidad tal que, si
quiere, puede cambiar su nivel, hacia arriba (también puede hacerlo hacia abajo
y entonces no tendría solución) y pasar así a estar bajo menos leyes, se iluminaría.
Hemos
llegado a un punto que es necesario aclarar algo en lo que todo el mundo se
traba. ¿Qué sucede con los demás astros del Universo?
Verán,
quienes diseñaron este símbolo, sea quienes fueren, lo hicieron para que lo viéramos
desde el punto de vista de un hombre situado aquí en la Tierra. Desde este nuestro
punto de vista, allá en los límites del Origen del Universo se encuentra el
Origen, el Big-Ban; luego, están las galaxias consideradas como un todo, de las
cuales, la nuestra, la Vía Láctea,
es la que nos corresponde en el desarrollo del símbolo; a continuación están
todos los soles de la galaxia, de los cuales el nuestro es el que nos interesa;
más abajo, se encuentra la totalidad de los planetas de la Galaxia, incluidos los de
nuestro Sistema Solar, pero de ellos solo nos interesa el planeta en el
vivimos, la Tierra;
y el Rayo de Creación termina, de
entre todos los satélites, en el satélite de la Tierra, la
Luna. Así que este el símbolo: un rayo, entro los infinitos rayos
posibles, marca una línea para nosotros, una línea de ascensión de la
conciencia y del nivel del Ser: Absoluto
– todas los mundos (galaxias) – todos los soles – El Sol – todos los planetas – la Tierra – y la Luna.
Otro
punto a considerar es si las leyes,
o fuerzas, o voluntades, o influencias,
que bajan por el Rayo, tienen un
mismo origen o diferentes orígenes. Si tomamos el Mundo 48 como ejemplo, veremos que ciertas Leyes llegan
directamente a la Tierra (48) desde el Mundo 3; otras, descienden directamente desde el Mundo 6, y así sucesivamente, tal y
como se aprecia en el esquema anterior. Es decir, un ser nacido en el Mundo 48 está bajo 48 leyes, u órdenes de leyes, pero estas leyes no son todas de la
misma calidad, ni se aplican a la
misma densidad de materialidad en la
Tierra y en los seres que la habitan, incluidos nosotros,
porque provienen de distintos niveles. Por ello, un hombre, si es que sabe cómo
hacerlo, podría situarse bajo distintos tipos de influencias.
El
próximo punto a considerar es que desde nuestro punto de vista, la Creación
(de la que parecemos ser un subproducto del proceso) nos parece como algo
forzado , es decir, empujada a
desarrollarse por la Voluntad del Absoluto. Esta Creación comienza con el trabajo de la Tríada Primordial de Tres Fuerzas que derivan del Absoluto y prosigue, una y otra vez,
nivel tras nivel, con la reduplicación de otras tríadas de 3 Fuerzas y, según el símbolo, parece terminar
en el Mundo 96 en el que intervienen
muchas Triadas de esas Tres
Fuerzas. En cada nivel, la escala de vibración de las Triadas desciende su nivel de vibración o resonancia. Todo esto significa
que existen una enorme cantidad de energías implicadas en la Creación. Mediante
la acción de la Ley del Tres todo el Universo ha sido puesto
en tensión, en resonancia (la
Música de las esferas de Pitágoras).
Pasemos
ahora a examinar el Universo visible desde el punto de vista del inicio del Rayo de Creación. Sabemos que el
Universo visible está compuesto de gran número de inmensos sistemas estelares
(galaxias), una de las cuales es la Vía Láctea.
- Imaginemos que el primer acto de Creación puede ser comparable a una tenue y vaporosa formación de todos los sistemas de galaxias posibles que se van condensando lentamente. A esto le llamamos Mundo 3: Todos los sistemas posibles de mundos.
- Puesto que deseamos encontrar la posición de nuestra Tierra en el desarrollo de la Creación, nos ocuparemos ahora de nuestro sistema de mundos. Usando nuestra imaginación, consideremos que se ha separado de la masa primordial, y la particularizamos como Vía Láctea ó Mundo 6.
- De entre todos los sistemas solares de la Galaxia, tomaremos ahora nuestro Sistema Solar o Sol: Mundo 12.
- El conjunto de la masa Planetaria formada desde el Sol será entonces el Mundo 24.
- Y de todos los planetas del Sistema Solar, cogeremos solo a nuestro planeta, la Tierra o Mundo 48, desde el cual deriva nuestra Luna o Mundo 96.
- Este sería, para nosotros, visto desde la Tierra, nuestro Rayo de Creación y la Luna pondría el punto y final a esta rama del Árbol de la Vida total del Universo en el cual aparece nuestra Tierra.
