La Ley del Siete y la Octava de Trabajo
Vamos a
analizar como funciona la Ley del Siete u Octava Pitagórica cuando la aplicamos a nuestro Trabajo Interior.
Les aseguro que es algo muy interesante.
La primera
nota -Do- de la Octava-Trabajo
fue una vez definida como "Valoración
de las ideas de este Trabajo". Ya que la Octava-Trabajo
es una octava ascendente, la próxima nota es -Re-. Significa:"La Aplicación de las Ideas-Trabajo a uno mismo".
La tercera nota -Mi-, se define como
"La Comprensión
de las Dificultades Personales". Ahora bien, la siguiente nota -Fa-, se sitúa más allá del lugar del Semitono que falta entre Mi
y Fa. Psicológicamente, esto
significa que es preciso dar un choque,
un impulso especial en ese lugar para alcanzar la etapa de comprensión representada por la nota -Fa-.
Si Do es “valorar las ideas de este Trabajo”, esta nota debe sonar al
comienzo del proceso con bastante fuerza. Esta valoración del Trabajo debe ser lo bastante poderosa para distribuir
la suficiente fuerza a fin de que la vibración pueda llegar hasta la nota Mi y tenga alguna posibilidad, aún con
el impulso adicional, de llegar hasta la nota Fa. Esta valoración significa: tener
que dejar a un lado otras cosas, no
identificarse con otras cosas.
(...)
Resulta
evidente que si no estimo o valoro este Trabajo,
ó no lo comprendo, o en mi fuero interno pienso que todo esto es un dislate, un
disparate y cosas por el estilo, nunca llegaré a valorarlo lo suficiente para poner de mi parte el interés y la
disposición necesaria. Y, si esto es así, tampoco podré aplicarlo a mí mismo,
lo que a su vez implica que nunca alcanzaré el mínimo grado de comprensión sobre como funciona mi realidad
interna y, consecuentemente, cualquier cosa que se diga y que considere lesiva
para mi autoestima, no la podré soportar y reaccionaré violentamente.
Dijimos que
la nota -Re- se definía como "Aplicación de las Ideas-Trabajo a uno
mismo". Realmente se refiere al proceso de conectar el Trabajo con lo que se observa por medio de la Observación de si. Cuando esta conexión se
realiza, entonces, las cosas en nosotros se disponen en su orden correcto. Esto
debe entenderse: El Trabajo, y no la Vida,
es el que dispone las cosas en nuestra realidad interior en su orden correcto.
Tal y como
somos, seres mecánicos, nuestras cosas
interiores se han ido disponiendo en un orden equivocado: damos importancia
a cosas que no la tienen, y no prestamos ninguna atención a cosas que realmente
son importantes para la evolución de nuestra conciencia. El Trabajo compara al
Hombre con una casa de tres pisos en los cuales, las piezas del mobiliario de
cada piso se encuentran mezcladas con las de las demás pisos. Puesto que en la
vida nos dejamos conducir por falsos valores y un sinnúmero de mentiras, esto
es inevitable.
El Trabajo
señala que un orden correcto en las cosas, define la verdad. Esto quiere decir que cuando las cosas están ordenadas en
su orden correcto, hay verdad. Nuestro
cuerpo está construido y sus partes se integran en un orden correcto. En él, las
partes menos importantes están al servicio de las más importantes. Siendo
nuestro cerebro el órgano de control de todo el sistema es por lo que todos los
demás órganos tienen como función alimentarlo, protegerlo y servirlo. Ocurre lo
mismo en el Trabajo, donde la Ley de la Octava es también llamada la Ley del Orden de Manifestación. Así pues, las
cosas se pueden relacionar entre sí en un orden correcto o en un orden
equivocado. Si el orden es el correcto, existe la verdad: si el orden es el incorrecto, existe algo equivocado, falso.
Existe la mentira. ¿Qué es la mentira, sino algo que está en un orden
equivocado?
Necesitamos reflexionar
sobre este aspecto de la Ley de la Octava.
En la Octava-Trabajo
podemos percibir, por nosotros mismos, por nuestro trabajo sobre nosotros
mismos, que a no ser que Do suene primero con bastante fuerza, nunca
se podrá llegar hasta Re. Sin Do, Re no puede sonar, y sin Re,
Mi no puede sonar. Es como en un
diapasón, una nota depende de la otra. No existe ninguna posibilidad que una
nota exista por sí misma. Así, a menos que en Do haya una verdadera valoración que la acreciente, las notas
siguientes sonarán débilmente y todo se desvanecerá.
Pero las
tres notas pueden fortalecerse unas a otras, una vez que suenen, mediante la
verificación práctica del Trabajo.
Esto nos permite reconocer, internamente, su valor. Cuando esto ocurre, la brecha
entre Mi-Fa suele llenarse y la nota
-Fa- suena. La nota -Fa- es siempre “algo nuevo en uno”, como si un pequeño ser, con una nueva comprensión, hubiera empezado a crecer
en nuestro interior.
En todos los
aspectos de la vida, no importa cuales fueren los estudios o las disponibilidades
de una persona para ganarse el sustento, es muy difícil, prácticamente
imposible, que alguien llegue a hacer sonar su nota Fa. Un virtuoso en cualquiera de la artes, incluso un genio en el
caso de la Ciencia,
solo podrán hacer sonar sus notas hasta llegar a Mi, pero rara vez irán más lejos. La nota permanecerá sin sonar.
Esto significa, simplemente, que tal persona es un hombre Do-Re-Mi y así, nada es singular
en su arte, salvo que su técnica es excepcional.
Podemos
aplicar esta pauta a todos los menesteres de nuestra vida. Sea cual fuere nuestra
ocupación, tocar la nota Fa
significaría que nos encontraríamos en un nivel de conciencia y de comprensión,
muy superior al de los demás.
¿Por qué?
La respuesta
es obvia: porque hemos decidido realizar un esfuerzo individual, curiosamente
indefinible, que nos ha situado al otro lado de la brecha que constituye ese semitono,
posicionándonos en la nota Fa.
Ningún maestro,
ningún gurú, puede hacerlo por nosotros. Es, como acabo de decir, un esfuerzo
curiosamente indefinible que sólo
puede realizar uno mismo desde el más profundo sentido de sí mismo. La imitación nunca podrá lograrlo, porque
ésta, sólo acrecienta nuestra personalidad.
Podríamos decir, por que así es realmente, que hemos tocado la Esencia, la que a su
vez se encuentra en contacto con nuestro Yo
Real. A partir de aquí comenzamos a convertirnos en eso que decimos que
somos: el Hombre.
Por
supuesto, se puede tener experiencias de ese contacto de forma espontánea. Si
en alguna recurrencia anterior ya hemos aprendido algo que la Esencia pueda recordar,
entonces nuestra Esencia recordará
más pronto en su próxima recurrencia y el Trabajo
le será más comprensible y asequible. En tal caso, la nota Fa será tocada en edad más temprana, y se pasará rápidamente por
las notas Do, Re, Mi. Resulta evidente,
hasta para la mente más materialista, que es imposible explicar la vida de ciertas
personas en función de una sola vida. He pensado muchas veces que esto se evidencia
claramente en el caso de algunos músicos o artistas.
Retornemos a
la nota -Mi- que se define como la
"Comprensión de las Dificultades
Personales". En la etapa del Trabajo
representada por Mi, la propia conciencia
se ha acrecentado ya hasta el punto en que llegamos a percibir la clase de persona
que en realidad somos. Esta es una fase peligrosa, porque la comprensión de nuestras dificultades personales, no sólo nos deprime,
sino que nos hace negativos. Pero si enfrentamos la nota Mi de esta manera, no estaremos relacionando el Trabajo con lo que observamos en
nosotros mismos. Estaremos provocando meras respuesta emocionales, generalmente
negativas. Llevarnos a la comprensión del hecho que uno no es perfecto, que uno
no es la persona que se había imaginado ser hasta ese momento, es uno de los
objetivos del Trabajo cuyo finalidad
última es acrecentar nuestra conciencia.
El Trabajo dice: "Descubra la realidad de su personalidad a
través de la observación de sí".
El incremento
de nuestra conciencia nos revela lo
que somos. Se nos revela, por ejemplo, después de algunos años de practicarlo,
que no somos un Yo unificado, sino una
multiplicidad de yoes
contradictorios, cada uno con sus deseos e intereses. Cuando comenzamos a
percibir las innumerables partes en que se encuentra fragmentada nuestra
personalidad, hemos comenzado a liberarnos del poder hipnótico que ejerce sobre
nosotros nuestra imaginación. Ello nos hace un poquito más conciente. Los hombres
y mujeres hipnotizados por la vida, llenos de ilusiones y fantasías
autosatisfactorias, no son conscientes.
Como dice Enseñanza (la idea la encontramos en el
Evangelio y en otras partes), la observación
de sí deja penetrar un rayo de luz en nuestra tinieblas interiores. Esa Luz nos permite comprender cuales son nuestras dificultades personales. Nos encontramos
entonces en el mismo estado que el Cochero
de la parábola cuando comienza a despertar de su ebriedad, y sale de la taberna
y se encuentra con el desdichado estado en que se hallan su caballo y su carruaje. Si, en esta etapa, puedo pensar como si fuera el Cochero y no como Alfiar, tendré alguna
probabilidad que suene en mí la nota Fa.
Entonces, algo nuevo, un nuevo sentimiento de mi mismo, no
el sentimiento que suele tener Alfiar de si mismo, habrá nacido en Belén. Ya
explicaré lo que significa esta expresión otro día.
Necesitamos
de toda una serie de nuevas ideas para elevarnos
desde Mi a Fa. La primera de estas nuevas ideas es, de momento, hasta que
podamos percibirla en nosotros mismos, creer
en una Mente Superior en nosotros mismos, o en el Rayo de Creación.
Las ideas
del Trabajo sueles ser Ideas Positivas. En la vida podemos observar que un incremento
de ideas negativas va siempre acompañado de opiniones negativas y emociones
negativas. Algunos de nuestros yoes,
los que están dispuestos a trabajar, ya se encuentran presentes en la nota Mi, así como la conciencia de las propias dificultades personales. Dificultades personales significa, sobre
todo, a lo que ignoro de mi mismos. La ignorancia
de lo que realmente soy, constituye una dificultad. Esto quiere decir que esta etapa
que representa Mi, no se puede
alcanzar si nos consideramos como un solo Yo, porque los Yoes que están dispuestos a trabajar más allá de nuestras dificultades
personales, son muy distintos de los yoes
que no desean trabajar. Los yoes dispuestos
a llevar a cabo este trabajo, también desean elevarse hasta la nota Fa.