Como
tal vez hayan observado, hasta ahora no
aparece el Hombre en nuestro Rayo
de Creación particular.
Por
las Voluntades y leyes que le configuran este Rayo
de Creación evoluciona en su totalidad. Cada parte del Rayo busca seguir desarrollándose. Por ello, la Luna
(o lo que esta simbolice) no es un planeta muerto, sino el punto más joven de
nuestro Rayo de Creación.
Intentemos
ilustrar esto que acabamos de ver. Podemos elegir cualquier organismo u organización,
ya que esta reflejará, hasta cierto punto, el esquema simbólico que es el Rayo de Creación. He de advertir que
esto, para la mentalidad de hoy en día, constituye un problema: nuestras más
jóvenes generaciones rechazan cualquier tipo de jerarquía. Aunque el problema
no se encuentra en la jerarquía en sí.
La Naturaleza
no es otra cosa que organización jerárquicas. El propio Rayo de Creación es una jerarquía. El problema se encuentra en la corrupción que han sufrido las jerarquía sociales al convertirse en
jerarquías de dominio, manipulación y control.
Intentemos
limpiar nuestra mente de prejuicios y consideremos una jerarquía que tiene un
origen de miles de años: el ejército.
Veámoslo en su organización mas moderna. Todo ejército está mandado por un
General (obviemos el hecho de que el General,
como el ejército mismo, está al servicio de alguien: el Rey, el Dictador, la Nación…) Pero, simplificando,
diremos que después del General se
encuentra el Coronel, el Capitán, el Teniente, el Sargento, el
Cabo y, por último, el Soldado. Si
ahora nos preguntamos bajo que número de Normas
Militares se encuentra el Soldado, tendremos que reconocer que se encuentra
bajo las normas del Cabo, que incluye las normas del Sargento, que a su vez incluyen las del Teniente, que incluyen las del capitán…,
y así sucesivamente hasta llegar a las normas
del General, el cual, supuestamente
sigue las Leyes de la Nación.
En
esta jerarquía o cadena de mando, se
evidencia que las normas del General
pueden llegar directamente al Soldado,
aunque generalmente, lo hacen en forma indirecta; y, del mismo modo, las normas del Coronel pueden llegar directamente al soldado, y así sucesivamente.
De esta cadena de mando podemos
deducir varias cosas:
- La parte está siempre bajo más normas qué el todo.
- Las normas bajo las cuales está la parte proceden de diferentes orígenes. Prosigamos esta breve analogía.
Aunque
el Soldado está bajo las normas del Sargento, por la causa que sea, puede atraer la atención del Capitán (el Soldado sabe escribir a máquina y el Capitán decide llevárselo como asistente); pasará entonces a estar bajo
las normas del Capitán. Más aún. El Soldado
puede atraer la atención del General,
porque además saber escribir a máquina, posee estudios universitarios y sabe
idiomas, entre ellos el del presunto enemigo; así que para el General, que no sabe idiomas, el Soldado puede serle de gran ayuda como
traductor. Podemos decir que nuestro Soldado
se ha liberado de las normas del Sargento y del Capitán e incluso, sin tener que pasar por él, de las normas del Coronel. Cualquiera que haya hecho la mili o haya estado en el ejército sabe
esto.
Veamos
otra analogía: nuestro Cuerpo. La Naturaleza lo ha
construido siguiendo el principio del Rayo
de Creación. Nuestro cuerpo es un organismo, es decir, una organización que,
como todos los organismos, obedece las Leyes
de la Naturaleza. Ahora bien, considerado como un todo, nuestro Cuerpo es una cosa objetiva.
Pero cuando esa cosa llamada cuerpo
humano la estudiamos más a fondo, vemos que se encuentra compuesta de muchos
sistemas: vascular, digestivo, linfático, nervioso, etc.
Y cada sistema se divide a su vez en grupos de partes interrelacionadas unas
con otras a través de una jerarquía que va descendiendo hasta llegar al más pequeño sistema de nuestro Cuerpo:
la célula.
Esto
significa que aplicando la idea del Rayo
de Creación a nuestro cuerpo, podríamos comprender la relación que tiene la
parte con respecto al todo, siendo cada sistema, todo y parte a la vez, ya que son estructuras jánicas (el dios romano Jano
tiene dos caras, con la más vieja mira al pasado, como la más joven mira al
futuro). Por ello, la posición de cualquier sistema en el Rayo de Creación es siempre relativa: siempre, considerando que yo
sea un sistema integrado en el sistema Cuerpo, tendré estructuras por encima de mí y siempre habrá otras por debajo de mí; siempre estaré sometido a
las normas o Leyes de la Naturaleza
que descienden hasta mí de sistemas superiores, y siempre tendré las Leyes de mí
sistema influyendo el los sistemas que están debajo de mí.