Y eso solo significa una cosa: debemos, primero ver y Lugo tolerar nuestra
multiplicidad. Pero verla y ser tolerante con ella no significa obedecerla.
Nuestro estado
interior representado por la nota Mi,
es el estado de una conciencia ampliada, donde existe tolerancia hacia aquello
que es diferente y que también tiene derecho a existir. Es lo mismo que
contemplar un amplio jardín. El él vemos una multiplicidad de flores plantas,
árboles, pequeños animales… Todo ello pertenece al jardín. Son nuestros yoes.
Cada uno cumple una función en el jardín, si elimino los que considero inútiles,
me expongo, con toda probabilidad, a que el jardín se marchite. He de
respetarlos a todos. Pero respeto no es
obediencia. Solo escogeré de mi jardín aquellas flores, plantas o animales
que más valore para mi Trabajo.
Recuerden: nada
podremos hacer a menos que escojamos los yoes
correctos. Si nos dejamos convencer por los yoes que nos inducen a ser negativos
y a descender, nos veremos obligados
a hacerlo. Cuando no tenemos ninguna idea sobre la separación interior, el separarnos de esos yoes incómodos, vanos, engañadores y maléficos y no estar siempre
diciendo Yo a todo lo que acontece,
es algo complicado. En ese nuestro habitual nivel de ser es imposible que pueda
sonar Mi, y nuestro nivel de Ser permanecerá donde está y seguiremos
atrayendo a nosotros la misma vida de siempre.
Repito: algunas
personas, aún habiendo comenzado a trabajar
sobre sí, se ven incapaces de llegar a la nota Mi. El problema reside en que no se observan a sí mismas durante un
tiempo suficiente. Como mínimo necesitamos algunas semanas para descubrir
cuales son nuestras dificultades personales ya que en ese espacio se suelen
repetir. Todas nuestras dificultades surgen de nuestro estar dormidos: no me acorde…, se me hizo tarde…, no tuve
tiempo…, se me hace pesado…, no me apetece…, estoy cansado…, estoy
depresivo…, tango mucho que hacer…,
esto no sirve para nada…, ya se lo que hay dentro de mí…, etc.,
etc. Preguntémonos que cosas nos vuelven negativos y nos roban energía. De
hecho son las mismas cosas que siempre nos estropean la vida.
Cuando conseguimos
alcanzar la etapa de comprensión llamada
la nota Mi, después de haber consolidado
las notas Do y Re, entonces nos encontraremos próximos a recibir ayuda del propio Trabajo. Hemos de ser pasivos a nuestras dificultades, están
ahí y hemos de reconocerlas para poder separarnos de ellas. Es a partir de esa separación que la nota Fa tiene posibilidades de ser emitida. Cuando
suene, lo sabremos porque produce en nosotros un sentimiento por completo
diferente. A veces es muy delicado,
nada parecido a los sentimientos que tenemos habitualmente. Entonces, también
sentiremos nuestro Yo Real, que no
se asemeja en nada a lo que imaginábamos que era. También hay personas que
rechazan este sentimiento.
Ya hemos
comentado que una octava ascendente
se inicia con un Do pasivo. La octava de nuestro Trabajo Interno
no se inicia con el Trabajo, sino
con su valoración. No se inicia, por
ejemplo, con la creencia de poder y tener que hacer cosas y todas las
consecuencias que surgen de esa ilusión. Creer
que se puede hacer, creer, por ejemplo,
que podemos cambiar fácilmente nuestro propio Ser, con cualquier meditación, con cualquier curso de algo, con
cualquier técnica respiratoria, con cualquier hacer y, con ello, llegar a ser
diferentes, es creer o imaginar desde un Do activo.
¿Qué
significa un Do pasivo?
Tiene que
ver con lo que Lao Tsé llamaba “No-Hacer”.
Solemos imaginar que podemos hacer cualquier cosa esforzándonos. Creemos que podemos
obligar a la gente a creer en Dios forzándolos por las buenas (evangelizándolos)
o por la violencia (Inquisición). Nos exigimos un esfuerzo para conseguir un
propósito. Todo esto es empezar desde el Do
activo. Es comenzar, sea la que fuere
la cosa que comencemos, desde una actitud equivocada. Comenzar desde un Do pasivo
es algo completamente diferente.
Necesitamos
reflexionar y recordar todas las cosas, todos los proyectos que hemos comenzado
poniéndonos en acción inmediatamente (Do activo) y los consiguientes fracasos que
hemos cosechados. A veces las cosas nos salen bien y cuando nos preguntan
decimos: “pero si no he hecho nada”.
Nuestro “No Hacer” (do pasivo) no
comienza haciendo algo, sino valorando nuestro proyecto. En este caso dándole
un valor a las ideas contenidas en la Enseñanza
y al propio Trabajo Interno.
¿Acaso, cuando
valoramos algo, nuestro posterior esfuerzo no es diferente que si no lo
valoramos?