Las
Leyes que circulan junto a la energía por el Rayo de Creación, ascendentes
y descendentes, afectan en distinta
grado a todo el Sistema considerado como un todo.
Especifiquemos
un poco más: consideremos los músculos del dedo meñique de la mano. Estos
músculos tienen su propia estructura y obedecen a su propio sistema (las leyes
del sistema muscular); pero también se encuentran bajo las normas de la mano, y
la mano está bajo las normas del brazo, el brazo bajo las normas del sistema nervioso.
Todo lo cual constituye un conjunto de sistemas que se coordinan entre sí, pero
que a su vez se coordinan con otros sistemas, como el sistema circulatorio, el sistema nervioso, el sistema motor, etc. Por ello, decir que “yo no creo en jerarquías y voy por libre”
es una solemne estupidez, a menos que especifiquemos en qué jerarquías no
creemos, es decir, a qué jerarquías no le doy mi confianza.
Cualquiera
de estas analogía nos muestra cómo siempre hay Leyes que se subordinan una a otras y como, bajando desde la más
elevada, el número de leyes existentes se acrecienta, lo que demuestra la
validez de este símbolo que es el Rayo
de Creación para explicar de forma sencilla y comprensible como está
organizada la Creación
o la Naturaleza,
también llamada Universo. También sirve para entender de forma sencilla que
este Universo está ordenado por
medios de Leyes que siguen, desde su
punto de origen, un descenso jerárquico en el que las leyes se van
incrementando a medida que la
Creación desciende por los sucesivos planos o niveles. Y esto
es preciso comprenderlo y aprehenderlo, porque forma parte de la
naturaleza de todas las cosas, ya que es una Ley fundamental de la
Creación.
¡Bien!.
Ya sabemos que la Creación
ha sido emanada o expandida por medio de la Ley del Tres, en un proceso de
complejización de Triadas. Aunque,
solamente con ello, esta Creación carece de Orden. El Orden que
observamos en la Creación-Universo-Naturaleza, obedece a otra Ley. En el
Sistema de Gurdjieff se la llama la
Ley del Siete, porque está basada en el
sistema pitagórico de la siete notas de la escala musical en las cuales también
esta basado el propio Rayo de Creación.
Antes
de continuar quisiera adelantarme a explicar sus dudas que siempre recaen en
las mimas peguntas. ¿Es esto científico? ¿Sirve para algo? ¿Si ya conozco las
leyes de la Física
para que necesito saber esto? Y preguntas así.
Bien.
Todo esto es científico si lo
considero desde la perspectiva de otra ciencia: la Ciencia Esotérica. Aunque
para la ciencia reduccionista basada en “objetos”,
no sería científico. Pero el propio concepto, desde la perspectiva del Rayo de Creación es tan relativo como cualquier otro concepto.
Así que la respuesta es si y no. Todo dependerá desde el punto de
vista que se considere. Si mi mente está abierta a considerar otras ciencias
que manejan otras ideas, visto desde esa ciencia, este estudio será científico.
Si reduzco mi pensamiento a una sola ciencia como referente de verdad absoluta, todo aquello que no
pertenezca al ámbito de esa Ciencia no será científico.
Y si,
sirve para algo. Sirve para adquirir “comprensión”,
comprensión interior, comprensión psicológica, algo muy
diferente a la comprensión intelectiva. Hagan un esfuercito y no se molesten
por el diminutivo, es deformación profesional, soy profe en la vida normal y me tengo que enfrentar todos los días a
jóvenes para, no ya llegar a comprender,
sino simplemente conocer algo, dado que no estás dispuesto a hacerlo por lo que
ello supone un ímprobo esfuerzo. Así que hagan un esfuercito e intente ponerse
en la piel de, por ejemplo, un egipcio de la XVIII Dinastía, al comienzo del
Imperio Nuevo, milenio y medio antes de cristo.
La
situación allí es que muy pocos sabían leer, por lo tanto, para ellos, la
lectura como vehículo de transmisión de ideas carecía de sentido. Desde el
origen de la civilización egipcia, la escritura era la lengua de los dioses, y
se grababa en piedra. Solo más tarde se comenzó a usar el papiro como vehículo
de las ideas escritas, y la propia escritura fue agilizándose pasando del jeroglífico, al demótico y al hierático.