Nuestro
estado psicológico es diferente. Un estado psicológico equivocado es tan real
como querer abrir una puerta con una llave que no le corresponde. La valoración del Trabajo conforma nuestro estado psicológico correcto para comenzar
el trabajo de nuestro incremento de conciencia. El valor que les damos a las
cosas hace que estas sean preciosas para nosotros. La valoración nos permite prestar
atención a lo que hacemos y por ello lo recordamos. La valoración nos
proporciona la suficiente paciencia
para indagar más profundamente en eso que nos interesa. La valoración, si es lo
suficientemente grande, hace que nos consideremos menos importantes que aquello
que valoramos, porque el Trabajo es más importante que uno mismo. Por
ello, debemos encararlo a través de la valoración.
Existen
muchas parábolas sobre la valoración:
la del mercader que busca hermosas perlas y, habiendo encontrado la más hermosa
de todas, vendió todo lo que tenía para comprarla. O la parábola del hombre que
encontró un tesoro escondido en un campo que no era suyo y lleno de gozo fue y
vendió todo lo que tenía para comprar ese campo. Estas parábolas nos hablan de lo
que significa la valoración y,
también, lo que significa comenzar desde un Do pasivo.
Se nos ha
dicho también que hemos de conocer y valorar la existencia de una Mente Superior a nuestra mente
cotidiana. No tuve que esforzarme mucho, en una etapa temprana de mi vida, para
percibir que, sobre todo en algunas cosas que leía, provenían de una mente muy
superior a la mía, una mente cuyo conocimiento era muy superior al simple
conocimiento humano. Así que cuando se me dijo que debía confiar en una Mente Superior, no tuve demasiada
dificultades para aceptarlo pues yo ya había llegado a esa conclusión. Lo que
entonces no intuía aún es que esa Mente
Superior era la mente de la Humanidad Consciente y que mi
propia mente era o podía llegar a ser una parte de esa Mente.
Cuando creemos
saber más que lo que nos puede enseñar el Trabajo,
nunca podremos llevarlo a cabo, porque no podremos hacer sonar nuestro Do interno. O cuando intentamos
comenzar directamente desde la nota Re
(aplicación de las ideas del Trabajo a uno
mismo) descubrimos que esto no nos lleva a ninguna parte, porque las cosas
no se disponen en un orden correcto. En una mentira no haber comprendido que nuestro pretendido hacer
solo es el resultado de nuestra mecanicidad.
¿Cómo
podemos desenmascarar nuestras ilusiones?
Cada uno de
nosotros debe percibir, pausadamente y por si mismo, que es la ilusión. Esa ilusión con la que nos embriagábamos en la taberna. Y debemos percibirlo en nosotros mismos. No hay teoría
previa para eso. Sabremos que la hemos desenmascarado cuando nuestra boca se
llene de un acre sabor, algo muy
diferente a los empalagosos sabores de la vida.
Nuestra Falsa Personalidad .no percibe que
nuestro actuar es un hacer mecánico.
Las Leyes y las circunstancias externas hacen que lo hagamos así, mecánicamente. Carecemos de libertad, en
tales circunstancias, para hacer otra cosa. Nuestra máquina biológica es la que
se comporta así, no ningún Yo Real
imaginado. Cuando no existe ninguna valoración del Trabajo, o esta es muy débil, nuestro punto de partida estará
siempre equivocado. Se trata de un hecho práctico: a nadie se le ocurre sembrar
lechugas en una plataforma de cemento. No es el lugar correcto.
Supongamos
que partimos con una valoración correcta al principio de nuestro Trabajo,
pronto descubriremos que esta valoración se acrecienta a medida que comienzan a
resonar Re y Mi. También es cierto que si ya poseemos, porque lo hemos desarrollado
en una recurrencia anterior, un Centro
Magnético, la nota Do sonará más
temprano y con más claridad. Este trabajo exige constancia y paciencia, sobre
todo para aprender todo lo que nos enseña el Trabajo; aprender su lenguaje,
aprender a aplicarlo a uno mismo; aprender las leyes que lo conforman; aprender
a interpretar los esquemas; aprender todo lo que nos aporta el sonido de la
nota Re: conocer y aplicar lo que
se conoce.
Todos
necesitamos Trabajar Internamente. Pero no debemos criticar la manera de
trabajar del prójimo. Si se quiere criticar, hay que empezar con uno mismo. No
es una cuestión de aprender el lenguaje
del Trabajo, sino de aprender el significado. No se trata de las
palabras, sino del significado. Y la
única manera de aprender el significado
es ver por uno mismo nuestra verdad, porque todos estamos abiertos
interiormente a la verdad, mientras que exteriormente todos estamos abiertos a las
mentiras, esto es, a la vida.
Toquemos
ahora la nota Mi. Aquí se comprende,
en escala cada vez más amplia, la ciudad de uno mismo, de la cual se creía ser
el único habitante, y la nota Fa
llega a ser posible, aunque no como la imaginamos en un principio. Y es aquí
donde se aprende a hablar y comprender el lenguaje del Trabajo. Aquí, por ejemplo, se sabe que no se puede hacer, y que los demás tampoco pueden hacer, y así ya no
se habla más como si los unos o los otros pudieran hacer. Esto establece una gran
diferencia. Y porque se sabe y se comprende mejor y se han perdido muchas presunciones, se conoce y se comprende á
los otros, ya no se los juzga. Al llegar a esta etapa el Trabajo nos habla internamente,
porque hemos aprendido los rudimentos del lenguaje que habla. Por eso la nota Fa llega a ser posible.
A través de
una correcta valoración del Trabajo, éste llega a ser emocional Una emoción
limpia e negatividad. Debemos comenzar por percibir en nosotros mismos la verdad
del Trabajo. De otro modo, este no
llegará a ser emocional. Es decir, no toca nuestro Centro Emocional. Y si no lo hace, permanecerá meramente en la
memoria externa de la parte formatoria del Centro
Intelectual. Esta memoria formatoria no afecta a nuestra vida. Es
comparable, digamos, a recordar las fechas de las batallas en la historia. No
es aún parte de uno mismo.
Uno de los
objetivos principales de nuestro Trabajo
Interior es llegar a despertar nuestro Centro
Emocional.
¿Qué
significa esto?
Tal como
somos, seres mecánicos, nuestro Centro Emocional se encuentra en muy mal
estado. Es impuro.
Hablemos de
esta impureza. Ninguna persona que haya empezado a dar el sonido de la nota Re, esto es, que aplica sinceramente
las Ideas del Trabajo a si misma por
medio de la observación de sí, podrá negar
el gran poder que sobre nosotros tienen las emociones negativas. Nuestro Centro Emocional es impuro, de hecho, es
un estercolero, el “pantano del Hedor
Eterno”, ante todo, debido a la terrible masa de emociones negativas que
nos gobiernan al mismo tiempo que a toda la humanidad.
Les recuerdo
otra vez lo que el Trabajo dice: no
son los deseos de sexo o de poder los que gobiernan al mundo, sino las emociones negativas. Y esto se aplica a
cada uno de nosotros. Nos han enseñado que el Centro Emocional nació en nosotros libre de impurezas. Pero por
haber nacido entre gentes dormidas, todas profundamente dormidas bajo el poder
de las emociones negativas, adquirimos, al poco tiempo, una parte negativa en
nuestro Centro Emocional, negatividad
que se va acrecentando cada vez más. Esta es, pues, una de las impurezas que
afectan a este centro. Pero si trabajamos correctamente, este centro nos proveerá
de lo que carecemos y nos procurará una gran fuerza interior para cuya
explicación carezco de palabras.
Las emociones
negativas siempre mienten y pervierten la verdad. Toman las cosas como desean. Las
emociones negativas deforman todo. Deforman, retuercen, niegan, aborrecen, porque,
en el fondo, todas las emociones negativas llevan al odio y la violencia y,
como consecuencia, al temor y al miedo. Odio,
violencia y miedo forman una típica tríada
de fuerzas en la que cada una depende de las otras.
De resultas
de esta distorsión producida por las emociones negativas en nosotros, se
originan varias formas de mentira. Además, es necesario comprender que nadie puede
pasar de la nota Mi a la nota Fa a menos de conocer cómo mentimos y
de haber observado la mentira en uno mismo.
Hay muchas
formas de mentiras a las que se refiere el Trabajo.
Una de ellas, que parece inocua, es escribir o decir algo que ha sucedido de
tal manera que nos hace ver ante los demás mejor de lo que en realidad somos.
Pero hay otras formas malvadas de mentira que surgen de estados negativos
profundamente arraigados, que no se reconocen por estar cubiertas con nubes de auto-justificación. Si no las reconocemos,
sólo se podrá hacer sonar Mi muy
débilmente. Es negarse a conocerse a uno mismo y, como sucede a menudo, es
negarse, absolutamente, a ampliar nuestra conciencia
de sí, que incluye dichas mentiras. A veces, este impedimento se debe a que
tenemos una imagen de nosotros mismos extraordinariamente satisfactoria, en la
que nos vemos justos y honorables, impidiéndonos que se produzca el necesario
acrecentamiento de conciencia, que sólo se logra sacrificando la propia
vanidad.
A este
respecto cabe recordar que cada vez que decimos "yo", en realidad, estamos mintiendo.
¿Qué "yo"?
Por mucho
tiempo todos decimos "yo"
con tanto énfasis y confianza, como si el Yo
Real controlase todo lo que hacemos,
decimos, pensamos y sentimos. Pero si hacemos sonar fuertemente la nota Mi, tales ilusiones pierden su poder.
En definitiva, hemos de aceptar aquello que somos, pues es la única manera de
aceptar a los otros en el Trabajo.
Les leeré
algo que escribió Ouspensky sobre el yo.