La palabra jeroglífico no es egipcia,
sino griega, viene de “hieros”, sagrado, y “gluphein”, grabar.
Podríamos traducirlo como “símbolos o
signos sagrados grabados en piedra”.
¿Como
llamaban lo egipcios a su propia lengua?
Para
referirse a ella usaban estos dos signos.
El
primero es un bastón y significa eso “bastón”
y se
usa para escribir el nombre “bastón”;
pero también significa “palabra” y se
usa para escribir el término “palabra”.
Se lee “medu”, la palabra.
El
segundo es una
tela que ondea en la punta superior de un mástil y sirve para escribir la
palabra “Dios” pues ese es su
significado, y se lee “Neter”. Por
ello en los pilonos de los templos egipcios ondean al viento esos mástiles con
su bandera, señalando que ahí se encuentran el dios y su palabra. Neter también significa “natrón”, la sal que se usaba para la
momificación, es decir, para la “divinización”.
El femenino de “Neter” es “Neteret” y significa “ojo divino”.
Así
pues, para el antiguo egipcio un bastón
es un jeroglífico, un símbolo, que tiene varios niveles de significación. Por
un lado, “bastón de dios”, por otro “palabra”, la palabra de dios, y ambas cosas servían a la vez de sostén en las que
el egipcio podía apoyarse para sobrellevar los avatares y vicisitudes de su vida.
Hay
un problema: todo jeroglífico es una
“palabra de dios” que hay que saber
entender. El pueblo egipcio si tenía una
superficial comprensión del jeroglífico, pero solo los que sabían leerlos y
escribirlos (Faraón, sacerdotes, escribas, nobleza, comerciantes…), poseían
diferentes profundidades de comprensión del significado de las palabras de los
dioses.
En
las inscripciones, ambos símbolos aparecen de esta forma:
Aquí
el jeroglífico “Neter”, “dios” va delante del jeroglífico “Nedu”, “bastón”, porque el escriba expresa así su respeto a Tot, el dios que entregó la escritura a
los hombres. Los tres trazos verticales a la derecha son un indicativo del
plural y señalan que tiene en cuenta a todos los bastones y a todas las
palabras (todos los jeroglíficos). Ese conjunto habría de leerse como “Dios, los bastones (o las palabras)”.
Ordenado el significado según nuestro idioma sería “Las palabras de Dios” = los jeroglíficos.
Antes
de comenzar su trabajo, el escriba pronunciaba esta oración:
“¡Oh, Tot, presérvame de las palabras vanas! Ponte detrás
de mi por la mañana. Ven, tu que eres la palabra divina. Eres una dulce fuente
para el viajero sediento del desierto. [Fuente] cegada para el hablador, que
mana para el que sabe callar.” (Papiro Sallier 1, 8, 2-6).
Aunque
solamente fuera por el profundo significado que tiene esta oración a nivel
psicológico, merecería prestarle más atención.
Con
todo este paréntesis sobre los jeroglíficos solo quiero mostrarles y llevarles
a que entiendan algo. La ignorancia
que nosotros, que nos consideramos civilizados,
tenemos respecto al conocimiento y sabiduría de estos pueblos de la antigüedad
y sus gentes, a las que, despectivamente llamamos antiguos, atrasados e
ignorantes porque su saber no es
científico, debería hacer que nos inclináramos ante ellos; porque, la inmensa
mayoría de los antiguos egipcios, tal vez no tuvieran ciencia, pero tenían comprensión.
Los que no sabían leer las palabras de los dioses, si sabían, aunque fuera a un
nivel muy rudimentario, comprender
sus significados. Los egiptólogos
actuales si saben leerlos, pero han perdido su significado psicológico, interno.
Cuando
el los templos, después de duras pruebas, se admitía a un candidato a ser iniciado en un conocimiento más
profundo de la palabra del dios, muchos de los cuales puede que no supieran leer
en un principio, pero tampoco importaba porque la enseñanza era transmitida en
un lenguaje simbólico, para el que necesitaban,
sobre todo, no solo entendimiento mental, sino entendimiento psicológico, comprensión
psicológica. Para conseguir esta comprensión psicológica bastaba con
sencillos esquemas, como el esquema del Rayo
de Creación, que les hiciera comprensible la estructura de la realidad del
Universo en una forma general, pero que si fuera comprendida por su cabeza y su corazón.