Dice así:
“Un día, con referencia a la descripción de un ejercicio de concentración, en el cual se trataba de llevar la atención de una parte del cuerpo a otra, G. preguntó:-¿Cuándo ustedes pronuncian la palabra Yo en voz alta, pueden notar dónde resuena en ustedes esta palabra?No comprendimos en seguida lo que quería decir. Pero algunos de los nuestros comenzaron a notar muy pronto que cuando pronunciaban la palabra Yo, tenían la impresión de que esa palabra resonaba en la cabeza, otros la sentían en el pecho, otros encima de la cabeza -fuera del cuerpo.Debo decir aquí que, por mi parte, yo era totalmente incapaz de provocar esta sensación en mí, y que tenía que referirme a los otros.Al escuchar todas nuestras conversaciones, G. dijo que un ejercicio de este género se había conservado hasta nuestros días en los monasterios del Monte Athos.Un monje se mantiene en una cierta posición, ya sea arrodillado o de pie, los brazos en alto con los codos en ángulo, y dice “Ego” en voz alta y sostenida, escuchando a la vez donde resuena esa palabra.La meta de este ejercicio es la de hacerle sentir su “Yo” cada vez que piensa en sí mismos, y de hacer pasar su “Yo” de un centro a otro.”
"Fragmentos de una Enseñanza Desconocida" pág. 305.
Recapitulemos:
“Do” significa:“Valoración de las Ideas-Trabajo”.
“Re” es: “Aplicación de estas ideas a Uno-Mismo”.“Mi” tiene por significado:“Comprensión de nuestras dificultades personales”.
Veamos un ejemplo:
Imaginemos a
una persona que sufre. Si su sufrimiento es provocado por la combinación
externa de una serie de eventos, lo más probable es que sea un sufrimiento inútil. Esa persona no percibe que se encuentra en el centro de
un evento típico que pertenece a la vida en general, evento que, aunque esa
persona no sea consciente de ellos, es compartido en ese mismo momento por
millones de seres sumidos en el mismo evento. Esas personas se han identificado
con dicho evento.
Por más horrible que sea el evento que la vida crea para nosotros, debemos ser capaces de no identificarnos con dicho evento, de no dejarnos arrastrar por su poder. Por supuesto, esto es una medicina muy amarga. Pero es la idea que preserva el Trabajo, porque “lo que le sucede a una persona, le es propio. Y ella misma tiene que enfrentarse a él.”
Por más horrible que sea el evento que la vida crea para nosotros, debemos ser capaces de no identificarnos con dicho evento, de no dejarnos arrastrar por su poder. Por supuesto, esto es una medicina muy amarga. Pero es la idea que preserva el Trabajo, porque “lo que le sucede a una persona, le es propio. Y ella misma tiene que enfrentarse a él.”
Tenemos que comprender
que cada evento es atraído por nuestro nivel
de ser. Nuestro nivel de ser atrae
nuestra vida. Esto significa que el ser
que cada uno es, atrae los eventos
que nos suceden, porque la vida está organizada, sencillamente, con eventos de
diferentes clases y en diferentes escalas.
Cuando
comenzamos a enfrentarnos a la vida según postula el Trabajo; si tratamos de
aplicar las ideas-trabajo a los
eventos de la propia vida, comenzaremos a darnos cuenta de lo que el Trabajo
nos enseña. Es competencia nuestra, de cada uno de nosotros, soportar y desplegar
esa porción de la Vida Total
que llamamos nuestra vida. Y la mejor
varita mágica de la que podemos hacer uso para protegernos del sufrimiento
inútil que nos producen los eventos de la vida, es aprender a no identificarnos con cada acontecer que constituye nuestra
vida.
Esto no es
sencillo de entender. En hombre sometido a 48
órdenes de Leyes, el hombre mecánico,
no puede no dejar de identificarse. La razón es que ese hombre mecánico, al decir yo
a todo, ha terminado por convertirse en su
propia vida, se ha convertido en los eventos que sufre. Es incapaz de
observar de que manera toma esos eventos y, por ello, él es ellos, él es los eventos. Pero podemos aprender a accionar a
ellos de una manera diferente. Por ejemplo: no
identificándonos con ellos. La no identificación nos libera de la
mecanicidad.
Se suele
decir que la vida es un drama(una obra de teatro) que se representa en el Gran Tablado de la Farsa (en Mundo), y
nosotros somos los personajes de nuestra obra-vida
particular. Eso que ocurre en nuestro drama particular es nuestro material de
Trabajo, el Pan Nuestro de cada día ,y
ha de ser tomado como tal.
El argumento
de nuestras vidas, puede que no sea un drama, entonces será una comedia, una
sátira, un sainete… Si solo contemplamos los argumentos personales de nuestras
vidas superficialmente, pudiera parecernos que algunos son mejores que otros
pero, en el fondo, la finalidad de vivir nuestra vida es la misma para todos.
Lo que el Trabajo nos dice es que hemos de separarnos de la vida, pero sin
dejarla. Para muchos esto pude ser agradable o desagradable, e, incluso, muy
desagradable, hasta puede llegar a ser algo tenebroso.
Dado que ningún
ser humano puede cambiar lo que es la vida en este planeta Tierra, hemos de
averiguar el por qué estamos aquí. La parábola nos dice que somos una semilla y que ha sido sembrada aquí para
que crezca y florezca, para aprenda a convertirse en un Ser Humano; esta es
nuestra lección, la lección que nos imparte el Círculo Humano de Conciencia. Esta lección dice en uno de sus
capítulos que hemos de aprender a tomar la vida de forma correcta, mediante la
aplicación a nosotros mismos de lo que nos enseña el Trabajo y sus ideas-trabajo.