Una
vez que yo llegué a comprender esto
que les estoy explicando, para mí, fue como una iluminación. Desde ese instante todos las consideraciones y
prejuicios que tenía sobre la
Ciencia de la
Historia y que me habían sido enseñadas en la Facultad, se vinieron
abajo. A partir de ese momento, comencé a replantearme muchas cosas respecto a
mi propia especialidad. Y, aunque no se lo crean, y nada me importa la opinión
que mis congéneres académicos puedan tener de mí, no me corto un ápice en decir
que los bárbaros, incluso en el
sentido peyorativo con que lo decían los romanos, somos nosotros, pues
carecemos de comprensión . Esto
significa también carecer de la conciencia
necesaria para comprender esta otra ciencia esotérica que se propone hacernos
crecer internamente.
Créanme
si les digo que comprendo que les
cueste, primero aceptar y luego pensar sobre las ideas cosmológicas de este Trabajo.
Yo he pasado por ahí.
En nuestro
mundo civilizado, una persona vive en su propio y pequeño cosmos que es su mundo personal, su “Ethos”. Y este su muy pequeño mundo está gobernado, como si de un Absoluto se tratara, sobre todo, por nuestro
propio interés, reforzado por la
intensidad, sea la fuere, de nuestra voluntad.
La gente ni siquiera vive en este mundo de todos que es este pequeño planeta
llamado Tierra. La mayoría no sabe
siquiera que existe un mundo así. Ello se debe a la falta de desarrollo de la propia conciencia,
así como también a las dificultades (sus 48 leyes) a que se encuentra sometida la Tierra.
(Les recuerdo que vuelvo a hablar en forma simbólica, aunque parte del
significado del símbolo también sea literal).
Así
que la conciencia de la mayoría de
las gentes solo abarca su pequeñísimo
mundo lleno de sus propios intereses. Apenas si tenemos conciencia los unos de los otros. Sólo captamos lo que nos interesa
del otro y si podemos tener algún beneficio de él. Cuando el interés de una
persona está centrado en si misma y en lo que pertenece a su pequeño mundo,
¿como va dedicar tiempo, esfuerzo y trabajo a comprender lo que la Enseñanza Esotérica
pretenda enseñarle? Seguirán la ley del mínimo esfuerzo de no tener opinión
propia, pero si seguir la opinión (aparentemente ello no cuesta nada) del sapiens de turno que, encerrado también
en su propio pequeño cosmos, dictaminará desde su pequeño saber que todo eso
son mitos, ideas de gentes atrasadas, de gentes
no inteligentes. Así, todo lo que la Enseñanza
tiene que decir sobre el Cosmos,
sobre su evolución, significado y el lugar que ocupamos en ese Cosmos, carecerá de significado y sentido para ella. Porque llegar a ese significado requiere una forma de
pensamiento que se encuentra más allá de ellas mismas, en otro nivel de
conciencia.
Cuando
una persona (no importa su nivel social) se encuentra muy apegada a su vida, gastando
en esa vida todas sus fuerzas, ya no le quedan fuerzas para pensar en algo que
esté más allá de sus intereses vitales inmediatos. En este caso, sólo los
sitios más externos de sus centros (Dedicaremos
otra clase a estudiar los Centros, necesitamos ir por partes y poco a poco. Aunque
la Enseñanza
constituye un Todo es si misma, ha de fragmentarse para hacerla asequible,
aunque una vez comprendida y aplicada a nosotros mismos volverá a funcionar
como un Todo de comprensión), trabajan y absorben sus energías. Este es el caso
del hombre aferrado a sus sentidos y del que nos habla el Evangelio, el hombre
que sólo vive en aquellas partes de sí vueltas hacia los sentidos exteriores,
hacia la vida y hacia su satisfacción.
Cuando
en una personas existe un Centro Magnético,
que atraiga algún conocimiento que de
respuestas al deseo de saber que
duerme en su interior, que colme su deseo de comprender más allá de lo que le
muestran sus sentidos externos, y
como dice la Tradición, atraída por
ese Centro, el conocimiento aparece
para dar comienzo al desarrollo de sus sentidos
interiores que se encuentran en estado larvario. La herramienta para ello
es la Observación
de sí que, en si misma, es uno de nuestros sentidos interiores.
La
parte real o esencial dé un hombre (a cuyo desarrollo
esta dirigido este Trabajo) se
encuentra detrás del lado externo
controlado por los sentidos. Sólo es posible llegar a ella usando los sentidos internos. Cuando una parte del Trabajo y la Enseñanza,
no importa que pequeña sea al principio, llega hasta nosotros, y de ella hemos
entendido algo, el primer paso es valorarlo.
Cuando no se valora algo, ese algo no
podrá hacer nada por nosotros. Si descubrimos por nosotros mismos, si lo
conocemos en nuestro sentir, que dentro de nosotros existe algo que la
Enseñanza llama Esencia
y que como el hueso de un melocotón esta cubierto por esa pulpa llamada Personalidad, comenzaremos a darle un
valor a ese sentimiento y haremos lo posible por ponernos en contacto con esa Esencia.
Por
muy inteligentes que puedan parecernos los pensamiento y las ideas emanadas de
nuestra personalidad, aprenderemos a escuchar los pensar-sentir (sentimientos) que proceden de nuestra Esencia, que tienen una calidad energética, una vibración supriores a los de nuestra personalidad. Cuando esas ideas
aparentemente sencillas que emanan del Rayo
de Creación llegan hasta nuestra Esencia,
esta las comprende y sabe-siente lo que éste símbolo
significa para ella, y cual es la respuesta
psicológica que ha de guiar su vida, aunque ello suponga tener que luchar
contra su personalidad. Es a esta
lucha a la que se llamó “guerra santa”,
“Yihad”. ¡Cuanta sangre derramada y
cuanto sufrimiento inútil desperdiciado, por nuestra literalidad, por nuestra falta de comprensión. Por lo tanto, cuando se piensa en un Universo creado
y ordenado, son estas ideas sencillas las que empiezan a
ponerse en contacto, a través de su significado, con nuestro Esencia.
Hagamos
una prueba. Tomemos un pensamiento sencillo. Lo formularé con un interrogante: ¿Han
pensado alguna vez, de forma vívida, que nuestra estancia en la Tierra es por muy poco
tiempo?
O,
por ejemplo: ¿han pensado, sintiéndolo así, que la Tierra es una parte del
Sistema Solar cuyo centro es el Sol, que es nuestro Padre, lo mismo que ella es nuestra Madre, tal como lo expresa en pensamiento
mítico, es decir, simbólico?
No
son preguntas retóricas o intelectuales, sino preguntas vivénciales, sintiendo
que es Sol es el Gran Hogar en el que vivimos y que la Tierra es un Hogar más pequeño
y más frágil en el que también vivimos.
Mientras
este pensar-sentir no forme parte de
nuestra conciencia, no solucionaremos
nuestros problemas ecológicos y contaminantes que afectan a esa
habitación más pequeña de nuestro Hogar
que es la Tierra. Son
estos pensamientos sencillos, vívidos y aparentemente extraños, los que
empiezan a ponernos en comunicación con el Rayo
de Creación.
Dice
la Enseñanza
que las ideas cosmológicas del Trabajo
deben caer primero en las partes más externas del Centro Intelectual llamadas en este sistema Centro Formatorio para que ahí puedan ser grabadas y registradas
(en nuestra memoria neuronal). Es decir, tenemos que aprender los diagramas prestándoles toda nuestra atención,
ya que los diagramas sólo pueden ser comprendidos cuando llegan a los niveles superiores del Centro Intelectual. Esta comprensión
pasará luego al Centro Emocional.
Cuando
un estudiante esotérico entiende algo
que su centro formatorio ha
registrado y se pregunta ¿qué es?, porque desea percibirlo internamente, entonces el diagrama
comienza a trabajar en él desde su psicología llevándole a pensar por sí mismo
acerca de ello. Este es el principal objetivo del Trabajo: conectar a un
hombre con las partes superiores de sus Centros
ordinarios y, finalmente, con los Centros
Superiores mismos. A este proceso gradual se le llama despertar. Mientras neguemos todo significado al Universo, las
partes superiores de nuestros Centros permanecerán bloqueadas a causa de
nuestra actitud y el Universo seguirá siendo lo que pensamos que es -es decir, la
exacta actitud que tenemos hacia él- y, también, por ello mismo, el hombre seguirá
siendo lo que pensamos de él.
Dice
la Tradición que la finalidad de esta Enseñanza es ayudarnos a pensar de una nueva manera, una manera más conciente,
más comprensiva, más integrada y unificada para que pueda incluir en nuestro pensar, no ya a nosotros mismos y a nuestro prójimo, sino a la
totalidad del Cosmos. Claro que, a menos que cambie nuestra manera de pensar,
nada cambiará. Somos lo que pensamos. Si queremos que algo sea diferente hemos
de cambiar nuestra manera de pensar, ello incrementará nuestra conciencia. Y no se puede pensar de otra
manera sin tener ideas en las que
pensar.
Bien.
Pasemos entonces a esbozar someramente la Ley del Siete o la Ley del Orden en la Creación.