Si uno se
deja caer bajo el poder de la autoconmiseración y la autocompasión, debido a
los eventos trágicos que suceden en nuestra vida (lo mismo podríamos decir de
los no trágicos), perdemos lo único valioso con lo que nacimos: nuestra
Esencia, pues en ella se encierran todas nuestras posibilidades de convertirnos
en el Hombre. Nuestro punto de partida no debe ser yo, uno mismo, sino la
propia vida. En la vida todo es
posible que suceda porque se encuentra sometida a muchas leyes, y no podemos
cambiarlas, pero si podemos trascenderlas cambiando la forma o la manera como
tomamos la vida, impidiendo que nos afecte negativamente.
Nunca hemos
de perder de vista el hecho de que cada uno de nosotros, en relación con el Comos Real, solo es un fragmento, un
átomo, una célula, de un cuerpo inmenso. Aunque, al mismo tiempo, y en nosotros
mismos también seamos un Todo. Y ese Microcosmos que somos podemos remodelarlo
con algo, aparentemente tan simple, como no identificarnos con lo que en él
sucede. Hemos de cambiar nuestras reacciones
mecánicas (inconscientes dirían
los psicólogos) a la vida, y aprender a encarar la vida sin identificarnos con
ella.
¿Por qué nos
identificamos?
La culpa la
tienen nuestra ideas sobre lo que es la vida y sobre lo que somos nosotros.
Nuestra ideas están equivocadas. Las hemos aceptado sin más, no las hemos
reflexionado. Seguimos creyendo que la vida puede ser justa o injusta según nos
vaya en ella. Esto es una idea equivocada. Y la vida no es ninguna de esas
cosas. Es lo que es y fue creada con un propósito específico: que la energía
llegara hasta el final del rayo de Creación. Si nuestras ideas están
equivocadas, los eventos de la vida nos derribaran ineludiblemente y sufriremos.
El Trabajo dice que en la vida, hemos
de sellarnos a los eventos de la vida
para que estos no penetren en nosotros.
¿Qué como lo
hacemos? Ya lo se, no es fácil y uno solo no puede hacerlo, alguien o algo ha
de enseñarnos a construir, poco a poco, en nosotros, algo más fuerte que nosotros, de modo que podamos tolerar las
siempre cambiantes escenas de los eventos que surgen y desaparecen, en la vida:
los momentos felices a los que siempre siguen momentos de desesperación. La
finalidad es que podamos adquirir un centro
de gravedad dentro de nosotros, un centro de gravedad que nos impida conmovernos a cada evento ya que la Ley del Péndulo establece que
ahora nos sentiremos felices y dentro de un momento nos sentiremos
desgraciados. El Trabajo se propone llevarnos a un punto en el que ya no nos
importe ser o no ser feliz, porque lo verdaderamente importante es alcanzar ese
nivel de conciencia en el que seamos invulnerables.
He aquí
nuestro trabajo al terminar cada día. ¿Me he identificado hoy? ¿Con qué
eventos? ¿Puedo observar los eventos con los cuales siempre me identifico? ¿Qué
eventos me volvieron negativo? ¿En qué lugar me he situado hoy que me he puesto
bajo el poder de la vida exterior? ¿Dónde de sido usado hoy por la vida para
sus propias necesidades? O, por el contrario, ¿dónde me he recordado a mí-mismo?
Sean cuales
fueran las circunstancias, si las tomo como Trabajo, podré liberarme de ellas sin que me causen impotencia.
Teniendo en
cuenta todo esto que acabamos de ver, analicemos una Idea-Trabajo muy importante: “CRISIS”.
La Ley de la Octava postula que hay una constricción de las vibraciones en dos
puntos: entre Mi y Fa y entre Si y Do.
Las Octavas pueden ser de dos clases: Ascendentes: Do, Re, Mi…, y descendentes: Do, Si, La…
El término constricción
de las vibraciones quiere decir que en la octava
ascendente, Do, Re, Mi…, hay que pasar por un lugar difícil entre Mi y Fa, una puerta
estrecha, donde es necesario un impulso o choque para que la octava prosiga su
desarrollo.
En el
desarrollo de cualquier cosa, por ejemplo, aprender
algo, llegamos, inevitablemente a un punto entre la fase Mi y la fase Fa. Y a no ser que se de este impulso, el desarrollo de lo que se
aprende se detendrá. Es por ello que existen gentes Do, gentes Re, gentes Mi y gentes Fa. La mayos parte de nuestra educación no va más allá de Do, Re, Mi.
Las octavas, como cualquier otra cosa en el
Trabajo también nos proporcionan el sentido de escala, de algo que discurre de
lo inferior a lo superior, y que contiene una posibilidad de crecimiento y
desarrollo. Pero este desarrollo significa esfuerzo.
Y son pocos los que están dispuestos a llevarlo a cabo. Cuando esto ocurre nos
enfrentamos a una crisis. Podemos dar el nombre de Crisis a éste curioso intervalo Mi-Fa. Crisis que está en todo proceso de desarrollo, interno o
externo.