Recapitulemos:
El proceso de creación ha sido posible por la intervención de Tres Fuerzas o Leyes o Voluntades que
abarca desde el Absoluto hasta el Mundo 96. Hemos visto que a medida que
la creación se desarrolla por la multiplicación de las Tres Fuerzas, en cada
plano o nivel de creación, la densidad
y materialidad de las Leyes o Fuerzas se incrementa. Por ello, cuanto más alejados nos
encontremos del Origen mayores
dificultades encontraremos.
Consideraremos
ahora la Ley que complementa la Ley de Creación: la Ley del Siete. Una Ley que añade nuevas limitaciones a las que ya nos proporcionó la Ley del Tres. En lo que nos afecta, ya se
dijo que la Tierra ocupa un lugar
muy bajo en el Rayo de Creación y que está bajo 48 órdenes de leyes. Hablando
en plata, nuestra posición el Universo es muy mala. Pero si lo consideramos
desde el punto de vista de la Ley del Siete, muestra posición y la de la Tierra
es pésima.
Intentemos
comprender lo que esto significa. Lo
que significa la Ley del Siete y su aplicación al orden que ella impone en la Creación. Es en la
palabra orden donde encontraremos el
significado profundo de esta Ley. Tal vez nos cueste menos esfuerzo
comprender que en el Universo también hay un orden que organiza el Caos, lo mismo que las notas musicales se organizan en la escala musical siguiendo un orden que va
de Do a Sol. Esta Ley nos dice
también que en ciertos puntos de este orden aparecen dificultades y que la Tierra está situada en uno
de los puntos donde, inevitablemente, surgen dificultades en el ordenamiento de
las etapas de la creación.
Las Tres Fuerzas primordiales provienen del
Absoluto que es su Fuente; ellas a su vez crean nuevas
fuerzas. Podríamos pensar que toda esta fuerza o energía prosigue su descenso
sin ningún obstáculo. Pero no es así. Son frenadas en dos puntos debido a la Ley del Siete.
Una
imagen visual nos ayudará a entenderlo. Imaginemos un tubo hecho de una
sustancia elástica que tiene dos estrechamientos o constricciones, y supongamos
que se vierte agua desde la parte superior. Podemos representar el tubo en la
siguiente forma:
Veremos
que el paso del agua que simboliza la fuerza, es detenido en dos lugares en su
descenso por el tubo aquí señaladas como 1ª
y 2ª limitación.
Adaptemos
ahora esta imagen al Rayo de Creación
tal como ya fue explicado, aunque agregando las distintas vibraciones marcadas
por las notas: Do, Si, La, etcétera.
Observarán
que el primer tono de la escala, a saber, Do,
ha sido colocado a nivel del Absoluto,
el segundo tono Si a nivel del Mundo 3, el tono La a nivel del Mundo 6, y
así sucesivamente, hasta que se llega a Re,
al nivel de la Luna.
Dado que esta es una escala ascendente (la que tenemos que
seguir nosotros en el desarrollo de nuestra conciencia) las notas están
invertidas respecto al Rayo en su descenso; y dado que El Absoluto es a la vez Alfa
y Omega, debajo del mundo 96 habría un Do que no está representado.
Fijémonos
en la escala. Observaremos que hay en ella dos lugares donde los intervalos
entre las notas no son tonos, sino semitonos. Estos intervalos corresponden a Do-Si y Fa-Mi. En realidad,
la escala mayor fue construida para ilustrar el Rayo de Creación por gente desconocida que pertenecía a alguna
escuela desconocida. Fue construida para ilustrar la Ley del Siete o Ley de la Octava.
En
términos de escala musical, podemos referirnos al intervalo entre Do y Si como el lugar donde falta un semitono y del mismo modo al intervalo
entre Fa y Mi. Al conjunto del Rayo de Creación podemos llamarlo Octava, en la cual el Absoluto suena como el primer Do
(no se conoce la existencia de un Do
más bajo ya que la Luna siempre nos
muestra la misma cara, aunque esté girando, y no conocemos lo que está tras
ella.
La
primera constricción o lugar donde
falta un semitono aparece pues entre
el Absoluto y el Mundo 3 -es decir,
entre Do y Si- y la segunda limitación
aparece entre el Mundo 24 y el Mundo 48 -es decir, entre Fa y Mi. Esto significa que el paso de la fuerza es detenido en esos dos lugares debido a la naturaleza de la
propia Ley del Siete y en esos
lugares se necesita un choque, un
impulso adicional, que empuje el paso de la energía. Esto, al pertenecer a la
naturaleza de la Ley, es así y basta. De
nada sirve estar preguntando la causa, es así y no admite ninguna explicación.
Los músicos cuentan con los semitonos y no se plantean más problemas. Es lo
mismo que si preguntáramos por qué hay cargas de electricidad positivas y cargas negativas. Es así y no existe ninguna explicación. Y lo que hemos
de comprender es que si no fuera así,
nada podría existir.
Podríamos
tener la posibilidad de explicar la silla
en que estamos sentados en función de la madera,
y la madera en función de las células, y las células en función de las moléculas,
y las moléculas en función de los átomos, y los átomos, finalmente, en función de cargas positivas y negativas de electricidad. Pero no podemos ir
más allá objetivamente; ir más allá, desde el punto de vista de esta Enseñanza, es llegar a esta dos Leyes Fundamentales. Más allá solo está
el Misterio, Para la Ciencia
y para la Enseñanza Esotérica,
un Misterio que esta llama Absoluto, algo más allá de nuestra
capacidad actual de comprensión. Reducir
el Universo a una sola ley, que es el
sueño de la Ciencia,
seria comprender la mente del Absoluto.
Como
os decía, esta Enseñanza ha reducido
el Universo a dos leyes fundamentales.
Una por la que se Crea y la otra por
la que se ordena lo creado.
La Ley del Siete, productora de orden, es causa de dos dificultades. ¿Cómo
superarlas? En la primera detención de la Fuerza,
entre el Absoluto y el Mundo 3, el estrechamiento es vencido
por el impulso de la propia Voluntad
del Absoluto. Y es por ello que se dice que la Creación
es llevada a cabo por su Voluntad a través de las Tres Fuerzas primordiales. Pero en el caso
del segundo estrechamiento, la cosa es diferente. Lo que simbólicamente es llamado
Voluntad del Absoluto no llega hasta
ese punto. Ello hace necesario crear algo
en el Rayo para que efectúe ese impulso. Es aquí donde aparece el Hombre.
Ya hemos dicho que el Hombre no aparece en el Rayo de Creación. Sólo aparece la Tierra. Pero con la finalidad de permitir que las fuerzas que bajan del Rayo de Creación puedan pasar fácilmente hasta la Tierra y alcanzar la Luna, fue preciso crear una máquina (simbolicémoslo con eso) entre las Notas Fa y Mi; es decir, entre los Planetas tomados como un todo, y la Tierra tomada como una parte.
Para
cumplir este propósito fue creada una pequeña octava lateral desde el nivel representado por el Sol (Al nivel del Sol, esta octava da la nota Do o, más bien, el Sol suena como Do. Luego, a nivel de los Planetas
da la nota Si. Entre los Planetas y la Tierra
suenan tres notas: La, Sol, Fa. Entonces, la fuerza
del Rayo de Creación pasa a la Tierra
como nota Mi y llega a la Luna
como nota Re.
Las
tres notas La, Sol, Fa que suenan entre los Planetas y la Tierra forman eso que la Biología ha llamado la Vida
Orgánica. La Vida Orgánica
es una sensible película viviente que cubre la superficie de la Tierra y actúa como
transmisor de las energías que pasan
entre las partes superiores e inferiores del Rayo.
Aquí
hay que comprender que el Hombre es
una parte de la Vida Orgánica y que es
en esa máquina, especialmente creada
para la transmisión de la energía del Rayo de Creación y que esta llegue a su
final. Es aquí donde el Hombre aparece y esa es la posición que ocupamos en el
esquema del Universo. ¡Fascinante en verdad! Aunque también humillante para los
que creen y los que no creen.
Aquí,
la Vida Orgánica
significa todas las formas de vida en la Tierra: la
raza humana, todos los animales, las aves, los reptiles, los insectos, los
peces, las plantas, todas las formas de vegetación, hasta las más diminutas
células vivientes. Esta película sensible,
que recoge las influencias de la parte superior del Rayo de Creación y las transmite a la Tierra
y a la Luna, es creada al nivel del Sol y su posición en el Gran
Rayo de Creación se debe a la necesidad que tiene la Energía para atravesar ese
estrechamiento entre las notas Fa y Mi,
algo que está en la propia naturaleza de la Ley del Siete. Desde el punto de vista de las Religiones, lo
que los Cristianos llaman Dios, lo
que los musulmanes llaman Alá, los
que los hindúes llaman Brahma, etc.,
etc., solo es una referencia a ese Ser
cuya entidad física o cuerpo de manifestación es nuestro Sistema Solar y cuya Mente
aparece simbolizada por el Sol.
Seguiremos
desarrollando esta idea el próximo día.
Maravilloso, gracias.
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