Podemos ver
esta crisis Mi-Fa por todas partes
con un poco que observemos y sabiendo que buscamos. Por ejemplo, en la Naturaleza. Consideremos
las aves migratorias. Su vida es dura y difícil, siempre volando para poder
alimentar a los polluelos. Una vez que estos crecen se inicia la migración,
parten para un largo e interminable viaje. Durante este viaje, miles,
centenares de miles, tal vez, no lleguen nunca a su destino. Eran demasiado
débiles para soportar la prueba. Algunas llegan, otras no. Estas aves se
enfrentan cíclicamente a una crisis Mi-Fa. A los leones marinos, les sucede
lo mismo. A los cangrejos, a los salmones… Toda la naturaleza ha de enfrentarse
a esa crisis Mi-Fa, algo difícil que requiere un choque inusual, un impulso
adicional desacostumbrado.
Por todas
partes, en la Naturaleza,
podemos percibir esta estrecha puerta. También en nosotros, pues somos Naturaleza.
Jesús les dijo a sus discípulos que muchos eran los llamados, pero pocos los
escogidos. No todos franquean ese estrecha puerta. Este Trabajo también tiene
etapas en las que se cumplen las leyes y, como todos los seres vivos, hemos de
enfrentarnos a esta crisis Mi-Fa. De
hecho, cada día de nuestra vida pasamos por pequeñas crisis Mi-Fa en las que de forma inconciente provocamos un choque
que nos permite salir de la situación.
Crisis. ¿Qué dice el Diccionario de esta palabra? Como un
gran porcentaje de las palabras de nuestra lengua, procede de otra palabra
griega que significa separación, elección, decisión. Un momento de crisis
es aquel en el que es preciso hacer una elección,
tomar una decisión, separarnos de algo. Hace un momento
hemos estado hablando de ello. Un mínimo de atención en nuestra observación de
sí nos permitirá percibir los momentos en que nos enfrentamos a esta crisis. Y
si a esta atención le añadimos ese poco de la conciencia que hemos ido
adquiriendo en nuestro Trabajo, podremos encontrar el instante en que en que debemos producir ese impulso, ese choque,
antes de que las cosas se degraden más y nos sumerjan en la confusión y es la
identificación negativa.
Esta idea
debe estar permanentemente presente en nuestra conciencia. La crisis Mi-Fa y la dificultad que
entraña superarla, es algo que nos llega ineludiblemente a todos, nos llega
cada vez que iniciamos algo. Sea estudiar una carrera, proyectar un viaje, o
llevar a cabo este Trabajo esotérico. Aparece en todas nuestras tentativas, aparece
en todas las relaciones que establezcamos, matrimonio, amistad, compañeros de
curso, compañeros de equipo, de fútbol, de Trabajo… Solo con un choque adicional puede ser superada. Si
no, seguiremos girando siempre alrededor de un mismo círculo. Las grandes
crisis de nuestra vida se llaman fin de
algo-nacimiento, fin de la
infancia-pubertad, fin de la
juventud-madurez, fin de la
madurez-vejez, fin de la
vejez-muerte, fin de la muerte-algo.
Con ello el círculo de la vida se cierra. Si hemos aprendido algo, habremos
superado la recurrencia y el nuevo nacimiento se producirá en un punto más alto
de la espiral.
Cuando comprendamos
que esta Crisis Mi-Fa, se encuentra en
lo que es consustancial al Universo y no es culpa de ningún malévolo ser,
empezaremos a crecer. Podremos, como el cochero
de la parábola, subir al pescante;
podremos tomar las riendas, podremos
hacer que el caballo se ponga en
movimiento y que tire del carruaje.
Y. podremos hacerlo, porque habremos comprendido
que somos nosotros mismos los que hemos de aprender a vivirlo sin
identificarnos con lo que sucede en la vida. Solamente entonces comenzaremos a
dejar de formar parte de la “película de
vida orgánica” en la que nacimos y que envuelve este planeta.
El Trabajo
Esotérico y su Enseñanza, en relación con la observación de sí, nos permiten aprender en que puntos de nuestra
realidad interna (mental, emocional, psíquica y física) necesitamos más energía
y qué esfuerzos deberemos hacer. Nos permitirá aceptar aquello que es
inevitable porque forma parte de la misma naturaleza de las cosas (por ejemplo,
la muerte).
Las
característica de una Octava ascendente
son distintas de las de una Octava
descendente. Una Octava Ascendente comienza en el punto más bajo del Rayo
de Creación y pretende elevarse hacia el punto más alto. Por ello, cada nota de
ese ascenso en más incluyente, su conciencia se amplia permitiendo que en ella
entre cada vez más Universo. Por ello todo se encuentra incluido en el Absoluto
y, éste incluye a toda su Creación.
La
dificultad radica en esos semitonos que saltan, sobre todo en el lugar señalado
entre Mi-Fa. Nuestra mayor
incapacidad es conseguir que suene FA.
Fa significa el nacimiento de algo nuevo en uno mismo, Nuestra conciencia crística
que nace en Belén. Cuando cada nota suena, no se produce ninguna pérdida de
energía, pues la que hemos necesitado para impulsarnos por esa puerta estrecha
es la energía que hemos recuperado al no identificarnos con los eventos de la
vida, al no decir yo a esos eventos. Para que la Octava llegue a su
culminación, han de sonar todas sus notas y hacerlo en armonía.
Les dejo con
unos esquemas explicativos sobre todo esto que acabamos de ver. Estúdienlos.
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